Nada más levantarnos bajamos a desayunar al buffet del hotel que entraba en el precio de la habitación y desde luego muchísimo mejor de lo que me esperaba. El restaurante muy grande y con un buffet muy copioso de todas las cosas. Muchas clases de pan para tostar, mermeladas, fruta, yogures, quesos y embutidos…. La verdad que había de todo y el café se lo traían directamente ellos de la máquina. Desayunamos de fábula!




Desde bad urach hasta allí tardamos una media hora. Está abierto de 9 a 17:30. El parking que cuesta 2 € está a unos 150 m del castillo. Si quieres un piscolabis encima del parking hay un bar con comida y bebida. Si solamente quieres entrar para ver el patio por dentro son 2 € y la visita para verlo por dentro son 8 €y dura sobre unos 30 o 40 minutos. En la entrada te dan ya una hora para la visita guiada. Eso sí la visita en alemán. Así que después de pagar la entrada en efectivo damos una vuelta por el patio mientras esperamos que llegue nuestra hora para entrar.
Lo que se visita por dentro es la wilhelmstower. La torre redonda característica de las fotos de este castillo.
Por dentro no es tampoco espectacular pero tampoco está mal visitarlo ya que estamos allí. Obviamente dentro no se pueden hacer fotos. Una vez acabada la visita nos dedicamos a dar una vuelta y llegamos hasta el mirador que tiene una fantástica perspectiva de la torre que acabamos de visitar.
Una pena que estuviesen de obras. Es un castillo pequeñito pero bastante bonito. Volvemos al coche y seguimos dirección hacia el otro castillo pero antes haremos una parada. En el ticket que nos dan en el parking vi que había una publicidad de otro rodelbahn. Sommer bobbahn. Así que sin decirle nada a mi marido para allá derechitos. Eso sí tuvimos que seguir un poquillo el mapa que venía en el papel a ojo porque en el GPS No lo encontraba.
Pero bueno llegamos y tras la sorpresa de mi marido aunque ya se olia algo de qué tantas vueltas y tanto estaba mirando vamos a disfrutar de nuestro último paseo en estos divertidísimos trineos. varía un poco de los otros ya que no va encajado en raíles sino que baja por una rampa suelto. Con lo cual ni os cuento los meneos que daba. Cogemos un ticket de 6 viajes que nos costó 12,50 €. Y aunque distinto a los otros también este fue muy divertido.
Desde aquí ponemos rumbo al siguiente castillo, el castillo de Hohenzollern. En unos 40 minutos llegamos. Según empezamos a subir ya se puede ver en lo alto de la cima de la montaña
. El horario de apertura es de 10 a 17:30 y el precio de la entrada para la visita son 12 € por persona. El parking cuesta otros 2 €. Desde el último parking dónde se deja el coche se puede subir andando pero telita con la subidita y también hay un autobús lanzadera que por 2 € subir y menos de 4 subir y bajar te lleva hasta la misma puerta. Yo empecé a subir pero en miras de mi pobre rodilla decidí bajarme y coger el autobús mi marido siguió para arriba él solo y llego arriba bastante antes de llegar yo con el autobús. Con el mapita que nos dan al comprar las entradas nos hacemos idea de cuan grande es este castillo!
Una vez pasada la entrada para comenzar la visita
entras por la parte de abajo y tienes que ir subiendo por una cuestecita
Las vistas desde arriba son impresionantes.
Este castillo es más bonito por dentro que el otro aunque mucho menos que otros castillos alemanes. La visita acaba en la sala del tesoro dónde se encuentra la auténtica corona real. Y ya desde aquí la visita es libre por algunas capillas,
y por el propio patio. Es un castillo muy bonito la pena es que no tengas una perspectiva en el que puedas verle totalmente en su conjunto. Cómo es tarde para comer y no vamos a llegar a ningún sitio que esté abierto decidimos comer en un pequeño bar que hay en el mismo patio a base de perritos y demás cosas típicas alemanas de comida rápida. Pedimos unos perritos con unas cervezas y una especie de embutido típico alemán. Todo por 13,90 €. No estaba mal la comida pero bueno para salvar la comida nada más. Una vez comídos bajamos dando una vuelta por el exterior del castillo en el que llegas a preguntarte viendo la altura de los muros como pudieron llegar a hacer eso en lo alto de la montaña.
Comenzamos a bajar hacia el coche esta vez andando que es bastante menos sufrido . Llegamos al coche y bajamos para intentar buscar una zona que había leído que estaba enfrente del castillo. El zeller horn. Es una montaña cercana al castillo desde dónde se puede ver la silueta del mismo presidiendo el paisaje en lo alto de la montaña rodeado de campos y de vegetación. Pero por desgracia fuimos incapaces de encontrar el sitio así que no tuvimos más remedio que darnos la vuelta. Eso sí de todas maneras nos encontramos con una estampa súper bonita del castillo
y además nos visitó a todo correr un corzo. Imagino que estos montes tienen que estar llenos de ellos. Así que seguimos hacia abajo y como nos pilla de paso visitamos Donaueschingen. La ciudad donde nace el Danubio. Aproximadamente en una hora estamos allí. Dejamos el coche en un parking a las afueras en el que no hay que pagar y en una pequeña caminata de entre 10 o 15 minutos estamos en las fuentes. La verdad que porque nos pillaba de paso pero no es un sitio que merezca la pena desplazarse a posta hasta el. Es básicamente una especie de fuente en el que se ven como pompitas subir hacia arriba y eso es el nacimiento menos mal que al menos la entrada es gratuita y están abiertos desde las 6 de la mañana a las 21.
Antes de ir ya que mi marido lo requiere aprovechamos para tomarse él un café y yo un heladito en una terraza a la que llegamos de chiripa porque estaban a punto de cerrar.


Volvemos al coche y ahora sí que sí nos disponemos a abandonar Alemania. Pero como teníamos que ir dirección Friburgo y ya nos habíamos acostumbrado a cenar tan pronto decidimos volver a pasar por buchenbach para nuestra última cena alemana. Eso sí como teníamos que llegar hasta colmar que era donde teníamos el hotel antes me asegure llamando que no había ningún problema en llegar un poquito más tarde y me dijeron que sin problema que la recepción estaba las 24 horas abierta. Así que dicho esto volvemos a cenar al gastof Adler y como hace muy buena tarde decidimos sentarnos a cenar en la terracita que está llena. Eso sí todo el mundo abrigado cosa que no entendí porque aquí que se supone que hace frío no sé como con la temperatura que había podían estar tan abrigados y con tanto frío porque en invierno sí que tiene que hacer frío de verdad! Esta vez pedimos para cenar aparte de nuestras cervecitas mi marido el plato de solomillo de cerdo que yo pedí ya que le encantó y yo pido un schnitzel con croquetas de patata y salsa casera que estaba también riquísimo.

La verdad que en este restaurante los platos tiene unas cantidades enormes ya que con un solo plato comes perfectamente. Y por 37 €! Y esta vez pagamos en dinero porque la camarera que nos atendió era distinta a la del primer día y no fue capaz de cobrarnos con tarjeta y por más que nos decía no hablaba nada inglés y no fuimos capaces de entenderla. Pero bueno cenamos tan ricamente en la terraza y una riquísima cena para despedirnos de la primera parte de nuestras vacaciones. La verdad que la Selva Negra nos encantó! Llevábamos unas expectativas muy altas pero yo creo que incluso la superamos. Es naturaleza en estado puro y a quien tanto nos gusta disfrutamos como enanos solamente paseando entre tanta y tanta naturaleza. Ver sus lagos o sus cascadas imbuidas entre tantos abetos fue increíble. Seguramente de los mejores viajes que se puedan hacer por Europa para amantes de la naturaleza. Pero cambiamos de tercio. Ahora sí que si ponemos rumbo hacia colmar en la Alsacia francesa. Eso sí antes de abandonar Alemania a la altura de Friburgo aprovechamos para llenar el coche de gasolina ya que en Francia el porrazo va a ser a lo grande sino! A ver si éramos capaces de pasar los días que nos quedaban en Francia sin tener que volver a rellenarlo hasta que estuviésemos en España porque en Francia la gasolina está carísima! En una hora más o menos llegamos a colmar. Ya anochecido y vamos directamente al hotel. Este hotel también le cogí a través de booking. Estaba a las afueras de la ciudad en un polígono industrial pero como prácticamente todo lo íbamos a hacer en los alrededores nos pareció la mejor idea. Fue el Comfort Hotel Expo colmar. Además casi al lado de este hotel se encuentra la famosa estatua de la libertad que se encuentra en Colmar una réplica mucho más pequeña que la tan conocida está en una rotonda de este polígono industrial. Y el coste de las tres noches fue de 195 €. Entramos al parking el cual de noche se cierra y solamente se puede entrar con un código que te dan en la recepción. El parking es gratuito. Pasamos a hacer el check-in y nos atiende una chica que creo que es la que me contestó al teléfono en un casi perfecto español. Después de darnos las indicaciones pertinentes y preguntarle alguna cosa sobre el centro de colmar como por ejemplo si había algún sitio donde poder aparcar el coche que no fuese de pago subimos a la habitación. Una habitación moderna y que estaba muy limpia.
La cama bastante cómoda aunque sigue siendo un poquito dura. Claro que es verdad que todo va en gustos pero nosotros que dormimos en colchón viscoelástico en cuanto es un poquito más duro lo notamos un montón. La habitación también disponía de un hervidor con sobrecitos de té o café gratuitos. Después de subir todas las cosas y como ya es tarde decidimos dejar para mañana nuestras andanzas por la Alsacia. Así que duchita y a dormir!