Nuevo día de madrugar ya que esta vez la hora de recogida era las 6:05.
Como a esa hora no estaba abierto el turno de desayuno la noche de antes nos lo habían entregado tipo picnic, para que lo dejáramos en la nevera y sí que podíamos servirnos café nosotros mismos.
La empresa con la que teníamos contratada la excursión, Exploradores Oudoors, nos hicieron esperar un poco pero ya nos indicaron desde el hotel que esto era normal. 20 minutos más tarde de lo indicado nos pusimos en marcha hacia nuestro día de aventura.

Una vez recogidas todas las personas en los diferentes hoteles nos llevaron hacia su centro de operaciones en Siquirres donde nos tomamos un desayuno costarricense, antes de llevarnos al punto desde el que salían las balsas para el descenso del río.
En el trayecto desde la base de operaciones nos fueron dando las instrucciones de lo que debíamos hacer en el río y una vez en el punto de salida nos separaron en grupos de 6 personas que era la capacidad de la balsa.
Una vez en el río todo se disfrutar, una de las mejores actividades que pudimos coger.
Nuestro guía, Fernando, se notaba que era un amante del río y un gran profesional. Hizo que nos sintiéramos seguros en todo momento, nos fue indicando curiosidades de ese precioso río y tuvimos hasta nuestros momentos de relax en los remansos.
Nuevamente el tiempo nos acompañó y aunque mojarnos nos íbamos a mojar, en este caso tampoco fue por la lluvia.
A mitad de camino se hace una parada para el almuerzo que sobre la marcha preparan los guías a base de sándwich o fajitas y que cada uno se servía a su gusto. Tras este breve descanso nuevamente al río para el tramo final que acaba a escasos metros del centro de operaciones.
Una vez en el centro de operaciones solo queda el recoger los equipajes y dirigirnos al transporte que nos llevará a nuestro nuevo destino, el hotel Arenal Paraíso. Un trayecto un poco largo a pesar de que, según nos dicen, se había reducido en una hora porque por lo visto habían inaugurado una nueva carretera.
Sobre las 18:30 llegamos a nuestro hotel, ya de noche y con algún relámpago en el horizonte, lo que nos impide saber que vistas tenemos y si lograremos ver el volcán despejado.
Como ya es tarde decidimos cenar en el restaurante del hotel y mañana será otro día.