2017-11-08, miércoles. San Carlos de Bariloche. ✏️ Diarios de Viajes de America Sur

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Con algo de retraso sobre el horario que estaba previsto, salimos de Valdivia. Sabemos que nuestra ruta concluirá en San Carlos de Bariloche, con unos 350 km. de recorrido y dos aduanas en medio. La llegada prevista era hacia 16:15, aunque nos hemoss adelantado ccasi 45'.
El autobús va realizando diversas paradas, y cuando me doy cuenta lasvoy anotando en el mapa. Aún así y todo, llegamos a la primera frontera antes de las 11:00. Por ello, apresuradamente, nos comemos las empanadas que traíamos en previsión. Pero resulta que la empresa nos obsequia, también, con un minizumo y una galleta.

Es posible que tengamos problemas para pasar las mandarinas, por lo que también damos con ellas. Es un enorme problema el paso hacia Chile o desde Chile. No se puede llevar ningún artículo que sea de algodón, cuero, madera, fruta, salamis o siilares. Y en el formulario de declaración uno no sabe cómo o qué declarar. Cuando pasamos desde Bolivia hacia Chile, en dicho formulario, y por asesoramiento de la guía, declaré que llevaba todos esos objetos. Cuando el funcionaruio me preguntó a qué objetos me refería, le respondí que el niki y el calzoncillo eran de algodón, los zapatos de cuero, el pantalón de o sé qué, que evaluase él si estaba o no permitido llevarlo. El problema es, que si en dicho formulario no se declara nada, y el funcionario opina que se ha mentido, pueden aplicar una sanción de 1500 pesos o más.

Suponemos que tenemos que cruzar los Andes y, efectivamente, así es, pero la altitud es mínima. Apenas se superan los 1800 m. Aun a pesar de lo poco que se sube y después se desciende,el paisaje estotalmente recomendable, por lomenos en esta época del año, en la primavera austral. Las montañas permanecen, en parte, nevadas. El día está soleado. Los lagos, reflejando las montañas nevadas sobre las aguas azuladas, producen una imagen de postal. Y el autobús, asciende, pausado, hacia la frontera-, como si de una gran pantalla de cine se tratase, donde contrastan el verde de los jóvenes brotes de los árboles, las hojas de los que ya las tienen, las praderas, las aves que van y vienen en su primavera nupcial-, buscando un destino, para nosotros incierto o desconocido.

Se cruzan los Andes, se cruzan las fronteras, se cruza el tiempo que va marcando el rutinario giro de nuestro planeta sobre sí mismo.

A la entrada a Argentina, el chofer y personal del bus abandonan el mismo, dejándonos dentro encerrados. Hace calor y hay pasajeros que comienzan a incomodarse, incluso aporreando los cristales. El motor está parado, no hay aire acondicionado, y apenas hay cómo ventilar el vehículo. Algunos pasajeros abren las trampillas superiore, las dos miniventanillas laterales, del todo insuficientes. En ese momento de incertidumbre, decido tomarme el zumo proporcionado por la empresa del transporte. Me baja la temperatura y me relajo.

En ruta, lllegamos a Villa La Angostura. Lo poco que veo, me resulta simple y de poco valor turístico, aunque el mérito, entiendo, es del paisaje. Llegamos a San Carlos de Bariloche con media hora larga de adelanto sobre lo previsto. Algunas informaciones en compañías de autobuses ara adquirir tickets para el regreso Contratamos un taxi hasta el hotel.

Instalados, buscamos la Oficina de Informaccion Turística. Cerrada por ser el Día del Funcionario. Nohay alternativa.

Busccamos alguna Agencia que organixce excursiones, ya que en ellas se selecciona lo más interesante y, nos puede servir de línea de actuación. Entramos en tres. Preguntamos en una agencia de coches de alquiler. No nos convencen las condiciones, especialmente cuando me indican que si yo conduzco y tenemos un acceidenteaunquenos de el golpe otro vehículo, que no le cubre a mi mujer, peroo sí a mis amigos. Para cubrir esa parte exenta, debemos contratar otro seguro, por lo que se encarece el alquiler tanto, que decidimos ir de excursión contratando diversos y diferentes tours.

Conocemos un poco algunas calles importantes y céntricas ya que la ciudad no tiene ada interesante que ver, y loque se ve, no nos parece relevante. Como la anterior, el paisaje circundante.

Cenamos en un restaurante y de vuelta al hotel intento onerme al ordenador, pero no hay conexión.

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