Amanece un nuevo día en Reykjavík. En verdad no es cierto, ya que amanece sobre las 10:30-11h.
Hoy teníamos que salir del apartamento sobre las 8:30 para hacer el recorrido que llaman Círculo Dorado.
La idea inicial era empezar por el parque Þingvellir, la cascada Öxararfoss, ver el valle Haukadalur con sus geíseres Geysir y Strokkur y terminar el día el la cascada de Gullfoss.
Como amanece a la hora que he dicho anteriormente preferimos hacerlo al revés. Ir hasta Selfoss y subir hasta Gullfoss para llegar cuando ya sea de día. Ea, pues dicho y hecho, vamos allá.
Consejo importante que yo no tuve en cuenta. Tened siempre a mano la página www.road.is. Es fundamental para saber en cada momento como están las carreteras.
Durante la noche había estado nevando pero tampoco gran cosa. Las calles tenían su nieve y el coche estaba cubierto pero parecía que las carreteras estaban bastante bien. Nos dispusimos a hacer los 50 km que nos separan de Selfoss.
A los 20 minutos de salir de Reykjavík, totalmente de noche aún, empieza a levantarse un viento bestial que hace volar la nieve de la calzada y no se ve nada. Cuando digo nada es absolutamente nada. Ni los delimitadores amarillos de la carretera. La verdad es que se pasa un mal rato ver que está toda la calzada llena de nieve, que no se ve nada cuando se levanta algo de viento y que no pasa ni un coche...
En fin, poquito a poquito fuimos avanzando hasta que mejoraron las condiciones meteorológicas.
Poco antes de llegar a Selfoss está el desvío que te indica la carretera hacia Geysir. Ahí ya el tiempo es bastante bueno, con cielo cubierto y alguna que otra escaramuza de nevada, pero bastante bien. Los paisajes con la nieve recién caída son espectaculares.
Por fin llegamos a la cascada de Gullfoss. Ya nos habían hablado de ella y nos habían dicho que era asombrosa. Efectivamente, la fama que tiene es merecida. Es impresionante ver los dos saltos de agua, casi congelados y el ruido que hace al caer. Dicen que es la cascada más bonita de Islandia y la más visitada... por algo será.
El frío que hace es aterrador. Dicen unos por allí que -8ºC, pero la sensación térmica es de menos no se cuanto... Primero estuvimos en el mirador que hay en la parte baja y después subimos a la zona donde está el restaurante/cafetería y nos dirigimos al mirador desde el que se ve la cascada desde arriba. Ambas vistas son impresionantes.
Pasamos por la cafetería para tomarnos un capuccino muy muy caliente y aprovechar para ir al baño...
A estas alturas del día se había despejado casi por completo el cielo y todo parecía que iba a ir sobre ruedas. Después de Gullfoss llegamos en 10 minutos a Geysir. Montón de gente, aparcamiento casi lleno, autobuses de japoneses (esta gente siempre está en todos los sitios)... Venga, vamos, que tenemos que ver como escupe agua de forma violenta el interior de la tierra.
Aquí pasa como en Krisuvík. Sale vapor por un montón de sitios y se forma una neblina que crea una atmósfera especial.
Seguimos la zona acordonada que nos hace llegar a una pelotera de gente alrededor de un agujero en la que se ve agua que empieza a burbujear... y de buenas a primeras... POOOOOOOOMMMMMMM, cañonazo de agua que se eleva sobre nosotros seguido de un OOOOHHHHHH del respetable y expectante público. Es el géiser Strokkur, que cada 10-15 minutos representa su escena. Decidimos esperar para volver a ver el espectáculo... y volvimos a decir OOOOHHHHHH

Dimos vuelta para ver el Geysir, pero este no hizo nada de nada...
Bueno, venga, vamos a comer que ya se nos ha olvidado el mal rato de carretera de esta mañana, ha salido el sol y nos queda aún media jornada para ver las cosas que llevábamos apuntadas.
Nos dirigimos ahora hacia el parque Þingvellir y la cascada Öxararfoss. Carretera con nieve pero buenas condiciones para conducir, cielo despejado, bonitos paisajes,... y en menos de una hora tenemos que estar en la cascada. Ya llegando empieza de nuevo a nublarse y empiezan a caer los primeros copos. No pasa nada. Eso es bonito. Es abandonar la carretera 36 para meternos en la 361 que da acceso al aparcamiento y empieza a caer nieve como si la estuvieran tirando. Son unos dos kilómetros y cuando llegamos al parking vemos cinco o seis coches y un autobús. Aunque nieva lo más grande, echamos a andar hacia la cascada. Es un paseillo de 5 minutos y merece la pena y más verla nevada y medio congelada.
La vuelta al coche se hace dura con la nevada que está cayendo. Le digo a los niños de andar un poco más hasta la falla que hay un poco más adelante, pero me dicen que no. Así que nos dirigimos al coche y decidimos que ya se acaba la excursión por hoy, que nos volvemos para Reyjkavík.
Y ahora es cuando empieza lo realmente bonito del día... Salimos de nuevo a la carretera 36 que va hasta la capital, y vamos en cola unos 8 o 10 coches, a velocidades reducidas porque la ventisca no deja ir mucho más rápido. Había momentos en que no es que no vieras las luces del coche de delante, es que no veías la parte delantera de tu coche. Se veía todo blanco, nada más que blanco... De buenas a primeras el primer coche se para. No puede seguir porque dice que es que no ve nada. La gente del lugar que lleva buenos todoterrenos con ruedas más grandes que yo, siguen hacia delante... Los pobrecillos turistas como nosotros nos quedamos tirados ahí en medio de ese campo blanco, algunos atascados sin poder mover el coche, otros por precaución,... hasta que alguien dice que la carretera está cortada por la impresionante nevada que acaba de caer...

Algunos intentan seguir pero empiezan a patinar; otros llaman al 112 y les dicen que no nos movamos, que esperemos que ya van a por nosotros. En el coche de delante nuestra iban una pareja de japoneses (que casualidad), que dicen que lo suyo es que esperemos todos juntos. Es lo más prudente, la verdad, antes que aventurarse a seguir solo con la que estaba cayendo.
En esas que aparece tras el manto blanco una fornida lugareña que empieza a decir a unos y otros lo que tenemos que hacer. "Tú mueve tu coche para allá" "Tú intenta seguir que con ese coche puedes" "Vamos a empujar a este otro coche para que no siga atascado". La verdad que era admirable la mujer, ahí con su moquillo congelado cayendo y esas cejas cubiertas de escarcha... La pobre lo intentó, pero no se pudo hacer nada salvo esperar.
Tras hora y media metidos en nuestro coche, viendo como iba anocheciendo, algunos medio llorando con sólo pensar que íbamos a pasar la noche allí metidos... apareció una muchacha de rubia melena con su chaleco reflectante con una cruz roja en la espalda y unos pantalones naranjas diciendo que venían a por nosotros



Llegamos a la ciudad sobre las 19:00 y nos metimos en un KFC que vimos nada más llegar. Dijimos que era buena hora para cenar y desde ahí ir otra vez a nuestra zona de auroras para intentar ver algo, aunque la previsión era de nublado total. Fuimos más bien por cabezonería mía que quería hacer unas fotos del faro.
Cuando llegamos no había casi nadie. Sólo dos o tres coches. Aguantamos 20 min porque el frío que hacía era insoportable, y además las previsiones que había para ver auroras eran mínimas, así que coche hacia el apartamento.
De camino pasamos por Harpa, y aprovechando que abre hasta las 0:00 pues entramos para verlo por dentro. Es bonito pero tampoco me llamó mucho la atención. Supongo que el cansancio acumulado de todo el día hacía prestar poca atención a las cosas.
Llegada al apartamento, ducha calentita y a dormir... a ver como se nos da mañana.