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Martes 2 de enero de 2018
Dos de las tres familias que componíamos la expedición salimos de Madrid en un vuelo con Ryanair a las 14:00 y tras poco mas de hora y media aterrizamos sin novedad en Marrakech. El aeropuerto de Marrakech ha sido recientemente ampliado y es una maravilla arquitectónica.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
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Como íbamos con equipaje de mano nos dirigimos directamente a pasar el control de policía. Antes tuvimos que rellenar una interminable tarjeta con todos los datos posibles que os podáis imaginar. Los policías, bastante malencarados, tardaron una barbaridad en dejarnos entrar en el país (aunque menos que en USA

Marrakech nos dio la bienvenida con un sol radiante y una temperatura sofocante así que en seguida nos quedamos en manga corta mientras pensábamos en todas las camisetas térmicas y forros polares que habíamos empacado

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Tras un corto paseo por Marrakech nos bajamos en una plaza en la Mellah, el barrio judío de la ciudad y cargados con las maletas atravesamos el primer mercado marroquí de los muchos que íbamos a ver en el viaje.
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RIAD DU RABBIN
En pleno corazon de las callejuelas peatonales del mercado se encontraba el riad donde ibamos a dormir esa noche. Los riads son pequeños hoteles ubicados en edificios antiguos que mantienen su estructura tradicional con un patio central con una fuente rodeado de galerías en una o varias alturas que dan acceso a las habitaciones. Éstas suelen ser bastante oscuras ya que no tienen apenas ventanas al exterior sino al patio y suelen estar decoradas con motivos tradicionales.
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Nuestro riad se llamaba Riad du Rabbin y era precioso

Hotel: 5/5
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En el hotel ya nos estaba esperando la tercera familia del grupo que había cogido un vuelo anterior. Tras despedirnos de Kers hasta el dia siguiente, tomar un te de bienvenida en la azotea y deshacer las maletas nos dispusimos a enfrentarnos a Marrakech.
MARRAKECH
Marrakech se sitúa al sur del país, al pie del Atlas, a 466 msnm de altura. En la actualidad cuenta con millón y medio de habitantes. Marrakech es junto a Mequinez, Fez y Rabat una de las cuatro ciudades imperiales de Marruecos. Fue fundada en 1062 por los almorávides y funcionó como capital de su imperio.
Probablemente es la ciudad más turística del pais y cuenta con numerosos monumentos patrimonio de la Humanidad. Los principales atractivos turísticos de Marrakech son la ciudad antigua o Medina y la plaza peatonal de Jamaa el Fna, el corazón de la ciudad y hacia ellos nos encaminamos.
PALACIO DE LA BAHÍA
Horario de visita: todos los días de 9:00 a 17:00h.
Entrada: 1€
Junto a nuestro hotel estaba la entrada al Palacio de la Bahía, un conjunto de edificios y jardines mandados construir por el visir Ahmed ben Moussa, hombre de confianza del sultán Abdelaziz, realizados en estilo árabe a finales del siglo XIX. Los edificios sólo tienen una planta porque estaba obeso y no quería subir escaleras

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Subimos hacia el norte por un calle llamada Riad Zitoun el Jdid que enseguida se convirtió en callejuela flanqueada por pequeñas tiendas y tenderetes de todo tipo de productos. Como primer contacto serio con el comercio marroquí fue toda una experiencia ya que una auténtica riada de compradores y turistas subíamos hacia el note mientras otra muchedumbre bajaba hacia el sur por una calle de apenas 3 metros de anchura.
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Marrakech es una ciudad de calles estrechas por lo que muchos de sus habitantes se desplazan en bicicleta o moto. Y lo hacen compartiendo el espacio con los peatones. Así que ya os podéis imaginar el stress de compartir espacio con decenas de vehículos de dos ruedas que pasaban a toda velocidad por entre os viandantes haciendo sonar sus bocinas y dejando claro quien tiene la prioridad en las calles marroquíes.
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Otra cosa que comprobamos es que a los marroquíes no les gusta nada, pero nada de nada, que les hagan fotos por la calle. Debe ser un tema religioso (aunque si hay propina de por medio no les debe importar condenarse all infierno musulmán

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PLAZA DE JAMAA EL FNA
Poco a poco conseguimos llegar a la plaza con todos nuestros niños intactos y sin ningún accidente de importancia
Aunque se llama plaza, Jamaa el Fna es en realidad es un gran espacio abierto y peatonal con forma de L, ocupado las 24 horas del día y que limita al norte con la Medina con la que se comunica por varias callejuelas. Al sudoeste la plaza se continua con una avenida que lleva hasta la mezquita Kutubía. La plaza es el centro neurálgico de Marrakech y esta declarada Patrimonio cultural inmaterial de la Unesco.
Jamaa el Fna es un lugar de paso obligatorio si se quiere entrar o salir de la Medina y hay varias mezquitas cerca por lo que, además de turistas, hay un constante trasiego de compradores locales, fieles dirigiéndose a la oración y ociosos en general que son parte fundamental de su encanto.
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En el centro de su zona más ancha hay varias decenas de puestos de comida con mesas que siempre están atestados de turistas. El menú es básicamente comida a la plancha y especialidades marroquíes aunque todas las guías advierten sobre las desagradables consecuencias intestinales de probar la comida de estos puestos. Aunque olía muy bien decidimos no arriesgarnos. También hay muchos puestos que ofrecen dulces árabes y zumos naturales hechos en el momento. Aquí sí que nos arriesgamos y probamos unos cuantos zumos de naranja, granada y multifrutas que estaban deliciosos (y no nos provocaron ninguna diarrea



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Por toda la plaza hay además artistas callejeros, tatuadoras de henna, músicos, cuentacuentos, vendedores de baratijas y muchas otras atracciones que hacen de la visita a la plaza una experiencia muy interesante.
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Y por si eso fuera poco, por el día en la plaza es posible ver encantadores de serpientes y domadores de monos que los ofrecen para una foto turistica impagable (bueno, pagar, sí que se paga

Por ultimo, alrededor de la plaza hay multitud de cafés y restaurantes que suelen tener azotea desde la que contemplar el incesante trajin de la plaza y sobre todo el inolvidable atardecer sobre la torre de la Kutubia.
Nosotros llegamos ya atardeciendo. El sol poniente daba una coloración rojiza preciosa a los edificios de la plaza.
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Después de dar un paseo rápido y tomarnos los zumos nos dirigimos a la Kutubía entre efluvios de excrementos equinos por una avenida flanqueada por coches de caballos destinados a dar un paseo turístico por la ciudad.
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MEZQUITA KUTUBÍA
La Kutubía es la mezquita más importante de Marrakech y una de las más grandes del mundo árabe. Levantada en el siglo XII, Kutubia significa "la de los libreros" ya que en sus alrededores estaba el del zoco de los vendedores de libros. La mezquita tiene 17 naves en un rectángulo de 60 por 90 metros y su patio central tiene dos pórticos con cuatro naves a cada lado.
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Desde fuera su rasgo más llamativo es el minarete de 66 metros de la mezquita que se puede ver desde cualquier punto de la ciudad y que domina el "skyline" de la ciudad ya que ningún edificio puede ser más alto que esta torre. El minarete es gemelo a la Giralda de Sevilla ya que ambas fueron construidas bajo el mandato del califa almohade Yaqub al-Maansur. Tiene seis pisos que se comunican mediante rampas. La parte superior está rodeada por una balaustrada almenada que se corona, como es habitual en este tipo de construcciones, por tres bolas, hoy en día de bronce y según dicen en sus orígenes de oro, procedente de las joyas de una de las esposas de Yaqub Al-Mansur entregadas como penitencia por haber roto el ayuno del Ramadán. La mayor de estas bolas tiene 2 metros de diámetro. El exterior de la torre conserva solamente parte de su ornamentación original, habiendo perdido sus pinturas y mosaicos. Únicamente conserva una banda de azulejos verdes en la parte superior.
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Como en el resto de mezquitas de la ciudad está prohibida la entrada a los "infieles" así que no pudimos verla por dentro pero tuvimos la suerte de que en ese momento estuvieran llamando a la oración y pudimos ver como los fieles entraban a rezar, disfrutar del ambiente e incluso pudimos atisbar el interior.
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HOTEL LA MAMOUNIA
Cruzamos el parque que se levanta al sur de la mezquita y salimos a la avenida Hommane Al Fatouaki mientras anochecía ya completamente y la vista de la Kutubía nos quitaba el hipo.
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Al final de la avenida se levanta el Hotel La Mamounia, un establecimiento de lujo y un lugar histórico de la ciudad ya que multitud de gobernantes y artistas han pernoctado en sus habitaciones (incluyendo a la inefable Carmina Ordoñez



La visita es gratuita pero desgraciadamente cerraban al público a las 7, eran ya las 7:20 y el portero fue impermeable a nuestros ruegos así que nos contentamos con hacer una foto a la entrada y fisgar los jardines a lo lejos.
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Volvimos sobre nuestros pasos a la plaza Jamaa el Fna y decidimos entrar en la Medina con la ardua tarea de encontrar un restaurante para 12 sin reserva

ZOCOS
La Medina de Marrakech es la ciudad vieja fundada por los almorávides en 1070. Conserva su laberíntico trazado original con callejuelas, pequeñas plazas y multitud de recovecos y es tambien patrimonio de la humanidad de la Unesco. La parte mas interesante de la Medina es la zona de los Zocos, un gran mercado situado al norte de la plaza de Jamaa el Fna que alberga centenares de minúsculas tiendas que ofrecen sobre todo artículos turísticos: farolillos de metal, babuchas, chilabas, juegos de té, especias, ropa, dulces, etc.
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Los artesanos del mismo ramo se organizan por zonas en souks o zocos: tintoreros, alfombras, henna, caldereros, etc.
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Plano de los zocos (fuente de la imagen)
Se puede visitar todos los días de 9.00 a 19.00h aunque no abren los viernes por la mañana. Además hay que tener en cuenta que a partir de las 7 cierran algunas calles del zoco obligándote a dar tremendos rodeos para salir de ella. Perderse en esta zona es inevitable aunque probablemente muy recomendable. No hay mapa ni GPS que lo evite así que es mejor dejarse llevar y callejear sin rumbo disfrutando del ambiente (siempre y cuando no tengas prisa, porque entonces se convierte en una trampa mortal

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RESTAURANTE LE JARDIN
Como eran ya casi las 8 la mayoría de las tiendas estaban cerrando y apenas había gente. En la Medina no hay muchos restaurantes pero teníamos algunos seleccionados. Con ayuda del teléfono y siguiendo algunos carteles llegamos a una pequeña plaza en la que se levantaba el famoso restaurante Nomad y su no menos famosa terraza pero desgraciadamente no tenían mesa. No sin cierta dificultad conseguimos encontrar otro precioso restaurante con azotea llamado la Terrasse des Epices pero tampoco había sitio. Y cuando ya empezabamos a desesperar y estabamos saliendo del zoco por el norte encontramos el restaurante Le Jardin donde milagrosamente tenían una mesa de 12 esperándonos.
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El restaurante es un patio ajardinado con mesas con un ambiente muy relajado y moderno, una iluminación muy tenue y una decoración marroquí-chic, claramente destinado a los turistas. Hacía fresco pero unas estufas de exterior ayudaban a sobrellevarlo. Desgraciadamente, como en la mayoría de los establecimientos marroquíes, incluidos los de cierto nivel, no servían alcohol así que nos olvidamos de la cervecita que llevábamos en mente y nos dimos al agua mineral

Probamos unos briouat de aperitivo (una especie de empanadillas) y luego varios tahine y cous-cous de segundo. La comida estaba buena aunque tampoco espectacular. Además la falta de vino nos impidió disfrutar como merece la gastronomía marroquí. Que le vamos a hacer...

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Cous Cous
El restaurante es caro para Marruecos pero barato comparado con los precios españoles (unos 25 € por persona). Es un sitio chulo algo pijo y recomendable, sin riesgo de diarrea, pero desde luego no es adecuado si se busca una auténtica experiencia marroquí.
MADRASA BEN YOUSSEF
Horario de visita: todos los días de 9:00 a 17:00h.
Entrada 6€
El restaurante estaba a apenas 100 metros de una de las visitas imprescindibles de Marrakech: la Madraza Ben Youssef, la escuela musulmana más grande de Marruecos construida en el siglo XIV y decorada con estuco, mármol, azulejos y artesonados de cedro. Sin embargo nos habían dicho que ahora estaba cerrada al público por restauración para los próximos 2 años así que ni la vimos ni la visitamos.
A eso de las 10 intentamos volver al hotel. Y digo intentamos porque mi gps se empeñó en llevarnos por una calle que estaba ya cerrada. Mientras decidíamos que hacer un caballero con chilaba desastrada, aspecto desaliñado y aliento a alcohol (sí, un borrachillo marroquí, que también los hay

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Finalmente desde la plaza de Jamaa el Fna tomamos otra de las calles semipeatonales jalonadas de tiendas y restaurantes llamada Riad Zitoum Lakdim que nos llevó hasta el hotel en un solitario aunque agradable paseo de 15 minutos sorteando motos, restos de basura y gatos callejeros.
Una vez en el hotel decidimos aprovechar la terraza y tomarnos esa cervecita que nos había sido esquiva así que preguntamos al conserje si por algún milagro había algún sitio cerca donde se pudiese comprar alcohol. El caballero puso cara de extrañeza y tras una pausa dramática nos dijo: pues aquí mismo, hombre ¿que quieren? ¿cerveza o vino?.


