Día 9 Nigardsbreen
El pronóstico acierta y amanece lloviendo sin parar. Nos vamos hasta el Nigardsbreen a 45 minutos del camping, pero nos detienen a la boca de un túnel por obras y tenemos que esperar media hora parados. Así que llegamos muy justos de hora. En el aparcamiento no hay casi nadie, solo una familia alemana de 4 miembros que va a hacer el trekking con nosotros. El guía es un sherpa del Himalaya que rápidamente nos entrega el piolet y los crampones y tras una breve explicación cogemos la barca que, cruzando el lago, nos acerca al frente glaciar. Desde donde nos deja la barca hasta el hielo hay 45 minutos a paso de sherpa, que es como el doble de la velocidad normal. Así que tras el sherpa vamos las dos familias con la lengua fuera, lloviendo sin parar, atravesando ríos y cascadas por un paisaje increíble. A pesar del día de perros, hay bastante visibilidad y la visión del hielo cada vez más cercano sobrecoge. Al llegar a él, nos ponemos los crampones y el arnés para encordarnos.

Glaciar Nigards. Se ve una cordada en el hielo
El paseo por el hielo propiamente dicho dura hora y media. El camino transcurre en su mayoría por zonas preparadas con escalones labrados en el hielo, pero también hay una parte donde caminamos por hielo totalmente virgen.

Comienzo del trekking sobre el hielo

En el glaciar. Al fondo el lago que se cruza en barca.
Ahí nos damos cuenta lo difícil que es usar los crampones en pendiente pronunciada e incluso algún niño se lleva un pequeño susto en forma de resbalón. No para de llover, pero ya nos da igual, la experiencia sigue siendo fantástica y sobrecoge sentirse tan pequeño entre esas masas de hielo imponentes. Una experiencia muy recomendable.

Puente tibetano que salva el torrente que baja del glaciar

Vista general del glaciar Nigards