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Al tener prevista la hora del desayuno algo más tarde de lo habitual, aprovechamos para no poner el despertador hasta las 8h. Amaneció una mañana totalmente despejada y la temperatura del exterior, unos 17ºC ¡¡hasta calor!!. Una vez en el comedor, que estaba en la misma planta que nuestra habitación, nos situaron en una mesa al lado de la ventana. Había dos parejas de jubilados que ya estaban charlando animadamente. Una de ellas, con un acento que les delataba como escoceses. No nos hicieron ni un poquito de caso, la verdad pero ¿quién necesita conversación cuando te ponene este desayuno delante?
Tras una breve charla con nuestro anfitrion sobre los planes que teníamos para el día de hoy, nos pusimos en marcha; casi eran las 10h
Como no nos importa conducir y no nos gusta dejar nada en el tintero, deshicimos parte de lo andado el día anterior para ver un par de sitios que queríamos visitar y no tuvimos oportunidad.
Tras una breve charla con nuestro anfitrion sobre los planes que teníamos para el día de hoy, nos pusimos en marcha; casi eran las 10h
Como no nos importa conducir y no nos gusta dejar nada en el tintero, deshicimos parte de lo andado el día anterior para ver un par de sitios que queríamos visitar y no tuvimos oportunidad.
Regresamos al puente Tamar y eso significaba que volvíamos a estar en Cornualles. A la altura del pueblo de Millbrock, en la carretera B3247, sufrimos un pequeño contratiempo, cuando un coche con una caravana se cruzó con nosotros en una calle muy estrecha. Como delante nuestro iba un camión, estuvimos un rato parado mientras hicieron maniobras para poder pasar los dos vehículos.
Entre una cosa y otra, llegamos a Kingsand a las 11h30. El cielo se había cubierto bastante e incluso nos cayeron cuatro gotas. Tras dejar el coche en el parking de la entrada del pueblo, £1,50 (1,77€), callejeamos por el pueblo e incluso fuimos hasta Cawsand, un pueblo que está tan cerca, que se puede ir dando un paseo.
Como posiblemente iba a ser la última vez que íbamos a estar en Cornualles, aprovechamos para hacer unas compras que nos habían quedado pendientes: unos llaveros típicos con forma de empanada, jejeje
Una cosa que nos gustó mucho del pueblo, fue un mural de la artista Liz Franklin con forma de pescado y hecho totalmente con tapones de plástico, que denunciaba las cantidades ingente de plásticos que se tiran al mar.
Una cosa que nos gustó mucho del pueblo, fue un mural de la artista Liz Franklin con forma de pescado y hecho totalmente con tapones de plástico, que denunciaba las cantidades ingente de plásticos que se tiran al mar.
A las 12h30 dimos por finalizada la visita y pusimos rumbo a Plymouth. Cuando atravesábamos Millbrock ¿os suena el nombre? un coche con una caravana… ¡si otra vez una caravana! sufrió una avería y se quedó atravesada en un calle estrecha y se montó un atasco del copón. La gente daba marcha atrás sobre sus pasos. Suponemos que si eres de la zona, sabes “alternativas” para poder sortear este tipo de incidencias. Pero nosotros decidimos esperar aunque un chico que hablaba algo de castellano, nos dio indicaciones para salir por otra ruta, pero justo empezamos a circular y seguimos por la misma carretera. Estuvimos parados alrededor de ½ hora.
Junto a la rotonda para incorporarse a la carretera A38, encontramos un restaurante de carretera que tenía muy buen pinta por fuera, como casi eran las 14h, decidimos parar a comer. El restaurante Route 38, que así se llamaba, estaba ambientado en los típicos restaurante americanos de carretera y la verdad es que nos gustó mucho. La comida… también, jejeje.
Junto a la rotonda para incorporarse a la carretera A38, encontramos un restaurante de carretera que tenía muy buen pinta por fuera, como casi eran las 14h, decidimos parar a comer. El restaurante Route 38, que así se llamaba, estaba ambientado en los típicos restaurante americanos de carretera y la verdad es que nos gustó mucho. La comida… también, jejeje.
Dos hamburguesas de pollo con patatas y refrescos y unos aros de cebolla con una presentación curiosa, nos salió por £29,05 (34,37€).
A las 14h45 volvimos a atravesar Tamar Bridge, peaje £1,50 (1,77€) y abandonamos Cornualles definitivamente.
Nuestra idea inicial era visitar, aunque fuera brevemente, la ciudad de Plymouth, pero debido al retraso que llevábamos acumulado, decidimos ir directamente al faro.
El faro de Plymouth, o torre Smeaton, se construyó originalmente en el arrecife Eddystone, a unos 22 kms. de la costa de Plymouth, entre los años 1756 y 1759 y costó unas £40,000. Su diseño y construcción fueron considerados como grandes logros de la época, y el faro se mantuvo activo durante 123 años. Se derribó a principios de la década de 1880 cuando se descubrió que el mar estaba socavando la roca en la que se encontraba.
Nuestra idea inicial era visitar, aunque fuera brevemente, la ciudad de Plymouth, pero debido al retraso que llevábamos acumulado, decidimos ir directamente al faro.
El faro de Plymouth, o torre Smeaton, se construyó originalmente en el arrecife Eddystone, a unos 22 kms. de la costa de Plymouth, entre los años 1756 y 1759 y costó unas £40,000. Su diseño y construcción fueron considerados como grandes logros de la época, y el faro se mantuvo activo durante 123 años. Se derribó a principios de la década de 1880 cuando se descubrió que el mar estaba socavando la roca en la que se encontraba.
La torre de Smeaton fue reemplazada por el actual faro de Eddystone en 1882. Hubo planes para derribar el antiguo faro, pero en cambio, el famoso edificio de Smeaton fue salvado. Fue desmontado y vuelto a montar en su ubicación actual.
La fuente de luz original del faro era una lampara de araña con 24 velas. Las lámparas de aceite con reflector trasero se instalaron en 1810. La lente de vidrio y la actual estructura de linterna plateada, se agregaron en 1845 y 1848, respectivamente.
La fuente de luz original del faro era una lampara de araña con 24 velas. Las lámparas de aceite con reflector trasero se instalaron en 1810. La lente de vidrio y la actual estructura de linterna plateada, se agregaron en 1845 y 1848, respectivamente.
Actualmente el faro no está operativo y se ha reconvertido en un museo. A través de sus escaleras se puede acceder a varios niveles donde hay paneles explicativos que enseñan la historia del faro.
A la altura de la sala de la lámpara, hay un balcón al cual se puede salir y desde donde se puede disfrutar una vistas increíbles de la zona de la bahía y de la ciudadela; que por cierto, no pudimos visitar porque es obligatorio reservar la visita con antelación.
A la altura de la sala de la lámpara, hay un balcón al cual se puede salir y desde donde se puede disfrutar una vistas increíbles de la zona de la bahía y de la ciudadela; que por cierto, no pudimos visitar porque es obligatorio reservar la visita con antelación.
En la explanada donde se encuentra la Smeaton’s Tower, hay varios estatuas y memoriales en recuerdo, principalmente, de los militares de Reino Unido y los Aliados, que participaron en la Segunda Guerra Mundial.
Y esto fue todo ¡¡un visto y no visto!!
Tras la efímera visita a Plymouth, pusimos rumbo a Dartmouth donde íbamos a visitar el castillo del mismo nombre. Por el camino el tiempo fue a peor y al cielo nublado y gris, se le unió la niebla baja sobre todo en alguno de los tramos por los que íbamos pasando.
Tras la efímera visita a Plymouth, pusimos rumbo a Dartmouth donde íbamos a visitar el castillo del mismo nombre. Por el camino el tiempo fue a peor y al cielo nublado y gris, se le unió la niebla baja sobre todo en alguno de los tramos por los que íbamos pasando.
El castillo de Dartmouth es un fuerte de artillería, construido para proteger el puerto de Dartmouth en el condado de Devon. Las primeras partes del castillo datan de la década de 1380, cuando, en respuesta a la amenaza de un ataque francés, las autoridades crearon un pequeño castillo con vistas a la desembocadura del estuario de Dart.
El castillo estuvo activo durante la Guerra Civil Inglesa entre los años 1642 a 1646, tiempo durante el cual se hizo evidente su vulnerabilidad al ataque desde tierra. En 1748, se agregó al castillo una nueva defensa, llamada Grand Battery, equipada con doce cañones. Después de años de abandono a mediados del siglo XIX, el castillo fue modernizado con artillería moderna, aunque defender el puerto de Dartmouth, ya no era una prioridad militar. En los primeros años del siglo XX, el castillo dejó de tener actividad militar y se abrió al público. Aunque se poner en funcionamiento como fortaleza militar durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial, en 1955 fue finalmente retirado definitivamente del servicio.
La verdad es que no estábamos más que nosotros de visita así que campamos a nuestras anchas.
La verdad es que no estábamos más que nosotros de visita así que campamos a nuestras anchas.
Al finalizar la visita al castillo, hicimos una pequeña parada en el pueblo para repostar y comprar unos cafés para merendar. 25,36 x £1,309 = £33,20 (39,17€). Los cafés £5,58 (6,58€). Como el día anterior, no habíamos podido llegar hasta el faro de Star Point y mañana ya nos alejábamos hacia el este, decidimos volver a hacer otra intentona.
Llegamos pasadas las 19h y las condiciones del tiempo, no es que fuesen mucho mejores que el día anterior: cielo completamente cubierto y una niebla que hacía que apenas se distinguiese nada a unos metros de distancia. Pero y lo mejor es que ¡¡no llovia!!.
Llegamos pasadas las 19h y las condiciones del tiempo, no es que fuesen mucho mejores que el día anterior: cielo completamente cubierto y una niebla que hacía que apenas se distinguiese nada a unos metros de distancia. Pero y lo mejor es que ¡¡no llovia!!.
Así que ya “llegados” a este punto, decidí ponerme encima todo la ropa de abrigo y adentrarme por el camino del faro para ver sí el panorama cambiaba algo según avanzabas por la pista. Y fue un acierto, porque según iba bajando la niebla iba disipándose. Volví al aparcamiento para comentárselo a Anna y volvimos los dos sobre mis pasos. No tuvimos el atardecer “ideal” con sol, etc, etc. La tranquilidad la perturbaban a partes iguales, la bocina del faro cuando bajaba la niebla un poco y el paisano que nos encontramos en la ladera, cortando la hierba. Estuvimos un rato de charleta: él extrañado de ver a dos extranjeros y nosotros de verle a él cortando hierba allí.
*** final del día 12 ***
Al llegar relativamente pronto la noche anterior, habíamos dejado todo preparado para poder levantarnos otro día, un poco más tarde y sin prisas. Al abrir la cortina, el tiempo había mejorado y se veían nubes y claros. Fuera marcaba 20ºC que no estaban nada mal.
A las 8h45 fuimos a desayunar… otro magnífico “English breakfast”.
Nuestro plan para la mañana de hoy era ir hasta Exeter para visitar su catedral, pero antes quisimos pasarnos por la orilla contraria al Castillo de Dartmouth para ver si podíamos sacar alguna foto diferente a las que habíamos sacado el día anterior. Desafortunadamente, aunque seguimos un camino que tenía pinta de llevarnos al punto donde queríamos, éste se convirtió en camino vecinal solo para residentes y tuvimos que darnos media vuelta sin encontrar lo que estábamos buscando. Pero aprovechamos para sacar algunas fotos.
A las 8h45 fuimos a desayunar… otro magnífico “English breakfast”.
Nuestro plan para la mañana de hoy era ir hasta Exeter para visitar su catedral, pero antes quisimos pasarnos por la orilla contraria al Castillo de Dartmouth para ver si podíamos sacar alguna foto diferente a las que habíamos sacado el día anterior. Desafortunadamente, aunque seguimos un camino que tenía pinta de llevarnos al punto donde queríamos, éste se convirtió en camino vecinal solo para residentes y tuvimos que darnos media vuelta sin encontrar lo que estábamos buscando. Pero aprovechamos para sacar algunas fotos.
Poco antes de media mañana llegamos a Exeter y lo primero que hicimos fue localizar dónde dejar el coche. Como la catedral no tiene parking privado, optamos por localizar un parking público. Por 3 horas, pagamos £4 (4,70€).
La Catedral de Exeter, más conocida como Catedral de San Pedro de Exeter, pertenece a la iglesia anglicana y su construcción empezó en el año 1114 siguiendo el estilo normando (románico). Las dos torres y la parte más baja de los muros de la nave se conservan en la Catedral actual. Sin embargo, entre los años 1270 y 1350, seis obispos llevaron a cabo una importante reconstrucción de estilo gótico decorado.
La Catedral de Exeter, más conocida como Catedral de San Pedro de Exeter, pertenece a la iglesia anglicana y su construcción empezó en el año 1114 siguiendo el estilo normando (románico). Las dos torres y la parte más baja de los muros de la nave se conservan en la Catedral actual. Sin embargo, entre los años 1270 y 1350, seis obispos llevaron a cabo una importante reconstrucción de estilo gótico decorado.
Según entramos, lo que más nos impresionó, fueron pilares que sustentan la parte superior de la catedral y la bóveda que está considerada como la bóveda de piedra ininterrumpida más larga del mundo con 96 metros. ¡Aquí sí que te quedas con la boca abierta al alzar la mirada!
Justo cuando entramos en la catedral iba a empezar una visita guiada (en inglés), así que, durante un rato estuvimos atendiendo a las explicaciones de la guía. Lo que pasa es que como no es que seamos unos entendidos de arquitectura eclesiástica, preferimos ir a nuestro ritmo y ayudarnos con los datos de la mini guía que nos dieron en español. De todas formas, es de agradecer el esfuerzo de los voluntarios que hacen posible las visitas guiadas, así que, “chapó” por ellos.
El trono alto del obispo, de unos 18 metros de altura, fue construido entre los años 1312 y 1316, y para su elaboración se utilizó madera de roble de Devon (foto de la derecha). En la foto de la izquierda, la Gran Vidriera del siglo XIV.
El trono alto del obispo, de unos 18 metros de altura, fue construido entre los años 1312 y 1316, y para su elaboración se utilizó madera de roble de Devon (foto de la derecha). En la foto de la izquierda, la Gran Vidriera del siglo XIV.
El púlpito fue diseñado por George Gilbert Scott en 1876 y muestra a los mártires de St. Alban, St. Bonifacio y al obispo victoriano John Coleridge Patteson. La esfera grande del Reloj Astronómico data del siglo XV, mientras que la pequeña es del siglo XVIII. El orificio (marcado con un círculo rojo) en la parte inferior de la puerta que está debajo del reloj, se hizo (o eso se cree), entre los años 1598 y 1621 para facilitar el acceso al gato del obispo y así impedir la presencia de ratones en la catedral.
Otra cosa que nos llamó mucho la atención, fue el órgano. Construido inicialmente en 1665, ha sufrido varias reformas, la última en 1931. El órgano lo forman 4000 tubos ubicados en diferentes lugares de la catedral.
Para poder observar con comodidad los detalles de la bóveda, disponen de un “carrito” con un espejo. La verdad es que es una muy buena idea, para poder disfrutar de la magnífica bóveda sin necesidad de “romperse el cuello”.
Al salir de la catedral ya se nos había hecho la hora de comer y como todavía nos quedaba un rato en el ticket de parking, decidimos buscar un sitio donde reponer fuerzas. La verdad es que no tuvimos que ir muy lejos ni nos complicamos mucho ya que, en la misma plaza de la catedral, encontramos una pizzería de la cadena PizzaExpress que tenía muy buena pinta. La comida nos salió por £27,75 (32,65€).
Tenemos que decir que, aunque la comida estuvo realmente buena, tardaron demasiado en servirnos y nos que quedó un poco de mal sabor de boca
Tenemos que decir que, aunque la comida estuvo realmente buena, tardaron demasiado en servirnos y nos que quedó un poco de mal sabor de boca
Mientras comíamos, me dice cuenta que me había colado al calcular la distancia que teníamos hasta nuestro siguiente destino, así decidimos no pedir postre para no entretenernos y marchamos en cuanto acabamos de comer.
Como no habíamos tomado ni postre, ni café en Exeter, aprovechamos una parada técnica para comprar unos cafés fríos, de esos que tanto nos gustan. Ummmmm!!
Cuando llegamos a Shaftesbury eran algo más de las 17h y sólo tuvimos que pagar £0,70 por el aparcamiento porque a partir de las 18h, el parking era gratuito.
Como no habíamos tomado ni postre, ni café en Exeter, aprovechamos una parada técnica para comprar unos cafés fríos, de esos que tanto nos gustan. Ummmmm!!
Cuando llegamos a Shaftesbury eran algo más de las 17h y sólo tuvimos que pagar £0,70 por el aparcamiento porque a partir de las 18h, el parking era gratuito.
La visita a Shaftesbury era otra de esas “machadas” que solemos hacer en nuestros viajes. Lo único que conocíamos del pueblo era la calle Gold Hill gracias a unas fotos en Instagram. Nos pareció que era calle muy bonita y no podíamos dejar de visitarla y además no teníamos que desviarnos mucho de nuestra ruta.
Cuando llegamos al pueblo, estaba prácticamente desierto. Las tiendas estaban cerradas e incluso el bar que hay en la parte alta de la calle Gold Hill, estaba cerrando ya
Con este panorama nos fuimos directamente a la calle en cuestión y nos entretuvimos sacando fotos mientras el atardecer coloreaba de naranja las fachadas de las casas.
Cuando llegamos al pueblo, estaba prácticamente desierto. Las tiendas estaban cerradas e incluso el bar que hay en la parte alta de la calle Gold Hill, estaba cerrando ya
Con este panorama nos fuimos directamente a la calle en cuestión y nos entretuvimos sacando fotos mientras el atardecer coloreaba de naranja las fachadas de las casas.
Y para las 18h decidimos seguir nuestro camino hacia la ciudad de Christchurch, donde estaba el alojamiento para las próximas dos noches, un hotel de la cadena Travelodge.
En cuanto hicimos el check-in, volvimos a ponernos en camino hacia el último destino del día, la costa jurásica, declarada Patrominio de la Humanidad por la Unesco en 2001, donde se encuentra el arco de piedra natural “durdle door”. Pero antes de llegar, paramos en un supermercado Tesco de Bournemouth para repostar y comprar la cena 23,62 x £1,249 = £29,50 (34,70€).
Una de las imágenes curiosas del viaje la pudimos ver mientras pasábamos junto a la población de West Lolworth y es que mientras atravesábamos una zona militar, encontramos un tanque de exposición junto a la carretera. Como os podéis imaginar, le sacamos una foto desde el coche. El tema no tendría más historia, si no fuera porque, al ver la foto en grande, pudimos comprobar que en uno de los carteles que había en el tanque, ponía que no se podían sacar fotos. Y nuestra pregunta es… y si no quieren que se le saque fotos… ¿para qué ponen el tanque junto a la carretera? Suponemos que se referían a que la gente no se pare con el coche para sacarse fotos. Como nosotros sacamos la foto sin parar, no nos dimos por aludidos, jejeje.
Una de las imágenes curiosas del viaje la pudimos ver mientras pasábamos junto a la población de West Lolworth y es que mientras atravesábamos una zona militar, encontramos un tanque de exposición junto a la carretera. Como os podéis imaginar, le sacamos una foto desde el coche. El tema no tendría más historia, si no fuera porque, al ver la foto en grande, pudimos comprobar que en uno de los carteles que había en el tanque, ponía que no se podían sacar fotos. Y nuestra pregunta es… y si no quieren que se le saque fotos… ¿para qué ponen el tanque junto a la carretera? Suponemos que se referían a que la gente no se pare con el coche para sacarse fotos. Como nosotros sacamos la foto sin parar, no nos dimos por aludidos, jejeje.
A las 20h45 llegamos al parking y como no podía ser de otra manera, a satisfacer la tarifa en la máquina correspondiente. Otro lugar pensado para pasar el día así que tuvimos que pagar £4 (4,70€) por las dos horas que estaríamos por allí.
Desde el parking, hasta la zona de la playa hay unos 15’. Para ir no tiene ninguna complicación, porque es cuesta abajo, pero a la hora de volver, la cuesta pues se hace “más cuesta”.
Al llegar a la playa, descubrimos un paisaje espectacular. Se pueden ver cinco tipos de rocas en estos acantilados. Cada uno se formó bajo el agua y luego emergió cuando los continentes chocaron. La piedra más grande y más dura, del tipo portland, fue agujereada por el mar, creando Durdle Door hace 10000 años.
Desde el parking, hasta la zona de la playa hay unos 15’. Para ir no tiene ninguna complicación, porque es cuesta abajo, pero a la hora de volver, la cuesta pues se hace “más cuesta”.
Al llegar a la playa, descubrimos un paisaje espectacular. Se pueden ver cinco tipos de rocas en estos acantilados. Cada uno se formó bajo el agua y luego emergió cuando los continentes chocaron. La piedra más grande y más dura, del tipo portland, fue agujereada por el mar, creando Durdle Door hace 10000 años.
Mientras esperábamos a que llegara la hora del atardecer, cenamos los sandwiches y la ensalada que habíamos comprado antes en el supermercado. Sólo por el entorno en el que estábamos, la comida nos supo a gloria. Alrededor nuestro se fue concentrando bastante gente. Unos simplemente de paseo y otros, trípode y cámara en mano para buscar el encuadre.
Y aproximadamente a las 21h30, el sol se puso tras los acantilados y el cielo se tiñó de unos colores espectaculares. ¡Había merecido la pena!
Y aproximadamente a las 21h30, el sol se puso tras los acantilados y el cielo se tiñó de unos colores espectaculares. ¡Había merecido la pena!
Diez minutos antes de las 22h, recogimos todos los trastos y volvimos al parking. La verdad es que apenas quedaban cuatro coches. Creo recordar que pone hora “tope”. No sabemos sí hay manera de cerrar el parking. Sí que hay una barrera y un camping al lado.
Tras una hora aproximada de viaje, estábamos de vuelta en el hotel. No dispone de parking propio, pero te indican que lo puedes dejar en un parking público. La tarifa: £2 (2,36€) de 22h hasta las 8h del día siguiente.
Entre pitos y flautas, volvíamos a las andanzas y nos dieron más de la una cuando quisimos apagar la luz.
Tras una hora aproximada de viaje, estábamos de vuelta en el hotel. No dispone de parking propio, pero te indican que lo puedes dejar en un parking público. La tarifa: £2 (2,36€) de 22h hasta las 8h del día siguiente.
Entre pitos y flautas, volvíamos a las andanzas y nos dieron más de la una cuando quisimos apagar la luz.
*** final del día 13 ***
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