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Vivir el Amazonas va a ser una nueva experiencia repleta de diversidad animal, vegetal y cultural durante cuatro días. La pequeña ciudad de Leticia es la puerta de entrada a la Amazonía colombiana.
Día 1 en Amazonía colombiana. Leticia y caminata nocturna por la selva
Es asombroso vislumbrar la selva amazónica desde el aire. La enorme extensión de jungla es lo primero que me impresiona al acercarme. No se ve más que un interminable espacio verde de tupida vegetación, apenas interrumpido ocasionalmente por alguno de los serpenteantes ríos que la surcan. Y de pronto aparece una enorme masa de agua al fondo. Es el Amazonas.
Aterrizamos en Leticia a mediodía. Leticia se sitúa en la triple frontera: Colombia/Brasil/Perú, a orillas del río Amazonas. El clima amazónico es caluroso y húmedo todo el año. Tan pronto ataca un sol abrasador como se desencadena una tormenta de aúpa.
Me emociona contemplar este río tan inmenso, tan lleno de vida.... Es más especial después de haber conocido varios ríos que le tributan sus aguas. Cuando contemplaba el río Napo en Puerto Mishaullí, el Uctubamba en Chachapoyas, el río Mayo en Moyobamba, o el Huallaga en Tarapoto, me preguntaba cómo sería la vida de las comunidades indígenas que habitan aguas abajo, allá donde ya no hay carreteras, y cómo serían los ecosistemas en esos remotos lugares. Ahora tengo el privilegio de conocer el gran río, el Amazonas.
Aquellas gotitas que veíamos desprenderse de los glaciares del Parque Nacional Huascarán, aquellos chorros que se despeñaban en la catarata Gocta.......llegan hasta aquí, y durante su camino contribuyen a la vida de muchas personas, animales y plantas. Sin su trazado no serían posibles las historias de las mujeres cacaoteras de Chazuta, ni brincarían delfines por el Amazonas, ni existiría esta enorme selva amazónica, el mayor pulmón del planeta.
Es el río más caudaloso del mundo. Un lugar que no es comparable a ningún otro. Me ha gustado llegar aquí con esa madurez geográfica tras haber visto brotar sus aguas en los Andes y serpentear los ríos entre las montañas recubiertas de ceja de selva.
Todo es descomunal en esta región del planeta……la altura de los árboles, el tamaño de las hojas, el caudal de los ríos, la variedad de plantas, aves, insectos, el tamaño de arañas, hormigas, serpientes………..el gigante pez pirarucú de hasta 200 Kg………
Está claro que en cualquier competición de botánica o de diversidad animal lleva las de ganar. Pero la Amazonía es también una experiencia cultural, de creencias en brujerías, de rituales inexplicables que perviven en la actualidad, de esa aptitud para aprender a remar antes que a caminar. Vida sobre el agua, vida entre la jungla. Vida sencilla en pequeñas comunidades sin grandes imperios, sin necesidad de ostentaciones ni de construir pomposos monumentos, palacios o templos. Es la conexión total con la naturaleza. Es la cultura oral transmitida de generación en generación, sin escrituras ni libros.
Todavía hoy en día existen comunidades indígenas que habitan en la Amazonía sin contacto con el mundo exterior. Sin embargo, otras comunidades cercanas a Leticte, más “civilizadas” han decidido dedicarse al turismo y muestran sus costumbres tradicionales. En ocasiones puede parecer una feria folclórica, pero no soy yo quién para criticarlos.
Aprender y respetar es mi mayor motivación para comprender este lugar: conocer su flora y su fauna y entender su visión del mundo y sus costumbres.
Los días en Leticia transcurren arrimados a los ventiladores. Es al atardecer, al amortiguarse el calor, cuando se revitaliza la pequeña ciudad y por fin conseguimos enfrentarnos al bochorno y salir a la calle.
El pequeño museo etnográfico contiene el encanto de esos pequeños museos que parecen pensados a escala humana. Es una visita interesante que nos introduce en la cultura amazónica, especialmente porque el guardián nos acompaña en la visita guiada, gratuita y personalizada y se explaya ampliamente con nosotros.
Al atardecer acuden cientos de pericos al centro del Leticia. Nos apostamos en el Parque Santander para contemplar el espectáculo y sobre todo escucharlo, ya que la llegada de las aves es tremendamente acústica. Es un lugar de encuentro en la pequeña ciudad.
La selva es por la noche más desconcertante y no hay mejor forma de conocerla que adentrarte a pie en compañía de un guía local. Comienza a oscurecer a las 6 pm, cuando nos recogen en el hotel para la caminata nocturna por la selva. El motocarro avanza lentamente por la carretera de Tarapacá, que a lo largo de 23 Km comunica comunidades nativas. Durante el trayecto podemos comprobar que los indígenas del Amazonas no van en taparrabos ni se dedican a cazar con cerbatanas. El progreso ha llegado a ellos y nos transmiten que les encanta mejorar su nivel de vida, aunque recordando sus tradiciones. El turismo juega un papel estelar. Los niños se balancean en modernos columpios, los adolescentes no se separan de sus smartphones, las muchachas lucen camisetas de moda………..poco creo yo que van a lograr perpetuar sus costumbres como pretenden sus mayores.
La experiencia nocturna resulta intensa. Omar se conoce al dedillo los secretos de la selva, su fauna, su flora, las propiedades curativas de las plantas que convierten este lugar en una gigante farmacia natural, y también la herencia cultural de su comunidad. Y de eso es de lo que va esta excursión privada.
Primero debemos ser aceptados por el abuelo de la tribu, quién nos recibe en su Maloka, la casa tradicional del Amazonas. Una caminata nocturna por una selva en la que viven tantos bichos venenosos tiene sus riesgos, y por ello, debemos hacer la ceremonia de purificación con tabaco y coca para pedir permiso a la selva y que la naturaleza nos proteja.
Las botas altas de goma son necesarias en estos embarrados senderos en los cuales los pies se hunden a veces hasta la pantorrilla. Todos sudamos en el baño de calor y humedad. Las plantas también, transpiran por cada poro, acrecentando todavía más la humedad. A la luz de las linternas descubrimos enormes saltamontes, tarántulas gigantes que Omar agarra con las manos, o bien pequeñas ranas de diferentes tipos y colores que habitan en la espesura de la selva. La anaconda no se deja ver. La jungla es sonora, y por la noche todavía más. Todas las sensaciones se intensifican en la oscuridad.
Embadurnados de barro regresamos a la Maloka para una nueva ceremonia de esta comunidad indígena amazónica, hasta que finalmente regresamos a Leticia.
Hotel en Leticia: Waira Suites. Está fenomenal, cómodas habitaciones, un par de piscinas, potente aire y excelente restaurante.
Día 2 en Amazonía colombiana. De Leticia a Puerto Nariño, navegando por el Amazonas
El puerto de Leticia bulle de buena mañana. Cada uno toma posiciones en su correspondiente barco para trasladarse a su destino por las arterias de comunicación fluvial. Brasil comienza unas calles más allá, mientras que enfrente está la orilla peruana.
Tener la ocasión de avistar los delfines rosados del Amazonas es una de mis principales intenciones. Y por suerte no se hacen tardar. Pronto empezamos a entusiasmarnos con su presencia y a desear que asomen sus cabezas o sus aletas.
También las garzas blancas nos deleitan con su estilizada silueta destacando sobre el verde follaje.
La Isla de los Micos es el siguiente atractivo. Está plagada de micos acostumbrados a los humanos que se te suben encima a la mínima oportunidad esperando conseguir comida. Son simpaticones y les gusta trepar por tu cuerpo para agarrarse a brazos o gorros.
Es triste que el importe de la entrada recaiga en una cadena hotelera que tiene la concesión de la isla, en vez de repercutir a las comunidades locales. Los indígenas apenas pueden aprovecharse de propinas voluntarias.
Natura Park es la siguiente parada tras otro breve rato de navegación. Se trata de las instalaciones de un eco-hotel en la orilla colombiana del Amazonas con un fotogénico jardín en el que podemos fotografiar la Victoria Regia, el nenúfar más grande del mundo. Sus grandes flores blancas sólo duran un día. Es el agradable lugar que nos han asignado para el almuerzo con excelentes vistas.
Otro periquete de navegación y paramos en la Comunidad Macedonia, poblado indígena de la tribu Tikuna. Una mesa al aire libre hace las veces de escuela. En una amplia Maloka nos muestran sus artesanías, trajes vegetales tradicionales y sus danzas tribales. Todos terminamos bailando para que ellas puedan llevarse una propina. Es un espectáculo un tanto ridículo, que puede considerarse una modesta forma de mostrar su cultura y obtener unos ingresos. Seguro que la escolarización de las nuevas generaciones les brindará otras oportunidades de futuro.
Navegamos hacia Puerto Nariño dándonos cuenta cada vez más de la inmensidad de la selva amazónica y de las gigantes dimensiones del río Amazonas. Puerto Nariño se ve encantador desde el agua. Se ubica a orillas del río Loreto, en su desembocadura al Amazonas. Es el último punto de visita y donde nos despedimos del guía y de los compañeros de excursión, mayoría colombianos, ya que nosotros nos quedamos a pasar la noche en esta aldea ecológica. Los colombianos son muy amigables y siempre terminamos con un montón de números de teléfono apuntados y de invitaciones por si algún día vamos a visitar su pueblo. Una vez más los colombianos nos insisten en que proclamemos al mundo que Colombia es un país acogedor y seguro, de gentes amables que reciben con los brazos abiertos a los visitantes.
Día 2 por la tarde. Navegando al Lago Tarapoto
Me había quedado con ganas de llegar al lago Tarapoto y de experimentar una relación más íntima con la Amazonía. La oportunidad nos la sirve en bandeja Nemesio cuando desembarcamos en Puerto Nariño ofreciéndonos su barca en privado.
Navegar en una barca pequeña nos ofrece una navegación más lenta, más solitaria y más entrañable. La selva se ve más salvaje ahora, sin poblados. Percibimos los infinitos sonidos que nos conceden las aves, insectos o monos que se esconden entre el denso follaje.
En poco tiempo nos encontramos rodeados de numerosos delfines grises y rosados del Amazonas. En la quietud de las aguas nos embelesamos contemplando sus saltos, adivinando por dónde emergerán la próxima vez, mientras la selva enmarca un horizonte que no hace sospechar la amplitud vegetal que se extiende cientos de kilómetros.
Tras los delfines llega el encuentro con perezosos, garzas, micos, aves………Sí que es perezoso ése que ni se mueve sobre el árbol. Y qué elegantes son las garzas blancas, tanto cuando presumen de su figura estilizada sobre la orilla como al desplegar sus alas en el aire.
Perezoso
El atardecer es el momento especial en el que llegamos al Lago Tarapoto en plena quietud y soledad. Los delfines no están por aquí en esta época de aguas altas, así que nos dedicamos a absorber el paisaje, a contemplar las infinitas configuraciones con que las nubes pueden decorar el cielo de un paisaje tan plano, tan infinito, tan intrínseco.
Es una belleza navegar por la tarde por este solitario paraje del río Loreto, la amplitud, los sonidos, las sensaciones……todo. Pura magia. Yo regreso muy feliz a Puerto Nariño, con una especie de sosiego interior difícil de describir.
Puerto Nariño
Puerto Nariño sería el pueblo ideal para quedarse a vivir si no hiciese tanto calor y no estuviese tan lejos. Esta aldea ecológica es exclusivamente peatonal, ni dispone de carreteras ni circulan vehículos. Sus calles de ladrillos rojos se flanquean de plantas que convierten todo el poblado en un auténtico jardín.
La vida diurna transcurre al lado del río mientras que la nocturna se traslada a las calles interiores. Piensas que esta gente sigue viviendo de forma primitiva y no es así. Todo el mundo está en la calle disfrutando de la agradable temperatura, del ocio, de la compañía.
Colombia se compone de una enorme variedad de culturas diferentes, y sin embargo, me ha parecido que divertirse y ponerle alegría a la vida es común a todos los colombianos. Todos te saludan en Puerto Nariño, incluso los pájaros parecen cantar para ti y las mariposas bailar.
Cenamos en un chiringuito local. No hay apenas turistas en esta época y los restaurantes turísticos estaban cerrados. Charlar con ellos nos aporta otra visión del lugar, de sus inquietudes, sus miedos o sus aspiraciones, más allá de la versión dulcificada que suelen contar los guías.
Hotel en Puerto Nariño: Wayra Selva. Dispone de electricidad y agua corriente, aunque no caliente. No cuenta con aire acondicionado sino ventilador de techo, que ponemos a funcionar en continuo porque el calor en la habitación es considerable. Nos han tratado muy bien.
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Últimos comentarios al diario: Palmeando por COLOMBIA
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Total comentarios 45 Visualizar todos los comentarios |
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meha 20/07/2022 21:58
📚 Diarios de meha |
Querído Monti, qué bueno verte por aquí! Tú sí que sabes escribir.
Nos vemos! |
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Enneo 21/09/2022 20:10
📚 Diarios de Enneo |
Wow!!
Mis más sinceras felicitaciones, escribes muy bien, detallado, ameno y muy entretenido.
Te he leído solo hasta el final del Eje Cafetero, ya tienes mis 5 estrellitas, y dejo para mañana Cartagena y demás.
Muy buena ayuda para los que vamos a ir a Colombia en breve. Gracias por tu tiempo y simpatía escribiendo. |
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meha 22/09/2022 20:15
📚 Diarios de meha |
Hola Enneo, muy amable por tus comentarios. Así da gusto.
Pásate a leer el resto cuando quieras y sobre todo, pásalo en grande en Colombia y déjate mimar por la amigabilidad de sus habitantes. Un saludo |
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marimerpa 14/02/2023 15:52
📚 Diarios de marimerpa |
Estoy releyendo tu diario, ahora que hemos decidido ir a Colombia y me encanta! Vamos solo dos semanas y no me cabe todo lo que tú has hecho. Y no queremos meter tantos vuelos internos. Pero es que todo me encanta! (menos las excursiones reguetoneras) |
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meha 14/02/2023 20:08
📚 Diarios de meha |
Gracias marimerpa y enhorabuena por los estupendos planes! Lo más difícil es decidir recorrido en un país tan diverso. Después, una vez allí, todo fluye con facilidad y l@s colombian@s te hacen sentir a gusto. |
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Tema: Leticia: excursiones, alojamientos - Amazonas, Colombia |
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Ultimos 5 Mensajes de 41
14475 Lecturas
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Autor | Mensaje |
Susanillae
 Experto
 Dic 10, 2014 Mensajes: 154
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Hola Isabel! Pues mira, nosotros en la zona de Leticia nos alojamos en la Reserva Natural Cerca Viva, si mal no recuerdo, es el km 11 de lo que es la carretera al pueblo.
Te recomendaría no alojaros en el propio pueblo, Leticia, por ser pequeño y muy ruidoso, si lo que queréis es vivir la experiencia de selva pero no de un modo "tan salvaje..." os recomiendo que echéis un vistazo a uno de los alojamientos de esta Reserva, concretamente, Palmayacu, donde nosotros nos alojamos y que fue un sueño de lugar. La atención es maravillosa y desde ahí directamente gestionamos todas las... Leer más ...
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wanderlust
 Willy Fog
 Ago 23, 2011 Mensajes: 35868
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spainsun
 Site Admin
 Sep 29, 2002 Mensajes: 89062
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Muevo varios mensajes al hilo de Leticia.
Gracia spor vuestras aportaciones y por el aviso.
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isabelmb77
 Experto
 May 14, 2007 Mensajes: 115
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Hola Anais85, siguiendo tus recomendaciones he reservado 4 noches en Eware del 19 al 23 de febrero. Seguramente haremos las excursiones con ellos. Cuál es la excursión que más te gustó?, y la que menos?. No sé si atreverme a hacer la de dormir una noche en la selva. Qué tal la conexión de internet?. Crees que es necesario tomar Malarone?. Cualquier consejo/ comentario será bienvenido!. Muchas gracias
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anais85
 Indiana Jones
 Abr 03, 2009 Mensajes: 1378
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Las excursiones que considero recomendadas son el lago tarapoto(esta es digamos obligatoria) y ver a los perezosos(cruzas al otro lado, que es Perú, y es muy guay la experiencia). La caminata por la selva se puede hace de muchas maneras,te recomiendo que lo decidas allí pero todo alguna haría
La conexión a Internet mala pero es parte del encanto del lugar. Muy de vez en cuando iba bien.
El malarone es necesario, te lo digo también como médico, hay que tomárselo dos días antes, mientras se está allí y 7 días después.
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