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El Istmo de Curlandia es una franja de tierra de 98 kilómetros de largo que une los países de Lituania y Rusia (Kaliningrado). De esos 98 kilómetros, 50 pertenecen a Lituania. Tiene un ancho variable, de hasta 4 kilómetros en algunas zonas y de menos de 500 en otras. Por el interior está bañado por el Lago de Curlandia y por el exterior por el Báltico. Casi en su totalidad es una zona agreste, formada en un 70% por pinares y en un 25% por dunas. Solo una pequeña parte está urbanizada. Puede verse perfectamente desde el avión.
Las dunas más altas de Europa están en este pequeño parque nacional, Patrimonio de la Humanidad.
Hace 500 años el istmo estaba cubierto de bosques de robles donde cazaban los reyes prusianos pero mucho antes aquí se encontraban los bosques sagrados de los pueblos paganos del Báltico. En el siglo XVIII convirtieron este lugar en un desierto al cortar todos los árboles para tener cada vez más combustible en la era de la Revolución industrial. El mar arrastró arena y el viento la fue esparciendo hasta hacer enormes montañas. Algunas de esas dunas alcanzan los 68 metros. Se han instalado pasarelas de madera para poder pasear y proteger las plantas.
He leído que en el siglo XIX 13 pueblos de pescadores acabaron enterrados bajo la arena. Se salvó el actual Morskoye porque un ingeniero forestal llamado Franz Efa se dedicó a plantar árboles en la arena. Su experimento dio sus frutos y consiguió que crecieran pinos de los Alpes y una clase de robinia. Dos terceras partes de los árboles y arbustos que vemos actualmente no son autóctonos. Lo que se hizo para bien ahora parece que es un problema. Se ve que los árboles están ganando tanto terreno que ahora apenas si el 2% del istmo son dunas. Los turistas hacemos mucho daño (tenemos que pensar que la zona es preciosa y abunda la flora y la fauna, además de tener importantes playas). En muchos puntos se han instalado plataformas de observación.
Resulta encantador también el lago con los cisnes aunque para ello se tenga que subir una fuerte pendiente.
Aquí se encuentra la estación ornitológica más antigua de Europa. Se llama Fringilla, se abrió en 1901 y se encuentra en el pueblo pesquero de Rybachi. Podemos ver las redes para pájaros más grandes del mundo, de 15 metros de alto, que pueden llegar a atrapar hasta a 8.000 pájaros por hora. Se les examina y se les anilla antes de ponerles en libertad. Puede visitarse. Nosotros pasamos por delante pero no entramos por falta de tiempo.
Otra de las zonas dignas de visitarse es el bosque danzante, donde los árboles se entrelazan y retuercen con formas únicas. Puede recorrerse caminando sobre pasarelas de madera.
Llegar al istmo en transporte público no es sencillo. Creo que hay un autobús a alguno de los pueblos pero resultaría algo complicado moverse por allí. Sí que se organizan algunas visitas pero son en ruso. Mucho más fácil es llegar desde Klaipeda, en Lituania, en ferry, pero no sé lo que se puede ver.
Nosotros pudimos contratar a un guía que nos llevó en su coche. Apenas si sabía algo de inglés pero hicimos la visita como queríamos.
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