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Llegamos a Gusev en autobús, como a la mayoría de las otras ciudades. En este caso la estación está junto a la estación de trenes (aunque no logramos ver si había algún tren que la conectara con Kaliningrado; parece una estación de paso en trenes de largo recorrido). Aprovechamos para ir al WC (gratis).
El asentamiento de Gumbinnen, antiguo nombre de la ciudad (del lituano “gumbine” que significa calabaza) se mencionó por primera vez en 1580. Aquí se instaló una parroquia protestante a instancias de los Hohenzollern gracias al duque Alberto de Prusia en 1545. La primera iglesia se alzó en 1582.
Entre 1709 y 1711 fue devastada por la peste. El rey Frederick William I de Prusia le dio privilegios de ciudad en 1724. En 1732 llegaron a la zona protestantes refugiados de Salzburgo, que habían sido expulsados por el príncipe- arzobispo Leopold Anton von Firmian.
Fue provincia de Prusia oriental y se incorporó al Imperio alemán después de la reunificación.
En la Primera Guerra Mundial aquí tuvo lugar la Batalla de Gumbinnen (20 de agosto de 1914), ofensiva alemana en el frente oriental. El ejército ruso venció la batalla. El Ejército rojo permaneció en la ciudad varios meses. Después de la guerra se construyó una planta de energía.
En la Segunda Guerra Mundial los residentes de la ciudad, 24.000 personas huyeron ante el avance de los rusos. Un importante ataque aéreo tuvo lugar el 16 de octubre de 1944, dañando gran parte de la ciudad. Después de un tira y afloja con el ejército alemán, al final los rusos se hicieron con la ciudad el 21 de enero de 1945. Expulsaron a los pocos residentes alemanes que quedaban.
Después de la guerra se convirtió en parte de la Unión soviética y la ciudad pasó a llamarse Gusev en honor a un capitán del Ejército rojo, Sergei Ivanovich Gusev, que murió allí cerca en enero de 1945.
Junto a la estación se levantan dos torres de agua.
Enfrente de la estación encontramos también un monumento (no demasiado bonito) a los soldados caídos en el asalto de 1945.
Caminando desde la estación en dirección contraria a las torres, en la Zheleznodorozhnaya Ulitsa, vemos pronto la amarilla silueta de la Iglesia de Salzburgo.
Después es conveniente subir por la Ulitsa Pobedy. No tardamos en encontrar un monumento homenaje al poeta lituano prusiano Kristijonas Donelatis, que nació en el condado de Gumbinnen, en la granja Lazdinellen, a 6 kilómetros de la ciudad, el 1 de enero de 1714. En un edificio cercano podemos ver interesantes murales.
Más arriba está la que supongo es la más importante escultura de la ciudad, el alce. El famoso artista berlinés Ludwig Vordermayer empezó a pintar en el estuario del delta del río Neman a un alce real al que consiguió “retener” dándole coles. De ahí que sea tan realista. El alce fue fundido posteriormente en bronce. En 1912 la Comisión de arte del Estado compró la figura para ponerla en una de las ciudades de Prusia oriental. La suerte la tuvo Gumbinnen.
Se instaló en 1912 en la orilla izquierda del río Pissa, frente al puente.
En 1945 la escultura fue retirada y llevada al zoo de Kaliningrado (ahí es donde la historia se mezcla con la del otro alce del que ya hablé) y en su lugar se colocó una estatua de Gusev. En un intento desesperado por conseguir su devolución, los residentes de Gusev secuestraron a un alce real del zoo. La estatua finalmente les fue devuelta y se instaló donde la vemos actualmente el 25 de mayo de 1991.
Giramos por la calle Krasnoarmeyskaya y no tardamos en encontrar un parque. En el suelo hay unas monedas enormes (un monumento, claro). Más arriba vemos otro monumento con una silla, una mesa y unos objetos encima (calle Ulyanovykh, 10). Se trata del Monumento al periódico regional “Por el trabajo valeroso”. Se hizo para el 65 aniversario del periódico del distrito. Es una mesa de bronce cubierta con mantel sobre la que vemos una máquina de escribir mecánica, un vaso de té en un posavasos, una caja de cigarrillos de la marca Kazbek, una caja de cerillas y algunos periódicos. Al lado hay una silla de estilo vienés en la que te puedes sentar. Los fondos para construirlo los recaudó el personal de la editorial. Quiere evocar el lugar de trabajo de un corresponsal (o incluso aludir a que el periodista puede escribir perfectamente en un café). El primer número del periódico se publicó el 2 de noviembre de 1947.
Un poco más allá encontramos la estatua de un chico joven que parece que está hablando por el móvil con la mano en el bolsillo mientras camina despreocupado. Lleva unos libros bajo el brazo. Se trata del monumento al estudiante del liceo. Se construyó enfrente del liceo profesional nº 6 (según pudimos ver en la zona hay bastantes institutos o escuelas). Se dice que si se le frota la nariz tienes éxito en los exámenes. Según he visto en Internet, las chicas que quieren casarse le frotan una parte del cuerpo algo más íntima.
Si seguimos por la calle Pobedy, atravesaremos el Puente principal sobre el río Pissa. Se mencionó por primera vez en unas crónicas de 1734. El rey de Prusia, Friedrich Wilhem I, decidió nivelar el río y rellenar el antiguo cauce con numerosos canales. Para protegerse de las inundaciones el río contaba con presas a los dos lados, que estaban conectadas con un puente. En 1827 ese puente se fortaleció, al construir dos pilares. Se hizo también una barandilla de filigrana de hierro forjado. El puente se reconstruyó en 1935. Fue derribado en el asalto a Gumbinnen en la Segunda Guerra Mundial. Se construyó con posterioridad otro un poco más abajo. Sobre los dos pilares que quedaron, en 1957 la Administración de carreteras decidió construir un puente. En 2008 se restauró. El puente en sí no es nada del otro mundo pero la reja es bastante bonita. Lo malo es que cuando fuimos toda la zona estaba levantada por obras.
Un poco más abajo encontramos el monumento al héroe de la Unión soviética Sergey Ivanovich Gusev, de quien proviene el nombre actual de la ciudad. La primera escultura se instaló en 1952 en el centro de la ciudad, cerca de su lugar de enterramiento (muy cerca del puente). En 2009 los restos del militar se llevaron a un cementerio y en 2010 se hizo este nuevo monumento. Presenta a Gusev de cuerpo entero sobre un pedestal de granito (y a su vez sobre otro pedestal de piedra rojiza).
Antes de seguir por ese lado de la ciudad decidimos cruzar para ver el bonito edificio que se nos presenta al otro lado. Se trata de la Iglesia memorial en honor a todos los santos (avenida Lenin 42). A pesar de que puede parecer más antigua, cuando te acercas ya ves que es muy nueva. En concreto la primera piedra se puso el 31 de julio de 2010 en el lugar donde estuvo una iglesia luterana que se destruyó en 1945. Está dedicada a los que murieron en la Primera Guerra Mundial. Fue consagrada el 27 de noviembre de 2016 por el Patriarca Kiril de Moscú. La iglesia visualmente es muy bonita. El problema es la cantidad de obras que hay alrededor para modernizar la zona. Tiene las típicas cúpulas bulbosas doradas y una alta torre blanca y roja.
Vale la pena seguir por la calle Moskovskaya porque a medida que vayamos subiendo encontraremos bonitas casas de época prusiana.
La Casa de oficiales se construyó en 1912 y se usó como teatro y sala de conciertos. Aún hoy es propiedad del ejército.
Resulta interesante el Museo de Historia local Gusevskiy, antes llamado A.M.Ivanov. el edificio se construyó a finales del siglo XIX. El edificio, precioso, de ladrillo, fue originalmente un casino para oficiales (formaba parte del complejo de edificios del 11º Regimiento de Dragones), después estación de policía y finalmente un orfanato. Se instaló el museo en 1992. Hay mucha información sobre la historia de la ciudad, principalmente de las dos guerras mundiales, con algunos elementos interactivos y vídeos. Hay salas con ropa y utensilios típicos de finales del XIX, principios del XX (donde puedes vestirte de época y hacerte una foto) y de época soviética. También se ven algunas armas de las guerras mundiales. En nuestro caso a mitad de la visita de repente nos llegó una mujer, que empezó a llevarnos por las salas y a enseñarnos cosas. No hablaba inglés, apenas unas palabras, pero estaba riendo todo el tiempo. Al final nos hizo entender que era la directora del museo. Supongo que le habían comentado que habían ido unos españoles y como somos una rara avis en aquellos lares le hizo mucha gracia. Incluso nos pidió si podíamos hacer unas firmas en el libro de visitas mientras que ella nos hacía fotos para Instagram. Vamos, que acabamos siendo casi unas celebridades. Vale la pena la visita aunque solo sea para ver el edificio. En el exterior hay algunas trincheras, una especie de cenador, un puentecillo de madera, un arco… Muy cerca encontramos el ECC Café, una cafetería sencilla pero con comida decente a un precio más que razonable.
Bajando de nuevo encontramos el bonito edificio del Banco nacional. Fue construido por la Cooperativa de crédito en 1900. En 1907 se hizo un segundo edificio que está unido al primero en estilo neogótico. La fachada es bastante imponente. No menos imponente es el edificio del Antiguo gobierno, construido en 1911 en estilo neobarroco. Ahora ya no podemos ver en la fachada el escudo de armas de Prusia. Se ha sustituido por una campanilla.
Siguiendo la Lenina Prospect alcanzamos un monumento a los 70 años del final de la Segunda Guerra Mundial. Como en las otras ciudades rusas, son comunes los memoriales a las guerras mundiales, los medios de transporte del ejército tipo tanque (también en Gusev hay uno) y cualesquiera monumentos conmemorativos a uno u otro militar.
Un poco más original (aunque no tanto porque en centros comerciales de la región de Kaliningrado hemos visto varias) es el monumento que encontramos algo más allá, en un enorme parque en Shkolnaia street. Se trata de una réplica de la Torre Eiffel de 7 metros y de hierro forjado que el escultor Sergei Filippov donó a la ciudad en 2005. En el mismo parque hay otro memorial.
Seguimos bajando por esa calle y nos desviamos ligeramente para ver la escultura de un hombre con bayoneta. Este monumento está dedicado a la Primera Guerra Mundial, en concreto a los soldados que cayeron en la Batalla de Gumbinnen en agosto de 1914.
En el número 17 de la calle Kosmodemiankoy encontramos otra bonita iglesia que nos recuerda mucho a la de Todos los santos pero en pequeño. De hecho la paleta de colores es muy similar. Se trata de la Iglesia de la Asunción de la Santísima Virgen de los años 20 del siglo pasado. En sus orígenes fue una iglesia luterana. Después de la Guerra fue un gimnasio escolar y más tarde un almacén. En 1992 se entregó a la Iglesia ortodoxa. Fue consagrada en 1992.
El pintor académico Otto Heichert pintó entre 1912 y 1913 un bonito fresco que representa la reunión del rey de Prusia, Friedrich Wilhem I, con los colonos de Salzburg en el salón de actos de Friedrichshule (ahora Gusev Agricultural College) . En aquel momento se acababa de terminar un edificio para gimnasio de niños (sería como un colegio) y estaba próximo el bicentenario del reasentamiento de esos colonos. El fresco es muy grande, 16 x 8 metros, y tiene muchísimos personajes (al fondo de la composición muy apiñados). Está coronado con unas palabras atribuidas al rey: “Para mí, nuevos hijos; para ustedes, una querida Patria”.
El fresco sobrevivió a la guerra casi sin daños (un proyectil explotó en el patio del edificio y un fragmento cayó en el mural, haciendo daños en la parte del cielo) pero después de la Guerra se entendió que no cumplía con los dictados del nuevo régimen soviético, cuando se abrió allí una escuela técnica. Como el tema agrícola se relacionaba con el uso de la institución se pintó con pintura de tiza en un principio y más tarde con tiza y pinturas al óleo.
Con el tiempo se dedicó la estancia a hacer varios eventos para los que era necesario tener un escenario de madera y una pantalla para ver películas. Eso provocó que el fresco se dañara. Se destapó y restauró en 2008. Al principio se dudaba de su valor artístico pero unos especialistas del Museo Estatal de Historia y Religión de San Petersburgo concluyeron que era una obra sobresaliente. Al estar pintado sobre yeso húmedo creen que puso salvarse. No obstante la restauración costó tres millones de rublos. A la inauguración acudió el nieto del pintor quien, con dos años, había posado para su abuelo (en primer plano del fresco hay un bebé).
Se trata de una obra espectacular, uno de los murales más grandes del mundo dedicados a un tema no religioso. Se dice que los retratados son refugiados reales. Incluso aparece el artista (es el hombre de la izquierda que lleva una bolsa).
El gran problema es que el fresco, como no podía ser de otro modo, está en el interior y el edificio cuando visitamos la ciudad estaba cerrado por lo que no pudimos verlo.
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