
Y ya sí que sí… el último día había llegado. Por la mañana la pasamos entera en la ciudad, siguiendo con nuestras compras de souvenirs y regalos. Aunque antes, fuimos a ver la escultura “El Viajero del Sol" que representa un barco vikingo. La verdad es que el entorno, con el mar de fondo lo convirtió en unos de mis sitios preferidos de la ciudad

Muy cerquita de allí está el Harpa, que se trata de un centro de conciertos y conferencias. Es también un edificio muy moderno, terminado en 2011, al cual se puede acceder dentro. Os recomiendo verlo de noche, ya que va cambiando de color. La verdad es que resulta un edificio bastante disruptivo en la ciudad y le da un aire más especial. Aquí también está la sede de la Orquesta Sinfónica y la Ópera de la ciudad, es por ello por lo que la conocía de antemano, puesto que salió en una serie que veía (Sense8).

Otro de los sitios que más me gustó de la ciudad fue el lago Tjörkin, donde está el Ayuntamiento. Es otro buen sitio para sentarse en un banco y relajarse. Aquí también se encuentra la Iglesia Fríkikjan. Respecto al Ayuntamiento, no tiene nada en especial. Se puede acceder dentro, cuenta con unos baños y alguna exposición. De hecho, tienen un gran mapa a escala de la isla, lo cual después de haber estado es bonito a la par que nostálgico de ver. Precisamente, había justo un guía español explicando a unos turistas cosas sobre el país, y lo que más me llamó la atención fue que dijo que no hay país en el mundo que se asemeje a Islandia, el único que se le puede parecer un poco es Nueva Zelanda. Habrá que ir entonces!

Después, fuimos a la Iglesia Católica, a la cual se puede acceder gratuitamente. No es que sea nada espectacular, pero al menos por dentro tenía más elementos que las otras Iglesias.
Ya, en la hora de comer, buscamos algún restaurante donde no nos quitaran un riñón. Casi todo lo que vimos estaba alrededor de los 25-30€ por plato, por lo que al final nos decantamos por una hamburguesería, llamada Lebowski Bar, donde una hamburguesa con patatas me costó 2500kr (unos 18€). Siendo de lo más barato que encontramos, ni tan mal, estaba bastante bien, la verdad! Y todavía andábamos con mucho “mono” de comer comida cocinada y caliente!
Tras remolonear un poco más en la ciudad, pusimos ya rumbo a nuestro último destino en la isla Blue Lagoon. Este es uno de los puntos turísticos más reconocidos y visitados del país, se trata de un lago completamente natural, cuya temperatura oscila entre los 38 grados.
El camino hasta allí es de otro mundo, parece que estás en la Luna! Os dejo una foto, porque es bastante espectacular, a la par que distinto a todo lo anteriormente visto:

Como os indicaba, es mejor reservar con antelación y en la entrada, que cuesta la friolera cifra de 75€ dependiendo de cuando reserves, la hora, etc., viene incluida una bebida, una mascarilla de silicio, toalla y acondicionador, que no champú. La bebida podéis elegir entre cerveza, refrescos o smoothies por ejemplo. También hay dentro del Lago una fuente de agua.
En la entrada te dan una pulsera monedero que también usas como llave en las taquillas que hay en el interior y la toalla. A la salida, tienes que devolver la pulsera, donde miran si has comprado algo dentro. No sé si es por el sitio en concreto donde dejamos las cosas, pero eso que decían que te tienes que duchar desnudo delante de todo el mundo no se dio. Porque sí, te tienes que duchar antes y después sin ropa, pero eran duchas cerradas.
Me preocupaba que después de tanto pagar, no valiera la pena el lugar. Yo diría que hacer una vez la turistada es más que suficiente. El sitio es único, es bonito, pero en la isla, por lo que leí, hay más piscinas de este tipo, ninguna tan grande como ésta, claro está. Pero, al fin y al cabo, solo estas dos horas como mucho, al final hace mucho calor allí.
Claro está que el contraste entre fuera y el agua es espectacular! La carrerita desde donde dejas la toalla y el Lago… ni Usain Bolt lo haría tan rápido como lo hice yo! Y sales con la piel suave, muy muy seca, eso sí, pero muy relajada. El pelo, eso sí, echad mucho mucho acondicionador, porque reseca mucho!

Con nuestro gran pesar, nos fuimos de allí, rumbo al aeropuerto, pasando antes por una gasolinera para llenar el depósito. Cuando entregáis el coche, en la mayoría de los casos, lo tenéis que entregar lleno. Había una cerca de las oficinas de Procar, por lo que sin problemas. Despedirnos de nuestro querido Kia Picanto, con el que tanto habíamos vivido y tanto había aguantado el pobre, fue muy triste.
Nos dejó el shuttle de la compañía de coches en el aeropuerto demasiado pronto, a las 9 de la noche, cuando el vuelo no salía hasta la 1:30hrs y no abrían la facturación de maletas hasta las 11 de la noche. En un aeropuerto tan pequeño, os podéis imaginar el aburrimiento. Fuera, apenas hay sitios para cenar, por lo que fuimos a Joe & the Juice, donde me comí un sándwich por 1350 kr.
La espera fue mortal y el vuelo aun peor, llegábamos a las 8 de la mañana, hora de Madrid, y apenas pude dormir…
Y con esto, termino este diario de viaje sobre Islandia. A todo el mundo que me ha preguntado, le he dicho lo mismo: es un viaje caro, que te tienes que organizar y que puede resultar cansado por tanto coche, pero vale tanto, tantísimo la pena… lo que vais a ver allí es totalmente único, diferente a todo lo que habéis visto anteriormente. Es la naturaleza en estado puro, un país de grandes contrastes, que os dejará boquiabiertos en todo momento. No dudéis ni un instante en visitarlo porque no os arrepentiréis jamás! Da igual las fotos que hayáis visto o los documentales que hayáis visto, verlo en persona es algo que no se os borrara de la mente.
Muchas gracias por leerme!!