El circuito que habíamos contratado empezaba con el traslado desde el hotel al aeropuerto de Atartuk. El avión salía a las 8:00 y la agencia según nos dijeron desde Granada nos recogería a las 6:00. Pero también nos anunciaron que los de Turquía se pondrían previamente en contacto con nosotros. Y en el hotel nadie dejó ningún aviso. Veíamos notas de otras agencias anunciando el horario de salida de los viajes, pero nada de nada del nuestro. Con el miedo en el cuerpo a las 5:50 estábamos en el hall del hotel con nuestras maletas. Pero era de ley que en este viaje todo funcionara a la perfección. A las 6:00 en punto allí estaba el de la agencia para llevarnos a Atartuk. Vuelo hacia Ankara que salió a su hora y en 55 minutos estábamos en Asia. El guía que nos iba a acompañar durante el circuito estaba en el aeropuerto esperándonos. Y nos anunció que nos habían incluido en un grupo con latinoamericanos. Enseguida comprobamos que eran unos cuantos uruguayos, casi todos familiares y otros argentinos. Como se llevan tan bien..... Pero la verdad que resultó un grupo agradable. Montamos al microbús que era en el que íbamos a hacer el circuito y desde fuera nos pareció un poco pobre. Pero luego, como el aire condicionado funcionaba bien y tampoco era tan incómodo pues dentro de un orden no estuvo mal.

Guía y microbús del circuito
Fuimos al hotel a recoger al resto del grupo, (ellos habían hecho el viaje Estambul-Ankara en el bus), nos conocimos se montaron las correspondientes bienvenidas y lo de la madre patria y todo eso y primer viajecito hasta llegar a Capadocia. Solo trescientos kilómetros y pico. Una tontería comparando con el trayecto posterior entre Capadocia y Pamukkale del que ya hablaremos.
En el mismo Ankara estuvimos en los dos únicos sitios visitables: Museo de las Civilizaciones y Mausoleo de Atartuk. El primero es interesante. Lo segundo pues bueno una obra montada a la medida del ego del “padre de la patria”. Eso sí tuvimos ocasión de asistir al cambio de guardia. Hay que ver cómo levantan la pierna los soldados turcos. Como si estuvieran haciendo el paso de la oca pero a cámara lenta.

Cambio de guardia en el Mausoleo de Atartuk
En el trayecto hasta Capadocia comimos e hicimos alguna parada técnica siempre coincidiendo con tiendecillas para turistas. Increíble la compulsividad para las compras de muchos de los compañeros de viaje. Era bajar del autobús y antes de ir a orinar corriendo para las tiendas. Menudo tejemaneje que se traen las agencias con todo esto. Ya diré algo más adelante. Las comidas en general bastante bien para lo que suele darse en los circuitos. Incluso en algún caso muy bien. Si en Estambul fuimos nosotros los que buscamos buena comida en el circuito fue la suerte quien nos evitó los habituales engendros comestibles. La verdad es que en ese sentido, tanto en hoteles como en comidas al viaje podríamos darle un notable.
También paramos en el lago salado un lugar pintoresco en el que ibas pisando la sal a medida que te ibas hacia el interior. Bastante grande por cierto.

Lago Salado
En Capadocia llegamos a Urgrup, y nos quedamos en el hotel Perissia. Se trata de un 5 estrellas turco si te instalan en el edificio principal. En los laterales por lo que dicen quienes han parado ahí resulta bastante cutre. Nosotros tuvimos suerte nos colocaron en el edificio central y la verdad es que bastante bien para lo que nos temíamos. Tras la cena todos nos apuntamos a uno de esos espectáculos que se organizan por doquier para los turistas. De vez en cuando tampoco pasa nada por cambiar el chip de viajero por el de turista. Pasas el rato. En el espectáculo hay de todo. Desde unos derviches hasta la danza del vientre pasando por diversos bailes folclóricos. Como 25 € por cabeza tampoco era algo descabellado pues bien.
Al día siguiente se nos ofreció a los que quisieran hacer el viajecito en globo, ir al valle del Göreme a realizar la actividad. La verdad es que mi mujer y yo nos mantuvimos desde los preparativos en una duda metódica sobre si hacerlo o no. Nos parecía una pasada lo de los 150 € por cabeza que se convertían en un montante familiar de 300 €. Finalmente nos decidimos. Y no nos arrepentimos. Se trata de algo que solo lo vas a vivir una vez en tu vida y en un lugar impresionante. Además después de haber plantado unos cuantos árboles y tener hijos quedaba esto. Francamente recomendable. Y nada de vértigo ni de ninguna sensación de peligro. La hora en el artefacto recorriendo ese paisaje increíble se quedará en la memoria para el resto de la vida. Y ahora mismo ni me acuerdo de los 300 €. Encima nos hemos traído un diploma con la gesta.

Inflando el globo

Capadocia desde el globo
De regreso al hotel dando tanta envidia a los que no habían ido que todos se apuntaron para el día siguiente, y tras desayunar, nos llevaron a hacer un recorrido por la zona. Espectacular el paisaje incluido el museo al aire libre de Goreme, donde no te puedes ni imaginar esa serie de iglesias y monasterios con unos frescos tan increíbles. Para los que dudan, haciendo solo una noche en Capadocia se puede ver perfectamente todo. Y merece la pena. Vaya que si merece la pena.

Detalle en una de las iglesias del museo al aire libre de Goreme