Pennsylvania ✏️ Diarios de Viajes de USA

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Proseguimos la marcha a media tarde y aún nos quedan un par de horas para llegar a Philadelphia, ya en Pennsylvania. Esta parte de la ruta no tiene en absoluto ningún interés, hasta el momento de entrar en Philadelphia (www.visitphilly.com/).
Antes de dirigirnos al apartamento, aprovechamos la ruta de entrada para detenernos en uno de los puntos más turísticos de la ciudad, las escaleras y la estatua de Rocky Balboa. Se encuentran en el Museo de Arte de Philadelphia, y la estatua del boxeador en una pequeña plazoleta al pie de las escaleras. Tras las fotos y vídeos de rigor subiendo las escaleras corriendo, imitando a Mr. Stallone, nos ponemos a hacer cola para las fotos en la estatua. Allí, un agradable señor se gana unos dólares honradamente ofreciéndose para hacer de fotógrafo a los turistas que lo deseen, a cambio de la voluntad. Cuando acabamos las fotos, el sol ya está bastante bajo y nos ponemos en marcha hacia el apartamento para dejar los trastos e ir a cenar. Como en otras ocasiones, no necesitamos ni que nos reciba el propietario ni una llave para entrar, pues la puerta de la calle y la de nuestro apartamento se abren mediante código numérico que nos han pasado por correo hoy mismo. El apartamento es muy moderno y limpio, con una habitación con cama de matrimonio, un salón/comedor/cocina con una cama plegable para Ada, y un baño. Y con aire acondicionado, por suerte. En las puertas que hay más abajo del pasillo parece que hay otro apartamento y una sala con lavadora. En la calle, bajo el apartamento, hay una oficina que parece una agencia inmobiliaria.



La zona parece tranquila y relativamente cercana al centro histórico de la ciudad, sin peligro para dejar el coche aparcado en la acera en un callejón adyacente a nuestro apartamento. Cuando lo dejo, la mujer que vive justo enfrente de donde lo he dejado me pregunta si vamos a estar muchos días allí aparcados, porque tiene que venir a buscarla una ambulancia el lunes. Le respondo que el lunes temprano nos vamos a marchar y me comenta que ningún problema. Esta señora me va a tener el coche vigilado mientras esté aparcado allí, me temo. Le comento que estamos alojados en el apartamento de la esquina y que si hay algún problema pueden venir a avisar.

A un par de calles, vemos que hay varios restaurantes asiáticos, pero nos decidimos por otro muy lleno de gente joven, llamado Devil’s Den, en el que cenamos correctamente por 45$. Al otro lado de la calle, vemos un CVS al que tenemos que ir a comprar algunas cosas de higiene personal antes de retirarnos definitivamente por hoy.

Alojamiento: Modern Cozy Unit, 3 noches, sin desayuno. Airbnb.com, 428€.

Distancia recorrida: 174 millas.

13/7/19:
La noche en el apartamento ha sido correcta. A pesar del calor que hace en la ciudad, el aire acondicionado nos ha mantenido a gusto. A un par de calles, tenemos un Starbucks (ya controlado gracias a Google Maps), y allí nos dirigimos a tomar un desayuno a base de cafés, zumo y croissants (21$), y de paso, usurpar algo de wifi. Justo al lado del Starbucks, tenemos unos almacenes Target, y aprovechamos para unas compras que no nos acordamos ayer en el CVS. Volvemos al apartamento, y ya nos montamos en el coche para ir a nuestra primera visita: Eastern State Penitentiary (www.easternstate.org/), una cárcel en desuso que se ha habilitado como atracción turística, del estilo de Alcatraz, pero sin el plus añadido de encontrarse en una isla, sino en medio de la ciudad. Justo al lado del recinto, se ha habilitado un aparcamiento al aire libre, con capacidad para unos 200 vehículos, al que vamos sin dudar ni un instante. Por 13$, podemos tener el coche 12 horas, con lo que después de la visita a la cárcel, aún podremos dar un paseo por la ciudad.
La cárcel nos da la impresión de ser más grande que Alcatraz, y, sin tener el glamour de aquella, a mi parecer, está es bastante más “auténtica”. La recomiendo encarecidamente como visita “must” en Philadelphia. También se ofrece un audio tour gratuito, por supuesto. La disposición de las galerías de este recinto, de forma radial, creó una especie de escuela en muchas otras penitenciarías del mundo.


Como curiosidades de esta cárcel:

• Al Capone estuvo encerrado aquí (en una celda mucho más arreglada que las del resto, como se puede ver).
• Tiene celdas de aislamiento y corredor de la muerte (aunque nunca hubo ejecuciones).
• En muchas de las celdas se exhiben obras de arte de artistas locales.
• Tuvo a un perro como recluso.
• Dispone de hospital, sinagoga y campo de baseball.

En algunos de los bloques se encuentran áreas de “descanso”, con aire acondicionado y venta de agua, pues el calor es realmente sofocante, no sólo en la prisión, sino en la ciudad (como veremos más tarde). En algunas de estas áreas se proyectan vídeos de distinta índole, todos relacionados con la prisión, obviamente.

Saliendo de una más que satisfactoria visita, aprovechamos la hora para comer en el restaurante que hay justo enfrente de la entrada a la cárcel, llamado OCF Coffee. Allí comemos unos sandwiches y unos refrescos por 34$ (tampoco hay mucho más que escoger en este local)... Mientras comemos, aprovechamos para hacer una recarga de saldo desde N26 a Bnext, puesto que a pesar de ser rechazada en algún local, las Bnext han ido consumiendo el saldo con la que las cargamos inicialmente.
Como aún queda mucho rato para que caduque nuestro vale de aparcamiento, vamos caminando hasta nuestro destino, unas cuantas travesías más al sur. Haciendo caso a google maps, son unos 20 minutos andando. En la realidad, con la temperatura ambiente y al paso que vamos, tardamos casi una hora en llegar al Mutter Museum (muttermuseum.org/), una especie de gabinete de curiosidades y rarezas relacionadas con el cuerpo humano. Para gente aprensiva no lo recomiendo, pues hay alguna cosa que puede turbar (tumores, heridas, fracturas, fetos...). La entrada nos cuesta unos 49$ en total, y no se pueden sacar fotos en el interior. No es un museo muy grande, dispone de 3 salas distribuidas en 2 pisos, con muchas vitrinas y expositores. Dejamos el museo cuando apenas son las 5 de la tarde, y nuestra próxima cita es a pocas manzanas de allí, en el Franklin Institute, dónde tenemos hora reservada a las 18 para la exposición del Universo Marvel.


Para hacer un poco de tiempo, entramos, como no, en un Starbucks a tomar unos zumos (12$). El Franklin Institute se encuentra a medio camino aproximadamente del trayecto de regreso desde Mutter Museum a Eastern State Penitentiary.

A las 6 en punto nos presentamos en la puerta del Institute que da a la exposición del Universo Marvel. Durante casi un par de horas, podemos disfrutar de los auténticos vestidos y demás artilugios de los más grandes héroes y heroínas de los últimos años. Es una exposición muy centrada en “Los Vengadores”, pero también hay alguna cosa relativa a los héroes de las series que se han podido ver en Netflix (Daredevil, Luke Cage...). El paso por la tienda de merchandising es casi obligatorio en esta ocasión, como podréis suponer (23$).




Salimos del Institute y nos encaminamos al aparcamiento junto a la prisión, con la intención de cenar algo por el camino al apartamento, pero al llegar a la calle de la penitenciaría, en la que se ha hecho una especie de feria de la cerveza o algo así, vemos que el otro restaurante frente a la entrada aún está abierto, y entramos a cenar en él. Es una antigua estación de bomberos transformada en restaurante, llamado Jack’s Firehouse. La cena, excelente, por 55$.

Ahora sí, de nuevo al volante, regresamos a nuestro apartamento agotados, más por el calor que por las caminatas arriba y abajo en la parte oeste de Philly.

Distancia recorrida: 7 millas.

14/7/19:
Aunque podríamos casi ir andando o coger transporte público, creemos que es mejor movernos siempre con nuestro vehículo para tener mayor libertad de movimientos. A pesar de la cercanía del centro histórico de Philadelphia, subimos al coche para llegar a las cercanías del edificio en que se encuentra la famosa Liberty Bell antes de desayunar. Hoy es domingo, y el tráfico en la ciudad es bastante menor que ayer, por lo que en apenas 10 minutos hemos dado con un lugar adecuado y cercano para dejar el coche, justo en la parada de metro de Chinatown, junto a Franklin Square. Desde allí tenemos 15 minutos andando hasta el National Constitution Center, dónde sabemos que hay un Starbucks. Llegamos al sitio correcto hambrientos y vemos mucha gente desembarcando de autobuses turísticos, temiendo que acaben con las existencias del Starbucks. Afortunadamente, se dirigen todos un poco más al sur. Desayunamos tranquilamente con vistas al edificio del FBI situado justo enfrente del Starbucks, y nos disponemos a seguir a las hordas de turistas a ver la Liberty Bell.

Vuelve a ser un día extremadamente caluroso, y para horror nuestro, la cola para entrar a ver la Liberty Bell es larguísima, una serpiente formada por cientos de turistas asándose al sol y buscando como locos el abrigo de alguna de las pocas sombras que ofrece el espacio reservado a las colas. Por fortuna, la cola se mueve rápido a pesar de tener que pasar controles de seguridad a la entrada, y en menos de 40 minutos hemos logrado entrar y disfrutar del aire acondicionado del interior, mientras leemos los muchos paneles explicativos acerca de la historia de la campana y todo lo que representa (www.nps.gov/ ...tybell.htm).



Después de las fotos de rigor y de pedir consejo a una ranger entradita en años y con muchas ganas de charlar acerca de nuestras siguientes visitas, salimos del centro para dirigirnos al APS Museum, dónde se exhiben mapas antiguos de norteamérica, las primeras colonias, las rutas de las expediciones de la conquista del oeste...
Según nos cuenta la ranger, para visitar el Independence Hall, hay que reservar con mucha antelación, o esperar a tener suerte y poder entrar en las plazas limitadas que hay por las tardes. Como no tenemos reserva, nos tendremos que jugar la visita a hacer cola después de comer. Mientras tanto, nos daremos un paseo por Congress Hall, sede del Congreso de USA entre 1790 y 1800 (www.visitphilly.com/ ...ress-hall/). Para esta visita no es necesaria reserva ni pagar nada.




Con tanta cola y tanta espera, nos ha entrado hambre, y nos vamos al Reading Terminal Market, situado a unas manzanas de Independence Hall. Es un inmenso mercado cubierto con cientos de tenderetes y locales para degustar distintos tipos de cocina (readingterminalmarket.org/), parecido al Quincy Market de Boston, o a Borough Market en Londres, por ejemplo.

Tras media hora bajo un sol abrasador, llegamos a Reading aún más hambrientos y sedientos, con lo que casi no llegamos a ver la gran oferta de comida que hay en el mercado. Uno de los garitos más famosos es el Spataro’s, especializado en Philly Cheesesteaks, el bocadillo oficial de la ciudad. Este mismo me vale, mientras que Ada y Ester prefieren pizza. El bocadillo, espectacular, aunque nada barato a pesar de venir con refresco (16$). Es una auténtica máquina de hacer dinero...
Es realmente difícil elegir qué comer, pero es mucho más difícil encontrar un sitio en el que sentarse a comerlo, aunque con mucha suerte, podemos llegar a encontrar 3 sitios vacíos en una de las muchas mesas para compartir que hay en el mercado. Nos llenamos de bocadillo y pizza y antes de marcharnos, toca hacer cola otra vez para probar unos helados de Bassetts Ice Cream, otro de los grandes triunfadores del mercado.



Ya llenos y un poco más frescos e hidratados, regresamos hacia Independence Hall, para volver a hacer cola, a ver si hay suerte y podemos entrar. Se pueden obtener entradas gratuitas para el mismo día en el Visitor Center situado un poco más al norte del edificio de Liberty Bell, pero se agotan antes de que te hayas dado cuenta. Empiezan la entrega a primera hora de la mañana y se acaban inmediatamente.
Compramos una botella de agua a un vendedor ambulante que esta semana debe estarse forrando, y volvemos a pasar los controles de seguridad para acceder a Independence Hall. Por suerte, nos dejan pasar la bebida sin problema. Los grupos que pueden acceder al interior son de máximo 75 personas, y sólo admiten 5 grupos en toda la tarde. Las admisiones creo recordar que empezaban a las 3 pm. Con toda la gente que tenemos delante nuestro en la cola, calculamos más o menos que no tendremos problemas para entrar en el segundo o tercer grupo como mucho. Al cabo de un rato, vemos como los cálculos eran bastante correctos: somos los primeros del tercer grupo en entrar. La visita y el edificio no tienen absolutamente nada de particular aparte de su valor histórico incalculable para los estadounidenses, pues es dónde se firmó la declaración de Independencia en 1776 (www.nps.gov/ ...cehall.htm).



Al salir del Independence Hall y hacer las fotos obligatorias, nos dirigimos a echar un vistazo a la tienda de souvenirs del Visitor Center antes de proseguir con las visitas del día. La ventaja de esta parte de Philadelphia es que está todo relativamente cerca. Así pues, saliendo de la zona más histórica, ponemos rumbo a la casa de Betsy Ross (historicphiladelphia.org/ ...at-to-see/).

Antes de llegar, en primer lugar, pasamos por el cementerio donde está enterrado Benjamin Franklin, aunque no llegamos a entrar. Por suerte, su tumba está justo junto a la verja de Arch Street y se ve desde la calle. Un poco más adelante, en la misma calle, entramos en el Starbucks de turno a tomar un café helado y un zumo. Justo enfrente del Starbucks se encuentra la casa de Betsy Ross. Esta señora se hizo famosa por ser la que cosió la primera bandera de “Barras y Estrellas” de los USA, pero solamente con 13 barras y 13 estrellas, por los 13 estados que se independizaron inicialmente. El encargo le fue dado por George Washington en persona (el primer presidente), junto con otros dos caballeros (George Ross, tío de su marido, y Robert Morris). La visita se reduce a ver la tienda de souvenirs, puesto que el museo ya ha cerrado a la hora que llegamos...


Un par de calles más adelante, llegamos a Elfreth’s Alley, la calle residencial más antigua de los Estados Unidos (www.elfrethsalley.org/). Supongo que también debe de ser de las que tiene los precios más caros a pesar de la antigüedad de sus construcciones.


Después de echar un vistazo a esta bonita calle, regresamos al aparcamiento en que dejamos el coche. En Franklin Square se celebra algún tipo de evento relacionado con la población china y nos preguntamos si entrar a ver qué se cuece. Al llegar a la entrada, nos piden 25$ por cabeza para ver no sabemos exactamente qué, y declinamos la oferta. Llegamos al aparcamiento, pagamos los 15$ correspondientes y ponemos rumbo al apartamento. De camino, pasamos cerca de la escultura de LOVE. Como el tema aparcamiento está muy mal en esta zona, me paro en un lugar prohibido y me quedo en el coche mientras Ester y Ada se acercan a la escultura a sacar unas fotos. Mientras espero, me confunden con un Uber, pero afortunadamente no hay ningún policía cerca para multarme.


Al cabo de unos minutos, vuelven mis chicas y finalmente podemos regresar al apartamento, descansar un rato y salir a cenar a un restaurante tailandés en la calle de al lado, llamado Ratchada, que parece tener abierto solamente para esperarnos a nosotros. Cenamos completamente solos unos excelentes platos asiáticos por 44$. Al salir, pasamos por el 7/11 de al lado a comprar una botella de agua y unos helados de postre para comer en el corto camino a casa.

Distancia recorrida: 4 millas.

15/7/19:
Último día en Philadelphia, pero la rutina sigue igual: desayuno en Starbucks por 21$ y regreso al apartamento a recoger todas nuestras cosas, inspección final para asegurar que no queda nada en el apartamento (especialmente de Ada, especialista en olvidarse cosas), y al coche para regresar al norte. Muchas millas sin nada importante que ver hasta llegar a la altura del alto Manhattan, dónde el GPS vuelve a meternos por el puente de George Washington en la parte más alta de la isla.


Nuestro destino, después de estar toda la mañana en el coche, no es otro que Tarrytown, el pueblecito pegado a Sleepy Hollow en el que estuvimos apenas 3 días atrás. Aparcamos, hambrientos ya, en la calle principal, en la que el inevitable parquímetro de turno nos obliga a poner 1$ para tener tiempo de comer en el restaurante griego Lefteris Gyro. Altamente recomendable si os gusta la cocina mediterránea: hummus, ensaladas, aceitunas...Todo por unos 50$.
Apenas sin haber consumido el total del tiempo que nos otorga el parquímetro, volvemos al volante, y esta vez sí, conseguimos llegar hasta el faro de Sleepy Hollow que se encuentra sobre el río Hudson. Tenemos que entrar y aparcar en una especie de parque local o estatal, pagando 10$ por dejar el coche durante el breve lapso de tiempo que nos llevará la caminata hasta el faro, sacar 4 fotos y regresar. Realmente no vale la pena. Casi hubiera preferido ir un poco más al norte hasta poder divisar la Penitenciaría de Sing Sing, también sobre el río Hudson, a menos de 10 kilómetros del faro. En fin...



Próxima parada: New Haven, de nuevo en Connecticut.

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