Sicilia es una isla italiana. Es por eso que los ciudadanos de la UE solo necesitan para viajar el DNI.
Ocupa una extensión de más de 25.000 km2 y está separada de la Península por el estrecho de Mesina.
Por su forma triangulas se le dio el nombre griego de Trinacria. Dicho nombre derivó en Sicania y de ahí a Sicilia.

En su territorio destaca la presencia del volcán Etna, de 3.330 metros y aún en activo (de vez en cuando da algún susto). La presencia del volcán tiene gran influencia en la orografía de la isla ya que el basalto es el principal componente de los montes Hibleos.

También hay otros montes, que se entienden como una prolongación de los Apeninos. Aunque ninguno de esos montes supera los 2.000 metros, la isla tiene un aspecto montañoso.
Quizás una de las cosas más importantes en cuanto a vegetación es la gran abundancia de especies que ha introducido el hombre. Fenicios y griegos llevaron el cultivo de la vid, el olivo o las higueras, los árabes introdujeron limoneros y almendros y la presencia española, naranjos y chumberas. Además, hay zonas de bosque mediterráneo.
Sicilia no es fría pero siempre es conveniente llevar una chaqueta por si acaso. Un día de primavera con lluvia puede resultar fresco. Y para subir a ver el Etna se tiene que ir abrigado y con zopa deportiva. De todos modos tiene más días soleados que la media del resto de Italia.
Su situación estratégica ha hecho que todo el mundo haya querido controlarla. Y así ha sido a lo largo de la historia.
Se han encontrado las primeras evidencias humanas en las cuevas de los Montes Pellegrino y Lévanzo. Datan del paleolítico. Se sabe que en el II milenio a.C. se asentaron aquí grupos de indoeuropeos que se mezclaron con los "autóctonos".
Hacia el 1.500 a.C. llegaron elinos y sículos. Estos últimos, por ejemplo, introdujeron el caballo y la agricultura.
Sobre el año 1.000 a.C. llegaron los fenicios, que fundaron algunas colonias como Solunto, Mozia y Palermo. Hacia el 700 a.C. llegaron los griegos, que fundan colonias en Agrigento, Siracusa, Gela, Selinunte y Catania. Ya desde el principio tuvieron algunos encontronazos con los cartagineses.

Magna Grecia (en griego Μεγάλη Ἑλλάς Megálē Hellás) es el nombre dado en la Antigüedad al territorio ocupado por los colonos griegos en el sur de la península italiana y en Sicilia, donde fundaron numerosas polis que comerciaron con su metrópoli.
Muchas de las nuevas colonias se convirtieron en poderosas y prósperas ciudades, como Neápolis (Νεάπολις, Nápoles) o Síbaris (Σύβαρις). Otras ciudades de la Magna Grecia fueron Siracusa (Συρακούσσες), Akragas (Άκραγας, Agrigento), Selinunte (Σελινοΰς), Taras (Τάρας, Tarento), Locros (Λοκροί), Regio,(Regio de Calabria, Ρήγιον), Crotona (Κρότων), Turios (Θούριοι), Elea (Ελαία), Mesana (Mesina), Tauromenio e Hímera. Desde estos emplazamientos se mantenían vínculos con la Grecia más occidental, la del actual litoral hispanofrancés: Massalia (Marsella), Antípolis (Antibes), Nikaia (Niza), Emporion (Ampurias) o Mainake (Málaga).
Dioniso el Viejo, tirano de Siracusa (siglos IV y V a.C.) les mantiene a raya y se convierte en uno de los gobernantes más poderosos del Mediterráneo. Lo mismo pasa con Agatocles (316-289 a.C.).
Durante la Primera Guerra púnica, los romanos conquistaron toda Sicilia, salvo Siracusa, que consiguió mantenerse independiente (241 a. C.). Sin embargo, durante la Segunda Guerra púnica, Sicilia se alió con Cartago, por lo que los romanos la conquistaron militarmente en 212 a. C., pese a los intentos del famoso inventor Arquímedes por defenderla, que murió en la toma de la ciudad. Después de la conquista, Sicilia fue reducida a provincia romana.
En el período romano Sicilia fue el granero de Roma. No hubo muchos acontecimientos destacables más allá de los saqueos del pretor Verres y algunas revueltas de esclavos.
Con la caída del Imperio romano, una serie de pueblos germánicos se sucedieron en la isla: primero la ocuparon y saquearon los vándalos (439-468), aunque asumieron la cultura y las costumbres de la isla. Debemos tener en cuenta que en el 476 el rey vándalo cedió la isla a Odoacro, tras deponer al último emperador romano de Occidente, Rómulo Augústulo. Odoacro era ahora el rey de Italia. Cuando éste murió, Sicilia pasó a manos del godo Teodorico.
En 535, desembarcó en ella el general Belisario, comandante de las tropas bizantinas, a quien había enviado el emperador Justiniano. La conquista fue bastante rápida ya que apenas había algunos godos para defenderla. La isla se incorporó al Imperio bizantino. Sicilia fue bizantina durante cuatro siglos. Fue un período de gran desarrollo cultural. En ese tiempo surgen de allí varios Papas e importantes escritores.
A partir del siglo VIII, los sarracenos del norte de África iniciaron ataques cada vez más fuertes sobre Sicilia, conquistando y fundando en la isla el emirato de Sicilia entre los años 827 y 902. Palermo se convierte en la capital de la isla. Empieza un momento de esplendor en la ciudad, con la construcción de impresionantes palacios y mezquitas. Se desarrollan fuertemente la agricultura, los sistemas de regadío y de cultivo de la huerta.
En la segunda mitad del siglo XI, a partir de 1061, Sicilia fue conquistada por los normandos dirigidos por Robert Guiscard y su hermano Roger. Guiscard expulsó a los bizantinos del sur de Italia, mientras su hermano Roger recibió del papa el título de conde de Sicilia.
Más adelante, en 1130, Roger II consiguió unificar el sur de Italia y la isla de Sicilia obteniendo del Papa el título de rey, base de lo que después se conocerá como el Reino de las Dos Sicilias. Es un momento de esplendor y de convivencia pacífica de varias culturas. La administración queda en manos de griegos; las finanzas, de los árabes y la creación de un nuevo estado feudal así como la religión, en los latinos. Se crearon monasterios católicos pero se permitió que las iglesias ortodoxas griegas siguieran con su culto.
En ese período se construyeron las catedrales de Palermo, Cefalú y Monreale, verdaderas joyas artísticas, así como la Capilla Palatina o algunas iglesias.

En 1194, el emperador Enrique VI, hijo de Federico I Barbarroja, tras un primer intento fallido en 1191, logró el trono de Sicilia, reclamando la corona como herencia de su esposa, Constanza I de Sicilia. Su reinado fue bastante breve porque murió en el campo de batalla en 1197.
Su hijo, Federico II, fue uno de los reyes más poderosos de Europa. No habita en la isla pero nunca la deja de lado. En ese tiempo se desarrollaron espectacularmente las artes y la literatura.
Su reinado estuvo protagonizado por el conflicto con la Santa Sede, el cual se enmarcaba en el complicado enfrentamiento entre gibelinos y güelfos, dos facciones encabezadas, respectivamente, por el Emperador y el Papa. Federico II fue un poderoso monarca y los sucesivos pontífices poco pudieron hacer contra él, salvo excomulgarlo.
Cuando Federico murió, el Papa Inocencio III, por su cuenta, buscó un mejor candidato para ocupar el trono. Y lo encontró en Carlos de Anjou, hermano del rey de Francia. Para el Pontífice mejor candidato equivalía a decir vasallo suyo. Fue nombrado rey en una ceremonia celebrada en Roma en 1266.
Nombrado rey pero no lo era de modo efectivo.
El trono lo ocupaba Manfredo, hijo ilegítimo de Federico II. Carlos de Anjou, al frente de un poderoso ejército, se dirigió al sur de Italia, donde derrotó a los sicilianos en la batalla de Benevento, en la que murió Manfredo. Corría el año 1266.
Conradino, nieto de Federico, apenas tenía 16 años cuando en 1268 intentó recuperar el trono que creía le pertenecía legítimamente a su familia. Ayudado por los gibelinos, luchó por ello. Carlos los derrotó, capturó a Conradino y ordenó que fuera decapitado. Con ello se instauraba definitivamente el poder angevino en Sicilia.
Carlos fue un rey déspota. Instauró un gobierno absolutista y estableció una elevadísima presión fiscal. Exigió a los terratenientes que presentaran sus títulos de propiedad y al no poder mostrar escrituras ya que muchas tierras se poseían desde antiguo, las confiscó y se las dio a franceses.
Trasladó la capital de Palermo a Nápoles. Los franceses ocupaban todos los centros de poder y eran arrogantes y autoritarios a ojos de los sicilianos.
Muchos nobles partidarios de los Hohenstaufen se establecieron en el reino de Jaume I. Entre ellos Giovanni de Prócida, médico y diplomático, asesor de Federico II Hohenstaufen y tutor de su hijo Manfredo. A Giovanni le confiscaron sus tierras y violaron y maltrataron a su mujer y a su hija así como mataron a su hijo cuando intentaba impedirlo. Exiliado, buscó apoyos contra Carlos.
También se marchó Roger de Lauria, en este caso acompañando a Constanza como paje. Las tierras de su familia también habían sido confiscadas. Este personaje llegaría a ser muy importante en la historia.
Enrico I de Ventimiglia, el primer noble expropiado por el nuevo rey, se retiró a sus feudos ligures, pero mantuvo comunicación y viajes constantes a Valencia para convencer primero y planificar después la anexión de Sicilia a la Corona. Por otra parte, los aragoneses y angevinos mantenían una larga rivalida
Las Vísperas sicilianas en 1282 provocaron la división del reino y acabaron con el reinado de Carlos de Anjou, sustituido por la influencia de la Corona de Aragón. se conoce al acontecimiento histórico de la matanza de franceses en Sicilia en el año 1282, que acabó causando el fin del reinado de Carlos de Anjou en la isla, sustituido por los reyes de Aragón.
En la primavera de 1282 Carlos de Anjou se preparaba, en Nápoles, para encabezar una cruzada contra el Imperio bizantino y tomar Constantinopla. Pero algo ocurrió.
El 30 de marzo de 1282, cuando las campanas de las iglesias de Palermo llamaban al oficio de vísperas, se produjo un levantamiento del pueblo de Palermo, que masacró la guarnición francesa (angevina) presente en la ciudad. La versión más famosa dice que se festejaba el lunes de Pascua y muchos habitantes de la ciudad se habían reunido para asistir a los oficios vespertinos. En la plaza, junto al templo, los fieles esperaban la hora de iniciar las vísperas cuando llegó un grupo de franceses borrachos. Uno de ellos, un sargento, se dirigió a una joven casada y empezó a molestarla. Su esposo, furioso, sacó un cuchillo y lo apuñaló. Los demás franceses acudieron a socorrerlo y a vengarlo, pero los palermitanos, más numerosos, los rodearon y les dieron muerte justo en el momento en que las campanas de la iglesia y las de toda la ciudad empezaban a tocar.
Lo más seguro es que la rebelión estuviera preparada y tuvieran que atacar al oír el tañido de las campanas.
2.000 franceses fueron asesinados, también niños.

El levantamiento se extendió a otras localidades de la isla, como Corleone y Mesina (aunque esta ciudad no se unió a la causa hasta abril), hasta que se expulsó completamente de la isla a los franceses. Los sicilianos llamaron en su ayuda al rey Pedro III de Aragón. Pedro III podía alegar en favor de su causa los derechos de su mujer Constanza, hija del rey Manfredo, de la casa de Hohenstaufen, que gobernó en Sicilia y Nápoles hasta su derrota y muerte a manos de Carlos I de Anjou en la batalla de Benevento.
Pedro se dirigió a la isla y desembarcó en Trápani el 29 de agosto; el día 30 entró en Palermo. El obispo de Cefalú le coronó como rey el 8 de septiembre. Los sicilianos al servicio del príncipe Pedro fueron vencidos en Magliano di Marsi, aunque los angevinos sufrieron una derrota definitiva en Mesina. Perdieron en esta batalla a unos 10 000 soldados. Todas las ciudades de la isla, así como las de Malta, se sometieron al rey Pedro, si bien Carlos seguía conservando el sur de Italia, en el que continuaba llamándose rey de Sicilia, a pesar de no dominar ese territorio.
La Sicilia insular quedó bajo dominio de Pedro el Grande, rey de Aragón, y la Sicilia continental formará el Reino de Nápoles bajo dominio angevino. A la muerte de Pedro, Sicilia pasó a su hijo Jaime.
Cuando Jaime fue llamado al trono aragonés, a la muerte de su hermano Alfonso III, la isla quedó nuevamente unida a Aragón. No obstante, por el tratado de Anagni se devolvió Sicilia a los angevinos a cambio de quedar con Cerdeña.
Los sicilianos, descontentos con esta perspectiva, eligieron rey a Federico, hijo menor del rey Pedro y que era lugarteniente general del reino. En agosto de 1302 se firmó el Tratado de Caltabellotta, por el que Federico fue reconocido como rey de Trinacria (en esa época no se utilizaba el nombre de Sicilia ). Así la isla quedaba en poder de una rama secundaria de la familia real aragonesa. Federico III, rey de Sicilia, casó a su hija María con Martín el Joven, hijo del aragonés Martín I. Como consecuencia, a la muerte sin sucesión legítima de Martín el Joven, en 1409 Martín el Humano se coronó rey de Sicilia, reuniéndose de nuevo Sicilia y la Corona de Aragón.
Cuando Martí I l'Humà muere sin descendencia, estalla una guerra civil en Sicilia. El almirante Bernardo de Cabrera se alzó contra Blanca de Navarra, regente desde la muerte del rey.
Cuando Fernando de Antequera es nombrado rey de Aragón en el Compromiso de Caspe, Sicilia se convirtió en un virreinato bajo el mando del Duque de Peñafiel, segundo hijo del rey. A partir de ese momento habrá virreyes en la isla.
En 1421 el rey Alfonso V desembarcó en Sicilia. Para evitar que hubiera alzamientos, dio privilegios a la nobleza local y construyó fortalezas en la costa para protegerse de los ataques de piratas. A ello se añadió que emprendió la conquista de Nápoles desde Sicilia. Los dos reinos se unen con el nombre de Sicilia-Nápoles y siguen controlados por un virrey. A su muerte, se separan. Nápoles va a su hijo Ferrante y Sicilia pasa a la Corona de Aragón.
En tiempos de los Reyes Católicos un grupo de soldados que no habían cobrado aún su paga después de haber estado en una campaña militar decide cobrarse lo que les deben por su cuenta y emprenden una oleada de saqueos en la isla. Eso es el detonante para una serie de revueltas contra los españoles y el poder del virrey.
A partir de ese momento empezó un período de decadencia. Los virreyes lo único que hacen es controlar a la población y evitar que den problemas a la corona. Algunos, incluso, se preocupan más de su propio beneficio, casando a sus hijas con ricos hacendados o dedicándose al negocio de los esclavos o a la piratería.
Carlos V de Alemania y I de España pasó un tiempo en Sicilia, ocupándose personalmente de impartir justicia y restablecer el orden. Incluso destituye a los virreyes que se extralimitan. Sicilia le apoya en su lucha contra los turcos. Por todo ello, se le dio el título de Gran Justiciero y se levantó una estatua en su honor en la Piazza Bolonia de Palermo. Cuando se marchó de la isla dejó como virrey a Ferrante Gonzaga. Gran error. El virrey se extralimitó y cobró más impuestos de la cuenta. Los campesinos se convirtieron en bandoleros.
Gonzaga fue destituido y reemplazado por Juan de Vega. Parecía que era más justo... hasta que actuó en su propio beneficio.
Felipe II nombró virrey al Duque de Medinaceli. Por fin un virrey que hacía cosas por la isla. Construyó carreteras, puentes, se preocupó por el desarrollo del comercio. Pese a eso, sigue habiendo revueltas.
En los reinos de Felipe III y Felipe IV todo siguió más o menos igual.
Con ocasión de la guerra de Sucesión española, se entregó la isla al duque de Saboya, Víctor Amadeo II, a título de rey. No obstante, en 1720 cambió Sicilia por Cerdeña y la isla quedó en manos del emperador austriaco, Carlos VI.
Sin embargo, por el tratado de Viena, Sicilia y Nápoles fueron entregadas a Carlos de Borbón, hijo de Felipe V de España, introduciendo así la dinastía Borbón en la isla. Cuando Carlos asumió el título de rey de España como Carlos III, dejó ambos reinos a su hijo Fernando, que asumió el trono de las Dos Sicilias. Carlos había emprendido toda una serie de reformas para modernizar la isla. Al marchar, dejó como virrey a Domenico Caracciolo, que intentó limitar los privilegios de la aristocracia y suprimió el Tribunal de la Inquisición. El pueblo siciliano empieza a tener nuevas ansias de independencia. De hecho, Francesco Paolo di Bassi intentó derrocar la monarquía y proclamar la independencia. Hubo un baño de sangre.
Se suceden los intentos de independencia. Los reyes cada vez se ocupan menos de la isla. Hay motines y sublevaciones, que son reprimidos por la fuerza. En 1848 se declara la autonomía de Sicilia. Apenas si llega a un año antes de que sean aplastados de nuevo.
En 1860, como parte del Risorgimento, la expedición de los Mil liderada por Giuseppe Garibaldi desembarcó en Sicilia y en el collado de Pianto romano, cerca de Calatafimi, derrotó el 15 de mayo a los Borbones. La marcha de Garibaldi fue finalmente completada con el asedio de Gaeta, donde se expulsó a la última resistencia Borbón y Garibaldi anunció su dictadura en nombre de Víctor Manuel II. Sicilia se convirtió entonces en parte del reino de Italia (1861).
Desde entonces, la historia siciliana ha estado estrechamente vinculada a la de Italia. Ocupada por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, fue elegida por los Aliados para atacar Europa, en la operación generalmente conocida como desembarco de Sicilia, en 1943.
Italia se convirtió en República en 1946 y como parte de la Constitución de Italia, Sicilia se constituyó como una de las cinco regiones con estatuto especial.
Sicilia está dividida en 9 provincias: Palermo, Messina, Catania, Ragusa, Caltanisseta, Agrigento, Siracusa, Enna y Trapani.
Tiene unos 5 millones de habitantes aproximadamente.
Si hay algo que todos relacionamos siempre con Sicilia es la mafia. Seguramente proviene del bandolerismo y de las redes que se crearon para protegerse.
A principios del siglo XIX la mayor parte de los terratenientes estaban establecidos en las grandes ciudades y dejaban sus tierras en manos de los capataces, "campieri". Estos capataces cada vez tenían más poder y al unificarse Italia se hicieron con el control de la isla. Muchos políticos les favorecían a cambio de apoyos.
La palabra mafia aparece por primera vez en una obra de teatro de 1863. La obra se llamaba "Il mafiusi della Vicaria". La palabra caló hondo y políticos del norte empezaron a llamar en tono despectivo mafiosos a todos los habitantes del sur que se saltaban las reglas.

Después de la Segunda Guerra Mundial se asoció con movimientos independentistas de Sicilia. Salvatore Giuliano fue el personaje más famoso de ese período. Su vida fue llevada al cine en la película El siciliano.
En los años 70 la mafia es especialmente preocupante. Se han convertido en verdaderas organizaciones criminales. Algunos jueces, como Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, abren macroprocesos contra ellos. Ambos fueron asesinados y hoy el aeropuerto de Palermo lleva su nombre.
En Sicilia no se oye hablar del tema pero está ahí.
La gastronomía siciliana es deliciosa. A mí personalmente me encanta. Es sencilla pero deliciosa.
Los principales recursos naturales de la isla son las verduras. Es típico, por ejemplo, comer pasta a la Norma, en homenaje a Bellini, con berenjenas, tomate natural algo de ricotta y albahaca. Las berenjenas también se toman asadas. La caponata es una ensalada agridulce y tibia, que consta de aceitunas, berenjenas y pimientos asados. Está buenísima.
El arancini es una gran croqueta rellena de arroz y el cazzilli, de patata, de cubierta dorada gracias al azafrán. Los arancini llenan mucho, son muy baratos y muy buenos.

Hay muchos dulces elaborados con pistachos.
Se come mucha pasta, generalmente con verduras pero también con pescado (con sardinas o anguila), e incluso con frutos secos.
En cuanto al pescado, hay mucho atún, sardinas y pescados fritos. Hay buena carne y deliciosos embutidos. Muchas veces la carne (también el chorizo) se prepara dentro de dos tejas de barro que se cubren con carbón y se deja hacer despacio.
En lo que respecta a los postres, hay mucha influencia árabe. Se usan mucho la miel y las almendras. Los dos postres más típicos son el delicioso cannoli, el dulce siciliano por excelencia (una masa enrollada en forma de tubo que dentro lleva ingredientes mezclados con queso ricotta) y la cassata (un postre árabe a base de ricotta, bizcocho, fruta confitada y mazapán).

La frutta martorana o frutta di Martorana es un famoso dulce típico siciliano, más específicamente palermitano, pero característico también de Mesina, parecido al mazapán pero mucho más dulce y sabroso, hecho de almendra y azúcar y elaborado tradicionalmente con forma de fruta. Según una tradición, la frutta martorana nació porque las monjas del convento de la Martorana, para sustituir las frutas recogidas de su jardín, crearon otras nuevas con almendra y azúcar para decorar el monasterio con motivo de la visita del papa de la época.

Son muy famosos los espectáculos de marionetas desde el siglo XIV. Son francamente preciosas.
Hay vuelos directos a Palermo desde Barcelona (1:55 horas) o a Catania (algo más de 2 horas).