Dia 9. Cabrales - Lagos de Covadonga ( 44 km) - Cangas de Onis ( 20 km) .
Desayunamos en el hostal LOS ANGELES. El chico es muy amable y el día anterior, al hacer el checkin nos da cita, como en el médico, para desayunar. Abren a las 8’30 pero es muy tarde para nosotros que a esa hora ya queremos estar en ruta. Nos propone que a las 8 lo recojamos y podamos desayunar en la habitación.
Un desayuno muy correcto, y un bizcocho casero buenisimo.

Desde Arenas hasta la Basílica de Covagonda hay apenas 30 km. Son las 8’30 y subiendo a la basílica vemos unas largas colas para coger el bus de Alsa que sube a Los Lagos. Nos quedamos “muertos del susto”. Y para colmo, pensamos que con tanta gente, nos tocará aparcar lejos. Pero al llegar a la rotonda del Gran Hotel Pelayo, la policia nos deja pasar y encontramos una plaza en el pequeño parking que hay pasados los lavabos públicos.
Justo en la esplanada del Hotel, está la parada de taxis y minibuses que suben hasta los Lagos. Oímos como le explica a una pareja como funciona y nos quedamos. Subir en taxi - minivan a los Lagos de Covadonga y bajar en el horario marcado, con servicio compartido con otras personas, cuesta 10 Euros por persona. Y salimos en 20 minutos. Lo contratamos. Subir en taxi vale 10 y subir en bus, con las colas vale 9. No hay color. Es decir, si quieres pasar más horas, quieres hacer caminatas hasta los miradores del Rey por ejemplo, tienes que subir en bus si no hay un horario tan restringido. En nuestro caso, que solo queríamos ver los Lagos, nos va bien la opción del taxi.

Imagino que este año es todo tan atípico que contratar el taxi al momento es un lujo que en una situación de agosto normal, no se podría hacer sin esperar un buen rato. Una família de 16 pax contrató un minubus al momento.
En cualquier caso, salimos a las 9’30 desde el Hotel y tardamos unos 20 minutos en subir. La única parada es en los Lagos, donde está el restaurante y te da tiempo libre para ver el Lago Enol y la Ercina y caminar por los alrededores. Hace un día estupendo y la verdad es que es tan bonito que caminamos poco, y disfrutamos de las vistas sentados en el punto que te permite ver los dos lagos a la vez. Precioso sin duda.

A las 11.30 nos recoge el taxista y nos cuenta de “de normal” hay una parada para foto por el camino pero la niebla ahora está tan baja que le decimos que no pare.
Llegamos sobre las 12 a la Basílica. Hay misa, pero no importa porque hay suficientes cosas que ver cómo para dejar la iglesa para el final. Y con la nieblina que envuelve la basílica, el lugar tiene todavía más encanto.
Me imaginaba mucha más colas en la cueva, para ver a la Santina. Imaginaba como en Montserrat para ver a la Moreneta, pero hay poca gente.

A la hora de reservar los hoteles, y al hacerlo casi todo last minute, reservamos el siguiente hotel en la zona, por si queríamos hacer alguna otra caminata, y al no hacerla, llegamos a Cangas de Onís muy pronto. Nos alojamos en el ANGLIRU, ubicado a pocos kilómetros de Cangas, porque en el mismo Cangas los hoteles estaban muy llenos y picaban aún más de precio. Así que nos alojamos en este ( 110 EUR con desayuno incluido).
Nos acercamos a preguntar si podemos hacer el check-in aunque la hora oficial son las 4. La chica, muy amable nos dice que si venimos a las 2’30 podremos entrar, así que nos vamos a Cangas y damos una vuelta por el centro. Habíamos estado hace muchos años, y la recordábamos pequeña. Tal cual. Comemos un sandwich casero a la orilla del puente sobre el Sella y regresamos al hotel. Por la tarde ya descubriremos Cangas de Onís.

A las 2.30, puntuales entramos en el Angliru, donde dormimos como lirones una buena siesta. Cualquiera diría que estamos cansados. Como no sea de no caminar…
A media tarde, salimos hacia Cangas. Efectivamente, es pequeño por lo que el centro histórico y su joya, el Puente romano aunque el aspecto actual sea más moderno. Leemos que la cruz de Asturias o la Cruz de la Victoria que está en el centro del arco se colocó después de la Guerra InCivil, para celebrar el regreso de la imagen de la Virgen de Covadonga que estuvo “ refugiada” en Paris durante el conflicto.
En todo el norte hay muchisimas casas de Indianos que hicieron fortuna en las Americas, y al regresar construían sus palacetes en las localidades natales. Y son fáciles de distinguir por sus palmeras, árboles exóticos como símbolo de distinción. Lástima que algunas de las casas de Cangas estén abandonadas o les falta una buena restauración. Paseamos hasta la Iglesia de la Santa Cruz, una pequeña construcción del siglo VIII donde dicen que se guardaba la cruz de la Victoria, que el rey Pelayo llevaba en la Batalla de Covadonga y regresamos al Centro.
Reservamos la actividad de la canoa del Sella en la oficina de Jo & Jane, justo al lado del Puente, compramos unos bollos preñaos para el día siguiente y cenamos en La MADREÑERÍA, donde habíamos reservado por la mañana. Las críticas son buenas y viendo las colas que había en todos los restaurantes de Cangas a la hora de comer, decidimos reservar para la noche. Todo un acierto. Deliciosos los chorizos a la sidra y un cachopo descomunal. No hay medias raciones ni grandes ni pequeñas. Como en la ropa. Todos son talla King Size. Recomendable.
