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DÍA 1. Llegada a Mikonos.
Camino del aeropuerto de Barajas, la emoción nos invadía. Tras otro año de pandemia, Grecia nos daba la oportunidad de tomar un respiro. Al igual que el año pasado por estas fechas, veíamos la luz, esa luz que un verano más pintaría nuestra vida en blanco y azul.
A las 16:00 salía puntual nuestro vuelo de Iberia Express desde Madrid y a las 20:35 horas griegas aterrizábamos en el aeropuerto de Mikonos, viendo como el sol comenzaba a esconderse. Enseguida llega Thanos a recogernos para llevarnos al hotel Damianos, que nos encanta. Es tan bonito como lo recordaba, con su callecita que da acceso a las habitaciones; la nuestra está frente a la piscina y tiene una terraza que no esperábamos. ¡Nos encanta!
Dejamos las maletas y salimos a dar un paseo por Chora; el acceso es fácil bajando las escaleritas que hay junto al hotel. No nos queremos entretener pues mañana tenemos que madrugar, así que vamos directas a buscar el restaurante de gyros que nos han recomendado en el hotel. A pesar del entresijo de callejuelas del centro de Miconos, no nos cuesta mucho encontrarlo. Se ve que es un lugar conocido pues hay mucha gente tomando souvlakis y gyros en la terraza. Nosotras compramos la cena para llevar y tomarla en el hotel.
- Sakis Grill house: gyros de pollo y gyros vegetariano. 8 €.
De vuelta al hotel, otro agradable paseo entre callejuelas, parándonos en cada rincón pues todos nos encantan. Hay muy buen ambiente; mañana lo disfrutaremos más tranquilas. Ahora tenemos ganas de ir al hotel a tomar los gyros en nuestra terraza. ¡Qué ricos! Es un clásico tomarlos el día de nuestra llegada, porque… si, ya estamos en Grecia. Nos vamos emocionadas a dormir.
DÍA 2. Rhenia, Delos y Mikonos.
Nos levantamos a las7:30 pues a las 8:00 nos recoge el transfer que nos llevará al puerto para hacer nuestra excursión en barco a Rhenia y Delos. El desayuno del Damianos comienza a las 8, pero anoche planteamos nuestra situación y nos dijeron que nos permitían tomarlo a las 7:40. El desayuno es estupendo: fruta, zumo, huevos revueltos o cocidos, tomate, queso, jamón, hojaldres de queso y espinacas, bollería dulce, tostadas con mermeladas, miel o mantequilla, yogur, leche y café. La terraza del desayuno preciosa, con vistas al mar.
A las 8:00 salimos a las escaleritas del hotel y enseguida pasa el transfer de “Alexia Yatching”, con quien tenemos contratada la excursión. Tras recoger a algunos viajeros más en otros hoteles, nos lleva al puerto viejo y una vez allí, nos explican cómo va a ser la excursión y firmamos la documentación necesaria.
Aunque era mi tercera visita a la isla de Mikonos, en otras ocasiones no había podido hacer la excursión a la isla vecina de Delos, así que esta vez me decidí, eligiendo una excursión más completa que incluía una parada de 3 horas en la isla de Rhenia, además de comida en un yate de vela semi-privado. La exclusividad se paga, pero realmente pensamos que merecería la pena un día así, contrastando con el bullicio de la turística Mikonos.
- Sunfos Alessia Yatching. Adulto 90€ y niño 50€. Incluye traslado del hotel al puerto, yate semi-privado durante 8 horas con parada de 3 horas en la isla de Rhenia para nadar y 3 horas en Delos para ver el sitio arqueológico con guía en inglés. Comida griega y bebidas.
El yate es una chulada y lo lleva una pareja que nos atiende fenomenal. Él lo guía y ella se encarga, entre otras cosas, de proporcionarnos bebidas, así como hacer la comida. Tras un trayecto de apenas una hora, la primera parada es en la isla de Rhenia. Esta isla se compone de dos partes unidas entre ellas por un istmo de 1,2 km de largo por 70 m de ancho en su punto más estrecho y tiene una superficie total de 13,8km². Es maravilloso lanzarse desde el yate a sus aguas cristalinas, además de cruzar hasta el islote para pasar un ratito disfrutando del paisaje.
A las 12 nos sirven la comida en el yate: ensalada, pasta a la griega y frutas variadas, acompañadas de vino, cerveza, agua o refrescos. Somos 14 personas: 6 chicos americanos, una pareja italiana y una familia inglesa, además de nosotras dos, siendo un ambiente muy familiar y tranquilo el que se crea. Una comida estupenda en un lugar estupendo, cogiendo energías para ir a visitar los restos arqueológicos de la isla de Delos.
Delos, con una superficie de 3,5 km², es la isla sagrada de la antigüedad y ocupa un lugar muy importante en la historia de la antigua Grecia, especialmente política y espiritualmente.
Cuando llegamos a la isla nos espera nuestra guía que nos relata en inglés la interesante historia de esta isla. Fue aproximadamente a principios del año 1.000 a. C. cuando Delos se convirtió por primera vez en un destino de culto de los antiguos griegos. Casi al mismo tiempo fue declarado como el epicentro de la Alianza de las islas del Egeo. La primera gran 'Purificación' de la isla fue implementada en el 540 a. C. No fue hasta la segunda y última 'Purificación' en 426 a. C. que todos los restos de las tumbas de Delos fueron desenterrados y reubicados en el cercano islote de Renia. Desde entonces, no se permitieron nacimientos ni muertes en Delos, con respecto a la isla sagrada de Apolo y Artemisa. Algunos de los principales monumentos que se pueden visitar son:
- Ágora de Hermaists / Competaliasts, junto al Puerto Sagrado
- Templo de Delia (Gran Templo) en el santuario apolíneo
- Fuente de Minoa, dedicada a las ninfas minoicas
- Avenida de Los Leones, un tributo naxiano al santuario de Apolo
- El teatro, un gran anfiteatro abierto
- Templo de Isis, en el santuario de dioses extranjeros del monte Kynthos.
Tras un día intenso, el yate desembarca en su punto de partida, el puerto viejo. Allí acude nuestro transfer que nos lleva de regreso al hotel. Nos damos un bañito en la piscina y nos preparamos para salir a pasear por Chora. Pasamos una tarde maravillosa callejeando por Mikonos y fotografiando cada rincón. El remate es la puesta de sol en la pequeña Venecia y después en la famosa iglesia de Paraportiani, lugares tan vistos en revistas y webs y que están frente a nosotras pareciéndonos más bonitos aún.
Hemos comido bastante en el yate y no tenemos demasiada hambre, así que decidimos cenar en el hotel algunas cositas ricas que hemos cogido en el buffet: ensalada griega y hojaldres de espinacas y queso. Solo nos falta el postre, y compramos un helado en una de las llamativas heladerías artesanales de Miconos. Tras la rica cena, mi hija se da otro baño en la piscina, en plena noche de Mikonos, bajo la luna.
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