ETAPA 7: MARKEN, EDAM, VOLENDAM ✏️ Diarios de Viajes de Holanda

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Tras desayunar en el hotel y recoger el coche del parking de enfrente, nos dirigimos a Marken un precioso pueblo a unos 30 minutos en coche de la capital.

Marken es un maravilloso pueblo de pescadores que quedó aislado en el siglo XIII por una tormenta. En la actualidad, se llega al pueblo a través de una bonita y estrecha carretera que se ha creado en forma de dique.
El parking está situado fuera del pueblo y se pone un ticket de zona azul.
En primer lugar, solo pasar el puente había una tienda de zuecos y recuerdos, no compramos nada, pero había muchas cosas.


Ya dentro del pueblo paseamos por sus calles donde pudimos admirar preciosas casas de color verde y rayas blancas. Después, nos dirigimos al muelle, principal atracción de Marken. No obstante, mi consejo es callejear muchísimo por el pueblo, ya que tiene rincones encantadores.
El muelle también es muy bonito, nos sentamos a comer algo en un banco y fue maravilloso.


Después dimos un paseo por las tiendas y restaurantes de la zona. Estuvimos a punto de comprar unos dulces típicos los poffertjes, pero finalmente, decidimos comprarlos en otra ocasión. En el muelle también había unos puestos de pescado para llevar.

Por último, me gustaría indicar que existe un ferry que conecta Marken con Volendam, aunque descartamos la opción porque teníamos el coche aparcado en Marken.
No obstante, pienso que es una buena opción de excursión en caso de no tener vehículo o ir en bici.

Después de Marken, nos fuimos a Edam a unos 20 minutos en coche.
Debo decir que después de todo lo que habíamos visto hasta el momento, Edam no nos gustó.
Esperábamos una localidad a la altura del nombre del famoso queso bola, y nos encontramos con un pequeño pueblo que apenas tenía una tienda de quesos.

Aparcamos en un parking Parkeerterrein Baanstraat. No encontramos la máquina de tickets. Tras dar varias vueltas, nos dimos cuenta que el resto de coches llevaban como unas ruedas donde marcaban la hora en la que habían aparcado. Nosotros no la teníamos, no obstante, decidimos dejar el coche aparcado pese al riesgo de que nos multaran.

Cruzamos el puente Baanburg y fuimos caminando por la calle Hoogstraat hasta el Damplein, donde está el ayuntamiento de la ciudad.
Ahí cruzamos el puente y entramos en una tienda de música donde le compramos una flautita a la nena.
Después pasamos por una tienda de quesos y el museo de la historia del queso Edam. En un principio no entramos, puesto que buscábamos otro sitio más tradicional, pero tras pasear por el pueblo acabamos comprando el queso allí.


Seguimos por Prinsenstraat hasta llegar al Kaasmarkt, una pequeña plaza donde está el Waag y hay una estatua en homenaje a los portadores del queso.
En este sitio se suele celebrar el mercado todos los miércoles, pero de nuevo el Covid no nos permitió que disfrutáramos de dicho espectáculo.
Seguimos caminando a lo largo del canal Ije hasta la iglesia de Saint Nicolaaskerk.
En el canal Ije había muchos bancos y césped, y ya era hora de comer. Para hoy habíamos pensado comer de picnic así que sacamos todos nuestros bártulos y allí que nos plantamos.
Fue todo un acierto, estuvimos prácticamente solos y disfrutamos de comer al lado de un canal en plena naturaleza.


Después de comer en el canal Ije, paseamos un poco más y compramos unos helados en el canal principal, cerca del ayuntamiento, y nos sentamos a comerlos allí.
Ya de vuelta al coche, pusimos rumbo a Volendam a unos 5 minutos en coche.

Volendam es la salida al mar natural de los habitantes de Edam, lo cuál hizo que muchos agricultores y pescadores vivieran aquí.
Aparcamos muy cerca del puerto en la Parkeerplaats Volendam, y de ahí fuimos caminando hacía el muelle.
En el paseo fuimos admirando las bonitas casas con tejados triangulares.
Fue el lugar más concurrido en el que estuvimos en nuestro viaje.
Eran las 17h de la tarde, las terrazas de los restaurantes estaban llenísimas y había muchísima gente paseando por el muelle.


Allí compramos los famosos poffertjes, con nata, chocolate líquido y kínder bueno. Debo decir que me costaron 7’5 euros, pero prácticamente desaparecieron en un instante. Una delicia para el paladar que debéis probar.
Como el muelle estaba tan lleno, decidimos volver por dentro de Volendam callejeado y así también veíamos otra parte de la ciudad.


Seguimos las calles Meerzijde, muy bonita. Giramos por Havenstraat, y ya volvimos a la calle principal del muelle para volver al coche.
Intentamos comprar pescado frito para llevar de una pescadería, pero al final no nos terminó de convencer y compramos cena en una cadena rápida que había cerca del hotel de Amsterdam.

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