Hoy teníamos pensado visitar Amsterdam.
Así que tras desayunar en el hotel nos dirigimos a la estación de metro Amsterdam Arena donde sacamos billetes de 72 horas, para usar el transporte público todas las veces que quisiéramos.
De ahí subimos en metro y tranvía hasta llegar a la parada Rozengratcht. Ahí alquilamos una barquita para visitar los canales de Amsterdam desde el agua.
Creo recordar que fueron unos 80 euros dos horas. La empresa se llamaba “Boats4rent”. Es una barca muy fácil de manejar y puedes ir por donde quieras excepto las zonas marcadas en rojo. La chica nos lo explicó todo muy bien, y empezamos el recorrido.

Tras salir de donde estaba la barca atracada, navegamos por canal Prinsengratch. En un momento que se podía cruzar de canal pasamos al Keisersgratch. Ambos canales son muy bonitos. Pudimos ver también la gran cantidad de casas barco que hay en Amsterdam.


De ahí salimos al Amstel, el río principal.
A partir de ahí, decidimos saltarnos un poco del recorrido ya que queríamos ir al canal Singel y ver la torre Mun y el mercado de las flores desde el agua.
Estuvimos un ratito navegando por el Singel y era precioso, pero por miedo a pasarnos del tiempo contratado decidimos dar la vuelta y volver al recorrido del mapa.
Del canal Singel volvimos al río Amstel y nos metimos en el canal Herengracht. Aunque sin querer, volvimos a girar en el canal Keizergratcht y volvimos a ver las mismas casas. Cuando finalmente, pudimos cruzar bajamos hasta el canal Lijnbaansgratch el del Rijksmuseum.
Y ya de nuevo volvimos al canal donde habíamos alquilado el barco.


La verdad es que nos faltó navegar por los canales del barrio rojo. No nos atrevimos a hacerlo en ese momento por miedo a pasarnos del tiempo, pero recomiendo que lo hagáis si podéis, ya que el día siguiente lo vimos hacer a varios turistas.
Tras bajar del barco la idea era comer de picnic cerca del canal. No encontramos ningún lugar adecuado, así que callejeamos. Encontramos muy cerca una pequeña plaza con un parque la plaza Da Costaplein. Allí comimos y jugamos un rato en el parque.
Después de comer fuimos a tomar café y postres a una cafetería cercana al lado de un canal que se llamaba Bagels&Beans, estuvimos un buen rato.
Después del descanso fuimos a visitar el barrio judío y la casa de Anna Frank.
Con respecto a la casa de Anna Frank destacar, que aunque la noche anterior había intentado comprar las entradas me decían que estaba todo agotado a tres semanas vista. No obstante, nos acercamos por si acaso había algo en taquilla. Nunca se sabe. La cola era monumental, aún con reserva. Así que por desgracia no pudimos entrar a verla.
Continuamos nuestro recorrido por el barrio judío cruzamos el puente Leliesluis, y nos adentramos en un barrio superambientado, donde había un montón de terrazas y bares llenos. No era lugar para una nena, y como ya estábamos cansados encontramos un parque de columpios muy original en la calle Tuinstraat.
Compramos la cena para llevar en un lugar de sushi “Tanoshii sushi” que estaba espectacular! tan bueno que la nena casi nos deja sin cena.
Ya con la cena comprada decidimos que era hora de acabar la etapa.
Caminamos hasta Westerkade y bordeando el canal llegamos hasta Rozengratch donde cogimos el tranvía y después el metro hasta el hotel.