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Segundo y último dia en Ninh Binh. Amanecemos temprano y disfrutamos de un desayuno abundante con las que estamos seguras, son las mejores vistas del lago que ofrecen todos los alojamientos que lo rodean.
Después de debatirlo, decidimos no alquilarlas y ir andando. (Ahora sabemos que Trang An y sus barcas es una de las atracciones turísticas más concurridas de la zona, y conocimos a una chica que había ido en bici y había pagado en el parking como si fuera una moto y la había recuperado sin problema. Sabemos que con calma y por el ladito derecho es fácil llegar y no hubo mucho tráfico al menos ese día en esa zona, así que la bici hubiera sido una buena opción. De todas formas, caminar por en medio de los arrozales y ver cómo los campesinos trabajan el arroz es una de las mejores imágenes que me llevo del viaje, y en bici hubiéramos rodeado los campos por carretera porque estaban bastante embarrados de las lluvias del día anterior).
Aproximadamente una hora y media después estamos llegando a la zona destino, no sin antes haber vuelto a caminar unos 15-20 minutos por el tramo de carretera donde vuelven a pitarnos y a llamar nuestra atención a cada pocos segundos.
En Trang An todo está montado para el turista: llegar autobuses llenos de orientales, hay tiendas de souvenirs y está todo indicado para que compres tu ticket por 250.000 dongs y te dirijas por un túnel subterráneo a la otra parte del río, donde hay un chico preguntando qué ruta quieres hacer: la 1, la 2 o la 3. En todas se visitan 3 templos, aunque diferentes, y diferentes cuevas según si quieres menos o más eliges una ruta u otra. La 1 parece la más larga, aunque dicen que todas duran 3 horas. Escuchamos que la gente pregunta cuál es la mejor, y la más recomendada, y todos los de allí contestan que la 3, aunque justo parece la más cortita. Nos debatimos y al final decidimos elegir la 1, que tiene más cuevas.
Como las barcas son de 4 personas, a no ser que compren en la taquilla 4 billetes para poder tener la barca para ti solo, te dejan esperando hasta que vienen otras personas que eligen tu ruta y entonces te dan paso para subir a una y empezar la ruta.
Todos los que venían detrás nuestro elegían la ruta 3, y nos tenemos que esperar bastante, tanto que empezamos a dudar otra vez y cuando estamos casi decididas a cambiar la ruta, viene una pareja vietnamita que elige la 1.
La chica viene monísima, con un vestido rojo tradicional, un abanico rojo de plumas, maquillada y con el largo pelo negro arreglado. El chico también viste con traje, y nos sorprende que no hayan alquilado una barca para ellos solos, porque parece que se avecina reportaje fotográfico. Como no, suben rápido a la barca y se quedan el sitio delantero. No nos hubiera importado si nada más subir no hubieran abierto un paraguas de esos que dan sombra a 10 familias, quitándonos con ese gesto todas las vistas frontales. Al mirar alrededor vemos que es algo común, para protegerse del sol, y prácticamente todas las barcas que nos rodean tienen de uno a 4 paraguas abiertos. Nada más subirnos nos ofrecen uno a nosotras, que rechazamos amablemente.
Cuando aún estamos quejándonos un poco entre nosotras por la mala suerte, el chico se gira y nos ofrece dos helados, mientras ellos se estan comiendo otros dos. Con el calor que hace no sabemos si pesaban regalar dos helados a quien fuera o esque se iban a comer dos helados cada uno en 2 minutos. Lo aceptamos agradecidas y sólo con eso ya nos sentimos suertudas y nos lo comemos observando toda la belleza que nos rodea, a medida que nos vamos adentrando en el río.
Durante esas 3 horas la barca va atravesando cuevas, algunas más largas, otras más cortas, más altas y más bajas. Al llegar a los templos se para y te dejan bajar a ver la zona y siempre hay una chica que vende snacks y bebidas frescas. A la hora y media aproximadamente, aprovechando la llegada a un templo, les pedimos a la pareja que viene de Hanoi pero apenas hablan inglés, que hagamos un cambio para poder disfrutar de las vistas y en principio no nos ponen problema. Aún así, después de 1 hora y cuando debe quedar una media hora para acabar, en medio del lago y sin venir a cuento, nos piden el cambio otra vez porque quieren hacer fotos. Vaya, no han tenido tiempo en hora y media, así que con cuidado y como podemos, nos cambiamos los sitios esperando no caer al agua. Mientras la chica se hace fotos, obvio, se quita el salvavidas naranja y sin salvavidas, la mujer de la barca no rema. Así que nos quedamos parados con el bochorno asfixiante mientras esperamos para que acabe el reportaje. Cuando por fin acaban, abren el paraguas y se ponen a mirar el móvil, no siendo bastante el chico se pone a ver un vídeo de a saber qué, con el sonido en vietnamita a tope. Nos parece super maleducado que nos hayan "quitado" la parte delantera donde no hacíamos más que admirar el paisaje para quedarse tapándonos las vistas y mirando el móvil. Seguramente no son "conscientes" de lo que molestan, y para el rato que queda no le vemos sentido a decirles nada, pero nos queda un sabor de boca amargo de la experiencia por culpa de estos detalles. Consejo: intentar no subiros con vietnamitas que os arruinen las vistas con sus paraguas xD
Aún así, las vistas han sido una pasada, y ha merecido mucho la pena la experiencia. 3 horas ha sido más que suficiente, pero tampoco se nos ha hecho excesivamente largo gracias a las paradas que vas realizando. Suponemos que la ruta que eliges tampoco tiene especial importancia, a no ser que en una de ellas haya un templo que queráis visitas por algún motivo. Todas tienen parte de paisaje, parte de cuevas y parte de templos.
Cuando volvemos a tierra firma amenaza lluvia, pero como por ahí parece que no hay nada más, decidimos empezar a volver y quitarnos de encima la parte horrorosa de la carretera. Estamos bastante hambrientas y exhaustas, así que al poco de atravesar esa parte encontramos un restaurante y nos parece tan buen sitio como otro cualquiera, así que nos paramos a comernos un buen arroz frito con unos spring rolls y unas coca-colas frías. Tenemos algunas heridas en los pies del roce de las bambas y estamos sudadas y con los ánimos un poco bajos porque ahora ya hemos hecho el check out y no nos podremos cambiar antes de subir al bus nocturno que nos lleve a Sapa.
Descansamos un poco y como parece que las nubes despejan y no va a llover, decidimos seguir hacia Tam Coc. De camino, nos encontramos a dos niños con su madre recolectando fruta de un
árbol. Nos saludan y se ríen, y cuando a los 3 o 4 minutos escuchamos que corren hacia nosotras: al girarnos, los vemos que nos traen unas cuántas ramas con fruta, nos las dan y se van avergonzados y riéndose. ¡Qué graciosos! Les gritamos gracias en vietnamita, y se ríen aún más. Nos las vamos comiendo por el camino: hoy todo el mundo nos da gratis de comer jaja
Ya llegando a Tam Coc, en cuanto salimos de los arrozales... nos encontramos un camino bloqueado por una decena de vacas tumbadas. No tenemos otro camino, así que pasamos por ahí despacito para no asustarlas, aunque estamos nosotras más asustadas de que nos den un golpe que ellas.
Cuando llegamos allí, atravesamos el pueblo en la otra dirección porque vamos a visitar la pagoda de Birch Dong, que está a una media hora andando del lago. Llegamos allí una media hora antes de que cierren, y la verdad es que nos sorprende para bien. Había leído que no tenía mucho, que lo bonito era la entrada principal y poco más, pero cuando entramos nos parece un sitio bonito y aunque seguramente no es la pagoda que más os pueda impresionar del país, tiene su qué. La recorremos rápido, no es muy grande, y volvemos al camino principal.
Mi hermana ha encontrado un sitio a unos 15 minutos del alojamiento que tiene buenas vistas y un sitio chulo para tomar algo, y intentamos llegar allí antes de que anochezca. De camino, disfrutamos de un atardecer precioso junto a las montañas negras y verdes que aparecen con disimulo por el horizonte, y algunos arrozales que encontramos de camino también. Vemos vacas pastando y hasta una serpiente se mete corriendo por la maleza. Volvemos por el lado contrario del lago y nos metemos por unas calles por las que no habíamos estado, mientras se hace cada vez más de noche.
Estamos a dos minutos del hotel, así que decidimos volver allí y tomarnos unas cervezas frescas en el porche mientras descansamos y esperamos a que sea hora de cenar. Y entonces se alinean los astros: al llegar la chica del hotel nos pregunta qué tal el día y le explicamos todo lo que hemos caminado. Ella alucina un poco (no entenderá porque no hemos ido en moto o bici, ya que nos las han ofrecido como mil veces desde que llegamos ayer) y nos dice que entremos a nuestro bugalow a darnos una ducha y descansar. ¿¡Qué!? No nos lo creemos. Nos dice que no hay problema, que aún no la han limpiado y que está tal cual la dejamos esta mañana. ¡No podemos estar más agradecidas! No nos creemos lo amables que están siendo en este sitio... ayer entramos a las 6 de la mañana y hoy esto.... alucinante. Le damos mil veces las gracias, cogemos nuestras maletas que habíamos dejado apartadas y entramos a la habitación. Le decimos que cuando salgamos nos tomaremos dos cervezas, pero si puede ser que estén frías porque las que nos tomamos anoche estaban como a temperatura ambiente. La chica enchufa la nevera que tiene apagada sólo para nosotras (dudamos que en media hora se enfríen mucho, pero la intención es lo que cuenta).
Nos duchamos y nos cambiamos y nos cambia el humor. Una vez renovadas salimos con las mochilas al porche y nos tomamos nuestras Saigon. A eso que sale un chico del jardín de nuestro hotel: no somos las únicas que tenemos que atravesar propiedades ajenas. Resulta que el hombre se para a saludarnos y pasamos unos 15 minutos muy amenos hablando con un médico misionero americano que ha venido a Vietnam a arreglar caras de niños que han caído a ollas de agua hirviendo mientras trabajan, y que en una semana se va para Filipinas a seguir trabajando con un equipo. Vaya, pues nosotras aquí de vacaciones... Y es que te vas encontrando a mochileros que llevan 6 meses recorriendo Asia, a misioneros y otras vidas de gente super interesante y luego explicas que tienes dos semanas para poder hacer todo lo turístico que tiene el país que ofrecer, mientras alucinas sintiendo que estas descubriendo algo super remoto del mundo jajaj
Nos despedimos de las mujeres del hotel, agradeciéndoles su atención, y nos vamos al centro de Tam Coc, donde ya hemos localizado la oficina desde donde sale nuestro bus a las 22h. (esta mañana entramos a confirmar nuestro billete y estaba todo ok). Justo enfrente hay un local que se llama Father Cooking, que no tenía mala pinta y que sobre todo abre hasta tarde, así que vamos allí a cenar y así tenemos controlada la oficina. Son las 8 y algo de la noche, así que vamos bien de tiempo. Yo ceno un Phó, que hace ya días que no como ninguno, y mi hermana se pide un plato de spring rolls.
Ya cerca de las 22h, voy a pagar y cuando salgo encuentro a mi hermana hablando con un chico español, que nos cuenta que es periodista y está grabando unos reportajes sobre las etnias del sudeste asiático. Lleva ya unos meses viajando por Tailandia, Laos, Camboya... pues eso, y nosotras de vacaciones dos semanas jaja
Como ella está entretenida y en la oficina parece que no hay mucho movimiento, me acerco a preguntar. Aparece una chica y le comento nuestro billete, ella mira unos papeles y con cara de extrañada llama por teléfono. No puede ser, ¿ahora qué?
Me hace acompañarla a la oficina de al lado, donde un chico mira mi billete y hace unas comprobaciones en el ordenador. Luego me confirma que si, que la otra oficina ya está cerrada pero que esperemos allí a que venga el bus.
Aviso a mi hermana y nos trasladamos a la puerta del lugar, porque ya son las 22h, pero ahí no hay nadie más esperando. Nos parece raro, porque mientras cenábamos pasó la pareja india con la que compartimos el taxi, que nos dijo que también cogían ese bus a Sapa, pero por ahí no están. Esta mañana en Trang An, conocimos a una familia española que también cogía ese bus a Sapa, pero por ahí no están. Y son las
22:20h y ahí no aparece nadie, ni bus ni personas.
A los 5 minutos se acercan dos chicas españolas y nos dicen que ellas tienen un bus a las 22:20h justo, a Sapa. Así que no sabemos si es el mismo con horas diferentes o si juntan buses cuando no van llenos. Aparece un chico y le preguntamos, nos confirma que si que esperemos a que llegue el bus, pero no nos dice cuánto más rato. Y finalmente, a las 23h de la noche aparece un bus que para unos metros más adelante, en la plaza pegada al lago. Vamos hacia allí y ahí están: los indios y la pareja de españoles. ¿Cómo sabe la gente a que hora aparece el bus, si ellos también nos dijeron que lo tenían a las 22h? Le preguntamos a la familia, y nos dice que les han traído directamente del hotel a esa hora.
Bueno, lo importante es que ya está aquí. Dejamos nuestras maletas en el maletero y subimos: es un bus más de lujo que nuestro primer bus: tiene cabinas individuales con cortinita, y dentro de la cabina hay una pantalla con enchufes para cargar el móvil (en el primer bus no había enchufes), y tiene un wifi que funciona. Nos metemos en las primeras cabinas libres, pero graso error. Durante toda la noche el conductor no tiene otra cosa que hacer que coger llamadas y hablar gritando, y dormimos fatal: elegir las camas más alejadas que podáis del conductor.
A pesar de parecer que tiene unos asientos mucho más cómodos que el primer bus, la verdad es que dormimos fatal: es mucho más incómodo y entre eso y los gritos de los conductores, apenas dormimos. Este bus nos ha costado cerca de 20e por persona y era el único que encontramos que hiciera este trayecto, con The Long Travel a través de Bookaway.
Llegamos a Sapa a las 7am, dos horas después de lo prometido. Nos daría un poco igual si no fuera porque tenemos a una chica esperando desde las 6 de la mañana, la guía local que hemos contratado a través del alojamiento para que nos haga el trekking hacia el homestay donde pasaremos la siguiente noche.
Al llegar, allí está Chilli esperando, que nos confirma que lleva desde las 5:30h esperando. Nos sabe fatal.
Hay un chico con una moto esperándonos también. Él nos coge las mochilas grandes, que se lleva al homestay directamente para que nosotras podamos empezar la caminata con nuestra guía.
Por allí hay mujeres Hmong, vestidas de forma tradicional, ofreciendo trekkings a los turistas que bajan del bus. Leímos que era fácil encontrar alojamiento y trekking por no mucho dinero, y nosotras al final contactamos directamente con el alojamiento y les preguntamos: contratamos por 20 dólares por persona el trekking de unas 3h, que nos recogieran en mototaxi las maletas, desayuno y comida incluidos.
Gastos del día:
Barcas en Trang An 500.000VND (pagamos con tarjeta sin el 3% de recargo)
Comida 90.0000VND
Agua fría 15.000VND
Cervezas en el hotel 40.000VND
Cena 133.000VND
Total: 688.000VND = 30€
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