Hoy nos dirigimos hacia los valles pasiegos. Concretamente al Valle del Pas, a Puente Viesgo. Y para empezar la mañana, un buen paseo por la Senda de los Pescadores. Un sendero fluvial donde el rio ha ido moldeando el entorno de roca caliza, formando pozas y figuras extrañas alrededor del rio. Este sendero es totalmente recomendable, no me lo esperaba tan espectacular por lo cambiante de la zona. Y es de recorrido corto. Ideal para familias. Dejamos el coche en unos aparcamientos junto al puente sobre el rio Pas. Cruzamos el puente y a la derecha se inicia el sendero. Y a partir de aquí a disfrutar. La senda finaliza en el otro puente que hay a la entrada del pueblo, junto al famoso balneario.







Una vez asciendes al pueblo, la vuelta la puedes continuar por una vía verde por donde no mucho tiempo atrás pasaba el ferrocarril y pasando por el centro del pueblo. Prueba de ello es la estación de tren que aún se encuentra en pie y una locomotora, la Reyerta, puesta de monumento.




Tras pasear por el entorno de Puente Viesgo nos encaminamos hacia la Cueva del Castillo, muy cerca de Puente Viesgo. Y es que… quien no vaya a Cantabria sin ver algunas de sus cuevas con pinturas prehistóricas, declaradas Patrimonio de la Humanidad, es que no tiene perdón de Dios. Nosotros elegimos ésta, aparte de por los dibujos de animales (ciervos, bisontes, caballos), por sus famosas manos pintadas de rojo, que son curiosas de ver. Sobre todo porque son de unos 20.000 años de antigüedad. Alucinamos con la entrada de la cueva y alucinamos con las pinturas, sobre todo las de las manos. Aquí nuestros hijos consiguieron su tercer sello de la aventura cultural, aunque lo tuvieron difícil a la hora de conseguir las pistas para completar la prueba de la cueva. Recientemente ha sido visitado por el príncipe Alberto de Mónaco y no sabía que su abuelo contribuyo a las excavaciones de esta cueva, ya que era muy aficionado a la arqueología. Dato curioso.


Hora de almorzar, así que ponemos rumbo a nuestro pequeño segundo sendero del día: el Canal de las Tejeras. Pero para ello hay que dejar el valle del rio Pas e ir hacia el Valle del Besaya. Un lugar aislado cerca de los Corrales de Buelna que se recorre junto a un rio que va conformando numerosas cascadas, algunas de ellas muy espectaculares. Un lugar ideal para almorzar. Aunque su acceso es fácil, no está muy bien señalizado. Pero conseguimos llegar. Para llegar al Canal de las Tejeras hay que ir al pueblo de Somahoz, muy cerca de los Corrales de Buelna. Avellanos, acebos, robles y hayedos serán tus acompañantes por el sendero. Y el rio, un rio que atraviesas hasta en 6 ocasiones a través de pasos de piedra, y por donde iras descubriendo pequeños saltos de agua y fuentes. Un lugar muy umbrío y agradable.



Ya por la tarde nos dirigimos al pueblo de Barriopalacios, un pequeño pueblo que esconde un proyecto cultural muy interesante e impulsado por gentes del pueblo: la Mitocasuca de Anievas. Se trata de una antigua escuela reconvertida en una especie de Museo (a los propietarios prefieren llamarla Mitocasuca), donde se explican y se visualiza la leyenda y mito de 14 seres mitológicos de Cantabria: la anjana, el ojancano, el culebre, el roblón o el trenti, son algunos de ellos. Y es que una de las cosas que teníamos previsto era conocer un poco la mitología de Cantabria. De hecho ya conocíamos la leyenda de la anjana de la fuentona de Ruente. Pero más adelante, en el viaje, tendremos más oportunidades. La mitocasuca nos la enseño un agradable señor a nosotros solos, y es de destacar con que ilusión nos enseña lo que han conseguido en unos pocos años, junto con la celebración que durante agosto celebran en el pueblo en torno a la mitología cántabra. De hecho, en el pueblo han dejado elementos de la brujería. Hay uno que especialmente nos encantó. Una señal de tráfico en forma de triángulo que nos advertía: ¡cuidado, brujas volando por la zona!. Aunque alguna bruja también debería tener cuidado, sobre todo con los postes de luz. Junto a Barriopalacios, nos encontramos con una necrópolis medieval y una iglesia. ¡Ah, y unas cabras quiero pensar que jugueteando sobre la hierba! ¡Nos entretuvimos viéndolas durante un largo tiempo!.






Ya de vuelta a Santander, paramos en Cartes, localidad cuya calle principal mantiene casi intacta la arquitectura popular. Mientras paseamos “por su calle” aún nos llegaría una sorpresa más. Un vecino que se encontraba en su portal nos indicó que entráramos en su casa, que quería enseñarnos una cosa. Cuál fue nuestra sorpresa que tenía una colección de las típicas muñecas de trajes folclóricos, de cada una de las regiones cántabras (diría que unas 50 muñecas). Y como su mujer y él son recreacionistas de la época de Carlos V, tenían indumentaria del siglo XVI. Nos explicó el motivo por el cual existe una plaza en Granada, llamada de las pasiegas.


Bueno, día intenso, un día muy completo que hace que sintamos que Cantabria, un día más, nos está cautivando.