Llevo años viendo el famoso RAKOTZBRÜCKE en internet, bueno, más bien sus montajes: que si un hombre paseando por lo alto del puente, un ciervo que se refleja en sus aguas, vegetación que emerge alrededor...todo falso. Pero el puente y su reflejo es verdadero, doy fe.
Quizá con ese nombre no os suene, pero si lo ponéis en google y conocéis un poco Alemania rápidamente lo reconoceréis.
Es un puente creado por y para ser fotografiado, no une zonas ni tiene ninguna leyenda, simplemente se levantó con una finalidad meramente estética, y es que su reflejo produce una circunferencia prácticamente perfecta, de ahí que se llame Puente del diablo, porque se cree que para conseguir esas formas tan perfectas solo pueden ser creados por el mismísimo satanás. Está completamente prohibido caminar por encima de él, de hecho está todo vallado.
Está ubicado en el Parque Nacional de los Rododendros, en la región de Sajonia, a 2h exactas del centro de Berlín, y si lo ponéis en google maps no tiene pérdida.
Estuvo nevando durante todo el camino así que cuando llegamos pensamos que poco reflejo podríamos ver, porque la condición para ver esta maravilla es que refleje el sol o haya mucha claridad.
Hay un parking muy cerquita y en unos minutos andando por la nieve ya divisamos la parte superior del puente. Había -2º en esa fría mañana de sábado y éramos los únicos allí.
Como podéis ver nosotros no pudimos conseguir la circunferencia total porque el agua estaba prácticamente congelada, pero disfrutamos un montón haciendo fotos desde diferentes ángulos, y nos fuimos maravillados. La nieve le daba el toque navideño y además estábamos completamente solos, solo se veían niños en la lejanía jugando con trineos.
En otra época del año debe ser más espectacular si cabe, además de que es un parque con otros atractivos que nosotros no visitamos, como un estanque con muchas variedades de nenúfares. Bien merece una tarde completa en primavera o verano.
Nuestra siguiente parada es el WALDEISENBAHN MUSKAU.
Se trata de un tren a vapor de los conocidos como nostálgicos. Funciona con carbón, como antaño, tiene su propia estación y realiza viajes a través del bosque de Muskau durante los meses de verano y en algunas fechas concretas de otoño e invierno como Halloween, Navidad y Año Nuevo. Está solo a unos kilómetros del Rakotzbrücke.
Lo descubrí trasteando por internet, y decidí reservar el viaje para el día 3, puesto que solo circulaba ese fin de semana y en Año Nuevo. Me mandaron los billetes por correo postal a casa, y creo que pagué unos 25 euros ya con el envío incluido.
Durante este fin de semana del 3 y 4 de diciembre el viaje está dedicado al Weihnachtsmann, que no es otro que Papá Noel o un intento del mismo. En cualquier caso fue muy divertido, y aunque Hugo ya con 11 años no cree en estas cosas también lo disfrutó. Para él solo es real el que vio en Laponia hace unos años.
Los vagones son de madera, elegimos uno que estaba vacío e hicimos el trayecto solos tanto a la ida como a la vuelta. Una mascota con forma de ardilla va paseando por los vagones y reparte a los niños unos pasatiempos sobre el tren a vapor y su museo.
A mitad de camino, en pleno bosque, todo nevado, la locomotora para, baja todo el mundo y los niños y la ardilla comienzan a llamar a Papá Noel: Weihnatchtsman!!Weihnachtsmann!! y de repente aparece en otro tren, por otra vía, junto con otros personajes de cuentos.
Baja, charla con los niños, cantan un villancico en alemán y les reparte a cada uno una bolsa con chocolatinas, pulseras,... Volvemos a subir e iniciamos el regreso a la estación. En total algo más de una hora. Una experiencia formidable para toda la familia, porque nosotros lo disfrutamos tanto como ellos.
El tren parte de la estación de Weisswasser-Teichstrasse (perdón por las betas de nuevo), y nos costó un poco encontrarla, menos mal que fuimos con tiempo.
Os dejo fotos:
Continuamos nuestro viaje hacia GÖRLITZ, allí hemos reservado la noche del sábado, está a una hora escasa de Muskau y nos vamos directos a su Weihnachtsmarkt o mercado navideño, conocido como el Mercado de Silesia.
Aparcamos en las inmediaciones y lo primero que hacemos es comer en sus puestos. Yo me decanto por unas kartoffelpuffel que llevo años sin probar y los chicos por unas currywurst, lo amenizamos con un vinito caliente y después paseamos y paseamos entre sus puestos.
Me encantan las ventanas de los tejados que parecen ojos...eran antiguas casas donde se confeccionaban textiles.
Esperamos la llegada del Kristkind al mercado, el niño de la navidad, que suele ser elegido entre los habitantes, es rubi@ y con el pelo largo, simboliza al Niño Jesús y en Alemania trae regalos a los más pequeños.
Görlitz está dividida en dos, una parte es alemana, y la otra es polaca (Zgorzelec) y un puente une ambas. En la Edad Media 2 importantes vías cruzaban la ciudad: la Vía Regia que iba de Kiev a Santiago de Compostela y la que unía el norte de Alemania con los Balcanes. Por ello se benefició de las influencias de diferentes culturas e hizo de la ciudad un lugar próspero que además no sufrió los envites de las guerras. Diferentes arquitecturas poblaron Görlitz llegando a tener hoy en día 3500 edificios catalogados como históricos, y bajo este bagaje cultural y arquitectónico se han rodado decenas de películas en sus calles, por lo que es conocida como GÖRLIWOOD. Algunos ejemplos son La ladrona de libros, Malditos Bastardos, El Gran Hotel Budapest...
Tras recorrer el mercado navideño nos dirigimos al puente para cruzar a Polonia, estaba completamente nevado y congelado y era una auténtica pista de patinaje, de hecho los niños se lanzaban de rodillas a lo largo del mismo. Nosotros nos conformamos con llegar sanos y salvos de una orilla a la otra.
Es una pena que los edificios históricos en Alemania permanezcan sin iluminar para contribuir al ahorro energético, porque le da a las ciudades un aspecto aún más lúgubre y oscuro.
Nos fuimos al hotel para hacer el check in, descansar y recargar las baterías de móviles y cámaras. Hemos elegido el Parkhotel Görlitz, un 4 estrellas a orillas del río y a un paseo de 20 minutos del Altstadt. Las instalaciones están bastante bien, es sencillo aparcar en los alrededores de manera gratuita y la habitación era muy grande. El desayuno muy flojo, masificado de gente y con poca variedad. Pero bueno, para una noche estuvo bastante bien.
Volvimos a salir ya con noche cerrada, paseamos hasta la fuente Muschelminna (que fue en su día la plaza del mercado) y caminamos por su calle comercial, la Berliner strasse. Compramos algo en un Lidl y nos vamos a cenar al hotel, estamos muuuuy cansados.

Al día siguiente, tras hacer el check out acercamos el coche al centro de nuevo y volvemos a cruzar el puente para disfrutar de las vistas de la iglesia de San Miguel desde el lado polaco. Por la noche ha llovido y la nieve y el hielo han desaparecido de la ciudad.
Volvemos al Altstadt, el mercado está cerrado, pero nosotros tenemos como objetivo el Arco Susurrante, situado en la Untermarkt, y al igual que el de Bolonia, se trata de un arco por el que se transmiten las ondas sonoras a través de sus arquivoltas. Si susurras algo en un extremo, la otra persona lo oye en el lado contrario si está pegado al arco. Muy divertido, sobre todo para Hugo que se mostraba incrédulo, jaja.
Visitamos la zona de Görliwood y continuamos hasta el siguiente destino de nuestro viaje navideño.