Que puedo decir, miles de peces, (o por lo menos así me lo parecieron), comiendo de nuestras manos nos permitían acariciarlos y tocarlos, una impresión que todavía tengo eso de poder pasar la mano por el dorso de un pez vivo. Vimos rayas, (tembladeras me parece que me dijo se llamaban), todo tipo de peces de diversos colores y tamaños y cuando ya estábamos regresando el instructor se puso a buscar bajo las piedras y empezó a darnos, para que jugáramos con ellas, estrellas de mar de diversas formas y colores. ¡Increíble! Al principio daba cosa porque parecían arañas, pero en cuanto uno se anima se da cuenta de que no tienen ningún peligro para tocarlas y que sensación la de tener una estrella de mar moviéndose por tu mano.
Por fin llegamos al final del buceo, parecía que había pasado en un suspiro, aunque ya sentía la boca un poco entumecida y seca. Al mirar el reloj vi que habíamos estado casi una hora bajo el agua. En nuestro caso no sentimos ninguna molestia ni nada parecido y todo fue coser y cantar, claro que ahora a ver quien le quita de la cabeza el buceo a la niña.
Visto lo visto y experimentado os recomiendo a todos que no dejéis de probar esta nueva experiencia y os prometo que es algo que recordareis por mucho tiempo si no es que te marca para siempre.
Me encantaria continuar contando pero ando un poco enrabietada con el aministrador Spainsun y la verad es que me ha quitado las ganas de seguiros contando.
Solo me queda decir que sueño por las noches con el mar Caribe y sus peces de colores y que mi hija ayer me pregunto ayer por lo que tenía que estudiar para ser Bióloga Marina.
