4 de septiembre
Hoy si aprovechamos el desayuno del Urfa Evi, que por cierto estaba muy bueno. Se sirve en uno de los patios interiores de la laberíntica casa donde una mujer va cociendo el pan tradicional para los huéspedes.
Y ya dejamos Sanliurfa. Conscientes de que nos quedaría mucho por ver y por vivir.
Dejamos el espacio ancestral de la ciudad de los profetas.
Dejamos le ciudad caliente, el hotel laberíntico, el peculiar bazar y el estanque sagrado.
Dejamos Sanliurfa y viajamos 40 kilómetros hacia el sur . Hacia la frontera con Siria por la vieja carretera de Damasco. Hasta
- HARRAN -el antiguo pueblo que conserva en muy buenas condiciones las peculiares casas cónicas de viejos ladrillos cubiertos de adobe.
Las formas cónicas que ayudan a refrescar el interior de las viviendas son un buen objetivo para la cámara.
El viejo Harran que ha pasado por manos de hititas, asirios, babilonios, macedonios, romanos y árabes, ahora recibe curiosos visitantes en sus extrañas casas.
Casi todos sus habitantes se han construido nuevas viviendas con el dinero que han traido a la zona los extensos cultivos de algodón regados por las aguas del Eufrates. Y el antiguo espacio se ha convertido en un pueblo-museo.
Lo comprobamos apenas bajar del coche cuando nos atrapa un profesor-guía-espontáneo que nos lleva de un lado a otro contándonos historias de su bisabuelo que vino de Irak.
Visitamos despacio el interior de la supuesta casa de su familia y nos tomamos un delicioso té de pistacho, mientras él calcula cuántas liras nos va a sacar por la visita ( fué la única vez en todo el viaje que alguién nos pidió dinero ).
Rodeamos por fuera las impresionantes ruinas del viejo Castillo entre tranquilas imágenes de vida rural.
Vemos el solitario minarete de la Mezquita de la antigua Universidad y acabamos la visita a Harran en la Puerta de Alepo.
Luz deslumbrante, espacios vacios, tierras vivas y el sol que, a las 12 de la mañana, nos asusta con su poderosa fuerza.
Y ponemos rumbo norte esperando encontrar junto a las aguas del rio Eufrates un refugio menos caluroso.
Camino a Halfeti, circunvalamos el sur de Sanliurfa y, dirección noroeste, ya pronto nos encontramos viajando entre los infinitos campos de pistachos ( la riqueza de esta zona ) que presumen de ser los mejores del mundo.
A las 2 del mediodia llegamos a
- HALFETI - el pequeño y dormido pueblo a orillas del gran embalse que elegí como base entre Sanliurfa y el Monte Nemrut que visitaremos mañana.
También lo elegí porque nos apetecía pasar una tarde navegando por las azules aguas del rio Eufrates.
Pueblo encajonado entre grandes paredes de roca de color naranja que cotrasta con los intensos azules del agua y del cielo.
El calor también aquí es muy fuerte y nos refugiamos un buen rato en la preciosa habitación del - HOTEL KARS-i-KANAN - Otra bonita casa tradicional cuidada por una amable familia que apenas habla inglés.
Descansamos hasta las 4 y bajamos con el coche hasta la calle junto al rio donde una larga hilera de barcos se alterna con los festivos restaurantes flotantes. Ambiente de vacaciones.
El barco que nos asignan se llena pronto y empezamos a navegar por las azules aguas. Las sombras se alargan y las luces son cada vez más rojas. Aires de vacaciones y de selfies entre los navegantes turcos. Paisaje espectacular junto a las desnudas rocas vigilados por un gran castillo.
Llegamos hasta el pueblo sumergido del que solo queda el fotografiado minarete. Allí hacemos una parada y nos tomamos un refresco junto a las aguas.
Y cuando el sol empieza a ocultarse tras las paredes calientes, regresamos a Halfeti, navegando tranquilos, con la mente en blanco atrapados por la armonia del dulce atardecer.
Ya en tierra, andamos despacio por la orilla. De sur a norte, al lado de los tentadores restaurantes que nos muestran los frescos y apetitosos pescados a punto para la cena.
Caminamos hasta el final del pueblo y cruzamos el rio por el puente colgante.
Cuando ya las luces encendidas se reflejan en las aguas, entramos en el Restaurante FIRAT ( uno de tantos ) y, con un suave balanceo sobre el Eufrates, nos comemos una deliciosa y merecida cena de pescado del embalse.
Con la luna reflejándose en el rio Eufrates, acabamos esta perfecta tarde de Vacaciones.