Este día nos despertamos pronto y bajamos a desayunar. Es precioso el restaurante y el desayuno estaba genial, tanto que nos tomó casi una hora…Luego nos fuimos directos a la Gran Mezquita Sheikh Zayed que al ser lunes hay menos gente que el día anterior.
En la Mezquita no se paga entrada y se accede por dentro del Centro Comercial, en dónde nos compramos una Abaya elegante por unos 137AED (las más baratas valen unos 15 euros, que son 45 AED) porque no íbamos adecuadamente vestidas. Nos pusimos falda larga, pero se nos veían los tobillos y los brazos y no se puede. Tenéis que ir lo más tapadas posible y con un pañuelo para la cabeza; y los chicos, si puede ser en manga larga, aunque vi bastantes que llevaban manga corta.


La visita nos llevó un par de horas que se nos pasaron volando. Esta vez, las cúpulas estaban muy sucias porque había estado lloviendo las semanas anteriores y las estaban limpiando. Se notaba mucha diferencia entre las que ya estaban limpias y las que no, el blanco es nuclear. Flipante.

Pero no solo es alucinante el color blanco que deslumbra en esta obra de tal magnitud; sino todo el conjunto y la mezcla de mármol, oro, vidrieras, fuentes y su enorme alfombra , que es la más grande del mundo y que luce junto a lámparas de más de 12 toneladas de Swarovski.
Después de esta visita nos fuimos a la zona de Corniche, para ver el Sky Line de la ciudad. Es una zona donde de noche van todas las parejitas a romancear, jeje. Si vais en coche de alquiler no cuesta nada acercarse, pero se puede prescindir.

De camino y de lejos vimos el Qasr Al Watan palacio del presidente de Emiratos y gobernante de su capital, Abu Dabi. De lejos vemos que tienen su propia playa privada y deben tener su propia mezquita, una enorme biblioteca y qué se yo qué más; había como cinco cúpulas que no distinguimos bien porque lo vimos de muy lejos. Lástima que me enterase después de volver que está abierto al público desde 2019, porque tiene que ser alucinante verlo desde cerca.
Fuimos a comer a un lugar que frecuenta nuestro amigo, un restaurante jordano-palestino llamado Arnoon, que está genial de precio y la comida es deliciosa. Pedimos okra, que es un arroz con cordero en salsa de tomate y verduras, sopa de lentejas y otros platos que no recuerdo el nombre. Si no estáis lejos, os lo recomiendo muchísimo.

De ahí fuimos a dar una vuelta a un centro comercial en el qué no vimos nada de turistas ni extranjeros. Nos llamó la atención la gran cantidad de tiendas de oro que había; y sobre todo, las piezas que se vendían. Vamos, que no estábamos en un lugar turístico y lo podían utilizar para tal cometido, no; era lo que vendían y compraban ellos. Alucinante.
Ya más tarde y después de un pequeño descanso en el hotel nos fuimos a visitar el Karama Oasis, desde donde se ve la mezquita reflejada en el agua. Este es un lugar mágico que invita a la paz y a la tranquilidad.

De ahí visitamos el Emirates Palace, un hotel de lujo que es realmente espectacular. Desde la fachada principal se puede ver el sky line también de la ciudad, es muy chulo.
Rematamos el día y el tiempo en la ciudad en un bar muy chulo, se llamaba el Derwandi. No es muy barato, pero puedes cenar, tomar alcohol y fumar shisha (@derwandi.uae)
