Es maravilloso despertarse, abrir las ventanas y ver el mar. El hotel Livikon by the sea tiene la opción de desayuno en el restaurante de los mismos dueños y que está bajo el hotel, “Kitchen Stories by the sea”. Nosotras solo tenemos desayuno el primer día porque en principio había hecho las reservas por separado en diferentes habitaciones y finalmente me pudieron dar la misma habitación. Decidimos desayunar en el Kitchen el primer día y dejar el segundo a elección según la experiencia. La verdad que el desayuno es espectacular e incluye muchísimas cosas saladas y dulces. ¡Casi no saben en la mesa! Zumos, jamón, queso, yogur griego, huevos duros, tostadas con mantequilla, mermelada y miel caseras, bizcocho, café y leche. Nos encanta el desayuno junto al mar.
Hoy queremos visitar el pueblo de Loutro, solo accesible en barco, y una playa que hay de camino. Desde la terraza vemos el puerto desde donde cogeremos el barco; anoche nos acercamos a confirmar los horarios que aparecían escritos en un panel. Tenemos previsto cogerlo a las 10:00 para aprovechar el día.
Al llegar al barco vemos que hay varias opciones y elegimos billete de ida y vuelta a Loutro con parada en la playa de Glyka Nera. 12€ cada una. El barco sale pasadas las 10:00 y vamos solo unas 12-15 personas, siendo un trayecto muy agradable, con el mar en calma y viendo las formaciones rocosas de la costa. A las 10:30 estamos llegando a la playa de Glyka Nera o Aguas Dulces. Se llama así porque cuando alguien cava un hoyo en la arena, brota agua dulce del suelo. La playa es muy bonita, con una pequeña zona de sombrillas y una taverna justo en el lugar donde nos deja el barquito. Hay muy poca gente, solo los que ha llegado en el barco anterior y algunos valientes que han podido llegar caminando por la montaña, a través de una pista. Nos colocamos al final, en la zona virgen y disfrutamos del agua cristalina y baños de sol sobre las pequeñas piedrecitas, pues esta playa no tiene arena, sino pequeñas piedras blancas.
Se respira mucha paz, no hay ruidos, no hay prisa, es maravilloso estar aquí. Comemos nuestra comida en la toalla y seguimos un rato de baños y sol. Tenemos controlado el horario del barco para llegar a tiempo a Loutro a pasar la tarde. A las 17:05 sale el barquito y a las 17:15 ya estamos en este pueblito encantador al que solo se puede acceder en barco o caminando por la pista.
En Loutro no hay coches ni motos, solamente un coche para transportar suministros hasta los hoteles. Sus casas blancas de ventanas azules nos recuerdan a las Cícladas y son únicas en Creta. Estas casas se encuentran a pocos metros de un mar siempre en calma.
Loutro tiene una historia, a pesar de hoy no tener ni carretera, ya que fue en su día el emplazamiento de la antigua ciudad de Finikás, que era el puerto de la antigua ciudad de Anópolis. Ya hoy no queda nada de la antigua Finikás. Los piratas sarracenos usaron esta base marítima para atacar los barcos que navegaban por el sur de Creta. Hasta que llegaron los venecianos y la fortificaron, fuerte de la que solo quedan unas ruinas. Y ya siglos después llegaron los turcos que también dejaron su huella en el puerto.
Caminamos entre las casitas junto al mar hasta el final del pueblo, donde encontramos una pequeña cala con algunas personas tomando el sol. Regresamos por el mismo camino y subimos a las ruinas del castillo, desde donde las vistas del pueblo son preciosas. Finalmente nos sentamos en una de las terrazas junto al mar a tomar un helado y un frapé, en compañía de un gatito y las suaves olas del mar.
Son poco más de las 6 de la tarde cuando el pueblo comienza a cubrirse de sombra, pues está escondido entre las montañas y a las 7 cogemos el barco de regreso. Nos ha encantado la tarde en este pueblito. Es pequeño y se ve rápido pero su ambiente es encantador y se pueden pasar horas, ¿y por qué no, días?
Pasadas las 19:30 llegamos a Hora Sfakion. El sol se ha escondido y ha dejado su reflejo naranja en el horizonte. Espectacular.
De camino al hotel paramos en la brasería “Girogiali”, donde decidimos comprar la cena para tomarla en la terraza del hotel.
- Girogriali: Gyros pita, dakos y refresco. 10€.
Ha sido un día muy completo: desayuno en el mar, un barquito a una playa dulce y cristalina, frapé en un pueblo casi cicládico y tras la puesta de sol, gyros y dakos para sentirnos en la más pura Grecia. ¿Qué más se puede pedir?