El programa del día suponía dar un paseo por Targu Mures, seguir hasta Sighisoara y visitar la Iglesia Fortificada de Biertan, unos 206 kilómetros en total, con el siguiente perfil en Google Maps.

TARGU MURES.
Enclavada en Transilvania, con los Cárpatos orientales y el río Mures al este y la ciudad de Cluj Napuca al oeste, Targu Mures cuenta actualmente con unos 150.000 habitantes. Con documentos de su existencia desde 1332, a principios del siglo XV recibió permiso para realizar ferias y mercados. En 1482, el rey Matías Corvino de Hungría la declaró residencia real, por lo que conserva muchos rasgos de un pasado húngaro que se prolongó a lo largo de varios siglos. Durante el siglo XVI tuvo una gran importancia histórica y comercial, destacando el gremio de los zapateros.



Sin embargo, su historia está plagada de episodios violentos entre húngaros, rumanos y turcos, lo que provocó la destrucción de la mayor parte de sus edificios antiguos, de modo que los que se pueden contemplar hoy en día datan de los siglos XIX y XX. Destacan el Ayuntamiento (viejo y nuevo), el Palacio de la Cultura, la Casa Teleki, el Palacio de Apolo y las dos Catedrales, la ortodoxa y la católica.





Debido a la celebración de un evento, había cortes de tráfico en el centro, lo que hizo que nuestro paseo fuese más breve de lo previsto en un principio y se quedó un tanto cojo porque la policía echó al bus y tuvimos que irnos casi a la carrera.


Antes, sí que conseguimos visitar el interior de la Iglesia ortodoxa de la Ascensión del Señor, construida entre 1925 y 1934 y a la que popularmente se califica de “Catedral”, aunque no lo sea. Había celebración litúrgica, así que dirigí la cámara a las zonas donde no había fieles.




IGLESIA FORTIFICADA DE BIERTAN.
En realidad, a esta iglesia fuimos desde Sighisoara, pero prefiero mencionar primero esta visita para no desperdigar la información. Tras una mañana de calor y gran bochorno, después de comer descargó una tormenta con un gran aguacero, que coincidió, precisamente, con nuestra excursión a Biertan, por lo cual quedó algo deslucida. Como de costumbre, de camino seguía vislumbrando coloridas estampas.

En 1999, la UNESCO declaró Patrimonio de la Humanidad a siete aldeas de Transilvania que cuentan con la particularidad de estar organizadas alrededor de una iglesia fortificada, si bien Biertan fue la primera en alcanzar dicho reconocimiento ya en 1993.


Actualmente cuenta con unos 1.600 habitantes y se encuentra en el distrito de Sibiu, a 30 kilómetros de Sighisoara. Por el camino pudimos ver algún otro ejemplo menos importante de este tipo de aldeas fortificadas, si bien la lluvia no me permitió sacar fotos decentes,con lo cual, las omito.
Biertan





Biertan fue fundado en el siglo XIII por los colonos sajones. El comercio prosperó a lo largo del siglo XV y se hizo necesario mejorar los sistemas defensivos. Sin embargo, el coste de amurallar las poblaciones era demasiado elevado y se decidió fortificar solo las iglesias, que se construyeron en terrenos elevados, dominando las aldeas. Durante el primer cuarto del siglo XVI, se construyó la iglesia actual, de tres naves y estilo gótico tardío, protegida por tres recintos de murallas y nueve torres.


Fue de culto católico hasta que en 1528, tras la Reforma, pasó a convertirse en luterana. Saqueada por los turcos a principios del siglo XVIII, en 1977 resultó muy afectada por un terremoto. Se restauró entre 1983 y 1989. El retablo presenta pinturas de los siglos XV y XVI, con escenas de la vida de la Virgen y de la Crucifixión, que varían según sea día laborable o festivo. La sillería es del siglo XVI

A través de la torre de la puerta sur, a través de unas escaleras cubiertas parcialmente con tejas de madera, subimos hasta el recinto amurallado interior, que data del siglo XIV. Salimos a la parte oeste del campanario de la iglesia, en cuyo interior estuvimos refugiados de la lluvia un buen rato, escuchando las explicaciones de nuestro guía, tan amenas e interesantes como siempre.

Muy notable resulta la puerta de la Sacristía con un curioso y sofisticado sistema de 19 cerraduras realizado en 1515 y que todavía funciona perfectamente.

Después, seguimos cada uno a nuestro aire, recorriendo los corredores, las escaleras, las torres (la del Mausoleo es la más bonita) y otras dependencias con recreaciones en su interior de la vida cotidiana de aquella época, incluyendo una habitación donde, supuestamente, se obligaba a residir durante un periodo de reflexión de varios meses a las parejas que pretendían divorciarse. Al parecer, no hubo muchas que, después del encierro, persistieran en su intención. También nos asomamos a las murallas, que ofrecían unas bucólicas vistas de la aldea de Biertan, convertida casi en un panorama de cuento bajo la lluvia.


Fue una pena que por culpa del aguacero nos viésemos obligados a marcharnos antes de tiempo, sin poder surcar alguno de los senderos que, desde el pueblo, ofrecen unas vistas privilegiadas de la Iglesia fortificada. Así que me tuve que conformar con la panorámica desde la plaza que conduce al inicio de las escaleras cubiertas.
