Hoy vamos a recorrer la zona más cercana a Tam Coc y podemos hacerlo perfectamente andando, pero nos parece mejor opción coger las bicicletas que el hotel Dibi Villa ofrece a sus clientes de forma gratuita. Tras el desayuno hacemos el check out y dejamos las maletas en la recepción del hotel, pues hasta la noche no nos dirigiremos a nuestro próximo destino.
Las bicis son ideales, con su cestita para dejar la mochila y los sombreros vietnamitas que nos acompañan en estos días de calor. En primer lugar nos dirigimos a la pagoda Bich Dong, para mí el símbolo de Ninh Binh, situada junto a un pequeño río y que tantas veces he visto en imágenes. La pagoda se encuentra solo a 1 Kilómetro del hotel, por una carretera tranquila y agradable rodeada del precioso paisaje al que ya nos hemos acostumbrado pero nos sigue pareciendo único. Al llegar, un hombre nos indica dónde aparcar las bicis por 10.000 VND. No me creo estar cruzando el pequeño puente que atraviesa el río lleno de nenúfares junto a la pagoda; tantas veces visto en fotos y ahora estoy allí. Es un lugar sencillamente precioso.
De allí nos dirigimos a las Mua Caves, otro de los lugares que tengo muchísimas ganas de conocer. Tenemos un recorrido de más de 8 Kilómetros, pues se encuentran al lado opuesto del pueblo de Tam Coc, pero vamos encantadas con nuestras bicicletas. Al llegar nos indican nuevamente dónde podemos aparcarlas por 10.000 VND. La entrada, por su parte, cuesta 100.000 VND, permitiendo el acceso a un complejo en el que hay restaurantes, cafeterías, tiendas e incluso un pequeño hotel, antes de llegar a la cueva y a la subida al mirador, todo ello rodeado de una naturaleza espectacular y preciosamente decorado.
Nos disponemos a realizar la famosa subida al mirador, con sus costosos 500 escalones pero sabiendo que será recompensada con una de las vistas más icónicas de Vietnam. Y así es, cuando por fin llegamos arriba, nos quedamos paralizadas observando el paisaje; no nos cansamos de mirarlo. ¿Cómo puede ser tan bonito? Allí pasamos minutos, junto a la escultura del dragón que descansa sobre la cima y controla a todo Tam Coc.
A nuestro regreso nos vamos parando en cada rinconcito y seguimos disfrutando de las vistas. Descansamos en los columpios, nos acercamos a la cueva y finalizamos la visita paseando por el campo de nenúfares, que es para mí uno de los espacios más bonitos de la zona.
Son poco más de las 2 de la tarde cuando dejamos la zona para dirigirnos con las bicicletas a otro de los paseos en barca, el que sale del embarcadero que hay en centro de Tam Coc. Cuál es nuestra sorpresa cuando nos indican que hoy está cerrado por limpieza del terreno. Nos da pena pues teníamos ilusión por hacer otro paseo en barca. Sabemos que hay una tercera opción, pero ya se empieza a hacer tarde y queremos llegar a comer a un lugar que tengo fichado entre mis tops por su especial ubicación. Desde el embarcadero de Tam Coc tomamos un camino que nos lleva a este lugar, tras continuar 2 kilómetros entre campos de arroz, ríos e incluso algún templo. El lugar se llama Thung Sen y cuando llegamos nos impresiona el ambiente que lo rodea y la paz que se respira. Podemos elegir la mesa en la que comer y optamos, sin duda, por una de las casitas que sobresalen al lago lleno de nenúfares.
- Thung Sen: ban xheo de gambas, tofu en salsa de tomate, smoothie de mora y zumo de fruta de la pasión: 10€.
Tras comer, paseamos por la zona y comenzamos a despedirnos del paisaje, con pena, como nos ocurre cada vez que tenemos que dejar una de las zonas de este país. Vamos al hotel, dejamos las bicicletas y nos damos el último baño en la piscina. Debemos dirigirnos puntuales a la parada del autobús que nos llevará a Hue, pues, aunque su salida estaba prevista para las 21:00, nos han explicado que al ser un autobús que atraviesa el país de norte a sur, las horas de parada no son exactas y probablemente llegue antes de esa hora. Es por ello que a las 19:30 acudimos a la parada, donde nos indican que el bus llegará pasadas las 20:00. Mientras esperamos, el chico de la agencia se sienta a nuestro lado con una libreta donde tiene sus apuntes de inglés y le pide a mi hija que le dé unas clases. Es auténtico, sin duda, pero agradece mucho las pequeñas lecciones de pronunciación y nos hace amena la espera. A las 20:10 estamos montándonos en el bus nocturno y buscando dos camitas cercanas pues esa será nuestra habitación para esta noche. Se trata de literas con su mantita y una cortina para dar intimidad a cada cama.
Una nueva aventura nos espera: pasar la noche en un autobús que en un trayecto de 10 horas de duración nos llevará a la ciudad de Hue, una nueva sorpresa por descubrir.