Es nuestro segundo día completo en la capital. Hoy vamos a dedicar el día a visitar el Innere Stadt, es decir, el centro histórico, el cogollo de Viena. Aunque haremos alguna pequeña excursión fuera de el.
Nos levantamos y desayunamos despues de haber descansado como emperadores en nuestro cómodo apartamento. El día promete ser largo y provechoso, tenemos mucho que ver y patear y por eso salimos raudos hacia nuestro destino.
Tomamos nuestro tranvía nº 71 hasta Schwarzenbergplatz y desde allí caminando hasta el comienzo de nuestra ruta de hoy el Stadtpark, parque de estilo inglés del S. XIX en el que se encuentra la estatua dedicada a Johan Strauss o el monumento a Schubert. El parque es muy bonito y la temperatura, de momento, agradable.
Dejamos el parque y cruzamos el Ring para dirigirnos a hasta la Franziskanerplatz, caminando entre espectaculares palacios. En la plaza se encuentra la iglesia de los franciscanos (de fachada muy curiosa) y la fuente de Moisés.
El interior no es demasiado destacado. Ahora nos vamos caminando hasta la Stephansplatz en donde nos encontramos, como de golpe, con la impresionante mole de la Catedral de San Esteban. La altura es impresionante, desde el exterior destaca las tracerías góticas, la impresionante torre y las tejas policromadas del tejado. Le damos una vuelta completa al edificio y accedemos al interior.
Decir que se puede acceder sin pagar a una pequeña parte de la catedral, desde donde puedes apreciar los aspectos más destacables, lo que para gente con poco conocimiento en arte (como nosotros) es mas que suficiente. Para poder acceder a todas las zonas y a la torre hay que pagar.
Volvemos a salir a la plaza en la que debemos de tener cuidado porque está repleta de gente y vendedores ofreciéndote de todo, desde rutas guiadas hasta cenas románticas. En la plaza llama la atención que entre los edificios monumentales y antiguos podemos encontrar alguno de arquitectura moderna.
Continuamos caminando por la calle Graben, peatonal y amplia, también repleta de gente, en cuyo centro destaca la columna de la peste (Pestsäule) camino de la iglesia de San Pedro, preciosa iglesia barroca a la que si accedemos.
Caminamos ahora hacia la Judenplatz pasando por Kurrentgasse.
Faltan 20 minutitos para las 12:00 y esta es una hora que tenemos señalada para acercarnos a la Hohermarkt, la plaza más antigua de la ciudad, para asistir al espectáculo del Ankeruhr Clock. Se trata de un reloj encargado por la Anker Insurance Company para decorar un puente que une a dos oficinas de su propiedad, diseñado en bronce y cobre por el pintor y escultor Franz Matsch en 1914. A las 12 de cada día doce figuras históricas que lleva incorporadas desfilan juntas mientras suena música clásica vienesa.
Pues nos dirigimos hacia allí con calma por la Wipplingerstraße, flanqueada por suntuosos palacios, el antiguo ayuntamiento entre otros (Altes Rathaus). En unos minutos llegamos a la plaza en donde hay unas pocas personas esperando a que llegue el mediodía.
La espera se nos hace eterna, cada vez se acumula más gente en una plaza en la que está permitido el tráfico de vehículos, por fin parece que es la hora. Dan las 12 y aparece el personaje correspondiente a dicha hora



Ahora vamos a hacer un paréntesis para acercarnos al Rathaus, en donde habíamos estado la noche anteriror, para poder admirarlo de día. Nos vamos caminando y en un ratito estamos allí, por el camino nos tomamos un cafetito y unos bollos que tenemos que ir recuperando fuerzas. Llegamos al ayuntamiento, como la noche anterior vemos mucho ambiente y multitud de puestos de comida callejeros de lo mas variados y mesas y sillas para poder comer allí mismo. Es una pena que sea un poco temprano y que, además, tengamos programada una visita al Naschmarkt.
Un poco apenados esperamos por el tranvía nº 1 que nos dejará en la Karlsplatz, desde donde nos acercaremos caminando.
El Naschmarkt es un mercado que se celebra todos los días en la que se pueden adquirir una gran cantidad de productos frescos, souvenirs, ropa, y mucha restauración. Camino del mercado vemos el famoso el Pabellón de exposiciones de la Secesión, uno de los ejemplos más importantes del modernismo vienés. El edificio destaca por su cúpula dorada.
Llegamos al mercado en el que hay bastante gente todavía, mucha de ella ya comiendo en los múltiples restaurantes y puestos de todo tipo de comidas que te puedes encontrar (desde fish and chips, kebaps, salchichas típicas, comida austríaca, italiana, libanesa.....). Hace calor y mas con tanta gente, nos damos una buena vuelta y al final, decidimos comernos unos kebaps que tienen muy buena pinta. Después del kebap toca unos postres árabes que encontramos muy dulces. Ciertamente es una visita muy recomendable, un crisol de colores, olores y sabores. Espero no aburriros con tanta foto.

Después de tanta comida nos compramos un cafecito para llevar y nos lo tomamos sentados en un pequeño parque que hay detrás del Pabellón. A Continuación nos dirigimos a la espectacular iglesias de S. Carlos Borromeo o Karlskirche.
Después de esta pequeña incursión en el distrito de Wieden, nos volvemos al Innere Stadt. Tomamos la Canovagasse para volver a adentrarnos en terreno conocido

Nuestra intención es llegar hasta la pequeña Annakirche, una iglesia pequeña y poco conocida pero muy bonita. En ella se celebran conciertos de música clásica por su buena acústica. Se encuentra en una calle estrechita (Annagasse) y es fácil pasar de largo sin percatarse de la puerta de entrada.
De acuerdo a nuestra geolocalización

Entramos en la cafetería Mozart, que así se llama la cafetería del hotel. Pedimos un pedazo de Sacher, otro de otra tarta muy apetitosa y un par de zumos de naranja. Las tartas buenísimas y el servicio exquisito. Casi 30 € de cuenta que pagamos casi con gusto pues nos hemos permitido el capricho de nuestras vacas. Pasamos un buen rato en la cafetería y voy al baño un par de veces para amortizar el dinerillo pagado.



Felices como perdices salimos del hotel y nos damos una vuelta por la zona, pasamos por delante de la Albertina (uno de los mejores museos de artes plasticas del mundo) en la que destaca la iglesia de los Capuchinos, de aspecto muy austero, en ella se encuentra la cripta con las tumbas de los mas de 150 miembros de la dinastía de los Habsburgo que están allí enterrados. Pero esta no es la visita que nos interesa, nos dirigimos al Hofburg, el palacio de Imperial. Un complejo formado por varios edificios y plazas interiores que alberga diferentes organismos y museos, salas de conferencias.... A nosotros nos interesa en particular la Biblioteca Nacional austríaca, a la que entramos por la Josephplatz.
Compramos las entradas (20,00 € por 2 adultos, los menores de 19 años no pagan) y nos dirigimos hacia el Salón del Estado
Es la dependencia más espectacular de la biblioteca. Con una longitud de casi 80 metros y una altura de 20 metros. Una cúpula elaboradamente decorada y numerosos frescos proporcionan un toque imperial acentuado por las estatuas y los espectaculares globos terráqueos. Vale la pena el dinero gastado porque aunque la visita se hace rápido, tienes la impresión de estar en uno de esos lugares especiales, que a veces justifican un viaje.
Abandonamos la biblioteca y a través de una pequeña plaza interior llegamos a la In der Burg, atravesando la Puerta de los suizos. Es una gran plaza en el interior del complejo en donde se encuentra la estatua del emperador Franz I.
De ahí y a través de otra arcada que comunica el complejo con la ciudad nos situamos en la Heldenplatz en donde terminamos la visita a la ciudad por el día de hoy, que hemos aprovechado muy bien.
A través de los tranvías nº 1 y 72 volvemos a nuestro barrio. Paramos en el super para comprar la cena y nos dedicamos a planificar el día siguiente. Nuestra aventura está llegando a su fin, pero aprovecharemos hasta el final, mañana, penúltimo día cambiaremos de ciudad y de país. Nos vamos a Bratislava.