DIA 12. Viena - Bratislava. Miercoles 12 de julio ✏️ Diarios de Viajes de Austria

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Como os había adelantado, aprovechando que Bratislava se encuentra a poco mas de 50 minutos en tren de Viena, para hoy hemos planeado visitar la capital de la República eslovaca. Otra opción, seguramente más bonita, consiste en tomar uno de los cruceros rápidos que en hora y cuarto te dejan en Bratislava, pero los precios eran muy altoS, mas del cuadruple que ir en tren.

La decisión está tomada. Comenzamos la jornada con un buen desayuno, después, tenemos que coger la línea U3 de metros en Ziperstrabe hasta la estación de tren de Simmering y allí coger el tren que sale a las 11:20 para Bratislava cuyos billetes ya tenemos comprados.


Llegamos a la estación con 45 minutos de antelación a la hora de salida, decidimos tomarnos un cafetito en la terraza de un restaurante italiano cercano.


Pasamos allí un ratito agradable y cuando consideramos que es hora nos volvemos a la estación para esperar nuestro tren. Nos llama la atención de que en esta pequeña estación se puede comprar de todo en las máquinas de "vending", desde una chocolatina hasta teléfonos móviles .


El tren llega a la hora prevista (billetes sacados el día anterior, sobre 40,00 € ida y vuelta), buscamos asientos y en un abrir y cerrar de ojos vamos camino de la estación Bratislava Hlavna. Llegamos también en el horario previsto y nada más bajar del tren la estación central de tren de la capital de eslovaquia nos recuerda que estamos en otro país, comparado con cualquier estación vienesa estamos en un cuchitril , pequeña, oscura, antigua, sin apenas servicios. Nos apuramos y salimos a la luz en una plaza amplia en la que paran varios buses que se dirigen al centro de la ciudad. Por cierto, el día es muy caluroso.


Hemos planificado la visita de la forma más cómoda posible, sabemos que la visita debe de incluir el castillo y que este se ubica en lo alto de una colina que domina la ciudad (pegada a la ciudad antigua). Por ello decidimos acercarnos al castillo en transporte público, para después bajar caminando hasta el casco histórico, en lugar de hacerlo al revés, así nos evitaremos unas buenas cuestas cuando ya estemos cansados de patear. Para llegar al castillo debemos de tomar el bus nº 44 en la plaza Úrad vlády SR (hasta allí tenemos 650 metros de caminata en ligero descenso) y este nos llevará a los pies del castillo (Zámocká). El bus llega rápido y no hemos encontrado ninguna máquina expendedora de billetes, subimos y cruzamos los dedos.


Bajamos sin contratiempo, como veis, el bus nos deja prácticamente en el castillo, sólo debemos de caminar 250 metros, aunque con la solaina que está cayendo llegan bien. Ya llegamos.


Compramos las entradas (30,00 € para todos), apenas hay gente esperando. Accedemos al castillo y pasamos allí cerca de una hora, sobre todo bajando y subiendo escaleras. Os tengo que confesar que, a mi parecer, no vale la pena pagar el precio de la entrada, el castillo está muy vacío de contenido, apenas un par de salas interesantes y ni se os ocurra subir hasta lo alto de la torre, son un montón de escaleras (algunas muy empinadas) que os llevarán a una sala sin ninguna ventilación, donde hace un calor horrible y sólo hay un par de ventanas que a través de sus cristales sucios ofrecen unas vistas de la ciudad muy similares que las que hay desde la terraza de acceso al recinto.


Damos, pues, la visita por terminada y nos dirigimos hacia el casco antiguo siempre en dirección descendente.


Bajando, bajando en unos minutos llegamos a la catedral de San Martín, cuyo interior, despues de las maravillas que hemos visto en este viaje, nos vuelve a dejar un poco fríos.


Caminamos ahora por las calles del centro histórico buscando un sitio en donde comer.


Tenemos hambre y cometemos el error de no buscar mucho, casi nos metemos en el primer sitio que encontramos, en una de las calles principales (Grand mother's, Michalská 2). La camarera no es demasiado simpática, la comida está buena pero nos ocurre un detalle que no nos gusta nada, a la hora de pagar comprobamos que nuestras sospechas no eran infundadas, nos cobran las guarniciones aparte con lo que pagamos la cuenta más alta de todas nuestras vacas, en el país supuestamente más barato y habiendo comido menos que en otros sitios. Aquí no volvemos

Seguimos la visita por el Stare Mesto, por calles en donde la arquitectura barroca consigue bonitas postales. Llegamos a plaza Hlavné námestie, preciosa, en donde destaca el edificio del antiguo ayuntamiento y la iglesia de los jesuítas.


Nos gusta mucho el antiguo ayuntamiento, con un patio interior precioso en donde se aprecian los distintos estilos arquitectónicos con los que se fué construyendo el edificio.


Salimos por la puerta trasera del ayuntamiento directamente a la plaza Primaciálne námestie en donde se encuentra el Palacio Namestie, que también merece una visita.


Seguimos paseando por la capital, nos encontramos en una bonita calle en la que nos encontramos una antigua farmacia que mi mujer no tiene que ver, deformación profesional . Aprovechamos para tomarnos un heladito que sigue haciendo mucho calor.


Ya es hora de ir volviendo a la estación de tren por lo que nos dirigimos hacia la famosa Michalská brána, puerta de entrada a la ciudad, pasando antes por la iglesia de la anunciación.


Cruzamos la puerta y buscamos la forma de regresar a la estación de tren. Lo mas sencillo es tomar el tranvia nº1 en Hlavná stanica de donde nos separan menos de 100 metros. Buscamos una máquina dispensadora de billetes, la encontramos y una amable mujer nos ayuda a sacar los billetes. El tranvía llega pronto y nos subimos, un par de paradas después sube el revisor y nos pide los billetes Se nota que es una línea muy utilizada por turistas para ir desde el centro a la estación.

Falta un rato para que salga el tren, hacemos tiempo cerca de la estación y comprobamos que rondan por allí varios individuos de dudosa reputación. Nos vamos a los andenes y subimos al tren. En nuestro vagón viajan un grupo de mujeres españolas que se pasan el viaje de vuelta poniéndose verde y tirándose puyas unas a otras mientras el cielo va poco a poco adquiriendo apariencia de tormenta.

Llegamos a la estación de Simmering, en Viena, metro hasta nuestro barrio y a cenar mientras caen las primeras gotas de agua que nos traerá la tormenta. Nos vamos a la cama con el sonido de los truenos y los fogonazos de los rayos. Mañana será nuestro último día en Viena, prometemos aprovecharlo bien. Ya en el aparg

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