Sin solución de continuidad nos acercamos a las instalaciones de
¡A Toda Máquina!
[align=center]ATRACCIÓN ¡A TODA MÁQUINA! DEL PARQUE WARNER
¡A Toda Máquina!

Hablamos de un barco que se desplaza por unos rieles y que tiene el formato del típico galeón de las ferias pero con la particularidad de que tiene fases de giro sobre su eje por lo que ya supone un salto cualitativo en lo que a complejidad se refiere. Aun así está catalogado como atracción suave.
Subimos al vapor y volvemos a experimentar los contras de ir a máquinas para niños en el sentido de que las barras que hacen de sujeción para la seguridad del participante nos llegan bastante justas y hay que apretar algo la barriga (toca una tardía operación bikini, me temo…). El barquito se empieza a balancear, continúa su rutina y los giros empiezan a hacer de las suyas porque, sin llegar a un inicio de vahído, el organismo empieza a lanzar señales de que ese movimiento lo mismo no es lo más adecuado para un correcto discurrir del día. Afortunadamente, finaliza no tardando mucho y podemos decir que ha sido una experiencia interesante más no ya tan gratificante.
Conclusión: atracción apta para la mayoría de todos los estómagos pero ya puede empezar a afectar a según qué sensibilidades.
Puntuación en la escala Stendhal: uno -

A esta altura del día el calor ya empieza a acumularse por lo que nos parece una buena día hacer un parón y buscar el fresquito en forma de espectáculo en recinto con aire acondicionado. A tal fin encaminamos nuestros cuerpos humanos al Teatro Hollywood dando un rodeo por la zona del Oeste (Old West Territory).

Comentar que una buena manera de refrescarse sin empaparse está ubicada en las inmediaciones de Cartoon Village antes de entrar a la zona de atracciones para los más pequeños. Se trata de una placita con una fuente-surtidor en el centro y en cuya cima está Bugs Bunny con una regadera lanzando agua. Te pasas por allí, te mojas un poco, sonríes un rato y sigues camino.
Antes de llegar a la zona de Movie World Studios, donde se encontraba nuestro destino te encuentras varios coches de época que le dan un toque clásico al ambiente.

Y, finalmente, llegamos al Teatro Hollywood donde se representa “The Dreamers, el Musical”.
En esta obra, que dura una media hora, se nos cuenta la relación de dos generaciones de artistas, tía y sobrina, y se compara la realidad de una u otra según la época que les ha tocado vivir. Las canciones que se representan son clásicas y reconocibles por lo que anima a cantarlas.

¿Qué decir de la puesta en escena e interpretación? Pues correctas, al fin y al cabo. No es una maravilla pero entretiene y para eso hemos venido. Descansas un rato, estás fresquito y para cambiar el chip de la jornada pues viene muy bien. Puesto que los fines de semana hay varios pases yo le daría una oportunidad.
Finalizado el musical toca replantearse lo que queda de tarde. Puesto que las atracciones acuáticas tienen unos tiempos de espera de una hora en adelante decidimos dejarlas aparcadas y subir otro escalón atreviéndonos con alguna montaña rusa.
Continuará.
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