Salimos más de las 10.30 dela mañana. Nuestro primer objetivo es las cataratas de Dynjandi. Para llegar hay que pasar por Flokalendur, donde aprovechamos para echar gasolina. No suele haber personal asociado a los surtidores, pagas con la tarjeta, y parece que hay dos formas de pago, una directa, donde eliges lo que pagas y otra en la que parece que te retiran un dinero y luego te devuelven lo no consumido. Yo aquí tuve un problema y es que me retuvieron 66 euros que aún no se me han devuelto.
Seguimos hasta la cascada de Dyjandi (velo de la novia), que esta a unos hora aproximada o poco más. La carretera es de grava casi en su totalidad,pero el paisaje muy bonito, y merece la pena. También hay un grupo de gente importante viendo el monumento, aunque nada comparado con lo que luego veremos en el sur. Se puede subir un poquito para ponerse más cerca de esta, así que finalmente la visita puede durar unos 45 minutos aproximadamente.

Seguimos por la carretera 63 camino de Latrabajr ,punto más occidental de la isla. Los paisajes de nuevo son impresionantes ,el día es gris, ,lluvioso y frío. Apenas hay un coche que pase, este camino debe ser el menos concurrido para ir a nuestro destino, ya que hay otro por debajo (la 62). Pasamos por Brediavik, con unas playas espectaculares. Hemos echado muchas horas hoy para llegar a Latrabjar donde el aire soplaba de forma feroz, y la sensación térmica podía ser de 0 grados. Al menos Conseguimos ver algún frailecillo, los acantilados son muy bonitos, con una arena roja mezclada con el verdor del musgo, y esa soledad que inunda la naturaleza.


Ahora hay que hacer el mismo camino de regreso durante un rato,hasta que finalmente. En este caso si volvemos para Flokalendur por la carretera de abajo, la 62. Allí vamos a dormir esta noche en un camping muy poco concurrido, donde nos cobran 4000 coronas por todo, no obstante antes, a unos km vimos uno al lado del mar, podría ser Rauðsdalurá Skörðum, con una buenísima pinta paisajistica.