Como insisto en los otros diarios, Japón tiene sus ritmos y sus tiempos.
Salir del hotel a las 9.00 para empezar el día es salir tarde. En Japón amanece muy pronto, oscurece igual de pronto y, lo más importante, muchos de los templos y actividades del país tienen última entrada entre las 16.00 y las 17.00. Hay que cambiar el chip rápido y madrugar, cuesta. Afortunadamente el jet lag no nos afecta y podemos empezar bien el día.
Desayunamos en la habitación del hotel lo comprado el día de antes en el konbini. Esta va a ser la rutina de las mañanas, tener leche en la nevera, comprar pastas o galletas en el konbini la noche de antes y desayunar en la habitación. Una vez desayunados y aseados, empezamos!
Y, al salir del hotel, uno ya recuerda por qué no hay que ir en Agosto a Japón. No es sólo que tengamos un Sol de justicia tan temprano, si no que la humedad es horrible. No llevamos ni 2 minutos andando que ya estamos sudando como si nos hubieran echado un cubo de agua encima. Eso sí, algo hemos aprendido de nuestros viajes anteriores y vamos equipados con toalla, a lo que se sumará un paraguas más adelante.
El hotel tiene estación con la línea Asakusa, así que nos viene perfecto para empezar nuestro itinerario. Lo primero que hacemos es acercarnos a la oficina de la estación y coger un bono de metro para 3 días. 1500Y el adulto y 750Y el niño. Con este bono puedes coger todos los metros que quieras de todas las líneas de metro a excepción de las JR y líneas especiales.
Una vez adquirido ya podemos acercarnos al andén a esperar el metro. Me he apoyado mucho en la app Navitime, en la cual puedes buscar estación origen, estación destino y te muestra diferentes opciones de transporte, duración, precio e incluso andén en el que coger el transporte.
Nuestra primera visita del día es la Tokyo Sky Tree. En un principio tendría que haber sido el Pokemon Cafe, pero nos ha sido imposible coger reserva. En 30 segundos la web quedaba colapsada y pasaba a estar todo Full. Una pena, porque entiendo que hay mucho bot que luego se encarga de revender la entrada y la experiencia de usuario es pésima. Así que, hacia la Tokyo Sky Tree.
Conforme vas llegando ves la inmensidad de Torre que tienes enfrente. Tenemos entrada para subir a la plataforma más alta, a unos 450 metros de altura. Encima, para alegría de mi hijo, hay un evento Pokemon en la Torre durante estos días.


Lo primero que notamos es que mucha gente se pone mascarilla para coger el ascensor. Reviso noticias de COVID en Japón y parece ser que están en una ola de contagios, pese a que los síntomas no van más allá de un resfriado. Nosotros, con nuestro lema de 'allá donde fueres haz lo que vieres', cogemos nuestra mascarilla y nos la ponemos para coger el ascensor.
Una vez arriba, todo decorado con Pokemon: muñecos, stickers, dioramas,... así que entre las vistas y el escenario, invertimos un buen rato. Bajamos un nivel, a 350 metros, y llevo a mi hijo al suelo de cristal que ya sabía que estaba. No recomendado para personas con vértigo.

Una vez abajo, nos acercamos a lo que tendría que haber sido otro punto de nuestro día de hoy: Kirby's Cafe. Pero la experiencia ha sido la misma que con Pokemon Cafe. Las reservas desaparecen en 30 segundos mientras que en la web aparece un mensaje de 'En mantenimiento'. Y lo peor de todo esto es que he hecho el ejercicio de intentar reservar durante 2 semanas, a modo de prueba. Ni 1 sólo día tuve la mínima oportunidad. Aún y así, nos acercamos a preguntar si había algún hueco libre... ilusos.

Así que, otra vez al metro y hacía Asakusa. Exactamente al templo Senso-ji.
Ya es la tercera vez que lo visitamos, pero esta vez lo veremos desde una perspectiva diferente. Justo enfrente de Kaminarimon, la puerta del trueno, hay un edificio, Asakusa Tourist Center, al cual puedes acceder de forma gratuita y coger el ascensor a la planta 8. No hay mucha gente, la verdad, y la vista del templo desde aquí es diferente.

Se puede contemplar desde Kaminarimon, Nakamise-dori entera y, al fondo, Senso-ji. Hay mucha gente.
Bajamos y nos adentramos en el bullicio. Lo primero que hacemos es comprar agua. Qué haríamos sin las máquinas de vending que te encuentras en cada esquina! Las botellas de 500ml varian entre 130Y y 150Y. También las hemos visto a 300Y, pero en centros muy concurridos o en parques de atracciones. El agua es nuestra fiel compañera durante todo el viaje.
Pasamos por Kaminarimon, saludamos a Fujin, el Dios del viento, y a Raijin, el Dios del trueno y enfilamos Nakamise-dori hasta Senso-ji. Primera mañana y mi hijo ya lo habría comprado todo. Le convencemos para mirar tiendas a la vuelta, una vez hayamos visitado el templo y visto la pagoda.


A la vuelta, lo prometido es deuda. Compramos el paraguas para los rayos UV y que no deja pasar el calor, recuerdos, alguna galleta,... Y empiezo a buscar en Google Maps algún restaurante sin gluten cercano. Como he dicho, mi mujer es celíaca y más adelante, en la sección Conclusiones, podréis leer nuestra experiencia en Japón con esta enfermedad. Nos acercamos a 2, pero una vez dentro resulta que no se comprometen a que la comida no tenga contaminación cruzada. No nos arriesgamos y busco algún teppan cercano. Esto le da la posibilidad a mi hijo de cocinarse su propia carne... toda una experiencia.
Una vez comidos, cogemos el metro en la estación Asakusa hacia la estación de Ueno. Nos acercamos al zoo de Ueno, a que mi hijo pueda ver un panda por primera vez. El zoo de Ueno es bastante pequeñito, pero tiene algunos animales que hoy no podemos ver en Barcelona, como el panda o el oso polar. El precio es muy reducido, siendo de 600Y para un adulto y gratis para los menores de 12 años.
Lo primero que hacemos es acercarnos al panda y vemos que hay que hacer cola. No más de 15 minutos, y menos mal que habían puesto carpas y ventiladores para el calor. Hoy tenían los pandas separados, así que vimos primero a uno y luego al otro. No me quedó claro si eran los padres, las crías (que nacieron hace 2 o 3 años), pero uno estaba comiendo bambú y el otro estaba dando vueltas por su hábitat.


Después, nos acercamos a ver al oso polar pero, con toda la razón del mundo, no lo tenían disponible. El calor es horroroso y, lo más seguro, es que lo tuvieran dentro bastante más fresquito.
Así que, con tiempo por delante y no muy cansados, enfilamos andando desde Ueno hasta nuestro siguiente punto: Akihabara.
Este año no tenía pensado comprar nada, ya que sólo tengo presente una figura de Saint Seiya que me falta, pero ni es mi intención invertir tiempo en buscarla ni quiero hacer perder tiempo a mi familia en ello. Únicamente vamos a Akihabara a que mi hijo vea algo diferente, una ciudad completamente diferente. Tiendas de figuras (él sí que quiere alguna de Dragon Ball), gachapon, máquinas de gancho o grúa... Aún y así, lo que más le llama la atención son las chicas que están 'disfrazadas'. Se refiere a las maid que podemos encontrar por las aceras, promocionando su local de turno. No le explico más allà de lo que realmente es, un café donde las camareras te tratan como si fueras el hombre que acaba de llegar a casa de trabajar. No me quedó claro si entendió el concepto...

Oscurece en Akihabara, estamos cansados y decidimos poner dirección al hotel. Cogemos el metro en la estación Kanda y directos a Shimbashi por la línea Ginza. Parada en el konbini de al lado del hotel, reponemos aguas, desayunos y la cena del día y al hotel. Ducha, cena y a descansar.
Mi hijo insiste en que os diga el nombre del konbini, ya que no es uno típico como 7eleven, Lawson o Family Mart. Every Life, Every Fun.