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Para no perder las costumbres a esta altura del viaje, el despertador nos levantó de la cama a las 7h. En el cielo se alternaban nubes y claros con una temperatura de 10°C. Como anécdota, os diremos que nos dio por mirar qué temperatura en Cantabria y había 19°C. ¡Si es que el tiempo está loco!
Tras asearnos y recoger la habitación, fuimos a desayunar y como podéis ver en la siguiente foto, el desayuno que nos preparó nuestra anfitriona, fue simplemente “espectacular”. No se puede describir de otra manera.
Al igual que nos pasó en Fort William, donde nuestros anfitriones eran bastante mayores, aquí la señora que nos atendió también estaba entrada en años, pero es que además, tenía algún problema de movilidad y la verdad es que nos sentimos un poco incómodos por el hecho de que nos tuviera que servir el desayuno. Por lo demás, el trato fue muy bueno y recomendamos el alojamiento al 100%.
Tras asearnos y recoger la habitación, fuimos a desayunar y como podéis ver en la siguiente foto, el desayuno que nos preparó nuestra anfitriona, fue simplemente “espectacular”. No se puede describir de otra manera.
Al igual que nos pasó en Fort William, donde nuestros anfitriones eran bastante mayores, aquí la señora que nos atendió también estaba entrada en años, pero es que además, tenía algún problema de movilidad y la verdad es que nos sentimos un poco incómodos por el hecho de que nos tuviera que servir el desayuno. Por lo demás, el trato fue muy bueno y recomendamos el alojamiento al 100%.
En cuanto acabamos de desayunar, cargamos las maletas en el coche, pagamos (a pesar de haber hecho la reserva a través de Booking.com, no nos habían cobrado por adelantado) y nos despedimos de nuestra anfitriona.
Hoy teníamos que devolver el coche en Edimburgo antes de las 15h30, pero habíamos calculado los tiempos y si no había contratiempos en la carretera, podíamos hacer el viaje tranquilos.
Hoy teníamos que devolver el coche en Edimburgo antes de las 15h30, pero habíamos calculado los tiempos y si no había contratiempos en la carretera, podíamos hacer el viaje tranquilos.
Aunque no teníamos intenciones de hacer muchas paradas, cuando pasamos sobre el fiordo Dornoch, no pudimos evitarlo, jejeje. Las vistas merecían la pena ¿no?
Sobre las 10h30 circunvalamos Inverness y a las 11h30 hicimos una parada técnica en Aviemore donde también aprovechamos para hacer unas compras, unos sándwiches, bebida y algo de fruta (que siempre viene bien) £11,75 (13,70€). El coche también tenía sed, así que llenamos el depósito 33,15L x 1.579 = £52,34 (60,95€).
Tras la parada, seguimos camino hacia Edimburgo. Sobre el mediodía, rodeamos el Parque Nacional de Cairngorms. Y poco después llegamos al desvío hacia Pitlochry. ¡Qué recuerdos! En 2013 nos alojamos en este pueblo cuando vinimos a ver los Highland Games de Birnam. Podéis ver aquí, algunas fotos en nuestro diario de aquel viaje.
Como nos encontramos un atasco (por obras en la carretera), aprovechamos para comer. La última parada antes de llegar a Edimburgo fue en un área de servicio, cerca de Kinross.
Tras la parada, seguimos camino hacia Edimburgo. Sobre el mediodía, rodeamos el Parque Nacional de Cairngorms. Y poco después llegamos al desvío hacia Pitlochry. ¡Qué recuerdos! En 2013 nos alojamos en este pueblo cuando vinimos a ver los Highland Games de Birnam. Podéis ver aquí, algunas fotos en nuestro diario de aquel viaje.
Como nos encontramos un atasco (por obras en la carretera), aprovechamos para comer. La última parada antes de llegar a Edimburgo fue en un área de servicio, cerca de Kinross.
Pasadas las 14h, vislumbramos a lo lejos el puente Queensferry crossing que atraviesa el fiordo de Forth, un estuario de varios ríos, principalmente donde el río Forth se encuentra con el Mar del Norte. Tiene una longitud de unos 75 km y una anchura de hasta 25 km. En él viven muchas especies como como focas, delfines y aves marinas.
Lo cruzan varios puentes, entre ellos, el famoso Puente Forth, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2015. Fue inaugurado en 1890 y tiene una longitud total de 2.467 metros. Fue el primer puente en Gran Bretaña hecho íntegramente de acero y el más largo puente más grande del mundo en el momento de su finalización. Hoy en día todavía se utiliza para trenes de pasajeros y mercancías.
A las 14h30 llegamos al alojamiento, dejamos las maletas en la habitación y nos fuimos a devolver el coche, pero antes volvimos a llenar el depósito para dejarlo como nos lo habían entregado 7,97L x 1,569 = £12,50 (13,70€). Aunque sabíamos que no le habíamos hecho nada al coche, la entrega siempre es otro pequeño estrés. Cuando llegamos, el chico que lo revisó se dio cuenta de la pequeña grieta del cristal, pero le dijimos que ya estaba cuando nos dieron el coche. Miró el informe y nos dedicó una media sonrisa como diciendo: si… aquí lo pone.
Finalmente, nos dio el visto bueno y nos dijo que en un par de días como máximo nos devolverían la fianza de 200€ que pusimos cuando recogimos el coche. Esa misma tarde ya nos habían hecho la devolución.
Ya sin la presión del coche, fuimos callejeando hacia Princes Street. Cómo había cambiado en 10 años. Lo primero que nos llamó la atención es que estaba restringido el tráfico a los coches particulares. Sólo podía circular el transporte público.
Finalmente, nos dio el visto bueno y nos dijo que en un par de días como máximo nos devolverían la fianza de 200€ que pusimos cuando recogimos el coche. Esa misma tarde ya nos habían hecho la devolución.
Ya sin la presión del coche, fuimos callejeando hacia Princes Street. Cómo había cambiado en 10 años. Lo primero que nos llamó la atención es que estaba restringido el tráfico a los coches particulares. Sólo podía circular el transporte público.
Como en nuestro viaje de 2013 ya le dimos un buen repaso a la ciudad, esta vez intentamos buscar algo diferente para hacer/visitar y encontramos un rincón de la ciudad, donde te puedes escapar del bullicio del centro y pasar un rato paseo agradable.
Dean Village es un barrio de Edimburgo que está orillas del río Water of Leith que atraviesa la ciudad. Tiene una historia que se remonta al siglo XII, cuando fue fundada por monjes de la Abadía de Holyrood. En su día fue un pueblo independiente y centro de producción de harina.
Dean Village es un barrio de Edimburgo que está orillas del río Water of Leith que atraviesa la ciudad. Tiene una historia que se remonta al siglo XII, cuando fue fundada por monjes de la Abadía de Holyrood. En su día fue un pueblo independiente y centro de producción de harina.
En cuanto nos adentramos por las callejuelas, disfrutamos de un montón de rincones con detalles que nos llamaron la atención, como las entradas de algunos edificios y las cañerías de algunas casas. No podéis decir que no son curiosas.
Para volver al centro, decidimos hacerlo por el paseo que va a orillas del río, donde pudimos ver el monumento en honor de St. Bernards Well, una estructura circular parecida a un templo que alberga un manantial natural, al que se creía que tenía propiedades curativas en el siglo XVIII. Fue diseñado por el pintor Alexander Nasmyth en 1789 y, en su interior, cuenta con una estatua de Higía, la diosa de la salud.
Ya casi en el centro, muy cerca de Circus Place vimos un edificio con la puerta roja al más puro estilo de las puertas de colores de Merrion Street de Dublín en Irlanda.
Una vez en el centro y hasta la hora de cenar hicimos unas “comprillas” por Princes Street. Cuando se puso el sol y empezó a oscurecer, encontramos un restaurante que nos gustó y entramos a cenar. Se llamaba Noodle ‘n’ rice y por el plato principal y bebida para 2, pagamos £31 (36,10€). Era el primer “capricho” que nos dábamos en el viaje, jejeje.
Cuando terminamos de cenar era noche cerrada, así que no pudimos hacer mucho más que sacar alguna foto a edificios que estaban iluminados. De camino al alojamiento, paramos en un M&S para comprar unos cafés fríos. Por cierto, no nos gustaron mucho y es raro, porque hemos probado de un montón de marcas y unos os han gustado más que otros, pero es que estos no nos hicieron mucha gracia £3,70 (4,30€).
*** final del día 11 ***
¡Qué poco nos queda! Hoy era el último día completo que pasábamos en Escocia así que, para aliviar nuestras penas, nos metimos entre “pecho y espalda” un buen desayuno, jejeje. El día amaneció con el cielo nublado y con 10 °C.
En cuanto estuvimos listos, cargamos las mochilas a la espalda y fuimos dando un paseo hasta el centro. Hoy no teníamos nada planificado. Simplemente callejear, hacer compras y disfrutar de una ciudad que siempre nos ha gustado mucho.
Sobre las 11h nos fuimos hacia la Royal Mile. No os podéis hacer una idea de la cantidad de gente que había. Anna y yo estábamos incrédulos. Es verdad que Edimburgo es la capital, pero era octubre y entre semana. Intentamos no agobiarnos en exceso y nos dedicamos a recorrer los callejones conocidos como “closes”. Cuando llegamos al Castillo de Edimburgo, entre que estaba en obras en la explanada con unas grúas enormes y la cantidad de gente que había, nos miramos y pensamos: ¡menos mal que ya hemos visitado el castillo y no tenemos que entrar hoy!
A las 12h30 paramos para comer y fuimos a un restaurante de comida rápida donde hacen unos bocadillos de cerdo espectaculares. El sitio se llama Oink y lo conocimos por un reportaje donde salían 2 actores coreanos a los que hemos visto en varias series: Jung Hae In y Im Siwan. No sabemos cuántas calorías podría esa “bomba”, pero siendo sinceros, estaba realmente bueno. Los 2 bocatas y la bebida nos salieron por £16,60 (19,35€).
Como penitencia, después de comer, dimos un paseo por los jardines de Princes Street y volvimos a la Royal Mile por “The News Steps”. Antes, nos acercamos a la iglesia St. John’s, porque había visto que abría al mediodía. Desafortunadamente, la señora que nos atendió nos dijo que estaban preparando un evento y que hoy no se podía visitar. Nos dijo que probáramos al día siguiente (aunque según el horario que había en el exterior, no abrían al público).
Ya que esta vez no lo íbamos a visitar, aprovechamos las vistas desde Advocates close para sacar unas fotos al Scott Monument.
Ya que esta vez no lo íbamos a visitar, aprovechamos las vistas desde Advocates close para sacar unas fotos al Scott Monument.
Nuestro día continuó por la empinada Victoria Street. Llamada así en honor a la reina Victoria, sus coloridas fachadas y tiendas únicas, hacen que esta calle sea una de las más visitadas de Edimburgo.
Tras la parada del café, nos acercamos al famoso Cementerio Greyfriars, un cementerio histórico y “embrujado” donde descansa el perro Greyfriars Bobby, un perro muy leal a su dueño y que custodió su tumba durante 14 años. Se hizo más famoso aún, al rodarse algunas escenas de la saga de películas de Harry Potter.
De repente, empezó a llover y tuvimos que “refugiarnos” en la Biblioteca Nacional aprovechando que la visita para ver la exposición era gratuita. Si os gustan los libros, os recomendamos que reservéis un rato de vuestro tiempo para visitarla.
Y como no paraba de llover, de la biblioteca “saltamos” a la Catedral de St. Giles, fundada en 1124 por el rey David I, quien la dedicó a San Gil, ermitaño y patrón de los leprosos. Se convirtió en colegiata en 1467, es decir, contaba con un colegio de sacerdotes. Posteriormente fue escenario de la Reforma escocesa en 1559, cuando John Knox, un predicador protestante, se convirtió en su ministro y lideró el movimiento contra la Iglesia católica. Ahora es una iglesia parroquial de la Iglesia de Escocia, la iglesia presbiteriana nacional. Por cierto, la entrada es gratuita.
Y como dice la famosa frase: “Si no te gusta el tiempo en Escocia, espera 15 minutos”. Y en nuestro caso, se cumplió y cuando salimos de la catedral, el cielo se había abierto y había grandes claros. Como aún quedaba un rato para el atardecer, hicimos una parada en el Starbucks de la calle High Street (el mismo desde donde está sacada esta foto, jejeje), £8,10 (9,45€).
Después del descanso, seguimos “turisteando” (y haciendo compras) mientras nos íbamos acercando a Calton Hill donde queríamos disfrutar de las vistas de la ciudad mientras atardecía.
Calton Hill, junto con Arthur's Seat y Castle Rock, se formó debido a una actividad volcánica hace unos 340 millones de años. Hace unos 2,5 millones de años comenzó en Escocia la primera de muchas Edades de Hielo, y Edimburgo quedó sepultada bajo una enorme capa de hielo, de cientos de metros de espesor. A lo largo de cada Edad de Hielo, cuando los glaciares estaban en su punto más pesado, el peso del hielo dio forma a muchas de las colinas que se ven hoy.
Sentimos ser pesados con este tema, pero ¡qué cantidad de gente había! Nosotros teníamos el recuerdo de hace 10 años donde, a pesar de no estar solos, la gente se sentaba tranquilamente a disfrutar del atardecer. Esta vez era totalmente diferente. El resumen sería: bullicio, selfis. ¡Qué le vamos a hace! Dicen que es el precio que hay que pagar por la globalización.
No nos gustaría que penséis que somos unos “tíos raros”, pero es que ya nos pasó algo parecido en 2019, en los acantilados de Moher en Irlanda. Mientras esperábamos al atardecer, llegó un grupo bastante numeroso de un tour con la única intención de hacerse selfis o directos para las redes sociales. Y no es que nos moleste la gente que se saca fotos o se graba. Lo que no nos gusta es el molesto ruido que, normalmente, va asociado a estas cosas.
No nos gustaría que penséis que somos unos “tíos raros”, pero es que ya nos pasó algo parecido en 2019, en los acantilados de Moher en Irlanda. Mientras esperábamos al atardecer, llegó un grupo bastante numeroso de un tour con la única intención de hacerse selfis o directos para las redes sociales. Y no es que nos moleste la gente que se saca fotos o se graba. Lo que no nos gusta es el molesto ruido que, normalmente, va asociado a estas cosas.
Por suerte para nosotros, a ratos hacía bastante viento por lo que mucha gente llegaba, dejaba constancia de su paso por allí y se volvía a marchar. Sobre las 18h30 el cielo se empezó a teñir de un bonito tono dorado y aunque no hubo un atardecer espectacular, lo disfrutamos igualmente.
En cuanto la luz empezó a escasear “la manifestación” se disolvió y todos empezamos a bajar hacia el centro. Al principio de Princes Street vimos un restaurante de la cadena Itsu de comida japonesa y pensamos que era un buena manera de despedirnos de Edimburgo. Pollo teriyaki, unas giozas y bebida por £29,31 (34,15€).
Después de cenar, recorrimos (de nuevo) Princes Street para hacer las últimas compras porque, aunque al día siguiente por la mañana todavía estábamos en la cuidad, no queríamos dejarlo todo para última hora.
Ya en el alojamiento, hicimos la tarea que normalmente, a nadie le gusta hacer en un viaje. Preparar las maletas para el viaje de vuelta. Tenemos que reconocer que, a pesar de no haber hecho muchas compras, al haber traído una maleta un poco más pequeña, nos costó que todo entrara y no se pasara de peso, jejeje.
Ya en el alojamiento, hicimos la tarea que normalmente, a nadie le gusta hacer en un viaje. Preparar las maletas para el viaje de vuelta. Tenemos que reconocer que, a pesar de no haber hecho muchas compras, al haber traído una maleta un poco más pequeña, nos costó que todo entrara y no se pasara de peso, jejeje.
*** final del día 12 ***
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