.
Hoy volvía a tocar madrugar porque a las 8h45 teníamos que coger el ferry hacia las Orcadas, así que para las 6h30 ya estábamos levantados. Nos aseamos y fuimos a la zona común para desayunar. No nos cruzamos con ningún otro huésped, aunque sabíamos que si había más gente porque por la noche habíamos oído ruido por el pasillo. Después de desayunar, me tomé la “biodramina” porque no me siento muy a gusto cuando no estoy en tierra firme, jejeje
Desde el alojamiento, apenas tardamos 5 min. en llegar a la terminal de Scrabster, desde donde salen los ferris hacia las Orcadas operados por la compañía NorthLink Ferries. El precio (sólo ida) para 2 personas + 1 coche, fue de £98,70 (115€).
El ferri llegó a puerto sobre las 8h15, pero tenían que desembarcar todo el pasaje y los vehículos que venían de Stromness, así que nos tocó esperar un rato. Media hora después, nos avisaron por megafonía que empezaba el embarque y como habíamos llegado bastante pronto, fuimos uno de los primeros vehículos en entrar en la bodega del ferri. Una vez aparcado el coche, cogimos las mochilas con lo imprescindible (una vez que empieza la travesía ya no se puede bajar al coche) y subimos a la planta de los viajeros.
Aprovechando que, al salir del puerto el ferri iba bastante despacio, salimos a la cubierta exterior para disfrutar de las vistas y sacar unas fotos que, de otra manera, no podríamos sacar.
Una vez en aguas abiertas, el ferri empezó a coger velocidad y de repente se empezó a mover demasiado para mi gusto. De hecho, cogimos alguna ola que hizo que mi estómago subiera hacia mi garganta, así que nos fuimos a la zona de asientos y yo intenté echar una cabezada. Mientras tanto, Anna se tomó un café y, en la tienda del barco, me compro un buff (braga de cuello) con el logo de la compañía del ferri.
Pasadas las 10h, bordeamos la isla de Graemsay y aunque a lo lejos, pudimos ver el faro de Hoy Sound (High), construido en 1851 por Alan Stevenson. ¿Os suena el nombre? También pudimos ver unas antiguas baterías de la Segunda Guerra Mundial.
¡Prueba superada! Sobre el 10h30 estábamos entrando en el puerto de Stromness y no me había mareado. En cuanto el ferri atracó, bajamos a la bodega e igual que pasó en el embarque, fuimos uno de los primeros vehículos en tocar tierra firme. Por cierto, en la bodega del barco había un cartel pidiendo a los dueños de los coches que no pusieran la alarma. En aquel momento no lo entendimos, pero resulta que había una razón. Luego os la contamos.
Nada más desembarcar, lo primero que hicimos fue localizar un supermercado para hacer la compra del día. Unas tartaletas rellenas y una especie se salchicha dentro de un hojaldre. Con unos zumos nos salió todo por £11 (12,80€). La primera impresión que tuvimos al conducir por las carreteras de las Orcadas fue más o menos como nos lo habíamos imaginado. Pocos coches, mucho verde, animales (ovejas y vacas) y casas desperdigadas a lo largo del paisaje.
Las Orcadas , Orkney en inglés, son un archipiélago de islas, ubicado en el norte de Escocia y lo componen aprox. setenta islas, de las cuales solo veinte están habitadas. Si por algo son famosas las islas Orcadas es por su historia ya que tienen restos neolíticos y vikingos. Pero como, no sólo de historia y cultura vive el viajero, los amantes de la naturaleza tienen en las Orcadas un lugar perfecto para ver una gran cantidad y variedad de aves, focas y otros animales marinos.
Nuestra primera parada fue en Unstan Chambered Cairn, un monumento funerario neolítico que, según se cree, fue construido hace unos 5.000 años como un lugar de enterramiento común Las excavaciones realizadas en su día, descubrieron una colección importante de cuencos de cerámica, todos del mismo diseño. Posteriormente, también se encontraron cuencos similares en varias otras tumbas neolíticas en las Orcadas, y se conocen como Unstan Ware.
El monumento es gestionado por Historic Environment Scotland y la entrada es gratuita.
Nuestra primera parada fue en Unstan Chambered Cairn, un monumento funerario neolítico que, según se cree, fue construido hace unos 5.000 años como un lugar de enterramiento común Las excavaciones realizadas en su día, descubrieron una colección importante de cuencos de cerámica, todos del mismo diseño. Posteriormente, también se encontraron cuencos similares en varias otras tumbas neolíticas en las Orcadas, y se conocen como Unstan Ware.
El monumento es gestionado por Historic Environment Scotland y la entrada es gratuita.
Como la isla principal de las Orcadas no es muy grande, apenas tardamos 5 min. en llegar a nuestro siguiente destino, Stones of Stennes. Aunque originalmente el círculo se componía de doce piedras, en la actualidad sólo quedan cuatro piedras verticales (la mayor de 6 mts. de altura). Las piedras estaban rodeadas por una gran zanja y un talud, cuya forma se ha perdido debido al paso del tiempo. Al igual que la tumba que vimos antes, se cree que puede tener una antigüedad de unos 5000 años, similar al famoso círculo de piedras de Stonehenge. La entrada también es gratuita.
Seguimos nuestro particular paseo por la historia por Ring of Broar, un tesoro arqueológico declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1999. El anillo fue construido alrededor del 2500-2000 a.C. y con una superficie de casi 8.500 metros cuadrados, es el tercer círculo de piedra más grande de las Islas Británicas, solo superado por Avebury y Stanton Drew.
De las sesenta (60) piedras originales, hoy sólo “sobreviven” veintisiete (27). No se tiene claro cuál fue el motivo real de la construcción. Unos dicen que fue un santuario religioso y posiblemente un lugar de ritual, mientras que otros creen que el anillo fue construido para la observación astronómica del equinoccio y el solsticio.
Antes de empezar la visita, aprovechamos para comer. Nuestra primera intención fue comer fuera del coche, pero nos dimos cuenta de que, alrededor del coche, andaban revoloteando un montón de mosquitos de esos que luego dejan huella en la piel y ya sabéis que, si a alguien le pican los mosquitos, es a mí. Afortunadamente, en la zona del círculo de piedras no había mosquitos.
De las sesenta (60) piedras originales, hoy sólo “sobreviven” veintisiete (27). No se tiene claro cuál fue el motivo real de la construcción. Unos dicen que fue un santuario religioso y posiblemente un lugar de ritual, mientras que otros creen que el anillo fue construido para la observación astronómica del equinoccio y el solsticio.
Antes de empezar la visita, aprovechamos para comer. Nuestra primera intención fue comer fuera del coche, pero nos dimos cuenta de que, alrededor del coche, andaban revoloteando un montón de mosquitos de esos que luego dejan huella en la piel y ya sabéis que, si a alguien le pican los mosquitos, es a mí. Afortunadamente, en la zona del círculo de piedras no había mosquitos.
Poco antes de las 13h30 dimos por finalizada la visita y volvimos al parking. Allí nos estaban esperando los molestos mosquitos. Intentamos que no se colara ninguno dentro del coche. Como hemos comentado antes, las distancias en la isla son pequeñas, así que apenas tardamos 10 min. en llegar a nuestro siguiente destino, los acantilados Yesnaby, donde queríamos hacer una pequeña caminata. Pero antes de empezar, nos tomamos un café acompañado de las pastas que nos había regalado Anabel (aunque parezca mentira, todavía nos duraban).
La zona y la caminata nos recordó mucho a Downpatrick Head, en el condado de Mayo, Irlanda y que visitamos en nuestro viaje de 2019. Aquí podéis ver algunas fotos que sacamos para comparar los dos sitios. Aunque no hemos dicho nada, el tiempo estaba aguantando bien (nada de lluvia) y con unos más que agradables 13°C.
Tras el paseo, seguimos hacia el norte, hasta Birsay. Aquí queríamos visitar dos cosas. La primera, las ruinas de Earl’s Palace y luego queríamos pasar a la isla de Brough of Birsay para ver un asentamiento neolítico y el faro del mismo nombre. La particularidad de esta isla, es que sólo se puede acceder a ella con marea baja. Por suerte para nosotros, estos días, la marea baja era alrededor de las 5 de la tarde.
Al llegar a Birsay, vimos una pequeña iglesia que se podía visitar, aunque cuando fuimos a entrar, vimos que la puerta estaba cerrada. Cuando ya nos íbamos a marchar, nos dio por leer un cartel que había junto a la puerta y además de una breve explicación avisaban de que, si la puerta estaba cerrada, se podía pedir la llave en la tienda del pueblo. ¿Curioso verdad?
Cuando volvíamos de la tienda con las llaves de la iglesia, vimos a una pareja que se alejaba y que parecía que le había pasado lo mismo que a nosotros, que habían visto la puerta cerrada y no habían leído el cartel informativo. Les avisamos e hicimos la visita juntos. Como curiosidad, ella era japonesa, de Yokohama y estuvimos hablando sobre el viaje que habíamos hecho el otoño pasado.
La iglesia de St. Magnus es una iglesia del siglo XVII (año 1664) construida en honor a St. Magnus, patrón de las islas Orcadas. La iglesia original se construyó en el siglo XI. Aunque la iglesia es pequeña y sencilla, en el interior pudimos ver un par de vidrieras que mostraban escenas de la vida de San Magnus. Además, en el cementerio adyacente, había varias lápidas del siglo XVIII.
Al llegar a Birsay, vimos una pequeña iglesia que se podía visitar, aunque cuando fuimos a entrar, vimos que la puerta estaba cerrada. Cuando ya nos íbamos a marchar, nos dio por leer un cartel que había junto a la puerta y además de una breve explicación avisaban de que, si la puerta estaba cerrada, se podía pedir la llave en la tienda del pueblo. ¿Curioso verdad?
Cuando volvíamos de la tienda con las llaves de la iglesia, vimos a una pareja que se alejaba y que parecía que le había pasado lo mismo que a nosotros, que habían visto la puerta cerrada y no habían leído el cartel informativo. Les avisamos e hicimos la visita juntos. Como curiosidad, ella era japonesa, de Yokohama y estuvimos hablando sobre el viaje que habíamos hecho el otoño pasado.
La iglesia de St. Magnus es una iglesia del siglo XVII (año 1664) construida en honor a St. Magnus, patrón de las islas Orcadas. La iglesia original se construyó en el siglo XI. Aunque la iglesia es pequeña y sencilla, en el interior pudimos ver un par de vidrieras que mostraban escenas de la vida de San Magnus. Además, en el cementerio adyacente, había varias lápidas del siglo XVIII.
Tras la breve visita a la iglesia, nos despedimos de nuestros nuevos amigos y devolvimos la llave de la iglesia. A pocos metros de la iglesia, en el otro lado de la carretera, estaban las ruinas del Earl’s Palace, un palacio de estilo renacentista de influencia francesa, con torreones y decoraciones talladas en piedra de color arena. El palacio fue construido por Patrick, Conde de Orkney, en el siglo XVII (año 1607). El palacio fue la residencia de los obispos de las Orcadas esporádicamente hasta 1688, cuando pasó a ser propiedad de la Corona, y cayó en ruinas en el siglo XVIII.
La visita duró una media hora y la verdad es que estuvimos muy a gusto porque sólo coincidimos con otra pareja así que no nos molestamos a la hora de leer la información de los paneles ni para sacar fotos, jejeje
Pasadas las 16h30, nos fuimos acercando hasta Brough of Birsay para ver cómo estaba el acceso a la isla. Cuando llegamos al parking, sólo había un par de coches más. Después de la zona de arena, hay una pasarela de cemento de unos 150 mts. que te llevan hasta isla. Por cierto, hay que tener cuidado porque al estar cubierto por el agua durante la marea alta, se forma “verdín” y puede resultar bastante resbaladizo.
Pasadas las 16h30, nos fuimos acercando hasta Brough of Birsay para ver cómo estaba el acceso a la isla. Cuando llegamos al parking, sólo había un par de coches más. Después de la zona de arena, hay una pasarela de cemento de unos 150 mts. que te llevan hasta isla. Por cierto, hay que tener cuidado porque al estar cubierto por el agua durante la marea alta, se forma “verdín” y puede resultar bastante resbaladizo.
Los vikingos llegaron a Brough de Birsay a lo largo del IX y el asentamiento nórdico se fue desarrollando durante los siguientes tres siglos. El proceso de construcción y reconstrucción de estructuras dejó complicado laberinto de muros de piedra, uno encima del otro. Todavía se pueden ver hoy en día restos de varias casas nórdicas, graneros y una herrería, así como una sauna del siglo XI con calefacción por suelo radiante. Una iglesia del siglo XII fue la última de las estructuras construidas por los vikingos. La Saga de las Orcadas sugiere que la iglesia fue establecida por Thorfinn 'el Poderoso', conde de las Orcadas. La iglesia está rodeada de edificios que podrían ser también monásticos.
Tenemos que reconocer que la visita nos gustó mucho y no exageramos cuando decimos que, por el estado de conservación y por los elementos que lo componen, no tiene nada que envidiar (salvando las diferencias) a Skara Brae. Con la ventaja que aquí la visita es gratuita, jejeje
Tras la visita al asentamiento, seguimos un pequeño sendero que nos llevó hasta el faro. Aunque sólo mide 11 mts. de altura, el faro de Brough of Birsay, se levanta marca el extremo noreste del continente de las Orcadas. Fue diseñado y construido por David A. Stevenson en 1925 en ladrillo con enfoscado blanco. Su diseño de torre en forma de almena es bastante inusual para este tipo de construcciones. El faro se alimenta de energía solar desde el año 2002. La luz es alimentada por un banco de baterías, que se cargan con 36 paneles solares y 4 turbinas eólicas. La luz se acciona automáticamente, cuando la luz del día cae y sube entre los niveles establecidos, un sensor de luz enciende y apaga la luz.
Tras la visita al asentamiento, seguimos un pequeño sendero que nos llevó hasta el faro. Aunque sólo mide 11 mts. de altura, el faro de Brough of Birsay, se levanta marca el extremo noreste del continente de las Orcadas. Fue diseñado y construido por David A. Stevenson en 1925 en ladrillo con enfoscado blanco. Su diseño de torre en forma de almena es bastante inusual para este tipo de construcciones. El faro se alimenta de energía solar desde el año 2002. La luz es alimentada por un banco de baterías, que se cargan con 36 paneles solares y 4 turbinas eólicas. La luz se acciona automáticamente, cuando la luz del día cae y sube entre los niveles establecidos, un sensor de luz enciende y apaga la luz.
Cuando dimos por finalizada la visita y regresamos por el sendero hasta el asentamiento, vimos en una caseta un cartel que avisaba de que, si te quedabas aislado por la subida de la marea, llamaras al guardacostas, jejeje Nosotros, como no queríamos salir en las noticias de los telediarios escoceses, fuimos previsores y abandonamos la isla con tiempo.
Y como de, camino al alojamiento, se hizo la hora del atardecer y estábamos cerca de Yesnaby, nos acercamos de nuevo a los acantilados para ver si podíamos hacer alguna buena foto. Juzgad vosotros mismos.
Sobre las 19h30 llegamos al alojamiento. Nuestro anfitrión nos había avisado de que la dirección que daba Google Maps no era exacta y la verdad es que en el primer intento nos pasamos la casa. Al retroceder, vimos una bonita casa con unos ventanales gigantesco y dos personas tomando un café disfrutando de la poca luz que quedaba. Anna y yo nos miramos y dijimos: ¡tiene que ser esa! Y efectivamente, esa era la casa. Andy, nuestro anfitrión (muy majo, por cierto) salió a recibirnos y nos enseñó la casa y nuestra habitación. Además, nos advirtió que, posiblemente a la mañana siguiente ya no nos veríamos porque tenía planificado un viaje a Escocia (continental).
Aprovechando que la casa tenía una habitación habilitada como sala de estar/comedor aprovechamos para cenar tranquilamente y sentados en sillas (para variar, jejeje). Por cierto, en el tiempo hoy se había portado increíblemente bien con nosotros. El mejor día desde que empezó el viaje.
Aprovechando que la casa tenía una habitación habilitada como sala de estar/comedor aprovechamos para cenar tranquilamente y sentados en sillas (para variar, jejeje). Por cierto, en el tiempo hoy se había portado increíblemente bien con nosotros. El mejor día desde que empezó el viaje.
*** final del día 9 ***
Hoy empezaba nuestro segundo y último día en las Orcadas. Como es habitual, el despertador nos sacó de la cama a las 7h. En la calle había 12°C y, por el movimiento de las hojas de los árboles, hacía viento. Tras asearnos, dejamos recogida la habitación y desayunamos. Tal y como nos había avisado el día anterior, no vimos a nuestro anfitrión. Una pena, porque nos pareció muy majo. Poco antes de las 9h, cargamos el coche con las maletas y pusimos rumbo a Skara Brae. Como nos pillaba de camino, hicimos una breve parada en los acantilados Yesnaby, a modo despedida.
Cuando llegamos al parking de Skara Brae, eran las 9h45 y todavía estaba cerrado. La temperatura había subido hasta los 14°C y empezó a llover levemente.
A las 10h en punto, abrieron las puertas del centro de visitantes. Como nosotros habíamos reservado las entradas online, sólo tuvimos que canjearlas y así pudimos empezar la visita de los primeros. El precio para 2 personas fue de £22 (25,65€). Para casos como este, está muy la Explorer Pass, una tarjeta turística que da acceso ilimitado a un montón de atracciones (museos, castillos, etc…) a lo largo de todo Escocia. En esta ocasión, nosotros hicimos números y no nos salía “a cuenta”.
A las 10h en punto, abrieron las puertas del centro de visitantes. Como nosotros habíamos reservado las entradas online, sólo tuvimos que canjearlas y así pudimos empezar la visita de los primeros. El precio para 2 personas fue de £22 (25,65€). Para casos como este, está muy la Explorer Pass, una tarjeta turística que da acceso ilimitado a un montón de atracciones (museos, castillos, etc…) a lo largo de todo Escocia. En esta ocasión, nosotros hicimos números y no nos salía “a cuenta”.
Skara Brae es un asentamiento neolítico construido en piedra, y está datado aproximadamente entre el 3180 a. C. y el 2500 a. C. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO en el año 1999. Fue descubierto en 1850 después de que una tormenta descubriera los restos de diez casas, que tenían muebles de piedra, chimeneas y sistemas de drenaje.
Lo primero que hicimos al empezar la visita es ver un pequeño video donde nos explicaron los “titulares” sobre la historia de Skara Brae. El resumen podría ser que ya vivía gente en Skara Brae mucho antes de la construcción de las pirámides de Egipto o incluso de Stonehenge. Pero lo que hace más importante a Skare Brae es su buen grado de conservación. Las estructuras y los muebles localizados en este yacimiento semi-subterráneo han sobrevivido en excelentes condiciones. En la exposición pudimos ver herramientas, joyas, botones y un tipo de vasijas estriadas que también han aparecido en otros yacimientos de la isla. De hecho, presumen de ser el yacimiento más antiguo de Europa donde se pueden casas con su mobiliario de piedra intacto, para que nos hagamos una idea de cómo vivían las personas que habitaron el lugar hace más de 5.000 años.
Ya en la calle, pudimos ver la reconstrucción de una de las casas del asentamiento. Dicha casa fue excavada por el catedrático Gordon Childe en 1928. Como podéis ver en las fotos, la casa tenía dos camas y una chimenea. Según pudimos leer, durante la excavación se encontraron los esqueletos de dos mujeres. Una cosa que nos resultó curioso es que la puerta parece ser que era la mitad de alta que la actual, por lo que entendemos que eran personas muy bajitas o entraban arrastrándose, jejeje
Y desde la casa, dimos un pequeño paseo hasta el asentamiento donde, ahora sí, vimos cómo eran las casas hace 5000 años. Parece mentira que, a pesar de donde está ubicado (el tiempo en invierno tiene que ser muy duro), el estado de conservación es increíblemente bueno.
Al ser uno de los primeros visitantes del día, pudimos hacer el recorrido tranquilamente sin tener que andar esquivando gente y es que Skara Brae es la mayor atracción turística de las Orcadas. Aunque limitan el número de personas que entran cada turno, a nosotros nadie nos dijo que nos teníamos que marchar a una hora determinada.
Aunque £11 por persona, puede parecer un poco caro, a nosotros la visita nos gustó mucho y creemos que “vale lo que cuesta”. Además, dentro del precio, se incluía la visita a Skaill House, la mejor mansión del siglo XVII en las Orcadas. Fue la casa de William Graham Watt, quien desenterró el pueblo neolítico de Skara Brae. La casa fue construida originalmente en 1620 por el obispo George Graham (obispo de las Orcadas entre 1615 y 1638), y ha sido ampliada a lo largo de los siglos. Aunque la casa está decorada al estilo de la década de 1950, en el interior pudimos ver expuestos artículos recopilados por la familia desde el siglo XVII.
Sobre las 12h30 finalizamos la visita y como no habíamos almorzado, pasamos por la cafetería del centro de visitantes para comprar unos chocolates calientes y unos scones de queso, £10.90 (12,70€). Como os podéis imaginar, también pasamos por la tienda y entre otras cosas, compramos unas camisetas muy guapas de Orkney.
Nuestro siguiente destino era Kirkwall, la capital de las Orcadas. Y es que, aunque ya sabéis que no somos muy de ciudades, habíamos leído que la catedral merecía una visita. En poco más de 30 min. llegamos a Kirkwall y aparcamos casi en frente de la catedral en una zona donde no había que pagar (por ser domingo).
Como sabíamos que sólo se podía visitar a determinadas horas, nos acercamos a la puerta para confirmar el horario y nos llevamos la “desagradable” sorpresa de que a partir de octubre, no abrían los domingos y hoy era 1 de octubre .
Suponemos que no miramos bien los horarios cuando planificamos el viaje. Aunque no nos sirvió de consuelo, a otra pareja de italianos les pasó lo mismo. De todas formas, rodeamos la catedral y sacamos unas fotos para, por lo menos, dejar constancia de nuestra visita.
Ahora, mientras escribimos este diario, hemos vuelto a consultar la web de la catedral y directamente pone que no abren los domingos. Sin embargo, en la web de turismo de las Orcadas, si pone que se puede visitar los domingos, aunque sólo de abril a septiembre.
Nuestro siguiente destino era Kirkwall, la capital de las Orcadas. Y es que, aunque ya sabéis que no somos muy de ciudades, habíamos leído que la catedral merecía una visita. En poco más de 30 min. llegamos a Kirkwall y aparcamos casi en frente de la catedral en una zona donde no había que pagar (por ser domingo).
Como sabíamos que sólo se podía visitar a determinadas horas, nos acercamos a la puerta para confirmar el horario y nos llevamos la “desagradable” sorpresa de que a partir de octubre, no abrían los domingos y hoy era 1 de octubre .
Suponemos que no miramos bien los horarios cuando planificamos el viaje. Aunque no nos sirvió de consuelo, a otra pareja de italianos les pasó lo mismo. De todas formas, rodeamos la catedral y sacamos unas fotos para, por lo menos, dejar constancia de nuestra visita.
Ahora, mientras escribimos este diario, hemos vuelto a consultar la web de la catedral y directamente pone que no abren los domingos. Sin embargo, en la web de turismo de las Orcadas, si pone que se puede visitar los domingos, aunque sólo de abril a septiembre.
Como nos quedamos sin la visita a la catedral, decidimos dar un paseo por la ciudad. La verdad es que es muy pequeñita, como un pueblo grande. No estuvimos mucho tiempo porque (suponemos que porque era domingo) la mayoría de las tiendas estaban cerradas y casi no había gente por las calles. Menos mal que encontramos un supermercado para comprar unos sándwiches y unos cafés para comer, £10,95 (12,75€). También aproveché para tomar la biodramina y es que luego volvíamos a coger el ferry para volver a la Escocia continental.
Poco más tarde de las 14h15 dimos por finalizada la visita a Kirkwall y pusimos rumbo hacia St. Margaret’s Hope donde íbamos a coger el ferry de vuelta. De camino, aún teníamos programada una parada para visitar la Italian Chapel.
La Italian Chapel es una capilla católica en Lamb Holm, una de las Islas Orcadas. Fue construida por prisioneros de guerra italianos durante la Segunda Guerra Mundial, quienes utilizaron dos cabañas nissen, chatarra y mucha imaginación, para crear un lugar de culto. La capilla es el único edificio que queda del Campamento 60, un campo de prisioneros de guerra construido en la segunda mitad del año 1941.
Poco más tarde de las 14h15 dimos por finalizada la visita a Kirkwall y pusimos rumbo hacia St. Margaret’s Hope donde íbamos a coger el ferry de vuelta. De camino, aún teníamos programada una parada para visitar la Italian Chapel.
La Italian Chapel es una capilla católica en Lamb Holm, una de las Islas Orcadas. Fue construida por prisioneros de guerra italianos durante la Segunda Guerra Mundial, quienes utilizaron dos cabañas nissen, chatarra y mucha imaginación, para crear un lugar de culto. La capilla es el único edificio que queda del Campamento 60, un campo de prisioneros de guerra construido en la segunda mitad del año 1941.
Aunque sencilla, tenemos que reconocer que la decoración interior nos gustó mucho y creemos que merece la pena la visita, más que por lo arquitectónico, por la historia que tiene detrás. La capilla se ha convertido en un símbolo de paz y reconciliación y es una de las atracciones más visitadas de las Orcadas.
Tras media de visita, pusimos rumbo, ahora sí, hacia St. Margaret’s Hope. Según bajábamos hacia el puerto ya vimos que el ferry nos estaba esperando y eso que íbamos con bastante tiempo de margen.
Cuando llegamos a la terminal de Pentland Ferries, nos atendió un chico (bastante joven, por cierto), que comprobó que los datos de la reserva eran correctos y que sólo viajábamos dos personas en el coche. El viaje para 2 personas + 1 coche fue de £85 (98,85€). Aparcamos en la fila (sólo había otros dos coches) y salimos a dar un paseo por la terminal para hacer un poco de tiempo. Lo que pudimos ver es que, más que un ferry tal y como lo conocemos, era un catamarán muy grande, con la zona central (donde van los vehículos) al descubierto.
Embarcamos a las 16h30 y a pesar de que la hora oficinal de salida eran las 17h, a las 16h45 vimos como los operarios empezaban a subir la compuerta. En cuanto completaron la maniobra, zarpamos. Suponemos que pudimos salir antes de tiempo porque habíamos llegado todos los que teníamos reserva. Ahh… aquí volvimos a ver un cartel advirtiendo que no se conectaran las alarmas de los vehículos. Como nuestro coche era de alquiler, no sabíamos cómo desconectar la alarma sin dejar el coche abierto (cosa que no hicimos).
A los pocos minutos de zarpar, salimos a mar abierto y al contrario que en el viaje de ida, el ferry se mantuvo a una velocidad reducida (según nuestro GPS, 25 kms.). A pesar de que el viaje fue muy tranquilo (no tuve ningún amago de mareo) de vez en cuando el ferry “pillaba” alguna ola y “botaba” un poco y ¿a que no sabéis qué? Pues que ese movimiento hacía saltar la alarma de los coches (uno de ellos, el nuestro, jejeje). En esos momentos entendimos el porqué de los carteles.
Durante el viaje, pasamos cerca del faro de Hoxa Head. Una pena que me dejara el tele-objetivo en el coche. También tuvimos momento “rayos divinos” (así llamamos a nosotros a los rayos que cuelan entre las nubes).
Durante el viaje, pasamos cerca del faro de Hoxa Head. Una pena que me dejara el tele-objetivo en el coche. También tuvimos momento “rayos divinos” (así llamamos a nosotros a los rayos que cuelan entre las nubes).
Poco después de las 18h (con 15’ de adelanto) llegamos a Gills Bay. Llegaba a su fin nuestra aventura en las Orcadas. Como íbamos bien de tiempo, decidimos acercarnos a los acantilados de Duncansby Head, donde está el faro del mismo nombre.
Poco antes de las 19h, la luz empezó a escasear y decidimos ir yendo hacia el alojamiento que teníamos reservado en Golspie. Teníamos aprox. 1h30 de viaje.
Con parada técnica incluida, llegamos al alojamiento alrededor de las 21h. Nuestra anfitriona era una persona mayor muy maja que nos enseñó nuestra habitación y nos preguntó que a ver qué queríamos desayunar. ¡Eso no hace falta ni preguntarlo! ¡Yo quiero scottish breakfast!
Una vez instalados, aprovechamos que en la habitación había un hervidor de agua, para “cocinarnos” unos noodles que habíamos comprado por la mañana.
Con parada técnica incluida, llegamos al alojamiento alrededor de las 21h. Nuestra anfitriona era una persona mayor muy maja que nos enseñó nuestra habitación y nos preguntó que a ver qué queríamos desayunar. ¡Eso no hace falta ni preguntarlo! ¡Yo quiero scottish breakfast!
Una vez instalados, aprovechamos que en la habitación había un hervidor de agua, para “cocinarnos” unos noodles que habíamos comprado por la mañana.
*** final del día 10 ***
.