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Cuando sonó el despertador a las 7 y miramos por la ventana nos llevamos una pequeña alegría al ver que no llovía, aunque la temperatura era de unos fresquitos 8°C.
Dispuestos ya para desayunar, tostamos unos croissants y alguna miga debió de caer dentro sin darnos cuenta porque de repente se montó el escandalo padre con la alarma de incendios sonando a todo volumen. Tras el susto que nos llevamos, de la misma desconectamos el tostador y aunque la alarma no sonó más allá de 15 segundos, a esas horas despertamos, como no podía ser de otro modo a nuestros vecinos que, alarmados, tocaron a nuestra puerta para ver si estábamos bien. Nos disculpamos como buenamente pudimos, les dimos una breve explicación y la verdad, es que no nos pusieron muy mala cara. ¡Qué vergüenza pasamos!
Dispuestos ya para desayunar, tostamos unos croissants y alguna miga debió de caer dentro sin darnos cuenta porque de repente se montó el escandalo padre con la alarma de incendios sonando a todo volumen. Tras el susto que nos llevamos, de la misma desconectamos el tostador y aunque la alarma no sonó más allá de 15 segundos, a esas horas despertamos, como no podía ser de otro modo a nuestros vecinos que, alarmados, tocaron a nuestra puerta para ver si estábamos bien. Nos disculpamos como buenamente pudimos, les dimos una breve explicación y la verdad, es que no nos pusieron muy mala cara. ¡Qué vergüenza pasamos!
Después del apuro mañanero, para las 8h30 ya estábamos preparados y en el coche. Antes de marchar, dejamos una nota de disculpa en el felpudo de los compañeros de alojamiento. Seguíamos un poco abochornados.
El camino desde Dornie para llegar a Skye nos lo conocemos muy bien. No se tardan apenas 15 minutos en llegar al Skye Bridge que une la isla a tierra firme. Justo antes de cruzar, en el pueblo de Kyle of Lochalsh paramos en un súper para hacer la compra del día (£14,90 /17,35€).
Sin dejar la carretera A87, seguimos dirección a Sligachan donde nos teníamos que desviar hacia la A863. Pero antes de llegar al desvío, no pudimos evitar parar en uno de los sitios de los que mejores recuerdos tenemos de Skye, la cascada Eas a' Bhradain. En la carretera hay un pequeño parking donde dejar el coche y para los que quieran llegar a la base de la cascada hay un sendero de unos 2 kms.
El camino desde Dornie para llegar a Skye nos lo conocemos muy bien. No se tardan apenas 15 minutos en llegar al Skye Bridge que une la isla a tierra firme. Justo antes de cruzar, en el pueblo de Kyle of Lochalsh paramos en un súper para hacer la compra del día (£14,90 /17,35€).
Sin dejar la carretera A87, seguimos dirección a Sligachan donde nos teníamos que desviar hacia la A863. Pero antes de llegar al desvío, no pudimos evitar parar en uno de los sitios de los que mejores recuerdos tenemos de Skye, la cascada Eas a' Bhradain. En la carretera hay un pequeño parking donde dejar el coche y para los que quieran llegar a la base de la cascada hay un sendero de unos 2 kms.
Acercándonos a Sligachan comentamos que si no había demasiada gente igual podíamos parar para hacer alguna foto del famoso puente de piedra, pero como imaginábamos por otra parte, estaba bastante concurrido y ya teníamos la fotos que queríamos del 2013 que es la que recuperamos para mostraros el paraje.
La actividad principal hoy es hacer el recorrido por las Fairy Pools. Se trata de unas piscinas naturales formadas por la erosión del río Brittle, en su descenso a través de las montañas Cuillins, dando forma a cascadas y pozas de agua cristalina color turquesa o esmeralda según sea la luz de ese día o momento.
Habíamos leído que sí los das anteriores había llovido el camino podía estar embarrado e incluso impracticable. Hemos supuesto que ese comentario no era muy actual porque ahora, el sendero está cubierto de grava salvo el último tramo. Al que poca gente llega, todo hay que decir.
Habíamos leído que sí los das anteriores había llovido el camino podía estar embarrado e incluso impracticable. Hemos supuesto que ese comentario no era muy actual porque ahora, el sendero está cubierto de grava salvo el último tramo. Al que poca gente llega, todo hay que decir.
Cuando llegamos a las Fairy pools eran las 11h y tenemos que decir que nos quedamos sorprendidos de lo bien que estaba preparado para los visitantes/turistas. Esperábamos la típica explanada donde dejar el coche y nos encontramos un parking (de pago) bastante grande con dos alturas y un centro de visitantes con baños y máquinas de vending.
El parking más cercano al comienzo del sendero es el superior, así que todo el mundo estaba empeñado en aparcar allí. Aunque había algún sitio que nos habría servido, preferimos ir al parking inferior que casi estaba vacío, intentando evitar así, cualquier incidente con el coche. Una vez aparcado el coche, sacamos el ticket de una de las máquinas “pay and display”. Nos costó £6 (7€) y era válido para todo el día.
El parking más cercano al comienzo del sendero es el superior, así que todo el mundo estaba empeñado en aparcar allí. Aunque había algún sitio que nos habría servido, preferimos ir al parking inferior que casi estaba vacío, intentando evitar así, cualquier incidente con el coche. Una vez aparcado el coche, sacamos el ticket de una de las máquinas “pay and display”. Nos costó £6 (7€) y era válido para todo el día.
Estábamos algo preocupados por la posibilidad de que hubiese mosquitos. Llevábamos las mosquiteras en la mochila, pero es que los que habéis seguido nuestras andanzas, sabéis que soy un imán para estos bichos. Sí los hay, me pican. En 2013 conté 71 picaduras por mi maltrecho cuerpo mientras Anna no tuvo ni una sola. Es mi récord personal … ¡jeje! Afortunadamente, no vimos, ni sentimos ningún mosquito.
Intentamos que no hubiese mucha gente en las fotos y más o menos lo logramos porque, a paciencia, no nos gana nadie.
Intentamos que no hubiese mucha gente en las fotos y más o menos lo logramos porque, a paciencia, no nos gana nadie.
En la ascensión, mientras sacábamos fotos a uno de los saltos de agua, nos giramos y vimos una espectacular nube lenticular. Tuvimos mucha suerte porque durante el recorrido no nos cayó ni una gota y la temperatura para caminar, perfecta. Una pareja tuvo la osadía y el atrevimiento de bañarse tan ricamente. El agua estaba todo menos caliente, os lo aseguramos porque la probamos.
El plato fuerte, se reserva para el final. Pero para los que tienen más tiempo o les apetece, se puede continuar el sendero y completar una caminata de unos 8km, que tiene el camino de regreso atravesando una zona boscosa. Como queríamos hacer otra actividad, decidimos volver por el mismo camino de vuelta al parking.
Comimos al llegar al coche y tras parada técnica por el baño, nos pusimos en marcha hacia el norte pasando de largo por Portree, capital de la isla de Skye. La vista más reconocible de la ciudad probablemente sea la de sus coloridas casas en el puerto. (Foto 2013).
Cerca de nuestro destino, paramos al borde de la carretera para disfrutar de una panorámica del puerto de Uig. Es el punto desde donde parten los ferris hacia las islas Hébridas.
A Fairy Glen llegamos alrededor de las 16h. Reconocemos que supimos de este sitio por fotos en Instagram. Se cuenta que es un lugar mágico habitado por hadas y duendes. Es reconocida por los círculos de piedra. El entorno realmente es inusual y sorprendente. Ayudaría que la gente fuese más respetuosa con el entorno y no se empeñase en pisotearlo todo sin ningún miramiento salvo la de conseguir sus selfies.
A nosotros nos acompañó la lluvia; torrencial. Estuvimos en el coche esperando el momento de pausa. Pero no llegaba y el tiempo pasaba. Decidimos salir e intentarlo. Además soplaba bastante viento y en las alturas había algunos pasos un poco estrechos y con el barro no eran del todo seguros.
El parking es de pago (pay & display). Pusimos en la maquinita 2£ (2,35€) que nos permitía estar una hora. Desde el mismo aparcamiento, sale un sendero que lleva al círculo en menos de 10 min.
A nosotros nos acompañó la lluvia; torrencial. Estuvimos en el coche esperando el momento de pausa. Pero no llegaba y el tiempo pasaba. Decidimos salir e intentarlo. Además soplaba bastante viento y en las alturas había algunos pasos un poco estrechos y con el barro no eran del todo seguros.
El parking es de pago (pay & display). Pusimos en la maquinita 2£ (2,35€) que nos permitía estar una hora. Desde el mismo aparcamiento, sale un sendero que lleva al círculo en menos de 10 min.
Durante todo el tiempo que estuvimos en Fairy Glen, no dejó de llover. Unas veces más y otras menos, pero lo peor era el viento. Sobre las 17h, la luz empezó a bajar y decidimos que ya estaba todo el “pescado vendido”, así que regresamos al parking y pusimos rumbo de regreso a Dornie. A las 18h45, cuando pasamos por Broadford, paramos en un supermercado grande que había junto a la carretera para comprar provisiones, £30,40 (35,50€).
Antes de ir a la casa, pasamos de nuevo por el Eilean Donan a ver si podíamos mejorar las fotos del día anterior. Aunque el tiempo nos trató un poco mejor, esto es lo más que conseguimos.
Antes de ir a la casa, pasamos de nuevo por el Eilean Donan a ver si podíamos mejorar las fotos del día anterior. Aunque el tiempo nos trató un poco mejor, esto es lo más que conseguimos.
A las 20h estábamos a buen recaudo de nuestra habitación cenando unos ramen y para acompañar, ensalada de patatas. Tuvimos que hervir agua para hacer los fideos, pero estuvimos ojo avizor a que el vapor de agua no hiciese saltar la alarma de nuevo. Nuestra anfitriona nos había dejado el desayuno para el día siguiente.
*** final del día 6 ***
Sí el tiempo te da una tregua, aprovéchala. No te pongas a pensar, actúa. Hemos aprovechado la mañana levantándonos a las 6h30. Y nos pusimos en marcha antes de las 8h. El termómetro del coche marcaba 12°C con pronóstico de lluvia a partir de las 15h. Tocaba caminata.
Antes de pasar por el Skye bridge paramos en un aparcamiento al lado de la carretera porque la luz invitaba a sacar alguna foto.
Antes de pasar por el Skye bridge paramos en un aparcamiento al lado de la carretera porque la luz invitaba a sacar alguna foto.
Y ya de estar parados, nunca suele ser mala idea girar la cabeza y mirar lo que dejas por detrás. En este caso, nos llevamos sorpresa al ver la imagen de una nube gigantesca que amenazaba con ir tapando todo a su paso.
Solo hicimos una breve parada en Uig porque conocíamos el camino hasta nuestro destino y queríamos hacerlo de seguido. Solo paramos brevemente cuando unas ovejas, a su ritmo, nos cortaron el paso.
The Quiraing está considerada una de las maravillas geológicas de Escocia y además es uno de los destinos preferidos de los aficionados al senderismo. Se formó a partir de un corrimiento de tierra formándose estructuras rocosas espectaculares, como “the needle” (aguja). Esta característica fue causada por una acumulación masiva de lavas basálticas de la Era Terciaria, hace unos 15.000 años.
Desde aquí hay unas magníficas vistas de la bahía de Staffin y las montañas de Wester Ross. De las rutas que se pueden hacer, nosotros seleccionamos una circular de en torno a 6,5 km. que vimos en Wikiloc. No la pudimos finalizar tal y como estaba pensado en principio, pero esa historia os la contamos un poco más adelante.
Desde aquí hay unas magníficas vistas de la bahía de Staffin y las montañas de Wester Ross. De las rutas que se pueden hacer, nosotros seleccionamos una circular de en torno a 6,5 km. que vimos en Wikiloc. No la pudimos finalizar tal y como estaba pensado en principio, pero esa historia os la contamos un poco más adelante.
Llegamos a Quiraing a las 10h. Hay dos parkings, de tamaño medio. Con su correspondiente máquina de pago pay & display. Nos sorprendió que se tenía que pagar por horas y no por medias o jornadas enteras. Así que pensando un poco cuánto podríamos tardar pusimos 3 horas, porque nos dejamos llevar por el optimismo (£3 - 3,50€).
Como sabíamos que el sendero era de tierra y los días anteriores había llovido, nos pusimos incluso polainas para intentar no manchar de barro las perneras de los pantalones.
Como sabíamos que el sendero era de tierra y los días anteriores había llovido, nos pusimos incluso polainas para intentar no manchar de barro las perneras de los pantalones.
Para los que no tengan tiempo de caminar o no sean de hacer este tipo de actividad, creemos que el paisaje merece la pena la visita. De hecho, vimos mucha gente que solo llegaba a una especie de mirador que hay a pocos metros del parking.
Llevaríamos unos 45 minutos andando cuando oímos hablar español. Una pareja argentina que estaban volando un dron, cuando el viento se lo permitía, que era a ratos. Seguro que se llevaron para casa unas imágenes increíbles.
Sobre las 11h15, alcanzamos una zona del recorrido muy popular por verse desde aquí las formaciones conocidas con los nombres de “the niddle” y “the prison”.
Y aquí Anna reparó en que le faltaban las gafas de ver. Estuvimos sopesando qué hacer: volver e intentar encontrarlas, seguir adelante al menos hasta la mitad del recorrido … ganó la segunda opción. Supusimos que sí alguien las encontraba, las dejaría en algún sitio visible. Y de lo contrario, ya no arreglábamos nada volviéndonos.
En la segunda foto, se puede ver la bahía de Staffin.
Y aquí Anna reparó en que le faltaban las gafas de ver. Estuvimos sopesando qué hacer: volver e intentar encontrarlas, seguir adelante al menos hasta la mitad del recorrido … ganó la segunda opción. Supusimos que sí alguien las encontraba, las dejaría en algún sitio visible. Y de lo contrario, ya no arreglábamos nada volviéndonos.
En la segunda foto, se puede ver la bahía de Staffin.
Alcanzamos sobre las 12:30 la zona de Fir Bhreugach, más o menos la parte intermedia. Es el punto más alto así que las vistas, sensacionales. Soplaba un viento huracanado bastante peligroso para las partes expuestas y que eran de dificil y estrecho paso. Asi que todos íbamos extremando las precauciones.
En la segunda foto se puede ver Flodigarry y la isla del mismo nombre.
En la segunda foto se puede ver Flodigarry y la isla del mismo nombre.
Anna me comentó que era una pena que uno de los dos no hiciese la ruta completa y que ella podía volverse por el mismo camino para intentar dar con las gafas. Pero no me pareció buena idea porque, aunque había más gente, había bastantes zonas resbaladizas y sí nos pasaba algo, estábamos solos y el que llegase antes al aparcamiento no iba a estar exento de preocuparse. Así que decidimos volver por el mismo sitio, los dos.
A la vuelta nos cruzamos con una pareja que se estaban haciendo fotos uno a otro así que les preguntamos sí querían alguna foto juntos. Nos lo agradecieron y nos pidieron que se las hiciésemos con una cámara de carrete desechable. Nos hizo mucha gracia que nos preguntasen sí habíamos visto o usado alguna. ¡ay ama! … jajaja
A la vuelta nos cruzamos con una pareja que se estaban haciendo fotos uno a otro así que les preguntamos sí querían alguna foto juntos. Nos lo agradecieron y nos pidieron que se las hiciésemos con una cámara de carrete desechable. Nos hizo mucha gracia que nos preguntasen sí habíamos visto o usado alguna. ¡ay ama! … jajaja
Por fin llegamos a la zona a partir de la cual Anna fue consciente de que no llevaba encima las gafas. Barajábamos varias opciones: nadie las había encontrado, el viento las había podido mandar colina abajo, alguien las podría haber pisado …. O alguien las había encontrado y las había dejado a la vista sobre una piedra al lado del camino, que es lo que finalmente había ocurrido. ¡Muchas gracias! Así que ¡acertamos en desandar el recorrido!
Con el ánimo recuperado, hicimos el camino de vuelta al parking con “una sonrisa de oreja a oreja”. Además de haber disfrutado de lo lindo de un paseo y un paisaje espectacular, habíamos recuperado las gafas.
Cuando llegamos al coche eran aproximadamente las 14h y nos habíamos pasado 1 hora en el ticket de aparcamiento (no tenemos claro alguien lo controle). De todas formas, nosotros nos pasamos sin querer, lo prometemos. No somos de los que hacen trampas con estas cosas por ahorrarse 1 €uro.
Antes de marcharnos, aprovechamos para comer y tomar un café tranquilamente. ¡Nos lo habíamos ganado! Por cierto, no hemos dicho nada, pero el tiempo estuvo perfecto para hacer la caminata. No llovió nada y la temperatura fresquita, como a nosotros nos gusta.
Al consultar el tiempo en el móvil, vimos que los pronósticos habían cambiado un poco y la lluvia la habían retrasado hasta casi las 17h.
¿Sería el primer día en Skye que nos lloviera mientras estábamos haciendo actividades? Por si acaso, no nos entretuvimos mucho y pusimos rumbo a nuestro siguiente destino.
Brother’s point es una pedazo de tierra (a modo de península) que se adentra en el mar cerca de Culnacnoc, al norte de la isla de Skye. Llegamos al parking que hay junto a la carretera sobre las 14h45, pero al ser bastante pequeño (apenas media docena de coches), estaba lleno, así que dejamos el coche en el arcén (sin llegar a estar dentro de la carretera). Unos metros más adelante, vimos los carteles que señalaban el camino. Por cierto, para bajar a la playa, hay que atravesar una zona privada cerrada con una verja. Se puede pasar sin problema, pero avisan de que se deje siempre la verja cerrada. Así lo hicimos.
Cuando llegamos al coche eran aproximadamente las 14h y nos habíamos pasado 1 hora en el ticket de aparcamiento (no tenemos claro alguien lo controle). De todas formas, nosotros nos pasamos sin querer, lo prometemos. No somos de los que hacen trampas con estas cosas por ahorrarse 1 €uro.
Antes de marcharnos, aprovechamos para comer y tomar un café tranquilamente. ¡Nos lo habíamos ganado! Por cierto, no hemos dicho nada, pero el tiempo estuvo perfecto para hacer la caminata. No llovió nada y la temperatura fresquita, como a nosotros nos gusta.
Al consultar el tiempo en el móvil, vimos que los pronósticos habían cambiado un poco y la lluvia la habían retrasado hasta casi las 17h.
¿Sería el primer día en Skye que nos lloviera mientras estábamos haciendo actividades? Por si acaso, no nos entretuvimos mucho y pusimos rumbo a nuestro siguiente destino.
Brother’s point es una pedazo de tierra (a modo de península) que se adentra en el mar cerca de Culnacnoc, al norte de la isla de Skye. Llegamos al parking que hay junto a la carretera sobre las 14h45, pero al ser bastante pequeño (apenas media docena de coches), estaba lleno, así que dejamos el coche en el arcén (sin llegar a estar dentro de la carretera). Unos metros más adelante, vimos los carteles que señalaban el camino. Por cierto, para bajar a la playa, hay que atravesar una zona privada cerrada con una verja. Se puede pasar sin problema, pero avisan de que se deje siempre la verja cerrada. Así lo hicimos.
La bajada a la playa era un poco empinada, pero yendo despacio, no tenía más dificultad. El problema sería al subir, jejeje. Aprovechamos para retratar a unas ovejas que se acercaron a saludarnos y también sacamos foto a una pequeña cascada.
La playa en sí no tenía nada de especial. Nos referimos a que era la típica playa de piedras. Eso sí, estaba flanqueada por paisajes espectaculares. Siguiendo la ruta que nos habíamos descargado de internet, seguimos el camino hacia la derecha. Debido a las lluvias que había habido los días anteriores, la hierba estaba bastante mojada y se habían formado charcos que, en alguna ocasión, no pudimos evitar. Ya nos entendéis ¿no?
A medida que íbamos caminando se empezó a descubrir por el lado oeste de la playa un paisaje que no nos resultaba desconocido y es que era la famosa cascada Kilt Rock que cae al mar. Para que la podáis ver más de cerca, os dejamos una foto que sacamos en nuestro viaje de 2013.
Una vez más, el tiempo nos estaba regalando una luz estupenda. Por un lado, los rayos de sol que conseguían colarse entre las nubes, iluminaban la hierba haciendo que el verde pareciera “fosforito”. Y, por otro lado, el fondo de un color gris oscuro muy amenazante. El resultado: un paisaje espectacular. ¡Estaba siendo un día perfecto!
De vuelta en la playa y a modo de despedida, el dios del tiempo nos volvió a regalar un momento mágico. Y es que mar adentro estaba lloviendo, pero ya sabéis lo que pasa cuando llueve, pero también hay sol ¿no? Pues que sale el arcoíris (aunque en nuestra foto hay que fijarse bien para verlo).
Eran las 16h30 y todavía no había llovido, así que subimos lo más rápido que pudimos la cuesta hasta el coche y marchamos a la última actividad que teníamos planificada para el día de hoy, visitar las cascadas Lealt. Apenas tardamos 5 min. en llegar porque ambos sitios se encuentran muy cerca, apenas 2,5 kms.
Mientras estábamos disfrutando de la cascada en el primer mirador, empezó a llover. Y no os penséis que empezaron cayendo “cuatro gotas”. ¡Qué va! Sin previo aviso empezó a jarrear de lo lindo. Ya que estábamos allí, nos acercamos al segundo mirador desde donde se veían todos los saltos de la cascada. Eso sí, nos costó bastante conseguir una foto sin gotas en el objetivo de la cámara.
Y de repente, alguien hablando español. Era una familia malagueña que estaban recorriendo Escocia. Aunque en el sur de España también llueve, no estaban tan acostumbrados como nosotros que somos del norte a este tipo de tormentas. Como no paraba de llover y la luz estaba empezando a escasear, dimos por finalizada la visita a las cascadas y pusimos rumbo al alojamiento. A pesar de que la lluvia al final apareció, había sido un día muy bueno. La caminata de Quiraing espectacular y Brother’s Point también estuvo muy bien. ¿Qué más podíamos pedir?
De camino a la casa, pasamos por Old Man of Storr. ¡Cómo había cambiado aquello! En 2013 no había ni parking, ni baños ni nada. Ahora estaba mucho mejor preparado. Desde luego es otra de las caminatas que hay que hacer sí o sí.
De camino a la casa, pasamos por Old Man of Storr. ¡Cómo había cambiado aquello! En 2013 no había ni parking, ni baños ni nada. Ahora estaba mucho mejor preparado. Desde luego es otra de las caminatas que hay que hacer sí o sí.
Volvimos a parar en Broadford para comprar la cena y aprovechamos también para echar gasolina. Comida £16,95 (19,75€) – Gasolina 21,5L x 1.539 = £33 (38,45€). Como era nuestro último día en Dornie, antes de ir a la casa, nos fuimos a despedir de nuestro castillo favorito, el Eilean Donan. Ya… somos un poco pesados. ¡Qué se le va hacer!
Ahhh, se nos olvidaba. Mientras estábamos en Brother’s Point, Anna se dio cuenta de que sus zapatillas ya no estaban aguantando la humedad y que tenía los pies mojados. Y es que la suela se estaba empezando a despegar por los laterales. Y diréis ¿y qué interés tienen unas zapatillas?
Pues resulta que esas zapatillas las compró en Fort William en 2013 (sus primeras zapatillas Goretex) y le han acompañado en todos nuestros viajes. Casi como si tuviéramos telepatía, dijimos: ¡Qué mejor sitio para “descansar” que junto al castillo de “Los inmortales”! Y las dejamos en un contenedor de basura del parking. Pensamos en hacer un agujero en la tierra y enterrarlas, pero nos pareció demasiado, jejeje
Con la tontería, nos dieron las 20h, así que nos retiramos a la casa y cenamos unos boles de fideos japoneses calentitos que nos supieron a gloria. Seguía lloviendo y había 11°C
Pues resulta que esas zapatillas las compró en Fort William en 2013 (sus primeras zapatillas Goretex) y le han acompañado en todos nuestros viajes. Casi como si tuviéramos telepatía, dijimos: ¡Qué mejor sitio para “descansar” que junto al castillo de “Los inmortales”! Y las dejamos en un contenedor de basura del parking. Pensamos en hacer un agujero en la tierra y enterrarlas, pero nos pareció demasiado, jejeje
Con la tontería, nos dieron las 20h, así que nos retiramos a la casa y cenamos unos boles de fideos japoneses calentitos que nos supieron a gloria. Seguía lloviendo y había 11°C
*** final del día 7 ***
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