Salimos de València el jueves del día 19 de septiembre de 2024 sobre las 15 horas en dirección a Bronchales (Teruel), y para eso nos dirigimos por la autovía V-21 en dirección a Sagunt, para enlazar allí con la A-23 que nos llevará a la provincia de Teruel. Son 200 kms con una duración estimada de 2 horas. Nos desviamos a tomar café en la localidad de Barracas (Castellón de la Plana), en uno de los macro restaurantes de carretera que allí existen y que son frecuentados por los camioneros que hacen esa ruta (restaurante Los Llanos). Si os pilla por allí a la hora de comer no es mal lugar, ya que tienen, cualquiera de ellos, una variedad de carnes a la brasa, menús, bocadillos y productos de la zona que te vuelven loco. En alguna ocasión hemos parado a la hora del almuerzo (sobre las 10 horas) y hemos pedido torreznos que estaban de muerte. Dejamos la ciudad de Teruel a nuestra derecha y un poco más adelante veremos a nuestra izquierda el curioso aeropuerto de Teruel en medio de una inmensa explanada donde se pueden ver estacionadas decenas de aviones comerciales, como si de un parking de aviones se tratara.
Conforme vas avanzando la temperatura empieza a descender por motivo de la altura. Como es septiembre hace incluso un poco de frio, el cuerpo lo agradece después de las altas temperaturas alcanzadas este año en la costa.
Continuamos nuestro camino y nos desviamos en la salida de Santa Eulalia y ya estamos en la A-1511. La carretera va ascendiendo ligeramente hasta llegar a un altiplano donde ya se puede contemplar un paisaje de monte bajo que se pierde por su grandiosidad. Pasamos la localidad de Pozondón y seguimos ascendiendo casi sin percibirlo. El indicador marca 1300 metros.
A las 17’30 horas aproximadamente llegamos a Bronchales, nos dirigimos al apartamento que tenemos reservado y descargamos las maletas.
Como la tarde ya se nos ha echado encima, nos dirigimos al único supermercado o tienda existente en la población, La Tinaja. Tienen de todo. Buena carne y embutido. Compramos chuletas (costillas) de cordero, algo de embutido, queso, algunas verduras para la ensalada, agua y alguna cosa más para el tema desayunos. De ahí, nos fuimos directos al secadero de jamones que está en la entrada del pueblo junto con la envasadora de agua de Bronchales. Eso es un paraíso para quien le guste el jamón, el queso, los embutidos de todo tipo, aceite, vino. Normalmente te atiende un trabajador del secadero y te cobra el mismo. Nos llevamos envasado al vacío, pues, jamón, longaniza de Aragón (es seca, estilo fuet), las típicas aceitunas negras de Aragón y algo más que no recuerdo.
Conforme vas avanzando la temperatura empieza a descender por motivo de la altura. Como es septiembre hace incluso un poco de frio, el cuerpo lo agradece después de las altas temperaturas alcanzadas este año en la costa.
Continuamos nuestro camino y nos desviamos en la salida de Santa Eulalia y ya estamos en la A-1511. La carretera va ascendiendo ligeramente hasta llegar a un altiplano donde ya se puede contemplar un paisaje de monte bajo que se pierde por su grandiosidad. Pasamos la localidad de Pozondón y seguimos ascendiendo casi sin percibirlo. El indicador marca 1300 metros.
A las 17’30 horas aproximadamente llegamos a Bronchales, nos dirigimos al apartamento que tenemos reservado y descargamos las maletas.
Como la tarde ya se nos ha echado encima, nos dirigimos al único supermercado o tienda existente en la población, La Tinaja. Tienen de todo. Buena carne y embutido. Compramos chuletas (costillas) de cordero, algo de embutido, queso, algunas verduras para la ensalada, agua y alguna cosa más para el tema desayunos. De ahí, nos fuimos directos al secadero de jamones que está en la entrada del pueblo junto con la envasadora de agua de Bronchales. Eso es un paraíso para quien le guste el jamón, el queso, los embutidos de todo tipo, aceite, vino. Normalmente te atiende un trabajador del secadero y te cobra el mismo. Nos llevamos envasado al vacío, pues, jamón, longaniza de Aragón (es seca, estilo fuet), las típicas aceitunas negras de Aragón y algo más que no recuerdo.

Ahora sí, con todo volvemos al apartamento, guardamos los alimentos y bebidas en la nevera y salimos zumbando a tomarnos una merecida cerveza en algunos de los bares del pueblo antes de cenar.
Sobre las 20 horas regresamos y nos preparamos una buena cena a base de algunos embutidos, queso, una buena ensalada y una buena botella de vino que hemos traído de casa. Mañana nos espera la subida a Sierra Alta, un pico a unos 1850 metros de altitud, pero no os asustéis.
Sobre las 20 horas regresamos y nos preparamos una buena cena a base de algunos embutidos, queso, una buena ensalada y una buena botella de vino que hemos traído de casa. Mañana nos espera la subida a Sierra Alta, un pico a unos 1850 metros de altitud, pero no os asustéis.