Txema me despertó a las cinco y media de la mañana. Su tobillo no tenía muy buen aspecto y estaba preocupado. No podía caminar en absoluto y pensamos lo peor. Empezamos a mover el dispositivo del seguro médico. Llamada a su familia en Murcia. Contacto con Maphre. Maphre contacta con aseguradora en Australia. Llamada de aseguradora australiana a Txema. Todo bien y con una eficacia de agradecer. Ofrecían enviar una ambulancia desde Auckland a Ahipara (250 kilómetros) e ingreso inmediato en el Auckland City Hospital. Al final decidimos que volviera a Auckland con todo el grupo.
En medio de todo el lío de llamadas (en las cuales yo tenía que hacer de traductor ya que el inglés de Txema no era suficiente para entender a la gente de la aseguradora), Michelle se aproximó a mí y me preguntó sobre mis planes Txema estaba bastante preocupado por su tobillo y no podía apoyar el pie en absoluto. Tampoco se defendía muy bien con su inglés y necesitaba ir al hospital, hablar con médicos y atender todas las llamadas de la aseguradora. Alguien tenía que llevar su equipaje. Debía tomar una decisión. O pasar tres días en una zona paradisíaca de islas con Michelle o pasarlos en Auckland entre llamadas, hospitales y echando un cable a Txema.
Michelle se bajó de la furgoneta en Whangarei. De ahí pensaba coger un autobús hacia Bay of Islands. “It has been great meeting you” (ha sido un placer conocerte), me dijo con mirada triste. Me la quedé mirando, “Michelle, this is fucking politically correct” (esto es jodídamente “politically correct”) y le dí un beso, una especie de cocktail en el que los ingredientes eran ¨Dos partes de rabia contenida, una parte de aceptación de la evidencia, unas gotas de me cago en to lo que se menea y mucho hielo para enfriar el tema”. Otro nudo en la garganta, joder. “Michelle, vente a Auckland”, solté a la desesperada. “No puedo”, mierda. La furgoneta cerró puertas y enfiló hacia Auckland. Txema me miraba fijamente con cara de circunstancias.”joder, muchas gracias, tronco”.
El resto del trayecto se hizo pesadísimo. Mi cabeza estaba en Bay of Islands con Michelle. Empezó a llover, Txema no sabía como colocarse para mitigar el dolor de su tobillo. Atasco de 20 kilómetros en la carretera, cojonudo. Todavía quedaban ochenta kilómetros y ya eran las seis de la tarde. Nos esperaban en el Auckland City Hospital a las cinco. Llamadas de la aseguradora para saber donde estábamos. Un taxi esperando en Auckland para llevarnos al hospital llamando para saber cuando llegaríamos.
Llegamos a Auckland a las ocho de la tarde. La ciudad estaba colapsada por la lluvia y la gente saliendo, era viernes noche. Llamé al YHA Internacional para coger habitación para pasar la noche. Llegamos cansados y con un hambre de caballo. La aseguradora volvió a llamar una vez más. Empecé a notar síntomas de que me estaba atacando con tanta llamadita. Respiré hondo, calma. Convencí a los de la aseguradora de que iríamos por nuestra cuenta al hospital y les pasaríamos los recibos de los taxis, que nos dejaran tranquilitos para cenar un poco. Bruno nos llevó a un restaurante coreano cercano al hostel. Nos pusimos hasta las botas de comida coreana mientras nos explicaba lo que estábamos comiendo. Con el buche lleno y las maletas en la habitación nos calmamos un poco. Eran las diez de la noche y llamamos a un taxi. Seguía lloviendo a cántaros. Las diez y media y el taxi no aparecía. Txema se había quedado dormido en el sofá de la recepción del hostel. Volví a llamar “El taxi está en camino, señor”…..puffffff. El cansancio se estaba convirtiendo en agotamiento. Las once y ni taxi ni leches. Volví a llamar, la misma chica con la misma voz de contestador automático “El taxi está en camino, señor”. El agotamiento daba paso a la desesperación. Txema continuaba dormido. En la recepción del hostel no parecían querer ayudarnos. Mi paciencia se acabó y salió la mala leche latina. Cogí al chino de recepción del brazo y lo giré para que viera a Txema. “This guy has broken his foot, needs to go to the hospital and no fucking taxi is coming!!. COULD YOU PLEASE HELP US!”. El chino soltó un tímido “Ok, no problem” y descolgó el teléfono. Cinco minutos más tarde teníamos un taxi frente a la puerta.
Txema me miraba con sentimiento de culpabilidad. ”Como te he jodido el plan, tronco”. “No pasa nada, tío”...pero mi cara no expresaba eso y él lo veía. Cansancio, sueño, final de viaje en Auckland cuidando a Txema en vez de Bay of Islands con Michelle. Sabía que no podía hacer otra cosa que ayudar a Txema pero esa seguridad no me ayudaba a aceptar que eso significaba un final de viaje bastante diferente. Decidí optar por aceptar la expresión “Es lo que hay, no te cruces”. El taxista preguntó a dónde íbamos. “Aukland City Hospital”, dije sin prestar atención. “IMIGISI?”…..”sorry?....”IMIGISI?”….”Que cojones dice este hombre?”. Txema me miraba con cara de póker. Volví a hacer repetir la pregunta al taxista, lo mismo, “IMIGISI?”…empezaba a atacarme de nuevo. Fue Txema el que pilló el tema “Yes, EMERGENCIES” (Sí, a urgencias). Estos kiwis y su costumbre de meter “ies” por todos lados. Por lo menos sirvió para poner un punto de humor al tema. Llegamos al hospital a las once y media de la noche y el cansancio empezaba a ser serio.
El servicio de urgencias del Auckland City Hospital fue rápido y eficiente. Rellenar papeleo. Poner hielo sobre el tobillo y mantenerlo en alto a la espera del médico. Rayos X por todos lados y consulta con el médico posterior. Todo en 45 minutos y completamente gratuito. Buenas noticias, no había fractura. Esguince de ligamento de tobillo. Vendaje compresivo, ibuprofeno, muletas, reposo absoluto 24 horas y a empezar a caminar con suavidad a los dos días.
Txema respiraba tranquilo y empezaba a sonreir en el taxi de vuelta al hostel. La posibilidad de una fractura le había tenido preocupado. Nos metimos en la cama alrededor de las dos de la madrugada, caida inmediata sobre la almohada…”gracias, tronco”.
El día siguiente lo dedicamos a hacer nada. Txema debía hacer reposo absoluto y decidimos quedarnos en el hostel haciendo lavadoras, internet, escribiendo un poco y como no, conociendo más gente. Alberto era nuestro compañero de habitación. Mejicano de Cuernavaca. Llevaba unos meses viajando por Asia y ahora pretendía hacer Nueva Zelanda, Nueva Caledonia e islas Fiji. Como no, enseguida congeniamos. Dejamos a Txema estirado en el sofá del comedor del hostel y fuimos a dar una vuelta por Auckland. Un buen café al sol en el centro de la ciudad sentaba de maravilla. Era sábado y Auckland estaba muy tranquila. Alberto escribía crónicas de viajes y le pagaban por ello. No se ganaba la vida con ello pero las editoriales le pagaban los viajes. Estaba montando unos bungalows en Oaxaca. Una zona en la costa oeste de México que estaba en mi lista de destinos desde hacía tiempo. Me dio su dirección, ya tenía alojamiento si algún día iba por ahí, cojonudo!. Además me comentó que era una zona surfera muy buena, cosa que yo no sabía. Michelle apareció de golpe en mi cabeza, joder. “Volvemos al hostel, Alberto?”.
Durante el curso de surf en Ahipara Michelle me había hablado muy bien de una isla situada al norte de Auckland llamada Waiheke island. Parecía un buen destino para organizar una visita de un par de días con Txema. Algo tranquilo, playas, sol, vino y lo que salga. No nos apetecía en absoluto pasar una hora más en Auckland.
El plan consistía en coger un ferry el domingo por la mañana, llegar a la isla, alquilar un coche, dormir en Waiheke, pasar el lunes y volver el lunes noche a Auckland a dormir ya que el martes cogía el vuelo de vuelta a Barcelona. Alberto se apuntó encantado al plan y al día siguiente los tres estábamos cogiendo el ferry en dirección a Waiheke Island.