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Terminamos este viaje a Viena y el presente diario con un cuarto y último día que, habiendo explorado más o menos con profundidad la ciudad, lo dedicamos a visitar los dos museos de la Plaza de María Teresa, instalados en los dos palacios casi gemelos enfrentados de preciosa arquitectura y decoración barroca.
Empezando por el Museo de Historia del Arte (Kunsthistorisches Museum), es una de las principales instituciones en su género en Europa. Tenía entrada comprada de antemano y estaba uno de los primeros de la cola antes de que abriera a las 10h, para poder optimizar al máximo el tiempo de visita. La entrada actualmente cuesta 21€, que personalmente creo que es bastante elevada, pero en mi caso pude comprarlo por un intermediario tipo tickets justo antes de que subiera de precio y me costó 17€. No obstante, como muchos otros monumentos, está incluido en la Viena Card, por lo que conviene hacer cálculos y valorar si compensa la tarjeta.
Nada más se entra al museo, uno alucina con su espectacular decoración, su escalinata principal, el fresco del techo (que representa una alegoría de la pintura), la escultura de "Teseo y el centauro" de Canova, y las pinturas de Klimt en las pechinas. No dejéis de visitar la cafetería, aunque sólo sea por su espectacularidad y por las fantásticas vistas al Museo de Historia Natural que se tienen desde el ventanal.
El Museo, uno de los mejores de Europa en mi opinión (habiendo visitado ya unos cuantos) está estructurado en cuatro secciones principales: 1) Antigüedades de Egipto y Mesopotamia, instaladas en preciosas salas decoradas simulando un templo o tumba egipcia, y que incluye momias, sarcófagos, vasijas, estelas, estatuas de faraones, etc; 2) Antigüedades griegas y romanas, con una buena colección de esculturas, cerámica y monedas; aquí, la joya es sin duda la "Gema Augustea"; 3) Artes decorativas, con verdaderas joyas de orfebrería, marfiles, relojes, jarrones, alfombras, etc. Por supuesto, uno no puede irse sin ver el famoso salero de Francisco I, al cual le han dedicado prácticamente una sala entera para realzar aún más su belleza; y 4) la pinacoteca, verdadera sucesión de obras maestras en la que merece la pena que me detenga un poco.
Ocupa toda la planta primera del palacio en forma rectangular y está formada por muchas salas y gabinetes en los que se ordena la colección por escuelas pictóricas, y en cada una, cronológicamente. Conviene empezar por la colección de pintura de las escuelas del norte (Flandes, Holanda y Alemania), encontrándote nada más empezar con la mejor colección de cuadros de Peter Brueghel el Viejo sólo tras la de Bruselas, con muchas obras icónicas como "La vuelta de la caza", "El regreso del ganado", "La matanza de los inocentes" o "La torre de Babel". En las siguientes salas hay obras maestras de los primitivos flamencos ("Tríptico de la crucifixión" de Rogier van der Weyden, "Díptico con la caída del hombre y su salvación" de Hugo van der Goes, " Retrato del cardenal Albergati" de Jan van Eyck...), y también muy buenas colecciones de Dürero ("Retrato de Maximiliano I", "El cuadro de todos los santos", "Retrato de dama veneciana" o "El tormento de los 10.000 cristianos") y Lucas Cranach el Viejo ("Crucifixión", "Judith y Holofernes", "Adán y Eva"...). Hay una importante obra del Bosco ("Cristo con la cruz a cuestas"), paisajes, bodegones y escenas de interior costumbristas del Siglo de Oro holandés, un "Autorretrato" de Rembrandt y la, posiblemente, mejor obra de Vermeer ("Alegoría de la pintura"). También es extraordinaria la colección de cuadros de Rubens, una de las mejores del mundo (sólo superada por la del Prado).
La colección de pintura italiana es también excepcional, que no obstante se visita de forma inversa cronológicamente si se continúa el camino desde el final de las salas de pintura holandesa y flamenca, empezando por el siglo XVIII hasta el siglo XV (por ello, mi consejo es quizá volver a la salida de la pinacoteca y empezar el recorrido del otro ala de forma ordenada). De la sección más antigua, hay obras importantes de Andrea Mantegna ("San Sebastián"), Cosmè Tura ("El cuerpo de Cristo sostenido por ángeles"), Antonello da Messina, Bellini ("Aseo de mujer", "Presentación en el templo"), Perugino o Bronzino ("Sagrada Familia con Santa Ana y San Juan Bautista niño"). Hay algunos cuadros de Rafael (destacando sobre todo la preciosa e importante "Virgen del prado") y bastante pintura veneciana, con muy buenas obras de Tiziano ("Ecce Homo", "Danae", "La virgen de las cerezas"), Tintoretto o Veronés. Del barroco, impresionante como siempre Caravaggio, con aquí tres lienzos importantes ("La Virgen del Rosario", "David con la cabeza de Goliat" y "La coronación de espinas"), algunas obras de los Carracci, Guido Reni, Orazio Gentilleschi o Bernardo Strozzi. Del siglo XVIII destacan algunas obras de Canaletto, Guardi, Giambattista Tiepolo o Francesco Solimena.
Por último, la sección de pintura española es algo breve pero incluye una maravillosa colección de "Retratos de la corte de España" de Velázquez, incluyendo la icónica "Infanta Margarita con vestido azul" y otros retratos preciosos como el del "Infante Felipe Próspero" o "La infanta Margarita con vestido rosa".
Comimos por la zona, y por la tarde prontito (rollo 15h) entramos a visitar el Museo de Historia Natural, instalado en el palacio de enfrente de la Plaza de María Teresa. Sin ser yo excesivamente fan de este tipo de museos, lo cierto es que me pareció una visita muy interesante, tanto por la arquitectura y decoración del palacio (al igual que en el Kunsthistorisches, el vestíbulo, escalinata y cafetería son espectaculares), como por la colección en sí, organizada por secciones e instalada a la antigua usanza en grandes vitrinas de madera, lo que da sin duda un encanto especial. Hay minerales y piedras preciosas, fósiles, esqueletos casi completos de dinosaurios, arqueología de la Prehistoria (la joya del museo es la "Venus de Willendorf") y una enorme colección de botánica y de animales disecados de todos los órdenes, familias y especies: mamíferos, animales acuáticos, aves, insectos, etc. Un museo muy interesante, muy completo y organizado, y que gustará sobre todo a los niños. Ojo, eso sí, porque no tiene aire acondicionado y al ser pleno agosto la visita se nos hizo muy sofocante.
Tras esto último, volvimos al hotel a recoger maletas y directos al aeropuerto, donde llegamos con una hora de antelación a nuestro vuelo de vuelta a Madrid.
Con esto termino este diario de visita a Viena, mi primer diario que escribo en este foro y que espero os haya gustado y lo encontréis útil
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