Hoy teníamos todo el día para ver sitios turísticos, nos lo tomamos con calma, disfrutando del desayuno en el Riad, que fue como el del primer día, pero añadiendo pasteles. Nos despedimos de Daniel y Raja, que bajó a decirnos adiós y a las 11h nos encaminamos a nuestro Riad Bobby Marrakech. La tarde anterior pasamos por allí para ubicarlo a la primera. Le había enviado un mensaje preguntando si podíamos dejar las maletas por la mañana y nos contestaron que sin problemas. Buen Riad donde se duerme sin ruidos. Redouan es muy amable y servicial, ofreciendo té cuando llegas. Habitación amplia con aire acondicionado y una pequeña alberca para darte una remojarte en el patio.
A las 11:30 nos fuimos hacia la madrasa Ben Youssef, sin lugar a dudas el edificio más bonito de Marrakech. Llegamos a una hora que había muchísima gente, creo que a primera hora, a la de la comida o a ultima seguro que la visita es más interesante para las fotos. Pero de igual manera fue la visita imprescindible del viaje.

Esas puertas y techos de madera de cedro con estuco y azulejos de colores.

El precio de la entrada en internet decía que eran 70DH, pero en taquilla la pantalla a la entrada indicaba 100DH. Sólo era posible el pago en metálico.

Cuando salimos fuimos a ver el palacio que contiene el Museo de Marrakech, pero viendo las fotos de la puerta, no dio pereza pagar otros 100DH por cabeza. Así que fuimos a ver la cúpula de los Almorávides desde la reja exterior, puesto que habíamos leído que dentro no merecía la pena la visita.

Buscamos un sitio para comer en los alrededores, encontrando un buffet libre de comida marroquí, que nos permitió probar platos que no habíamos probado aún. En el Kui-Zin, por 160DH podías comer todo lo que quisieras, bebidas no incluidas. Probamos el humus, muy rico y especiado. el cus cus, tagine de verduras, sopa harira, pasta marroquí y muchos pastelitos árabes. Unos eran iguales a los pestiños que se hacen en Jerez de la Frontera, o mejor dicho, los pestiños son como estos pastelitos. Puesto que son fruto de la época de Al-Ándalus. La comida en este sitio fue muy normalita. Eso sí, en la terraza se estaba muy a gusto. Para tres con botella de agua por 510 MAD.

A las 15:30 estabamos en el Riad para entrar en la habitación y echarnos hasta una siestecita con el rumor del agua del patio. A las 17:15 nos fuimos al zoco a seguir comprando y a la plaza para volver a cambiar dinero. Decidimos bajar toda la Rue Riad Zitoun el Kdim y casi llegando al final a mano derecha encontramos la tienda donde compran los que luego te venden regalitos y baratijas. A muy buen precio y todo sin regateo. Éramos los únicos turistas y nos miraban raro, pero era lo que ahora denominamos un bazar chino que merece la pena para comprar imanes y otras cosas.

Continuamos bajando y al cruzar la calle, descubrimos el verdadero mercado de las especias, el Mellah spice market. Creo que hubiera sido mejor comprar especias aquí que en la turística plaza de las especias.
A eso de las 20 h nos sentamos a tomarnos unas cocas en una de las terrazas. En la del Gran Café, tenías que pagar antes de entrar y no te aseguraban que hubiese mesa, así que nos fuimos a una de las muchas que hay por la parte menos concurrida. Sentados mirando al tendido, al estilo marroquí.

Esa noche no teníamos muchas ganas de comer y fuimos a un sitio de comida rápida, a un Mazel Laksour camino del Riad. Con una buena terraza para comer un falfel en pita o en un bowl con mucha cantidad. La pita de falafel a 60DH y el de kefta a 65DH. Fueron 3 pitas, 2 patatas fritas y 1 agua por 275 DH.
A las 22h nos vino a echar el camarero porque cerraban. Nos fuimos al Riad que estaba a 15 minutos.