Barcelona II ✏️ Diarios de Viajes

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Siempre después de viajes y movimientos con traslados y horarios, el estrés se transforma en cansancio al día siguiente. Nos levantamos tarde y después de desayunar fuimos a cambiar los dólares que necesitábamos y que en Marruecos nos decían que no eras válidos y lo hicimos sin ningún problema. Dormimos una siesta y a la tarde fuimos a juntarnos con nuestro hijo para visitar en Plaza Cataluña una feria de la Fórmula 1 porque ese fin de semana se corría la fecha en el circuito de Montmeló a 30 km. Mucha gente para observar algunos coches de años atrás, el más reciente era de 2021. Había stands donde se podía usar un simulador de calidad, pero la espera fue tan larga que nos fuimos y en otros mostraban la mecánica del cambio de gomas y el público podía hacer el simulacro; para esto los coches estaban elevados siempre para evitar pérdida de tiempo y riesgos. El evento se completaba con negocios de merchandising y música en un escenario.
Después fuimos a recorrer el barrio del Born, que es similar al Gótico con sus callecitas angostas y muchos bares y restaurantes. Tomamos una cerveza y volvimos al departamento.
Brusquetas y lomo saltado de cena con un rico vino y a dormir.
Nos levantamos temprano y después de desayunar y acomodar cosas nos fuimos los cuatro a Sitges en un tren con vagones de 2 pisos y tuvimos que viajar la mitad del viaje parados porque estaba lleno.
Es notable la cantidad de gente que se desplaza en transporte público, en este caso el tren, para llegar a la playa a pasar el día. Los servicios eran frecuentes y rápidos.
El pueblo es un lugar con mucha historia y actualmente es un núcleo de eventos y reuniones de la comunidad LGTB que en España se vive con absoluta libertad.
El mar estaba fresco pero muy agradable para entrar y salir varias veces; El pueblo tiene casi 30.000 habitantes y en un extremo de la playa luego de una trepada fuerte hay una iglesia muy llamativa frente a una barranca y callecitas muy coloridas.
Pasamos un día muy hermoso y tranquilo a pesar de la cantidad de gente.
De regreso, nuestro hijo se lució como cocinero preparando tres platos: Mejillones con salsa de boniato, pulpo gratinado y de plato principal una espectacular paella con cervezas y vino y finalmente helado. Imperdible.
El día posterior fue muy tranquilo, por la tarde salimos a caminar por el barrio de Gracia, cercano a la Iglesia de la Sagrada Familia con plazas y muchos negocios italianos y otros argentinos. En una plaza vimos el ensayo de una orquesta de niños bastante numerosa y las familias sentadas esperando el espectáculo rodeado de negocios de comidas y tragos.
Después de mediodía, al día siguiente, fuimos en metro a unas playas semi céntricas donde estaba todo el mundo a pesar del día nublado y ventoso. Regresamos caminando entre bosquecitos muy amplios y cercanos a la playa y espacios para jugar al básquet, practicar skate o jugar fútbol 5, viendo también muchas obras en plazas, calles y playones deportivos (que hay muchos). Recorrimos una rambla, que aquí son calles peatonales con muchos bares y restaurante con sus mesas y sillas en el medio de la calle uno a continuación de otro. Mucha gente reunida disfrutando cervezas y cena tempranas.
Comimos un kebab de cerdo muy rico y gaseosa por 7,50 euros cada uno y volvimos para ver la final de la Champions League.
Elegimos descansar y recuperar energías porque con 20 días de viaje empezamos a cansarnos del ritmo que llevamos a veces. Hicimos algunas compras para tratar de equiparar la paella que nos hicieron y organizamos unos canelones de verdura que salieron muy ricos.
Desayunamos alrededor de las 9,30 hs. y salimos hacia la playa caminando un rato por el Paseo Glòries, el Parque de la Ciutadela hasta el Complejo Deportivo Municipal de la costa y Playa Bogatell y Playa Mar Bella.
El agua estaba fría pero cuando el sol estaba a pleno era muy agradable entrar un rato y secarse en la playa. No había mucha gente, pero si mucha rotación de personas; nos pareció bastante común que llegaban personas se bañaban y en media hora se vestían y seguían camino.
Volvimos caminando por las playas y nos llamó la atención que en Playa 31 era un lugar con muchos hombres solos y en pareja tomando sol desnudos, no era así en las otras donde es muy común ver a mujeres haciendo top les pero no hombres.
Es llamativo y bastante común ver los diferentes medios de movilidad que usan en la ciudad; el metro como ya comenté es muy eficiente y rápido, buses no tomamos salvo un día, hay muchas bicicletas comunes de alquiler y particulares (Está lleno de bicisendas). También se pueden alquilar bicicletas y motos eléctricas y es muy común ver monopatines eléctricos que están regulados y que si en un control no están los papeles en orden o los topes de velocidad directamente las retienen. Dada la calidad de vida de las personas en general nos llamó la atención ver muchas personas mayores desplazarse en sillas de ruedas eléctricas sin ningún problema ya que todas las calles tienen en la ochava una rampa.
Llegamos caminando hasta el puerto por la Barceloneta y volvimos por sus callecitas hacia el departamento. Cuando llegamos y nos sentíamos cansados calculamos el tiempo y la distancia gracias a Google y caminamos durante 6 horas, no continuas, y 15 kilómetros.
Por la mañana nos organizamos para conocer algún pueblo en las montañas cercanas a la ciudad ya que teníamos varios pasajes de Trenes de Cataluña comprados unos días antes; Fuimos a estación La Sagrera caminando y combinamos con el tren R3 que nos llevó hasta Saint Quirze de Besora, pueblo de 2100 habitantes situado a una altura de 587 mt. sobre el nivel del mar, a 80 km. de Barcelona y 50 km. del límite con Francia.
El viaje duró alrededor de una hora y en algún momento transitaba a 127 km/h; viajaba poca gente y los paisajes fueron espectaculares. En algunas paradas se podía bajar y subir de regreso en otro tren por el mismo importe.
Caminamos por sus calles entre subidas y bajadas, tomamos café y té con unos bocaditos en una plaza donde estaba el único bar que vimos y que circunstancialmente estaba completo (4 mesas) por lo que seguimos caminando un rato y regresamos. Al pueblo lo atraviesa el río Ter, donde fuimos a caminar un rato y a comer unos sándwiches al mediodía. Tiene buen caudal, aunque el agua no tenía la transparencia que imaginaba. Muy linda arboleda en las costas y muchas aves a su alrededor como garzas, patos y otras especies más chiquitas que no reconocimos.
Un rato más tarde tomamos el tren de regreso y bajamos en Vic, ciudad de 46.000 habitantes. Recorrimos sus avenidas y calles hasta el río Gurri, de menos caudal que el Ter y bastante sucio por el color del agua y la basura en sus costas. Tiene algunas semejanzas con el barrio del Gótico en Barcelona y muy lindos edificios históricos con fachadas bien conservadas. Dadas las características del terreno además de calles angostas hay muchas subidas y bajadas que embellecen el lugar.
Volvimos a la estación y llegamos a Barcelona a la tardecita. Pasamos por el supermercado y cenamos tortilla, buñuelos de bacalao con arroz.
Por la mañana fuimos a Plaza Cataluña, a las oficinas de turismo e impuestos para pedir la devolución del iva de las compras realizadas y mostrando facturas nos acreditaron 19 euros que se confirmarían luego de presentar para la lectura del QR en el aeropuerto de Madrid antes de regresar. Sin el trámite final, antes de abandonar el espacio Schengen, te cobran una multa de 11 euros a través de la tarjeta de crédito que hay que dejar informada cuando se hace el trámite.
De allí fuimos a Plaza España en metro y subimos hasta el Museo de Arte de Cataluña, al complejo deportivo de los Juegos Olímpicos del ’92 y subimos caminando hasta el Castillo de Montjuic (Monte de los Judíos). Hay un teleférico para hacer el recorrido y debe ser muy atractivo por la vista del viaje y cuesta 20 euros por persona.
La caminata es cansadora pero muy linda por las diferentes vistas y la arboleda por la que se camina. También se puede llegar en bus de línea o turístico.
Originalmente fue una fortificación militar que tenía como función principal la observación y aviso de los barcos que se acercaban a las costas españolas.
Desde la parte alta se observa el puerto y el aeropuerto; en el primero estaban cargando contenedores en un barco y mediante los largavistas calculé la cantidad que llevaba llegando a una cantidad increíble: 23 contenedores de largo, 18 de ancho y 5 de alto totalizando 2070 como carga completa. Volvimos en metro al depto.
Gracias a un amigo de mi hijo, nos dieron una invitación para subir al bus turístico con el sistema “Opp on Opp off”. En Barcelona existen dos empresas, las que a su vez ofrecen dos recorridos cada uno. Retiramos la invitación en las oficinas de la empresa en la Terminal de buses y subimos a uno de los buses muy cerca de allí (naranja). La mayoría de los lugares ya los habíamos conocido, pero como uno lo recorre cómodo y con un relato del idioma que uno elige siempre hay nueva información y perspectiva. En la parte céntrica y aprovechando la cercanía con la parada de la otra línea bajamos, comimos algo cerca de la “Pedrera”(obra de Gaudí) y subimos al colectivo verde para recorrer otro sector de la ciudad durante 1 ½ hora aproximadamente.
Volvimos al departamento y a la tarde fuimos con mi hijo a ver el partido entre Barcelona y Unicaja de Málaga por los octavos de final de la Liga Endesa.
La cancha de Barcelona es grande y todo se realiza con la perspectiva de un gran show. La poca creatividad que habíamos visto en el partido de fútbol se repite en este evento; mucha tecnología de muy buen nivel y un partido entretenido en el que se dio la lógica porque Barcelona tuvo un año muy irregular de acuerdo al presupuesto que tiene para competir.
Volvimos a las 21,30 hs. con luz natural en metro, Rica cena y chocolate amargo de postre.
Por la mañana nos organizamos para ir a una playa al norte en tren; Caminamos hasta el Clot y tomamos el tren R1 hasta Sant Pol del Mar; muy lindo viaje de casi una hora y gran parte paralelo a la costa con hermosas vistas. El pueblo es largo con diferentes atractivos como iglesias, playones de juegos, chiringuitos (bares y paradores) y muchas callecitas que suben y bajan entre lomadas y playa.
Pasamos gran parte de la tarde disfrutando de la playa y comimos entre baño y baño frutas, almendras y pistachos con algunas cervezas y agua. Regresamos hasta otra playa y comimos frente al mar calamares, papas fritas y croquetas de pescado con vermut y cerveza por 51 euros.
Regresamos a las 21 hs parados porque el tren estaba lleno de gente que volvía de la playa, pero por suerte con buen aire acondicionado. Comimos algo al llegar y a descansar.
Al día siguiente fuimos los 4 a visitar un Branch (bar) de un amigo de mi hijo en el Born, que está muy bien decorado llamado “La Mila” y tomamos un café con un bikini (sándwich exquisito de pan de chipá con jamón crudo y queso).
Caminamos hasta “Lo de Leo” para volver a disfrutar de las tapas que ofrecen allí. Bomba de papa, boquerones, rabas, croquetas de jamón, papas bravas y vieiras en salsa que fue todo un manjar con cervezas y gaseosas por 45 euros en total para los cuatro. Volvimos caminando tranquilos, tomamos un helado y llegamos en metro.
Llegamos a tiempo para ver el 3º partido de Barcelona y Unicaja. Cenamos y preparamos el equipaje para dejar la ciudad y a nuestro hijo y pareja que nos atendieron y mimaron de manera increíble.
Desayuno y viaje al aeropuerto con tristeza y nostalgia adelantada; trámites rápidos y sin migraciones porque viajamos a Roma, otro país dentro del espacio Schengen. Ryanair salió en horario y al llevar carry on el viaje costó prácticamente el doble. Nos tocaron filas cercanas, ambos en pasillo, pero por suerte mi mujer tenía la ventanilla desocupada y le pedí tanto a una azafata que me permitió cambiarme antes de despegar apenas cerraron el embarque.
El viaje fue muy tranquilo y sereno, con pocas nubes y lindas vistas de las islas en el mar Adriático. Durante la aproximación hubo “lindos” movimientos por vientos laterales que lo hacían oscilar mientras se acercaba a la pista. Apenas logró estabilizarse quitó la potencia y aterrizamos muy bien, aunque con un fuerte golpe.

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