El viaje nos ha encantado, creo que eso ha quedado claro, ¿no?

Los paisajes son difícilmente superables. A cada curva de la carretera te encontrabas una postal, que querías inmortalizar. Por suerte no podías pararte en cualquier lado, porque si no, creo que no habría llegado a los alojamientos en la vida.
Un punto top del viaje han sido los alojamientos, esas cabañas en lugares idílicos. No me hubiese importado pasar una semana en cada una de las cabañas.
Alguien podría decirme que hemos planteado un recorrido relajado. Y es verdad. Por un lado, no nos gustan las palizas de conducción. Por otro, nos gusta ver las cosas con calma. Y sobre todo, queríamos dejar un margen por si la climatología nos jugaba malas pasadas.
Por suerte, el tiempo se ha portado. Quitando el primer día, que llovía a mares, y otros dos días con chubascos a ratos, tuvimos sol y calor. Eso nos permitió hacer rutas, pasear en una barca a remos por el fiordo, disfrutar en una terraza con vistas,…
Cuando volví de Noruega, mucha gente me preguntaba: “¿Qué te gustó más, Noruega o Islandia?”. Yo misma, antes del viaje, pensaba que iba a comparar y que quizá Noruega no saliese bien parada. Islandia fue un viaje de paisajes impactantes, por extraños, que parecían pertenecer a otros planetas. Los paisajes de Noruega, sin ser tan impactantes, son de una belleza tranquila. Parecen salidos de una postal.
No son viajes comparables. Vale, los dos tienen glaciares (en mejor estado los de Islandia), fiordos (más profundos los de Noruega) y cascadas, pero poco más se puede comparar. En Noruega hay muchos bosques, y en Islandia prácticamente no hay. Y el paisaje volcánico de Islandia no se encuentra en Noruega. En definitiva, ambos viajes los disfrutamos mucho y nos parecieron una pasada.
Siguiendo con la comparación, me esperaba Noruega tan caro como Islandia, y no fue tanto. Los alojamientos, el coche de alquiler y la comida de los supermercados bastante más baratos en Noruega que en Islandia.
GASTOS PARA 2 PERSONAS
