DIA 3 (16-Mar-08):
Me levanté y abrí la ventana, sabíamos por las predicciones que sería unos de los peores días en cuanto al tiempo y así fue, estaba nublado y había lloviznado en las primeras horas de la mañana pero mientras no fuese a mas…
Pensamos que la mejor opción para visitar la Isla Margarita sería ir hasta el puente al norte de la isla y desde allí bajar andando hasta el puente sur (puente margarita), para ello cogimos el autobús nº 26 que entra por el puente margarita y atraviesa la isla hasta llegar al puente Árpád, una vez allí bajamos del autobús.
Desde luego que no merece la pena ver la isla si no se dispone de al menos cuatro días en la ciudad pero siempre está bien que te de el aire y desconectar del ruido y los coches. En el lugar donde nos dejó el autobús se encuentra el Jardín Japonés, tiene un pequeño estanque con puentes y dentro nadan a sus anchas patos y tortugas, si se continua atravesando la isla llegamos a la iglesia de San Miguel, la Torre del Agua protegida por la UNESCO, las ruinas de una iglesia franciscana hasta llegar al Monumento al Centenario que se colocó para conmemorar la unión de Buda, Pest y Obuda y que está justo al lado de la entrada sur.
JARDÍN JAPONÉS EN LA ISLA MARGARITA
Llegamos andando hasta el puente y bajamos unas escaleras que conducen al centro del puente donde está la parada de tranvía, allí se puede coger el 4 ó el 6 que te llevan hasta Oktogon.
Como aun era pronto decidimos entrar al Museo del Terror, en el foro todo el mundo hablaba muy bien. Solo os puedo decir que el museo nos pareció espectacular, la composición de las distintas estancias y la integración con el audio y video están conseguidísimos, la única pega es que no tienen audioguías ni información en español, lo cual me costó más de una hora de explicaciones y traducciones varias a mi mujer.
De nuevo salimos del museo, como nos había pasado en el bunker de la ciudadela, con la extraña sensación que tienes después de ver aquellas barbaridades.
Tras comer algo rápido y como llevábamos tres días andando sin parar nos pareció el momento perfecto para relajarnos, cogimos el metro hasta Széchenyi furdö (baños Széchenyi) y entramos al edificio, sacamos dos entradas con cabina, primero, para entrar, muestras la tarjeta que te dan en el torno y mas tarde… Pues ni idea, preguntamos, nos mandaron a la zona de taquillas, bajamos escaleras, subimos de nuevo, preguntamos de nuevo y por fín nos dijeron que había que subir, una vez arriba hay que entregar la tarjeta a alguien del personal de los baños, te abre una cabina y te da una chapita que se debe guardar para que te vuelvan a abrir cuando acabes. Ahora tema toallas, todo el mundo llevaba la toalla del hotel, fuimos imbéciles al no llevarla, así que bajamos a la planta baja y a esperar cola para alquilar una, se quedó mi mujer mientras decidí probar como era aquello de estar a 6C° metido en una piscina de agua caliente. A parte de ser unos baños preciosos la experiencia sienta de maravilla tras tanto patear. Cuando acabamos, mi mujer me enseñó la toalla, era de tela como si fuese una sábana, aquello apenas secaba, recomendación, no olvidéis coger toallas del hotel.
BAÑOS SZÉCHENYI DESDE LA ZONA DE CABINAS
Aprovechando que estábamos en Varosliget cruzamos la carretera y mucho más relajados dimos un paseo por el bonito Castillo Vajdahunyad, réplica del que está en Transilvania. Un paseo muy agradable.
CASTILLO DE VAJDAHUNYAD
Llegamos al hotel, había que ponerse guapos para ir al Spoon, la noche era un tanto fea, lloviznaba y había viento pero, paraguas en mano hicimos el 'sacrificio' de llegar hasta el barco-restaurante anclado en la orilla del Danubio. Cenamos de lujo, las vistas son de escándalo, puedes ver todo Buda iluminado. Recomiendo para el que le guste, el Lomo de Pato con hígado de Oca, naranja y salsa de soja. De lo mejorcito que he probado.
LLEGANDO AL SPOON
Tras la copiosa cena bien pudimos haber regresado rodando pero preferimos caminar para bajar la comida. De allí fuimos directos al hotel.
Próxima estación: BARRIO DEL CASTILLO.