Otro día inolvidable en Masai Mara.
Teníamos previsto una salida por la mañana y otra por la tarde, pero hemos decidido juntarlas en una toda por la mañana para poder ir mas lejos. Kennedy nos ha llevado a ver el río Mara y hemos podido ver hipopótamos, cocodrilos, manadas y manadas de ñus y cebras que siempre van juntos, impalas, etc.
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Pero desgraciadamente no hemos tenido suerte y pese a estar en la época correcta no hemos podido ver el cruce de los ñus por el río Mara. Hemos esperado mucho rato contemplando el río pero nada, no ha habido suerte. Un poco desanimados nos hemos ido hacia otro lado donde hemos visto algo que nos ha hecho volver a animarnos de golpe, una hembra guepardo con su cría jugando sin parar. La cría tenía menos de 3 meses porque todavía no se le había mudado el primer pelo. Es muy divertido verlas a las dos revolcándose y jugar. La cría incluso se ha venido hacia nosotros y se ha puesto a jugarlo las ruedas del coche.
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Un rato después hemos podido disfrutar de otra estampa muy entrañable al ver un grupo de leonas con sus crías. Las crías iban siguiendo a sus mamas todas en fila india, pero no son tan juguetonas como los guepardos.
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Un poco más tarde hemos visto por fin al famoso Rey de la Selva, el majestuoso león, con su melena al viento, erguido, parecía que posaba para nosotros a pocos metros del coche.
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Finalmente hemos vuelto al campamento a comer y por la tarde nos han llevado a visitar un poblado masai, que aunque un poco turistada, ha merecido mucho la pena.
Hemos podido ver como viven, tocarlos, hablar con ellos, bailar, jugar con los niños, etc. Nos han enseñado sus casas, cómo viven, a qué se dedican, pero lo peor es ver a los niños semidesnudos, con toda la cara llena de mocos y de moscas. Me los hubiera llevado a todos a España, aunque la verdad es que no viven mal, ganan mucho dinero con las visitas del turismo, tienen cabras, ovejas y vacas, tienen escuela, el río que pasa a 1 kilómetro del poblado y el mercado para vender y comprar cosas a unos 5 km.
Los masais comen sangre mezclada con trigo y leche. Se casan los hombres a los 20 y ellas a los 16, la boda la deciden los padres y el hombre da una dote de 10 vacas alos suegros. Se casan con masais de otros poblados y las mujeres se van a vivir al poblado del marido. Suelen tener varias mujeres pero cada una tiene su casa y vive con sus hijos, es el hombre quien va cambiando de casa según le apetezca estar con una mujer o con otra. A los 10 años les hacen la circuncisión a las niñas y a los 15 a los niños. Suelen ir todos con el pelo rapado menos los guerreros, que son los que defienden el poblado de posibles amenazas (animales u otras tribus). Se hacen unos agujeros enormes en las orejas que hacen que les cuelgue el lóbulo exageradamente, aunque dicen que es una práctica que se va extinguiendo ya que los niños que van a la escuela no quieren hacérselo.
Los masais son nómadas pero últimamente tardan en moverse porque tienen la escuela cerca para sus hijos. En el poblado que visitamos llevan 4 años viviendo y por ahora no tiene pensado trasladarse.
Nos han hecho una demostración de sus danzas, de cómo hacen fuego con dos palos, etc, y han sacado como aprendiz para hacer el fuego a mi marido, aunque al pobre le ha costado bastante y no creo que lo hubiera conseguido nunca si no es con la ayuda de ellos.
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En fin, toda una experiencia que creo ha sido muy enriquecedora para mi, me acuerdo de mis clases de antropología y sociología de la facultad y pienso que se aprende mucho más en un día aquí, que en todo un semestre en la universidad. Me duermo pensando en esa gente…