Ultimo día en Nueva Zelanda (el día siguiente no cuenta). Al levantarnos desayunamos en el hotel y vimos por la tele que Coromandel estaba muy tapada y lluviosa pero la previsión para la tarde tendía a mejorar. Así que decidimos ir a la Sky Tower por la mañana y al bajar comprar un par de regalitos que nos faltaban antes de irnos a Coromandel.
Auckland es muy mala ciudad para moverse en coche, básicamente porque en el centro hay pocos parkings y son bastante caros. Pero no queríamos perder tiempo así que decidimos ir en coche hasta la torre y así no teníamos que volver al hotel luego en transporte público antes de salir de la ciudad.
Aparcar no fue difícil, encontramos un parking descubierto a 2 calles de la torre. Terriblemente caro pero bueno… es lo que hay. Para subir a la Sky Tower hay que entrar a una especie de centro comercial que se comunica con la torre subterráneamente, estaban poniendo la decoración navideña y nos distrajimos un poco mirando escaparates.
Auckland es muy mala ciudad para moverse en coche, básicamente porque en el centro hay pocos parkings y son bastante caros. Pero no queríamos perder tiempo así que decidimos ir en coche hasta la torre y así no teníamos que volver al hotel luego en transporte público antes de salir de la ciudad.
Aparcar no fue difícil, encontramos un parking descubierto a 2 calles de la torre. Terriblemente caro pero bueno… es lo que hay. Para subir a la Sky Tower hay que entrar a una especie de centro comercial que se comunica con la torre subterráneamente, estaban poniendo la decoración navideña y nos distrajimos un poco mirando escaparates.

Vistas
Al pagar las entradas tuvimos un pequeño problema de comunicación con el recepcionista (maldito ingles kiwi) y un hombre de sesenta i pocos años que teníamos detrás nos tradujo en catalán lo que estaba diciendo el hombre. Nos quedamos flipando, resulta que era un jubilado de Sabadell que estaba de viaje con su mujer.
Nos presentamos, le dimos las gracias y acabamos subiendo juntos a la torre. Para ellos era el segundo día en NZ y pensaban hacer un viaje parecido al nuestro, pero a la inversa: primero la isla norte y después la sur. Automáticamente sentí una envidia tremenda… Ojala pudiera yo repetir todo lo que habíamos experimentado en estos últimos 20 días.
Nos presentamos, le dimos las gracias y acabamos subiendo juntos a la torre. Para ellos era el segundo día en NZ y pensaban hacer un viaje parecido al nuestro, pero a la inversa: primero la isla norte y después la sur. Automáticamente sentí una envidia tremenda… Ojala pudiera yo repetir todo lo que habíamos experimentado en estos últimos 20 días.

Aquí se puede ver porque Auckland es la "Ciudad de las Velas"
Nos pidieron algunos consejos, contestamos muchas preguntas y en resumen estuvimos comentando nuestro viaje con ellos mientras disfrutábamos de las vistas de 360 grados que las cristaleras de la torre nos ofrecían. Y vaya vistas… Desde los altos edificios de cristal del centro, a los barrios residenciales de la periferia, los parques, los 3 puertos de la ciudad, las 2 bahías… Se veía todo y evidentemente nuestra cámara sacaba humo. De vez en cuando se veía caer a alguien desde los pisos superiores hasta la calle, hay un servicio de puenting en el que puedes lanzarte desde más de 200 metros atado a 3 cables, ha de ser divertido.
No se cuanto tiempo estuvimos allí arriba, entre una y dos horas, pero pasaron rápido. Al final se nos hacía tarde y nos despedimos de la simpática pareja de jubilados para recorrer a pie alguna calle de Auckland. Fuimos a la tienda de los All Blacks a por unas camisetas y gorras y vimos muchas tiendas del centro mientras paseábamos. Al rato decidimos que ya podíamos ir tirando hacia Coromandel o se nos haría tarde.
No se cuanto tiempo estuvimos allí arriba, entre una y dos horas, pero pasaron rápido. Al final se nos hacía tarde y nos despedimos de la simpática pareja de jubilados para recorrer a pie alguna calle de Auckland. Fuimos a la tienda de los All Blacks a por unas camisetas y gorras y vimos muchas tiendas del centro mientras paseábamos. Al rato decidimos que ya podíamos ir tirando hacia Coromandel o se nos haría tarde.

Catedral, no teníamos tiempo para entrar

Lo bueno fue que al llegar al parking estaba estropeada la máquina que cobraba los tiquets y el encargado no podía hacerlo de forma manual. Nos dijo que esperáramos pero cuando ya llevábamos 10 minutos allí plantados y el tema no se solucionaba nosotros y el resto de conductores que aguardaban empezamos a meter presión al encargado para que nos dejara salir.
Fuimos a por unos frankfurts mientras se decidía (buenisimos) y así podriamos ir del tirón a Coromandel sin preocuparnos por la hora de comer. Acabó accediendo, aunque costó. Y nosotros y al menos 10 coches más pudimos irnos sin pagar, en nuestro caso más de 20 kiwi dólares de ahorro…
Fuimos a por unos frankfurts mientras se decidía (buenisimos) y así podriamos ir del tirón a Coromandel sin preocuparnos por la hora de comer. Acabó accediendo, aunque costó. Y nosotros y al menos 10 coches más pudimos irnos sin pagar, en nuestro caso más de 20 kiwi dólares de ahorro…

Playa de Hahei desde el parking
El camino hasta Coromandel fue bastante tranquilo, excepto por las nubes que veíamos en el horizonte y que estaban justo sobre nuestro destino. Nos temimos lo peor…
Y lo peor fue lo que pasó, cuando estábamos a 30 minutos de llegar empezó a diluviar. Caían unas buenas cortinas de agua pero decidimos seguir, cruzando los dedos para que al llegar la cosa mejorase.
Y así fue, al llegar a Hahei quedaban algunas nubes pero poco a poco iban desapareciendo y el sol acabó por asomar. Que suerteeeee. Preguntamos cómo se llegaba a la playa y acabamos aparcando en un área de descanso desde donde empiezan las rutas a pie por encima de los acantilados de esa parte de la península de Coromandel. Las vistas eran esplendidas, con islotes verdes salpicando el océano azul hasta donde alcanzaba la vista.
Según los carteles había 30 minutos a pie hasta Cathedral Cove y el cielo estaba aún medio encapotado. No sabíamos si volvería a llover y Gemma decidió quedarse en el parking disfrutando las vistas y con el coche cerca para no mojarse. Yo me lleve la mochila pequeña, el bañador puesto y una funda impermeable para la cámara por si volvía a llover mientras estaba de camino.
Y lo peor fue lo que pasó, cuando estábamos a 30 minutos de llegar empezó a diluviar. Caían unas buenas cortinas de agua pero decidimos seguir, cruzando los dedos para que al llegar la cosa mejorase.
Y así fue, al llegar a Hahei quedaban algunas nubes pero poco a poco iban desapareciendo y el sol acabó por asomar. Que suerteeeee. Preguntamos cómo se llegaba a la playa y acabamos aparcando en un área de descanso desde donde empiezan las rutas a pie por encima de los acantilados de esa parte de la península de Coromandel. Las vistas eran esplendidas, con islotes verdes salpicando el océano azul hasta donde alcanzaba la vista.
Según los carteles había 30 minutos a pie hasta Cathedral Cove y el cielo estaba aún medio encapotado. No sabíamos si volvería a llover y Gemma decidió quedarse en el parking disfrutando las vistas y con el coche cerca para no mojarse. Yo me lleve la mochila pequeña, el bañador puesto y una funda impermeable para la cámara por si volvía a llover mientras estaba de camino.

Camino a la Cathedral sobre los acantilados
Empecé la ruta y pronto me di cuenta que era un sitio muy popular, había mucha gente que iba o venia por el camino, bordeando la costa por encima de los acantilados. Un camino rodeado por arbustos y pequeños árboles y con algunas bifurcaciones para bajar a las playas o calas que te ibas encontrando. Mientras andaba las nubes se disiparon y acabó luciendo un sol radiante.
En 15 minutos ya estaba en la Cathedral, bajé por unas escaleras de madera y me la encontré de frente. Una roca enorme que partía la playa en dos, con un agujero inmenso que permitía atravesarla. Gemma había vuelto a clavar el horario de las mareas. A la hora de marea alta el interior de la roca se puede atravesar pero puede haber más de medio metro de agua, en cambio cuando llegué yo las olas ya entraban dentro pero no cubrían toda la cueva y solo dejaban una fina película de agua en el interior, pude pasar con calzado y todo.
En 15 minutos ya estaba en la Cathedral, bajé por unas escaleras de madera y me la encontré de frente. Una roca enorme que partía la playa en dos, con un agujero inmenso que permitía atravesarla. Gemma había vuelto a clavar el horario de las mareas. A la hora de marea alta el interior de la roca se puede atravesar pero puede haber más de medio metro de agua, en cambio cuando llegué yo las olas ya entraban dentro pero no cubrían toda la cueva y solo dejaban una fina película de agua en el interior, pude pasar con calzado y todo.

¡¡¡OHHHHHHHHHHHH!!!
Como es normal hice muchas fotos, era una playa donde había de todo: pequeñas rocas a pocos metros de la orilla desde donde se podía saltar al agua, una cascada de agua dulce que caía de una pared de roca cercana, pequeñas cuevas donde te podías meter en marea baja, la selva a dos pasos, unos baños públicos de madera bastante decentes…
Había gente bañándose y no pude resistir la tentación, deje mis cosas en la arena y pedí a una mujer australiana de unos 50 años si podía vigilarlas. No hubo problemas. Me bañé en el pacifico y la verdad es que el agua estaba fría, pero no helada, muy limpia.
No se cuánto tiempo estuve paseando por las 2 playas y la cueva que las separaba, quizá una hora y pico, pero me parecieron pocas, quería acampar allí durante 3 días. Había unas 50 personas en 300 metros de playa y recuerdo que alguien me comentó que a los Neozelandeses no les gusta ir porque la encuentran “masificada”, tendrían que ver Calella jejeje. Cuando me fui la marea ya había subido bastante y el agua dentro de la cueva ya pasaba de los tobillos.
Había gente bañándose y no pude resistir la tentación, deje mis cosas en la arena y pedí a una mujer australiana de unos 50 años si podía vigilarlas. No hubo problemas. Me bañé en el pacifico y la verdad es que el agua estaba fría, pero no helada, muy limpia.
No se cuánto tiempo estuve paseando por las 2 playas y la cueva que las separaba, quizá una hora y pico, pero me parecieron pocas, quería acampar allí durante 3 días. Había unas 50 personas en 300 metros de playa y recuerdo que alguien me comentó que a los Neozelandeses no les gusta ir porque la encuentran “masificada”, tendrían que ver Calella jejeje. Cuando me fui la marea ya había subido bastante y el agua dentro de la cueva ya pasaba de los tobillos.

Sindrome de Stendhal en su apogeo...

Al llegar al aparcamiento, Gemma se animó a bajar a las calas y estuvimos explorando un par de ellas. Mucha roca y poca arena pero tranquilas también. Ideales para el submarinismo.
Después directos a comer algo, pillamos unas hamburguesas y nos las comimos en una playa de Hahei, con los colores del atardecer reflejándose en las islas de la bahía. La vuelta al hotel la hicimos bajo un cielo rojo y naranja, con el sol cada vez más abajo en el horizonte y fue un regreso triste, silencioso. Sabíamos que nuestras horas en este maravilloso país llegaban a su fin. Al día siguiente teníamos que levantarnos a las 4 porque nuestro avión salía a las 7 y el coche se tenía que devolver antes.
Después directos a comer algo, pillamos unas hamburguesas y nos las comimos en una playa de Hahei, con los colores del atardecer reflejándose en las islas de la bahía. La vuelta al hotel la hicimos bajo un cielo rojo y naranja, con el sol cada vez más abajo en el horizonte y fue un regreso triste, silencioso. Sabíamos que nuestras horas en este maravilloso país llegaban a su fin. Al día siguiente teníamos que levantarnos a las 4 porque nuestro avión salía a las 7 y el coche se tenía que devolver antes.

Ultimas vistas
Esa noche en el hotel también nos esperaba un ingrato deber, hacer que todo entrase en las maletas. Nos costó un buen rato y además abandoné algunas camisetas, no me imagino un mejor final a su vida útil que jubilarlas en Aotearoa…
No contaré las últimas horas, dejar el coche, avión… Solo decir que fuimos a Fiji, 4 días. Y aunque es otro país, con otro clima, otras gentes y otras cosas por conocer… Me pasé esos 4 días echando de menos Nueva Zelanda.
Hay que volver…
Os dejo enlaces a nuestro álbum de fotos en flickr, por si os han gustado las del diario y quereis ver alguna mas... Las fotos están en el orden que se tomaron y etiquetadas debidamente.
Isla Sur flickr isla sur
Hay que volver…
Os dejo enlaces a nuestro álbum de fotos en flickr, por si os han gustado las del diario y quereis ver alguna mas... Las fotos están en el orden que se tomaron y etiquetadas debidamente.
Isla Sur flickr isla sur
Isla Norte flickr Isla Norte