Arrancamos nuestra segunda jornada en Roma preparados para descubrir quizá la parte más espectacular y conocida de la ciudad.
Empezamos en la parte de atrás de "la máquina de escribir" concretamente en la Plaza del Capitolio. Una plaza preciosa en la que se encuentran los museos capitolinos (los más antiguos del mundo). Esta plaza tiene como curiosidad, que pocos saben, que fue diseñada por Rafael.
En esta plaza nos encontramos a la famosa Lupa Capitolina, pero esta estatua es falsa, ya que la original se encuentra dentro del museo, por lo que, sin perder el tiempo, entramos para disfrutarlo (11,50€).
Dentro de los museos podemos empaparnos de gran parte de la historia cultural de este país, la cual no es poca. Pero una de las partes más bonitas es el Tabularium, que conecta el museo viejo con el nuevo. Desde ahí obtenemos unas vistas privilegiadas de los foros romanos.
Después de ver el museo en unas dos horas, procedemos, como no, a ver LOS FOROS!!
La entrada de los Foros, el Patatino y el Coliseo es la misma (12€), por lo que es recomendable hacer fila para comprarlas en la que menos gente haya (comúnmente, los Foros).
Dentro de los foros nos encontramos con el lugar donde se hacía la vida política, comercial y religiosa en la antigua Roma. Aquí además encontramos la tumba de Julio César. Hacemos uso de una guía en papel para entender qué es cada una de las cosas que vemos ya que, no hay casi carteles explicativos, y sin esta guía, sólo parecen piedras mal amontonadas (muy bonitas eso sí).
Desde el propio Foro, podemos acceder al Monte Palatino sin necesidad de salir. En este monte era donde las personalidades romanas tenían sus residencias, y además cuenta la tradición que es en este monte donde se funda Roma.
Lo único que vemos que vale la pena del Palatino, son sus magníficas vistas de Foro y del Coliseo, por lo que, si vas con prisa, puedes saltarte esta parte.
Para visitar este lugar hemos empleado unas 2-3 horas, por lo que ya va apretando el hambre y toca ir a comer. Nos acercamos a una pizzería barata de la zona, la cual no menciono por no recordar su nombre y tras recargar fuerzas, nos dirigimos al Coliseo.
Hemos tomado una buena decisión ya que al entrar al Coliseo después de comer, la gente empieza a marcharse y no está tan saturado; además como el sol empieza a caer, la luz que queda sobre las piedras nos transporta a una época donde este lugar era el clamor y máximo esplendor del pueblo.
En el coliseo cogemos una audio guía, para poder entender qué es lo que vemos en cada rincón. Esta audio guía nos cuesta 5€.
Recorremos cada parte de las gradas, de la arena, nos sentamos y nos imaginamos a los gladiadores dándolo todo en el terreno... el lugar es espectacular, y nos lo tomamos con tanta calma, que pasamos 3 horas en el lugar sin darnos ni cuenta.
Tal es el punto que se nos echa la tarde encima y decidimos irnos a cenar al apartamento para descansar y seguir disfrutando de Roma al día siguiente.