El viaje se acercaba a su final y entrábamos en la última zona de Islandia que visitaríamos. Desde Hella hasta Selfoss ha apenas 30 minutos de camino por la carretera de circunvalación, Ring Road, pero nosotros teníamos previsto en primer lugar subir de nuevo por la carretera 26, la carretera que utilizamos para llegar a Landmannalaugar el día anterior, y desde ahí comenzar a realizar visitas recorriendo la carretera 327, entre otras las cataratas Háifoss y Hjálparfoss.
Desde aquí pusimos rumbo hasta Selfoss de cara a hacer una breve parada para comer y de nuevo nos dirigimos al norte para realizar las últimas visitas del día y quizás las más espectaculares como la catarata Gullfoss y Geysir.
Desde aquí pusimos rumbo hasta Selfoss de cara a hacer una breve parada para comer y de nuevo nos dirigimos al norte para realizar las últimas visitas del día y quizás las más espectaculares como la catarata Gullfoss y Geysir.
Ruta del día:
Ruta del día
Comenzamos la etapa del día visitando la catarata Háifoss. Para ello volvemos a transitar por la carretera 26 que ya conocíamos de nuestra visita a Landmannalaugar. La carretera asfaltada está en muy buenas condiciones y el traslado se hace rápido, pero como ya comenté en anteriores etapas, hubiese sido una buena idea quitar una noche a nuestro alojamiento de Hella y dárselo a una zona cercana a Háifoss.
Háifoss es tras Hengifoss la cuarta catarata más alta del país con sus 128 metros de caída de agua. Para llegar a ella es recomendable, aunque no imprescindible, tener un vehículo 4x4 ya que se debe recorrer parte de la carretera 332 que no está asfaltada y puede encontrarse en malas condiciones.
Háifoss es tras Hengifoss la cuarta catarata más alta del país con sus 128 metros de caída de agua. Para llegar a ella es recomendable, aunque no imprescindible, tener un vehículo 4x4 ya que se debe recorrer parte de la carretera 332 que no está asfaltada y puede encontrarse en malas condiciones.
Háifoss y Granni
La cascada cae desde una gran meseta hacia un gran valle, Þjórsárdalur, con formaciones de lava. Algunas de estas formaciones lávicas tienen alrededor de 2 millones de años. Desde el mirador al que se llega desde la zona de aparcamiento, se observa perfectamente Háifoss y una catarata más pequeña junto a ella llamada Granni, cuyo nombre se lo dio un ingeniero francés amigo del geólogo Helgi Pjeturs que dio nombre a Háifoss en el año 1912.
Catarata Háifoss
Cañón Þjórsárdalur
Deshicimos nuestro camino hasta tomar la carretera 327 que nos llevaría a nuestras siguientes visitas, la primera de ellas Gjáin, una especie de jardín secreto con cascadas y cuevas rodeadas de formaciones volcánicas. Parece obra de la mano del hombre aunque no es más que otro de los muchos caprichos de la naturaleza en Islandia.
Gjáin
Un conjunto de senderos bien delimitados recorre el valle hasta una pequeña cascada, Gjárfoss.
Gjárfoss
Para los seguidores de Juego de Tronos, debéis saber que esta es otra localización que aparece en la serie, concretamente en el quinto episodio de la cuarta temporada con Arya Stark y El Perro como protagonistas.
A menos de 2 kilómetros de distancia por la misma carretera se encuentra Stöng, la granja del siglo X que perteneció a Gaukur Trandilsson. La granja se encuentra en buen estado general de conservación ya que permaneció hasta 1939 enterrada en ceniza volcánica por una de las erupciones del volcán Hekla.
Fue la primera excavación arqueológica que tuvo lugar en Islandia y la realizaron un equipo de arqueólogos Noruegos. Los trabajos aún siguen en progreso aunque ya se ha podido desenterrar los cimientos de la granja, una casa, un granero, una herrería y una iglesia.
A menos de 2 kilómetros de distancia por la misma carretera se encuentra Stöng, la granja del siglo X que perteneció a Gaukur Trandilsson. La granja se encuentra en buen estado general de conservación ya que permaneció hasta 1939 enterrada en ceniza volcánica por una de las erupciones del volcán Hekla.
Fue la primera excavación arqueológica que tuvo lugar en Islandia y la realizaron un equipo de arqueólogos Noruegos. Los trabajos aún siguen en progreso aunque ya se ha podido desenterrar los cimientos de la granja, una casa, un granero, una herrería y una iglesia.
Stöng
La última parada de la mañana antes de comer la hicimos en la cascada Hjálparfossuna vez hemos abandonado la carretera 327 y nos hemos incorporado a la carretera 32 que nos llevará hasta Selfoss.
Hjálparfoss
No nos hizo el mejor día posible para disfrutar de la cascada y del agua azul cayendo a través de dos saltos sobre columnas de basalto que se formaron por el lento enfriamiento de la lava. El agua que fluye por esta cascada llega desde el Cañón Þjórsárdalur y por lo tanto procedente de la imponente Háifoss. Debió ser por el día que nos hacía y que justo en ese momento nos empezó a lloviznar un poco, pero no supimos apreciar la espectacularidad de esta cascada y nos pasó un poco desapercibida.
En Selfoss aprovechamos para comer, os dejo la reseña al final de la etapa. Es una de las grandes ciudades del sur de Islandia, pero carece de interés y lo más destacado de ella es que cuenta con todos los servicios que puede necesitar el viajero, gasolineras, supermercados y alojamiento en caso de decidir hacer base en ella.
De lo poco destacable de la localidad es su puente sobre el río Ölfusá, el más caudaloso de Islandia.
Tras esto volvimos a tomar la carretera de circunvalación con mucho tráfico ya, se notaba que estábamos de nuevo cerca de Reikiavik y habíamos perdido esa soledad e intimidad de otras zonas de Islandia. Lo bueno es que abandonamos la carretera rápido para recorrer la carretera 35 hasta Gulfoss. A partir de ese punto la carretera 35 se convierte en una de tipo F solo transitable por vehículos todoterreno.
En Selfoss aprovechamos para comer, os dejo la reseña al final de la etapa. Es una de las grandes ciudades del sur de Islandia, pero carece de interés y lo más destacado de ella es que cuenta con todos los servicios que puede necesitar el viajero, gasolineras, supermercados y alojamiento en caso de decidir hacer base en ella.
De lo poco destacable de la localidad es su puente sobre el río Ölfusá, el más caudaloso de Islandia.
Tras esto volvimos a tomar la carretera de circunvalación con mucho tráfico ya, se notaba que estábamos de nuevo cerca de Reikiavik y habíamos perdido esa soledad e intimidad de otras zonas de Islandia. Lo bueno es que abandonamos la carretera rápido para recorrer la carretera 35 hasta Gulfoss. A partir de ese punto la carretera 35 se convierte en una de tipo F solo transitable por vehículos todoterreno.
En la ruta hicimos un par de paradas, la primera en el cráter Kerið, que es interesante pero no tengo claro que justifique los 400 ISK que cuesta su acceso.
En la entrada te dan un folleto donde se explica que el cráter se formó hace unos 6500 años, con un perímetro de 270 metros y una profundidad de 55 metros. En el fondo siempre se encuentra agua cuyo nivel varía, dependiendo de la época del año entre los 7 y los 14 metros de profundidad.
En la entrada te dan un folleto donde se explica que el cráter se formó hace unos 6500 años, con un perímetro de 270 metros y una profundidad de 55 metros. En el fondo siempre se encuentra agua cuyo nivel varía, dependiendo de la época del año entre los 7 y los 14 metros de profundidad.
Cráter Kerið
El cráter es frecuentemente el lugar de celebración de espectáculos diversos como por ejemplo conciertos. En él tuvo un lugar un concierto de la cantante islandesa Björk.
Desde aquí en 30 minutos se llega al valle geotermal de Geysir. Este géiser es el más antiguo que se conoce y el que da nombre al resto de géiseres del mundo. Actualmente el conocido como Gran Geysir permanece inactivo, aunque se puede disfrutar del géiser Strokkur en los alrededores. Este valle se encuentra en la zona geotermal de Haukadalur y en él se pueden observar fuentes termales y piscinas de agua azul, así como pozas de barro.
Litli Geysir
Gran Geysir durmiente
Blesi
Géiser Strokkur
El géiser Strokkur expulsa agua cada 5-10 minutos a unos 15-30 metros. Esta explosión se produce por el choque del agua con una roca que caliente por el magma.
La última parada del día la hicimos a uno de las cataratas más visitadas y espectaculares de Islandia, Gullfoss. Nuestra experiencia fue distinta ya que la visitamos a última hora de la tarde en soledad sin ningún otro visitante y en un día bastante gris. La cascada tiene una caída en dos niveles que hacen un total de 32 metros de altura.
Gullfoss
La catarata se puede visitar desde una plataforma superior cercana al centro de visitantes, para posteriormente descender por una pasarela hasta un mirador frontal desde el que se puede observar como el agua se precipita para continuar su recorrido por un estrecho cañón.
La cascada estuvo a punto de desaparecer en la década de 1920 cuando un grupo inversor extranjero pretendía construir una presa en el río Hvítá para un proyecto hidroeléctrico. Tómas Tómasson, propietario de las tierras, se negó a venderlas pero a pesar de ello el grupo inversor consiguió los permisos directamente del gobierno. La hija de Tómas, Sigríður, caminó descalza hasta Reikiavik en señal de protesta por el proyecto y amenazó con arrojarse a la catarata si el proyecto prosperaba. Afortunadamente el proyecto no prosperó y a Sigríður se la considera una de las primeras activistas ambientales de Islandia y por ello hay una placa conmemorativa en la propia cascada.
Sigríður Tómasson
Regresamos a nuestro hotel fantasma y dimos por finalizado nuestro penúltimo día en Islandia. Al día siguiente dormiríamos en Reikiavik.
Alojamiento:
Nos alojamos en el Hotel Gulfoss, un alojamiento que está muy cercano a la catarata del mismo nombre aunque no tiene vistas de la misma. La verdad es que fue una de las experiencias más extrañas del viaje. El propietario nos mandó varios correos antes del día de nuestra llegada preguntándonos si manteníamos la reserva. Su insistencia nos llevó a pensar que no debía tener demasiada gente en el alojamiento debido a la cuarentena que había puesto Islandia, pero claro nada nos hacía pensar que la realidad fue que seríamos los únicos huéspedes del hotel.
El hotel no fue de los mejores del viaje y la verdad es que el quedarnos solos por la noche, cuando digo solos es solo, y con la mayor parte de las instalaciones cerradas no ayudó a mejorar nuestra percepción. Eso si el desayuno fue bastante bueno y el propietario era bastante simpático, aunque estaba deseando que nos fuésemos para cerrar el hotel por una temporada.
El hotel no fue de los mejores del viaje y la verdad es que el quedarnos solos por la noche, cuando digo solos es solo, y con la mayor parte de las instalaciones cerradas no ayudó a mejorar nuestra percepción. Eso si el desayuno fue bastante bueno y el propietario era bastante simpático, aunque estaba deseando que nos fuésemos para cerrar el hotel por una temporada.
Restaurantes:
Comimos en la localidad de Selfoss en el restaurante Tryggvaskáli. El restaurante se ubica en la primera casa construida en la localidad para los trabajadores que construyeron el puente sobre el río Ölfusá.