Esta noche, para acercarnos al fiordo, nos hemos alojado en un camping que hay en la carretera (26NZ$).
Hoy madrugamos, ya que aunque la carretera no la abren hasta las 10 de la mañana, queremos hacer algún paseito que tenemos pendiente.
Para acompañarnos hoy en nuestro día, tenemos a otro compañero habitual del viaje. La lluvia.
Ha llovido toda la noche, y continúa lloviendo mientras nos ponemos en marcha.
En hora y cuarto estamos frente a la barrera que corta la carretera de acceso al fiordo. Nos metemos por el camino de Hollyford valley, y en un kilómetro más o menos, aparcamos la camper en un aparcamiento. Es el comienzo del Lake Marian Walk.
Continúa lloviendo a cántaros. Pero tenemos la vena aventurera hoy, metida en el cuerpo. Así que nos ponemos el impermeable y pa’lante.
El paseo comienza sencillo. La gran cantidad de agua que nos cae, hace que los paisajes por los que pasamos pierdan un poco de su belleza, pero apenas nada.
Nos internamos en un bosque y vamos siguiendo un sendero bien marcado y bastante llano… además de lleno de agua.
Oimos un rugido a lo lejos, que poco a poco va haciendose más evidente.
Es producido por un arroyo que desciende desde el Lake Marian, pero que con todo el agua que cae, su habitual tranquilidad, se ha convertido en una enorme y brutal fuerza, que se oye desde la lejanía.
Vamos siguiendo su curso, ascendiendo a duras penas por el sendero.
La lluvia no remite, lo que hace, que cuando se comienza empinar el camino, otro rio paralelo al anterior, corra por nuestro sendero. Así con el agua a mitad de la bota nos abrimos camino.
Hay zonas en las que los desniveles del sendero, han hecho que se hayan creado pequeños lagos de 30 o 40 cms de profundidad, que consideramos mejor no comprobar. Intentamos bordearlos, pisando las resbaladizas rocas que vemos, y haciendo equilibrismos.
Así cruzamos un par de situaciones complicadas. Es todo un acierto salir a patear con el bastón, ya que en estos casos te viene como anillo al dedo, para poder tener otro punto de apoyo.
Conforme ganamos altura, la cosa se pone más complicada. Nuestro avance es muy lento devido a las precauciones que tenemos que tomar. Estas no hacen que tengamos las botas llenas de agua. Son impermeable, y funcionan de maravilla. Pero claro, si entra el agua por arriba, no hay nada que hacer. Una pisada en falso, y con el agua hasta casi la rodilla…
Llegados a este punto, pienso que una retirada a tiempo es una victoria.
Nos damos la vuelta a media hora escasa de alcanzar nuestro objetivo.
Pero si la subida era lenta… mucho más lo es la bajada, ya que las precauciones hay que multiplicarlas.
Finalmente, y con mas pena que gloria, pasamos la parte con mas dificultad de la caminata.
Estamos empapados, cansados, fríos… pero contentos de estar ahí.
La fuerza que desprende el arrollo y que libera esa enorme cantidad de energía, hace que nos sintamos bien.
Nos detenemos en un pequeño mirador que hay al borde del río.
Me retiro la capucha de la cabeza, y permito que las gotas de la lluvia recorran mi cara.
Elevo la cara cerrando los ojos. Y disfruto del relajado masaje que me realiza la lluvia.
El ruido del arrollo nos envuelve y nos transporta a otro lugar.
Estamos flotando a la deriva.
Relax…
Continuamos caminando y alcanzamos la camper.
Nos cambiamos de ropa por otra seca. Preparamos algo caliente y reanudamos la marcha.
La carretera está abierta.
Vamos pa’llá.
Los primeros kilómetros, no difieren mucho de la carretera anterior. Pero poco a poco comienza a empinarse. Y aparecen restos de nieve a ambos lados de la calzada. Las vistas son increíbles.
La carretera continúa ascendiendo, y de igual modo, la nieve que nos rodea también. Y a excasos metros del Hommer Tunel, llega a su cenit. Pasamos entre paredes de mas de 4 metros de nieve…
Sencillamente indescriptible.
El túnel es angosto, estrecho, pero recto. Por lo que aunque te cruces con algún vehículo, lo ves desde lejos, y tienes tiempo para reaccionar. Por suerte, nosotros no nos cruzamos con ninguno.
La salida a la otra vertiente es igualmente indescriptible.
Finalmente llegamos a Milford Sound.
Allí preguntamos por los horarios y las diferentes compañías que ofertan el crucero.
Nos decidimos por la compañía Mitre Peak (74NZ$), que saliendo a las 12:20, son dos horas de duración.
Las nubes están muy bajas. Continúa lloviendo, aunque parece que por momentos quiere remitir.
A la hora del comienzo del crucero tenemos suerte, ya que ha dejado de llover. Así que aunque las vistas no son todo lo extensas que nos hubiese gustado, por lo menos no nos mojamos.
Recorremos el fiordo hasta su salida en el mar de Tasman y vuelta… con remojón incorporado.
Milford Sound con Mitre Peak de fondo
las cascadas a lo largo del crucero, son incontables.
Upps, se me olvidó comentar, que tuvimos la visita de unos amiguitos durante el crucero
Damos una vuelta por las zonas aledañas al embarcadero y reemprendemos el camino de vuelta.
De nuevo en la Milford Road, hacemos la típica parada en el Mirror Lakes.
Lo más cerca que estuvimos de hacer la Milford Track.
Intentamos llegar a Queenstown. Pero el cansancio y la noche nos pilla de camino.
Echamos mano de los campings de la zona, y encontramos uno que nos pilla de camino en Mossburn (28NZ$).
*** NOTAS X ANIVERSARIO ***
El día que escribí el diario, creo que no estaba muy comunicativo... ha sido bastante escueto a decir verdad.
Nos tocó un día muy nublado y con las nubes muy bajas. Con una incesante lluvia por la mañana. Eso sí, a partir de la hora del crucero dejó de llover, aunque las nubes se quedaron. Y el resultado es el que se ve en las fotos. Imagino que con sol debe ser muy bonito Milford... pero a mi me encanto verlo así
Por otro lado, quizás alguno se haya quedado dudando de a qué me refería con los de "chapuzón incluido", pues aquí va la respuesta.
Veis esas dos figuras que se ven tras el cristal lleno de agua? Pues la de la derecha soy yo El otro era de la compañía del crucero. Claro, que de esto me di cuenta después, cuando descubrí que iba con ropa de agua de arriba a abajo... y yo también iba de arriba de abajo... pero de agua
El caso es, aunque no sé si lo hacen todas las compañías, en una de las cascadas, el barco se acerca léntamente y pone la parte delantera (nunca se si es popa o proa ), debajo de la caída de agua. Vamos que nos pone a todos los allí presentes debajo de la cascada. Pues yo estaba allí, con mi cámara de fotos (con la funda para el agua puesta) tomando fotos. Para cuando me quiero dar cuenta el agua nos salpicaba bastante. Y yo pienso "joder que pasada, cuanto se acerca". Pero distingo ligeramente a una persona a mi lado. Y claro, "pa güevos los míos. Si este se queda yo también" . El resultado??? yo tratando de hacer fotos... y digo tratando, porque con la cantidad de agua que caía, la cámara no enfocaba bien, y no salía ninguna foto. Sólo cuando nos separamos un poco y dejó de caer tanta agua, se pudo echar alguna foto.
No tengo fotos del momento. Pero si el video. Cuando el barco se separa de la cascada, sale mi mujer grabando y riendose a carcajadas. Y yo ahí, empapado, jodido pero contento. Y de repente se me ve mirando al otro tipo que se había quedado allí conmigo... y me cambia la cara al comprobar que va con ropa de agua, botas de agua... vamos, vaya cara de pringao que se me pone . Aventurillas para contar a los nietos
Por cierto, mereció la pena el remojón??? Juzguen ustedes mismos:
Esta primera foto es de cuando nos estábamos acercando.
Esta es de cuando nos estábamos separando... los 2 ó 3 minutos que estuvimos debajo del agua, no salió ni una foto
Y mención especial también para la zona del tunel, por el pasillo de nievo hecho por las excavadoras.