Puntuales nos presentamos a las 6 de la mañana al lobby del hotel, donde ya se encontraba esperandonos Willy, nuestro taxista. Es importante avisar antes al hotel de que un taxi nos va a recoger, dando su numero de placa, ya que de lo contrario no lo dejarán pasar.
Willy era un tio muy simpatico, por lo que pronto auguramos que sería una jornada divertida. Tras repasar un poco por encima lo pactado por email (unos 1800 pesos) comenzamos el camino rumbo a la piramide para ser de los primeros en entrar. El precio se puede regatear hasta bajar a los 1000-1300 pesos. Nosotros no lo hicimos porque ya estaba pactado con anterioridad. No se cuanto pedían en el Hotel por ir a Chichén, pero es mucho más rentable hacerlo como nosotros por varios motivos:
- Llegas el primero a todos los sitios, evitando colas y aglomeraciones. Tan pronto que en Chichén aún estaban montando las tiendas
- Puedes modificar el recorrido a tu gusto, estando más o menos tiempo donde tú prefieras.
- En caso de compartir con otra pareja sale super economico.
- Willy, al ser de allí, nos llevó a desayunar y a comer a sitios auténticamente nativos, donde no van los turistas.
- En el taxi, llevan una nevera con hielo donde puedes guardar agua y refrescos del hotel para el camino.
Afectada por el jet-lag, mi mujer se durmió enseguida, por lo que se perdió unas vistas muy bonitas de la zona. De vez en cuando la espabilaba, pero hasta que no oyó la palabra “desayunar” no abrió los ojos completamente.
Antes de ir a Chichén, le dijimos a Willy que nos llevara a desayunar a algún lugar peculiar, y así hizo. Nos dirijimos a Biste, un pueblo muy cerca de la piramide donde comimos Cochinita Pibil, una carne asada bajo tierra que se sirve dentro de unas fajitas con algo de pique. Ummmmmmmmmmmmm no olvidaremos ese sabor en la vida¡¡¡
Ya totalmente descansados, nos fuimos para Chichén Itzá.
Compramos la entrada y, previo consejo de Willy (lógico), contratamos los servicios de un guía maya. La verdad que no es imprescindible, pero te explica muchas cosas y curiosidades que por tu cuenta no podrás. Una pareja de españoles se nos acercó y nos pregunto si nos importaba compartir al guia, pagandole a medias. Por supuesto que aceptamos.
Tras andar unos metros, allí estaba, majestuosa, la piramide de Chichén Itza:
Advertir de varias cosas a tener en cuenta, IMPORTANTE:
- No se puede subir a la piramide.
- Aconsejable llevar gorra o sombrero, aunque lo mejor es un paraguas. Nosotros no llevabamos nada.
- Llevar abubundante agua.
- El sol pega de lo lindo. Nunca había sentido tanto el sol en mi cabeza y en mi nuca, que junto a la humedad del ambiente hicieron que nos viniéramos abajo enseguida. Tuvimos que descansar en la sombra.
- La visita dura entorno a las 2 horas, siendo a partir de las 12:00 cunando llega la gran masa de turistas.
- Realizar aquí todas las compras que tengáis que hacer. No encontrareis mejores precios (hay que regatear) ni tanta variedad como en estas tiendas de nativos. Nosotros caímos en la trampa de hacerle caso a Willy y no compramos nada allí, sino en un poblado al que nos llevaría. GRAVE ERROR. Evidentemente los taxistas y guias de tour operadores se llevan comisión de algunas tiendas. Fue la única trastada que nos hizo Willy ;).
Además de la pirámide y el juego de la pelota, allí hay un observatorio astronómico el cual también visitamos:
Fue aquí donde empezamos a ver las primeras iguanas…. Son enormes y están en todos sitios, incluso en la playa.
Eran sobre las 12:00 y comenzaron a llegar decenas de autobuses cargaditos de turistas. Aquello se volvió casi intransitable por lo que, con la tensión por los suelos, decidimos volver al taxi. La próxima parada era uno de los lugares más bellos donde me he bañado jamás, El CENOTE IKKIL. Aunque hay miles de cenotes por toda la region, este es de los más espectaculares. Tras pagar la entrada, cogimos las toallas (las de la piscina del hotel) y comenzamos a bajar las escaleras.
La sensación de estar a 40º con casi el 100% de humedad y pasar a estar a la sombra a unos 15º es descomunal. Casi no me dio tiempo de quitarme la ropa cuando ya estaba saltando sobre el agua (si llego haber visto que había cientos de peces negros justo abajo quizas no hubiera saltado tan ligerito):
Tras unos 30-45 minutos de relax total (haciendo snorkel) y refrescarnos, salimos hacia otro cenote que Willy nos había recomendado. A diferencia del Cenote Ikkil, este se encuentra en una cueva bajo tierra. Entre la roca se filtraban rayos de sol dejando bonitas imágenes. Aquí el agua estaba más fría, además de que todo estaba muy oscuro y daba algo de miedo meterse en el agua. Pero había que hacerlo:
Tras un gratificante baño llegaba la hora de comer. Pedimos a Willy que nos llevara a un sitio típico, pero que no fuera turístico. Nos llevó a un bar a pie de carretera donde comimos hasta no poder más, acompañado por limonadas deliciosas. Todo nos salió por unos pocos euros.
Tras reposar la comida con la ultima limonada, salimos hacia un poblado maya. Willy nos había pedido la primera vez que contactamos con él que nos trajeramos de España ropa y juguetes que no necesitaramos para darselo a los niños del poblado. Llevabamos casi 10 kilos en juguetes y alguno mas de ropa que habiamos recolectado la semana anterior al viaje. Realmente es gratificante ver como nada más entrar en el poblado comienzan a salir niños corriendo de sus chabolas a saludarte. Cuando paramos a darles sus juguetes se volvieron locos de alegría. Impresiona un poco, sobre todo si eres una persona sensible, aunque pude observar que están acostumbrados a eso, y hambre no pasan ya que estaban todos muy bien criaditos. Las madres también nos agradecieron que les lleváramos ropa. Con que poco podemos hacer feliz a tantos.
Tras esta parada, seguimos rumbo a las ruinas de Ek Balam, que no son tan espectaculares como Chichén pero tienen una piramide a la que sí puedes subir (si te quedan fuerzas). Aquí también contratamos a otro guía, pero aquí si que es algo totalmente innecesario.
En este punto el calor era insoportable y el sol quemaba nuestras cabezas, por lo que dudamos si subir o no, pero ya que estabamos….
Que palizaaaaaa, y ahora toca bajar¡¡¡ encima no tenemos sombra donde refugiarnos. Quiero desmayarme ¡¡¡
Tras un ultimo esfuerzo, salimos y nos metimos en el coche buscando el aire acondicionado urgentemente. Tocaba el último punto del recorrido, visitar la ciudad de Valladolid, pero viendo la hora que era y sabiendo que no era algo que mereciera mucho la pera, desistimos y le dijimos que nos llevara de vuelta al hotel. Eso sí, el precio no disminuye.
De vueltas en el hotel, lo primero que hicimos fue darnos un baño en la piscina y tomarnos algunas piñas coladas.
La tensión se nos fue normalizando poco a poco y nos fuimos a la habitación a ducharnos. Cena, copas y a descansar. La jornada de hoy ha sido agotadora.
Mañana nos quedaremos en el hotel a descansar y por la tarde a Playa del Carmen.