Atenas y crucero por las islas griegas y Turquía (abril 2017) ✏️ Blogs of Greece

Merendamos y a las 17.00 pm anunciaron la llegada a la isla de Patmos. En este caso, el desembarque era con lanchas.

En Patmos, la excursión a la Gruta del Apocalipsis y el Monasterio de San Juan que ofrecía el crucero era innecesaria porque tranquilamente se podía hacer por cuenta propia. Ni bien se llegaba al puerto, había un puesto de taxis que cobraban 30€ por llevar a 4 personas hasta ambos lugares. Nosotros nos juntamos con otros compañeros de grupo y éramos 5, así que nos llevaron a todos por 40€. La subida también se podía hacer a pie, pero era un trayecto largo y no lo consideramos conveniente dado el poco tiempo que teníamos disponible.

Primero visitamos la Gruta del Apocalipsis (2€), a la que llegamos en tiempo récord porque el taxista iba a toda velocidad siguiendo el camino en zigzag por la ladera de la montaña. Esa rapidez seguramente se debía al hecho de que ni bien el taxista nos dejó a nosotros (nos dijo la hora en que nos iba a pasar a buscar), salió en busca de otros pasajeros y así sucesivamente (aprovechan las escalas de los cruceros para recaudar haciendo múltiples viajes).


En el interior de la gruta propiamente dicha había bastante gente y no estaba permitido sacar fotos; en el resto del lugar no había problema. En la entrada había una pequeña tienda en la que se vendían objetos religiosos.

El tiempo nos alcanzó perfectamente para esta visita. Salimos y nos quedamos unos minutos contemplando las vistas de la isla y a sacando fotos del paisaje mientras esperábamos al taxista, que llegó puntual.

La siguiente parada fue el Monasterio de San Juan (4€). Para llegar tuvimos que caminar unos metros cuesta arriba por una calle empinada y algunos escalones. El lugar es enorme, tiene un lindo patio con plantas y flores y se pueden recorrer sus pasillos y terrazas. Tiene un pequeño museo, que está incluido en el precio de la entrada. En el museo y en el interior del monasterio no se pueden sacar fotos. Desde este lugar también hay unas lindas vistas de la isla.




El taxista nos vino a buscar a la hora acordada, nos llevó de regreso al muelle a la velocidad de la luz y le pagamos el viaje. Caminamos unas cuadras bordeando el mar y luego recorrimos algunas calles con varias tiendas de souvenirs.



Volvimos al barco mucho antes de las 21.00 pm, horario de salida de la última lancha, y fuimos a cenar. Al día siguiente haríamos escala en Rodas.

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Miércoles 26 de abril de 2017

Hoy amanecimos en Rodas y después de desayunar ya estábamos listos para hacer la excursión que teníamos incluida y que empezaba a las 07.15 am. El barco estaba amarrado en el puerto e iba a quedar ahí durante todo el día (en realidad, desde las 07.00 am hasta las 17.30 pm que duraba la escala en la isla), así que no había que depender de lanchas para el desembarque.

Caminamos hasta un micro con el cartel de la agencia que nos llevaría a Lindos para visitar la Acrópolis (12€), primera parte de la excursión. Para llegar a la Acrópolis hay que atravesar el pueblo y sus calles y luego seguir por una colina, siempre cuesta arriba. Hay tramos que son un poco exigentes porque la subida es empinada, pero se puede hacer despacio. También existe la opción de subir en burro. El pueblo de Lindos es muy pintoresco y sus calles laberínticas están llenas de tiendas con productos de todo tipo. Desde el micro caminamos en bajada hasta la plaza del pueblo; nos dijeron que, si a la vuelta no queríamos subir caminando, podíamos tomarnos un colectivo especial que por 0,50€ nos llevaba al lugar donde estacionaba el micro.

Pocos metros antes de la entrada a la Acrópolis, bajando unas escaleras, hay baños. Después de ingresar, nos juntamos todos con la guía y empezamos la visita. Nos pareció muy interesante, no solo por la historia del lugar sino por los paisajes (las vistas del pueblo, el mar y la costa son preciosas).






Nos dieron tiempo para recorrer la zona, sacar fotos y bajar todo el camino que habíamos hecho en subida, hasta llegar a la plaza. Aprovechamos que había un colectivo que estaba por salir y nos subimos para volver al micro, ya que el próximo destino, la segunda parte de la excursión, era la ciudad medieval de Rodas.

Entramos al casco antiguo de la ciudad por una de sus tantas puertas; las enormes murallas que lo rodean son increíbles. Pasamos por la puerta del Palacio del Gran Maestre de los Caballeros de Rodas (que conoceríamos por nuestra cuenta más tarde), atravesamos la Avenida de los Caballeros y llegamos a una pequeña plaza, donde terminaba la visita. Los que querían ir al barco a almorzar podían hacerlo en el micro, que estaba estacionado a media cuadra, y luego debían regresar a pie.


Nosotros nos quedamos y decidimos almorzar en un restaurante del que habíamos leído buenos comentarios en Internet (Tamam), que quedaba a unos 10 minutos de caminata del casco histórico. Cuando llegamos estaba cerrado; eran las 12.30 pm pasadas y el lugar abría a las 13.00 pm. Como sabíamos que había una playa cerca porque habíamos visto un mapa, fuimos e hicimos tiempo ahí. El color azul del agua era impresionante, nos quedamos fascinados con tanto contraste.



Volvimos al restaurante, que ya estaba abierto. Había pocas mesas y se llenó enseguida. Pedimos una entrada de langostinos con verduras y queso feta y de plato principal comimos pastas con mariscos. Como cortesía nos trajeron un postre y nos convidaron un licor típico griego llamado Mastic. La comida nos pareció exquisita, las porciones eran abundantes y la relación precio-calidad fue razonable (gastamos alrededor de 50€).

De regreso en la ciudad medieval, visitamos el Palacio del Gran Maestre de los Caballeros de Rodas (6€). Recorrimos el castillo con sus grandes salones y muebles de época y entramos a un pequeño museo en el que se exhibían distintos objetos encontrados en la región. Se podían hacer fotos en el palacio y en sus salones, pero no en el museo. Nos pareció una visita interesante para conocer un poco más de la historia de la isla.





A la salida del palacio paseamos por la zona comercial: la calle Sokratus, llena de tiendas y restaurantes, y la plaza Hipócrates, muy pintoresca, con su fuente turca. Sacamos fotos e hicimos algunas compras; al menos en los lugares donde entramos, no pudimos regatear (los productos tenían etiqueta con el precio y el mismo vendedor ofrecía un precio menor, pero de ahí no bajaba).


Para llegar al muelle donde estaba amarrado el crucero fuimos bordeando la costa, pero antes nos sentamos un rato en un camino de madera cerca de la orilla a ver el paisaje.


Merendamos en el restaurante de la cubierta 9 mientras veíamos por la ventana cómo se iba alejando la isla de Rodas.

Tras una pequeña siesta reparadora en el camarote, volvimos al mismo restaurante a cenar y nuevamente a dormir; a la mañana siguiente llegábamos a Creta.

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Jueves 27 de abril de 2017

Nos levantamos temprano y desayunamos. El barco ya estaba amarrado en el puerto de Heraklion, la capital de Creta, y como no teníamos excursión incluida estábamos más relajados en cuestión de horarios. Sin embargo, como el barco zarpaba a las 11.30 am, salimos lo antes posible para aprovechar el tiempo.

El atractivo de esta parada era la visita al palacio de Cnosos. Como alternativas a la excursión del crucero, para llegar a este lugar se podía ir en taxi (salía 70€ el viaje ida y vuelta por 4 personas) o en un bus turístico de la compañía "Heraklion Sightseeing Tours", cuya terminal estaba a metros del muelle, el costo era de 15€ por persona y ofrecía un recorrido por distintos puntos, se podía subir y bajar en cada uno de ellos y luego se esperaba el siguiente bus. Nosotros elegimos esta última opción. Otra posibilidad era usar el transporte público (vimos gente que llegaba en colectivo de línea).

En el bus nos dieron un folleto y cada asiento tenía unos auriculares con los que fuimos escuchando las explicaciones (en español) a medida que pasábamos por los diferentes sitios hasta llegar a nuestro destino.

Sacamos la entrada al recinto (15€) y empezamos la recorrida; el lugar es inmenso y está lleno de historia y cultura. Pese a que había algunos carteles explicativos (en inglés y en griego), nos dimos cuenta de que hubiera sido preferible contratar la excursión para aprovechar mejor la visita.






Salimos y nos dirigimos a la parada del bus turístico, a unos escasos metros, y por suerte no tuvimos que esperar mucho porque pasó uno a los cinco minutos. En vez de volver al puerto, decidimos bajarnos en la parada del Museo Arqueológico (Plaza Eleftherias) y caminar por una de las avenidas que desembocaba en la plaza Liontaria, donde se encuentra la llamada fuente de Morosini.


De esta plaza sale una calle llena de tiendas, puestos de souvenirs y restaurantes, que recorrimos hasta llegar a la costa.

Nos acercamos al castillo veneciano de Heraklion, al que no entramos por falta de tiempo.



Nos despedimos de Creta y volvimos al barco a almorzar. Después nos quedamos tomando algo en uno de los salones.

Como hoy era la última noche a bordo del crucero, había que cerrar las cuentas. Aquellos que habían registrado su tarjeta de crédito iban a recibir una hoja con los gastos en la puerta de sus camarotes antes de llegar al puerto del Pireo, en Atenas. Los que habían abierto una cuenta en efectivo, como era nuestro caso, tenían que cerrar la cuenta en la recepción. De todos modos, se podía seguir comprando y consumiendo, solo que había que pagar.

Después de esta gestión, fuimos a merendar y esperamos ansiosos la llegada a la última isla del recorrido: Santorini.

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