Un día en la carretera...y casi una noche
Esta era la ruta para el tercer día de nuestro viaje:
• Esparta*
• Península de Mani (Gitión, Areopoli, Limeni y Stoupa)
• Messene
• Noche en Olimpia
No lo hemos comentado aún, pero la gran “cruz” de este viaje ha sido el tema de las maletas. En el Peloponeso dormíamos cada día en un sitio diferente, lo que nos obligaba a hacerlas y deshacerlas parcialmente a diario.
Como siempre nos recogíamos tarde, terminábamos haciéndolo antes de marcharnos…lo que nos retrasaba algo la partida.
Desayunamos en el primer turno, a las 7:45. No es obligatorio indicarlo, pero a ellos les sirve para organizar las mesas. Desayuno variado y generoso a base de productos básicos. No podíamos pedir más.
A las 9 salimos hacia Esparta.
Sabíamos que es una ciudad fea y con poco interés, pero estando tan cerca nos daba cosa no visitar los dos únicos sitios que podrían merecer la pena: la tumba de Leónidas y su estatua conmemorativa.
Poco que contar, la tumba (goo.gl/maps/obhJKrK5HpiQkbGv6) carece de cualquier tipo de información u ornamentación. Muy triste que ese sea el homenaje del pueblo a su héroe. Podría ser la tumba de cualquier persona anónima o los restos de cualquier edificación antigua.

De nuevo nos pareció triste que la moderna estatua junto al estadio (goo.gl/maps/t9mgBqia3UDubQhF6) fuera, en nuestra opinión, mayor homenaje (aunque sin valor histórico) a este legendario guerrero. Foto obligada, por supuesto.
Hoy tocaba una rápida (y, en consecuencia, injusta) ruta en coche por la península de Mani.
Comenzamos por la ciudad de Gitión, visitando el antiguo teatro (goo.gl/maps/MviJKtZFkNqwsQGBA), situado junto a una base militar. Se ve muy rápido, ya que no queda apenas nada.
Después nos dirigimos a la pequeña península donde está el faro (goo.gl/maps/Rx96CawzSnhrasxc8) y la Torre Tzannetakis (goo.gl/maps/biFq9LBdaZuZap4GA)
Vimos en Google que había una playa cercana con un gigante barco encallado, así que allí fuimos. Se puede encontrar en Google como "Dimitrios Shipwreck” (goo.gl/maps/xhdk8rUU7YePKqCG7)

Supone “perder” unos 45 minutos, ya que la playa está a 15 minutos del faro, y hay que ir, volver y visitarlo. Mejor hacerlo a la llegada, que coge más de paso.
El trayecto del día de hoy era pura improvisación, ya que no habíamos tenido tiempo de buscar sitios de interés y desconocíamos los posibles tiempos de visita de lo que íbamos encontrando.
Nos dimos una vuelta por la playa de Mavrovouni (goo.gl/maps/si5iakvsj2QvDKQS7), que nos cogía de paso, y continuamos hacia Areopoli, nuestra siguiente parada.
Allí no encontramos gran cosa que hacer, salvo pasear por el pueblo. Dimos con un museo eclesiástico-bizantino de Pikoulakis Tower-House Museum (goo.gl/maps/vSYjN3pVtQwjEjN79). Sólo tiene dos salas, que se visitan en menos de 15-20 minutos. La entrada costaba 3 €. Algo cara, pero es lo que menos se despacha en tickets oficiales del Ministerio de Cultura.
El hombre que lo regenta fue atento y le pedimos consejo sobre qué visitar en la zona antes de irnos. No estaba muy convencido, pero nos recomendó, muy acertadamente, visitar a una pequeña iglesia cercana a la que nunca habríamos entrado, San Juan/Άγιος Ιωάννης (goo.gl/maps/hTfhLX3oFQzgshXD6)
Pues bien, tienen unos frescos magníficamente conservados que nos dejaron muy sorprendidos. Visita obligada. Aunque parezca que está cerrada, hay que empujar la puerta.
Pasadas las 13 horas nos dirigimos a Limeni.
Comentar que descartamos la Cueva de Diros porque leímos que está cerrado el tramo de navegación, y no nos merecía la pena bajar para hacer un camino de menos de 50 metros a pie. OJO, han vuelto a abrir los paseos en barca en septiembre, aunque parece que vuelan (ediros.etadwebtickets.gr/?lang=en).
Limeni nos maravilló.
Había varias playas por la zona, pero nos decidimos por ΛΙΜΕΝΙ, ΛΑΚΩΝΙΑΣ (goo.gl/maps/AFTB4yXvLSQ2DN7U8). Un gran acierto.
La zona estaba súper abarrotada y el estacionamiento era harto complicado, así que en lugar de dar vueltas decidimos aparcar en una zona de estacionamiento junto a la carretera, a 5 minutos a pie del primer restaurante (goo.gl/maps/B3CwfLd46YT36Zxk8).
Como era buena hora para almorzar, buscamos en Tripadvisor y nos decantamos por el restaurante Kourmas (goo.gl/maps/afDSH2EPrchN6DFm8). Todo un acierto.
Magníficas vistas, comida y atención. Precio muy bueno para ser primera línea de playa.
Tomamos nuestra primera taramasalata (crema de huevas de pescado), quizás de las mejores del viaje, unas caballas ahumadas a la plancha riquísimas, pulpo extremadamente sabroso a la plancha y un saganaki de gambones (que no langostinos). El saganaki es un guiso con tomate, cebolla, pimiento, aceite de oliva y queso feta. Se toma así o mezclado con marisco, como era el caso. Si bueno estaba el guiso, mejor aún los gambones.

Hicimos la digestión bañándonos y haciendo esnórquel en la entrada al mar del propio restaurante (tienen sombrillas y hamacas), y pusimos rumbo a Stoupa (goo.gl/maps/eV22VySKWRvUeRKA8), donde nos dimos otro baño.
La península de Mani es preciosa, ya que todos sus pueblos tienen una arquitectura muy particular, homogénea y encantadora.
El paisaje era precioso y disfrutamos mucho la ruta en carretera.
Habíamos puesto una hora límite para asegurarnos estar en Messene antes de las 18:30
Messene, Ancient Messene o Messino
Google Maps: goo.gl/maps/z1qaFyfrkJECwmgp9
Web oficial: odysseus.culture.gr/ ...bj_id=2561
Horario de verano: 8-20
Entrada: 10 €
Tiempo aproximado de visita: 1:45
Recomendaciones: dedicarle más tiempo, al menos 3 horas
Dificultad: baja
Comentarios:
Messene es uno de los mejores sitios arqueológicos que hemos visitado. No sólo por su inestimable valor arqueológico y singularidades, sino también por el excelente estado de conservación del sitio y el buen gusto y dedicación de las personas que se encargan de mantenerlo. Un lujazo.

No sabríamos con qué quedarnos pues tiene un teatro, fuente, basílica, Asklepieion, etc.
Pero quizás una de las cosas que más impresiona, por su magnitud y exotismo, es el monumental estadio, así como las tumbas, palestra y resto de imponentes edificios que lo rodean.
La visita suele terminar en el restaurado y bonito Heroon, pero al bajar nos saltamos una parte del pórtico norte del ágora y aprovechamos mientras el personal del sitio iba indicando, sin agobiar, que iban a cerrar. Incluso alguno se ofrecía a realizar explicaciones a los visitantes. Muy agradables.
Justo yéndonos hicimos una genial y curiosa foto de un zorro posado (o más bien posando) sobre un resto arqueológico. Parecía que nos estaba esperando para decirnos algo, ya que fue hacerle la foto y se marchó apresuradamente escondiéndose entre la maleza. Eran varios zorros, y en su huida se cruzaron con algún perro de los alrededores que no dejaba de ladrar.

Después entendimos todo, el zorro se nos apareció para hacernos una advertencia de la que se nos venía encima…un presagio.
Con una tremenda satisfacción salimos de Messene a las 20 horas, con más de hora y media de camino hasta Olympia. O eso pensábamos.

Éramos consciente de que íbamos a conducir de noche por carreteras desconocidas, pero era el precio a pagar si queríamos aprovechar el día
Siguiendo el camino marcado por Google Maps, nos topamos con la colosal muralla antigua y la Puerta de Arcadia (goo.gl/maps/SX4H5yieDKevozP79).
Paramos el coche e hicimos algunas fotos. En ese momento el giro a la derecha que debía obligarnos a cruzar con el coche la citada puerta nos mandó por otro camino, error que pasados unos minutos pudimos enmendar. En ningún momento nos indicó que íbamos mal, pero alejando el zoom caímos en que quería hacernos dar la vuelta varios kilómetros más adelante.
Corregida la ruta, el amigo decidió hacernos tirar por un camino que resultó ser una tortura y la peor experiencia del viaje.
Sin comerlo ni beberlo nos encontramos en un puto de no retorno cruzando olivares que algún iluminado decidió cartografiar en un mal día, pensando que es perfectamente transitable por un coche. Tenemos nuestras de dudas que incluso los tractores quieran pasar por ahí.
Carretera de tierra de labranza y guijarros sueltos. 4 ó 5 kilómetros que se nos hicieron eternos, ya que, aunque fuéramos con el móvil operativo, con GPS, y viéramos que el camino llevaba a “algún” sitio, no sabíamos si nos íbamos a encontrar un socavón o si el coche se iba a quedar encallado en plena oscuridad.
Ruta no apta para cardíacos.
Tras pasarlo un poquillo regular, yendo por momentos a 5-10 km/h, llegamos a una especie de pista forestal que no tenía muy buena pinta, pero cualquier cosa era mejor que el averno que dejábamos atrás. Pasamos por algún que otro pueblo fantasma, sin cruzarnos con nadie y atravesando carretas rodeadas de olivares, aunque ya con mejor asfalto. Hasta que, por fin, pudimos respirar aliviados cuando llegamos a la civilización. Aquella nueva carretera que nos recibía nos pareció una autopista al paraíso.
La ruta “buena” no es que fuera la panacea, porque había que atravesar la montaña de todos modos, pero seguro que no nos habría supuesto perder años de vida…
No alojamos en el Hotel Amalia (goo.gl/maps/mrbDdm1F28iFTdCc7), de lo poco que quedaba a un precio apañado por la zona. Pagamos 83,75 € en régimen AD.
Está a las afueras, y Google Maps nos hizo de las suyas dando una vuelta absurda. Como consejo para Olympia y alrededores, pasad de Google y GPS y guiaros sólo las señales viales. No sería la última vez que lo haríamos, por cierto.
El hotel ofrecía servicios que no llegamos a disfrutar, como una hermosa piscina, pero no lo vimos mal de precio. Es frecuentado por buses de touroperadores tipo Imserso.
Dejamos maletas, cogimos el coche y en menos de 5 minutos ya estábamos en el centro de Olympia. No nos complicamos mucho la vida y paramos a cenar en Symposio tavern (goo.gl/maps/H8pCdq3zXd73Snu3A) un negocio familiar con comida tradicional griega sencilla.
Comimos pastel o empanadilla casera de queso, gyros de pollo y souvlaki de cerdo. Vamos, la comida rápida griega por excelencia, pues era tarde y les faltaban algunas cosas. Pero no estábamos aún con ánimo de estrujarnos mucho el coco. Todo bueno y barato. El personal muy amable, aunque el detalle de tener a los niños sirviendo es un poco feíllo (se ganaron la propina).